Mensajepor Carlos » Mié 16 Abr, 2008 4:00 pm
Reconozco que no tengo una respuesta cabal sobre este tema. Creo que para averiguar esto se tiene que tener en consideración cuatro puntos importantes:
*¿Qué entendemos por amor?
*La capacidad de amar
*La posibilidad de que una sola persona (la persona a la que precisamente amamos) satisfaga todas nuestras expectativas e ilusiones
*El coste relacional
En primer lugar, daré una definición básica, fundamental, elemental, provisional y en la medida breve para tratar de precisar el concepto amor, por ser necesario para comprender el tema que tenemos en tapete.
Pues bien, el amor podría definirse como: un sentimiento que nos mueve a desear el bien del otro (la persona amada) y a sentirnos verdaderamente satisfechos cuando se cumple.
El bien del otro es: el desarrollo de su personalidad, su expansión de conciencia, su productividad, su enriquecimiento espiritual, la adquisición y desenvolvimiento de valores, etc.
No hay que confundir al amor con el enamoramiento y el erotismo, porque estos se caracterizan entre otras cosas por la apetencia posesiva o el afán de posesión, que es una característica que el verdadero amor no tiene.
El amor depende del desarrollo integral de la persona, pero si esta se ha desarrollado muy poco con suma deficiencia, entonces, su amor será precisamente como es su imperfectísimo desarrollo.
Referente al segundo punto, se debe comprender que la capacidad de amar puede ser mayor o menor según los casos e incluso hay personas que no tienen esa capacidad. La capacidad de amar, en la mayor parte de las personas, es en realidad, una semi-capacidad o una capacidad insignificante, lo cual quiere decir que es una capacidad despreciable. Que la capacidad sea insignificante no tiene por qué sorprender, porque, digamos, a juicio de unas cuantas personas y de muchos eminentes pensadores, la mayor parte de las personas es insignificante. Muy pocas personas tienen significancia, entonces que el amor en la mayor parte de las personas sea insignificante se debe a que éste es como éstas personas, es decir, insignificante. Sería ilógico pedir un gran amor a alguien que se caracteriza por su insignificancia (espiritual, escasísima personalidad, su casi-ausencia de méritos, etc.)
Es realmente curioso como la mayor parte de los jóvenes creen tener una gran capacidad de amar, olvidando de esta manera que esta capacidad debe desarrollarse y acrecentarse. Por lo general es en occidente en donde se habla más del amor, y es normal porque precisamente uno habla mucho de lo que no tiene. Digamos que, en occidente, lo que prevalece es la caricatura del amor. El arte de amar brilla por su ausencia (para convencerse de este último punto recomiendo la lectura del libro de Erich Fromm: El arte de amar).
Respecto al tercer punto nos preguntamos si realmente existe una persona que nos satisfaga plenamente y a todas las horas. Que satisfaga todos nuestros anhelos, todas nuestras ilusiones, todas nuestras expectativas. La respuesta es bastante obvia: semejante persona NO EXISTE. A veces sin embargo, pareciera que existe porque hay personas que temporalmente nos satisfacen en todo, pero solo temporalmente, es decir, por un tiempo, pero no siempre.
Esta falta de plenitud en nuestra relación con el otro se nota menos, naturalmente, cuando nuestras exigencias son mínimas y cuando nuestras expectativas e ilusiones son nulas o casi nulas, en caso contrario el otro no nos llenará plenamente.
Que nuestra pareja no pueda llenarnos en todos los sentidos no es una gran deficiencia ni un tremendo defecto, es normal. Creer lo contrario es un disparate, es decir, suponer que existe una persona que nos va a llenar en todos los sentidos y para siempre es un absurdo impresionante; nosotros en nuestra vida diaria no tratamos con dioses ni con diosas, nosotros tratamos con seres humanos comunes y corrientes llenos de defectos, imperfecciones y limitaciones, es obvio que ninguno de esos seres humanos nos va a satisfacer plenamente. Creer lo contrario es absurdo.
Si una sola persona no puede satisfacernos plenamente y si nosotros tampoco (por deficientes e imperfectos) no podemos satisfacer a nuestra pareja plenamente, porque tampoco podemos hacerlo ya que es una cuestión de ida y vuelta, entonces, tal vez podamos hallar una mayor satisfacción fijando la consideración no en una sola persona, sino en dos. De allí viene la posibilidad de amar a dos personas, puesto que entre otras cosas, una no puede satisfacernos.
OJO: Cuando hablo de esto, no me estoy refiriendo al erotismo, ni me estoy refiriendo a la apetencia amorosa, ni a la posesión amorosa. Estoy hablando del sentimiento del amor, no estoy hablando de la pasión amorosa. Cosas bastante diferentes.
En ese sentido si uno tiene la suficiente capacidad de amar (habría que ver y analizar minuciosamente si uno verdaderamente la tiene), es que uno sí puede amar a más de una persona al mismo tiempo y ésta otra persona que amamos de más puede amar a otra persona y así sucesivamente.
Esto en teoría y en principio es así, sin embargo, es discutible en la prática ya que el ser humano es bastante enredado y estúpido, y los que llevan razón y tienen bien puestas las miras y saben lo que quieren son muy pocos. Entonces todo esto es en general, en teoría y en principio.
Por último, el cuarto punto es el coste relacional. Toda relación cuesta, entonces, antes de meterse con más de una relación hay que ver cuánto nos va a costar esa relación, porque si va a ser una sobrefacturación en penas, en preocupaciones, en discusiones, en disgustos, en fin, en una serie de alteraciones del ánimo, entonces sinceramente uno no se va a meter a amar a más de uno porque ya con uno es suficientemente problemático y costoso.