Opinión
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Felipe VI ¡¡¡feliz!!!
Jaime Peñafiel
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Si ha habido un español que en la madrugada del pasado 5 de este florido mes de mayo se sintiera profundamente feliz fue, sin duda alguna, Felipe VI, la persona que más desaires, ataques y humillaciones ha recibido por parte de Pablo Iglesias, ese gusano que se pudrió en crisálida y nunca tuvo alas. Por ello, su marcha le hizo, sin duda alguna, muy feliz porque no hay mayor alegría que la que no se espera.
Humillaciones, descalificaciones y hasta insultos de todo tipo podemos encontrar en las hemerotecas, esa conciencia pública de nuestros días. Empezando por llegar con veinte minutos de retraso a una audiencia con el Rey, el 26 de abril de 2016. En vaqueros, sin corbata ni chaqueta, como en las dos anteriores visitas.
“Me alegro de verte, ¿Qué tal estás?”. Fue el saludo de un sonriente Iglesias que hacía ostensible demostración de ignorar el mínimo protocolo cuando no el debido respeto.
Como también puede comprobarse en las hemerotecas, que no ha habido comparecencia pública de este individuo en la que no haya descalificado e insultado al Jefe del Estado, negándose, siempre y de una manera insultantemente ostensible, a aplaudirle después del discurso en el cuarenta aniversario de las primeras elecciones en democracia, como sucedió el 23 de febrero de este año.
Lo mejor que ha dicho de Felipe VI es que le gustaría lo hubieran elegido los ciudadanos. Y exigirle la abdicación, en numerosas ocasiones. Una de ellas en la cacerolada del 18 de marzo de 2020. Y de “incapaz” lo descalificó el 30 de junio de 2017.
Pero el mayor desprecio sucedió durante los días 7 y 8 de noviembre pasado, durante el viaje oficial de Felipe VI a Bolivia, con motivo de la toma de posesión del nuevo presidente Luis Arce del partido del ex presidente Evo Morales, viaje al que se sumó, por aquello de que se trataba de un presidente de izquierdas, el impresentable señor Iglesias (con perdón por lo de “señor”) aunque él aclaró que “quien decide donde va el Rey es el Gobierno y no al revés por lo que se decidió que el Rey acompañara al vicepresidente” ¡Toma ya!
Y todavía peor, durante esta estancia en Bolivia este tipejo aprovechó para tener una agenda propia y sacar el máximo partido político a su visita con un encuentro confidencial y secreto con el ministro de Asuntos Exteriores de... ¡Venezuela! que tanto irritó al Rey.
Estimado Felipe, alégrate. Estas humillaciones afortunadamente se han terminado. Al menos por parte de Iglesias, la mano de ese impulso soberano que se llama Pedro Sánchez. Tiempo al tiempo.