El príncipe Guillermo y Kate Middleton, el día de su boda, el 29 de abril de 2011.
DUQUES DE CAMBRIDGE
DEL ‘QUÉ BUENA ESTÁ KATE’ A LA GUERRA CONTRA MEGHAN
A lo largo de esta década Kate ha ido aprendiendo cómo ser la perfecta consorte del futuro rey de Inglaterra y uno de los pilares de los Windsor.
L.F. ROMO
FUERON SUFICIENTES 10 MINUTOS, UN un diseño transparente de 30 euros y una casualidad para que el príncipe Guillermo se volviera ciego de amor. Su amiga y compañera de piso y estudios en la universidad de St. Andrews, Kate Middleton, desfilaba en el 2002 en una pasarela benéfica. A priori, ella no tenía que haber sido la percha del diseño de Charlotte Todd, que participaba en el proyecto El arte de la seducción.
Aquel acto fue una premonición y toda una declaración de intereses. “¡Guau, Kate está muy buena!”, comentó el heredero a sus amigos aquella misma noche, tal y como recoge en su libro The Making of a Royal Romance la autora Katie Nicholl. Por mucho que al príncipe la boca se le hiciera agua, poco tenía que hacer, ya que su amiga (entrañable o no) salía con otro estudiante de cuarto curso, Rupert Finch, quien actualmente es un eminente abogado casado con Lady Natasha Rufus Isaacs. En 2003, Guillermo y Kate empezaron a salir.
Pero hubo otros dos, Willem Marx (su primer novio; actualmente es un destacado periodista) y Sir Henry Ropner, heredero de un emporio naviero, en quien se refugió tras la segunda separación de cuatro meses de su príncipe azul, en 2007. A Guillermo tampoco le ha ido mal en su portfolio sentimental, ya que figuran Arabella Musgrave (directora de comunicación de Gucci), Isabella Calthorpe (socialite y actriz), Rose Farquhar (encargada de proyectos especiales en Belvoir Castle), Davina Duckworth-Chad (socialite) y Olivia Hunt (directora ejecutiva en The Arts Club).
Tras su reconciliación, Kate y Guillermo quedaron unidos por un nudo celta invisible. El desfile más importante de sus vidas tuvo lugar el día de su enlace el 29 de abril de 2011 en la abadía de Westminster, el sanctasanctórum de los Windsor. Testas coronadas, descoronadas y aún por coronar se entremezclaron con otros seres de sangre azul y de cuché. En una década, su idílica vida se ha prolongado con el nacimiento de sus tres hijos, Jorge (8), Carlota (7) y Luis (3), pero en lo que va de año tantas mieles se han mezclado con algunas hieles. El matrimonio anda distanciado de Harry y Meghan Markle tras abandonar Frogmore Cottage y cruzar el charco, donde se fueron de la lengua con Oprah Winfrey para airear lo que se esconde tras los muros de la dinastía más conocida del planeta. El Sussexit ha sido la última grieta en los cimientos de La Firma que, unido al fallecimiento del duque de Edimburgo (99), ha puesto en jaque la figura de Carlos de Inglaterra.
ACERCAMIENTO DE HERMANOS
El fallecimiento del marido de Isabel II, que suspendió hace tres días cualquier festejo por su 95 aniversario, ha provocado el primer acercamiento entre los hermanos desde que lo Sussex cruzaran el Atlántico. Tras el funeral, el príncipe de Gales habló en privado durante dos horas con sus hijos para que las heridas empiecen a cicatrizar por el bienestar de la monarca más longeva de la historia británica, que el año que viene protagonizará un hito histórico con el Jubileo de Platino (70 años en el trono).
El comportamiento público de Guillermo y Kate asienta sus raíces en el emperador Julio César cuando comentó aquello de que “no solo hay que serlo, sino parecerlo”, y que tantas veces ha repetido Jaime Peñafiel sobre cómo ha de ser la ejemplaridad de los reyes. A pesar de que por sus venas corre sangre mundana, a lo largo de esta década ha estado aprendiendo cómo ser la perfecta consorte del futuro rey de Inglaterra. Es por ello que, como publicó The Daily Mail, la duquesa de Cambridge ha sido la perfecta virtuosa para que su marido y cuñado acerquen posturas.
En la sombra, la astucia y elegancia de Catalina son pilares fundamentales para seguir pergeñando un cuidadoso plan para que los Windsor vuelvan a ser el emblema del imperio. Y mientras, en el soleado Montecito (California), Meghan Markle, la bruja malvada de esta historia sin baldosines dorados, guarda silencio a la espera del nacimiento de su hija. La llegada de este bebé también será histórica, ya que será el primer nacimiento de un miembro de la familia real en Estados Unidos, un país que siempre ha manifestado una especial reverencia por los arcaicos títulos europeos.
A la espera de que Harry vuelva a pisar suelo londinense el próximo 1 de junio para la inauguración de una estatua para celebrar el que habría sido el 60 cumpleaños de Lady Di, los duques de Cambridge observan desde la barrera del apartamento 1A del palacio de Kensington los avatares de su multimediática familia. Entre las paredes de las cuatro plantas y 20 habitaciones de su hogar aún resuena el jolgorio que se pegaba su tía abuela, la princesa Margarita, que tantos quebraderos de cabeza dio a su hermana.
A lo largo de esta década Kate ha ido aprendiendo cómo ser la perfecta consorte del futuro rey de Inglaterra y uno de los pilares de los Windsor.
EL MUNDO / LOC / 24 ABRIL DE DE 2021