Opinión
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Por un día, los aplausos unificaron las dos Españas
Jaime Peñafiel
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Quienes esto han dicho para justificar su ausencia en la apertura de la legislación no quieren reconocer que España es, desde 1978, una Monarquía constitucional. Eso sí, sin monárquicos aunque con millones de “juancarlistas”.
Tal cosa preocupó siempre a don Juan Carlos ya que suponía un desaire a la Institución. Y le preocupaba entonces y hoy más todavía que esos “juancarlistas” se convirtieran, cuando él abdicara o muriera, en “felipistas”, lo que esta por ver ya que depende del bien hacer del actual Soberano, como ya he comentado en anteriores artículos.
Para quienes no aceptan a Felipe VI como Rey, al menos sí deberían hacerlo como Jefe del Estado, lo que realmente es. Un presidente de la República también lo sería y como tal lo respetaríamos.
En esta nueva legislatura ha habido algunas novedades y en el acto de inauguración hemos visto lo que cambia a algunos el poder y tan rápidamente. Tal es el caso de la impresentable pareja formada por Pablo Iglesias y la inefable Inés Montero que, en 2013, quería mandar al Rey a la guillotina y los Borbones a los tiburones. Hoy les hemos visto aplaudir aunque muy tímidamente sin que se les cayera la cara de vergüenza. Otro que tal anda, el comunista Garzón que también aplaudía. Ello me ha recordado las palabras de Horacio cuando decía “el pueblo me silba pero yo me aplaudo a mí mismo”. Estos tres, junto a Yolanda Díaz y Manel Castell, se han sumado al aplauso en el pleno del Congreso.
El rey Felipe ha dividido lo que parecía imposible dividir a Unidas Podemos: de ignorarle por completo e insultarle antes a los aplausos hoy de los ministros podemitas. Tampoco el PNV quiso aplaudir al rey. Item mas, Pablo Echenique ha alabado el discurso, dejando bien claro que lo hace “como republicano”. Pues qué bien.
Cuando la familia real abandonaba la tribuna se oyó la voz femenina de una espontánea, lanzando vivas a España, al Rey y a la Constitución . Se trata de Tristana María Moraleja Gómez, diputada del PP por La Coruña y concejala del Ayuntamiento de Oleiros.
Ello me ha recordado los agónicos ¡Viva la Constitución, Viva el Rey y Viva España! contra la portavoz de Bildu, Merche Azpurua, durante la investidura de Sánchez.
En este pleno se ha producido algo muy positivo: la desaparición de rojos y azules. Por primera vez, con los aplausos, dejaron de existir las dos Españas. No sé hasta cuándo, posiblemente en el primer debate. Lo ha conseguido Felipe VI, el Rey de todos los españoles y el Jefe del Estado para quienes no le aceptan. Sin darse cuenta de que se trata de la misma persona, queridos.