12 de octubre Dia de La Hispanidad

Un lugar con buen talante y pluralidad democrática donde se debate lo más relevante de la política y la actualidad nacional e internacional.

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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Mar 05 Jun, 2018 6:45 pm


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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Lun 25 Jun, 2018 3:49 pm

La Nación española según la Constitución de 1812


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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Mié 25 Jul, 2018 2:17 pm

Himno a Santiago Apóstol, Patrón de España (25 de julio)


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Mensajepor Invitado » Jue 27 Sep, 2018 6:43 pm



El emocionante homenaje de un pueblo irlandés a los españoles de la Armada Invencible

El pasado sábado 22 de septiembre, en el condado de Sligo al norte de Irlanda, se izó la bandera de España para recordar a los españoles que naufragaron allí el 26 de septiembre de 1588.

Después del intento de invadir Inglaterra por parte de la Grande y Felicísima Armada Española, los galeones Santa María de la Visión, Julianía y La Lavia, encallaron en la playa de Streedagh, cerca de Grange, al norte de Sligo. De los 130 barcos iniciales, más de un tercio no regresaron. Hasta 1.100 soldados a bordo de estos barcos murieron cruelmente en la playa de Streedagh.

Este evento conmemorativo, de carácter anual cumple su octava edición, contó con la presencia del Ministro de Justicia e Igualdad, Charlie Flanagan para su inauguración en el Centro de Visitantes en Old Courthouse en Grange. Además, acudieron varios mandos de la Armada que viajaron al lugar a bordo del OPV Atalaya.

El festival Recordando la Armada se celebró en Streedagh y Grange el fin de semana del 21 al 23 de septiembre.

https://www.spanisharmadaireland.com/




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Mensajepor Invitado » Vie 05 Oct, 2018 1:20 pm


LEPANTO: LA GRAN GESTA ESPAÑOLA… CANTADA POR UN INGLÉS

Hoy, viernes 5 de octubre de 2018, el director de www.hispanidad.com, recuerda que los españoles deberíamos celebrar el aniversario de la batalla de Lepanto.

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Mensajepor Invitado » Lun 08 Oct, 2018 12:46 pm


LOS INGLESES ANIQUILARON A LOS INDIOS, LOS ESPAÑOLES NOS CASAMOS CON LAS INDIAS

Hoy, lunes 8 de octubre de 2018, el director de www.hispanidad.com, sugiere que los políticos españoles deberían retomar el proyecto de la hispanidad.

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Mensajepor Invitado » Vie 12 Oct, 2018 1:13 pm


ESPAÑA CONQUISTÓ AMÉRICA CON EL TESTAMENTO DE ISABEL I: PARA CRISTO

Hoy, viernes 12 de octubre de 2018, el director de www.hispanidad.com, recuerda cómo se forjó la hispanidad.

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Mensajepor Invitado » Vie 12 Oct, 2018 5:28 pm


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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Sab 13 Oct, 2018 4:02 am



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Mensajepor Invitado » Dom 14 Oct, 2018 9:00 pm


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Mensajepor Invitado » Vie 19 Oct, 2018 2:59 pm

Yokoi Kenji Díaz, entre Bogotá y Yokohama


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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Lun 29 Oct, 2018 2:53 am

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Hispanidad ¿mala palabra?

Gracias a la llegada de los españoles, América Latina pasó a formar parte de la cultura occidental y a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento y el Siglo de Oro

Mario Vargas Llosa


En un artículo muy bien escrito, como suelen ser los suyos, Antonio Elorza explica el disgusto que le causa la palabra Hispanidad, que asocia al racismo nazi y al franquismo (EL PAÍS, 17 de octubre, 2018). A mí su texto me recordó a los indigenistas, que la asociaban sobre todo a los “horrores de la conquista española”, es decir, a la explotación de los indios por los encomenderos, a la destrucción de los imperios inca y azteca y al saqueo de sus riquezas.

Quisiera discutir esos argumentos negativos y reivindicar esa hermosa palabra que, para mí, más bien se asocia a las buenas cosas que le han ocurrido a América Latina, un continente que, gracias a la llegada de los españoles, pasó a formar parte de la cultura occidental, es decir, a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento, el Siglo de Oro y, en resumidas cuentas, de sus mejores tradiciones: los derechos humanos y la cultura de la libertad.

La conquista fue horrible, por supuesto, y debe ser criticada, al mismo tiempo que situada en su momento histórico y comparada con otras, que no fueron menos feroces, pero que, a diferencia de la que integró América al Occidente, no dejaron huella positiva alguna en los países conquistados. Y es preciso también recordar que España fue el único imperio de su tiempo en permitir en su seno las más feroces críticas de aquella conquista —recordemos sólo las diatribas del padre Bartolomé de las Casas— y de cuestionarse a sí misma sobre ese tema, estimulando un debate teológico sobre el derecho a imponer su autoridad y su religión sobre los habitantes de aquellos territorios.

La situación de los indígenas es bochornosa en América Latina, sin duda, pero, hoy, las críticas deben recaer sobre todo en los Gobiernos independientes, que, en doscientos años de soberanía, no sólo han sido incapaces de hacer justicia a los descendientes de incas, aztecas y mayas, sino que han contribuido a empobrecerlos, explotarlos y mantenerlos en una servidumbre abyecta. Y no olvidemos que las peores matanzas de indígenas se cometieron, en países como Chile y Argentina, después de la independencia, a veces por gobernantes tan ilustres como Sarmiento, convencidos de que los indios eran un verdadero obstáculo para la modernización y prosperidad de América Latina. Para cualquier latinoamericano, por eso, la crítica a la conquista de las Indias tiene la obligación moral de ser una autocrítica.

Las civilizaciones prehispánicas alcanzaron altos niveles de organización y construyeron soberbios monumentos. Desde el punto de vista social, se dice que los incas eliminaron el hambre de su vasto imperio; que en él todo el mundo trabajaba y comía. Una formidable hazaña. Pero, no nos engañemos; pese a todo ello, eran todavía sociedades bárbaras, donde se practicaban los sacrificios humanos y donde los fuertes y poderosos sometían brutalmente y esclavizaban a los débiles.

Gracias a la Hispanidad varios cientos de millones de latinoamericanos podemos entendernos porque nuestro idioma es el español, una lengua que nos acerca y nos enlaza dentro de una de las muchas comunidades que constituyen la civilización occidental. Qué terrible hubiera sido que todavía siguiéramos divididos e incomunicados por miles de dialectos como lo estábamos antes de que las carabelas de Colón divisaran Guanahaní. Hablar una lengua —haberla heredado— no es sólo gozar de un instrumento práctico para la comunicación; es, sobre todo, formar parte de una tradición y unos valores encarnados en figuras como las de Cervantes, Quevedo, Góngora, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, y de aportes nuestros tan singulares a ese legado como Sor Juana Inés de la Cruz y el Inca Garcilaso de la Vega, para nombrar sólo a dos clásicos.

Yo no soy creyente, pero muchos millones de hispanoamericanos lo son, y la religión, o el rechazo de la religión, son dos maneras de prolongar en América unas formas de ser y de creer que proceden de Occidente y refuerzan nuestra pertenencia a la civilización que —hechas las sumas y las restas— ha contribuido más a humanizar la vida de los seres humanos y a su progreso material y social. También forman parte de la tradición occidental las satrapías y el fanatismo, y esas siniestras dictaduras como las de Hitler y de Franco, pero sería mezquino y absurdo considerar que es esa deriva del Occidente —como el antisemitismo— la que se encarna en la Hispanidad, un concepto que esencialmente se refiere a la muy rica lengua en la que nos expresamos más de quinientos millones de personas en el mundo de hoy.

La Hispanidad es un concepto muy ancho, por supuesto, y aunque sin duda los conquistadores se cobijan en él, y también los inquisidores, y los dictadorzuelos de toda índole que ensucian nuestra historia, en él están presentes los mejores pensadores y poetas y luchadores por las buenas causas —la libertad, la más importante de ellas— que hemos tenido en España y en América, y los héroes civiles y anónimos que dedicaron su vida a ideales que siguen siendo actuales y admirables. Sería aberrante creer que España es sólo Franco; también lo son los millones de demócratas que sufrieron por serlo persecución, cárcel y fusilamiento, o un exilio de muchos años.

Las peores matanzas de indígenas se cometieron, en países como Chile y Argentina, después de la independencia


La Hispanidad en nuestros días es la transición pacífica que asombró al mundo por la sensatez que mostraron los dirigentes políticos de todos los partidos y tendencias y la Constitución más admirable de la historia de España que ha garantizado las instituciones democráticas y el extraordinario progreso que ha vivido el país en estos cuarenta años de libertad. Soy testigo de esto que digo. Llegué a Madrid como estudiante en agosto de 1958 y España era entonces un país subdesarrollado, con una dictadura severísima y una censura tan estricta que tenía a la sociedad como embotellada en una atmósfera de sacristía y cuartel, donde había que sintonizar todas las noches la radio francesa para enterarse de lo que estaba ocurriendo en España y en el resto del mundo. Viajar en aquellos años por ciertas regiones era encontrarse con pueblos sin hombres —se habían ido a trabajar a Europa—, de pésimas carreteras y unos niveles de pobreza que se parecían mucho a los de América Latina. La transformación de este país en pocas décadas ha sido poco menos que prodigiosa, un verdadero ejemplo para el mundo de lo que es posible hacer cuando se trabaja y se vive en libertad y se aprovechan las oportunidades que permiten el ser parte de una Europa en construcción.

En aquellos dos primeros años de mi estancia en Madrid sólo soñaba con terminar las clases en la Complutense y partir a París. Muy ingenuamente asociaba Francia con un paraíso de las letras y las artes y los debates políticos de ese elevado nivel que permitían y estimulaban una alta cultura y la libertad. Buscando eso mismo, hoy llegan a España muchos jóvenes de toda América Latina, artistas, escritores, músicos, bailarines, que vienen aquí buscando aquello que hace unas décadas buscábamos nosotros en París. El 12 de octubre celebra, no los años oscuros y la pesada tradición de censura, represiones, guerras civiles y oscurantismo, sino que la España de hoy día haya dejado atrás todo aquello y ojalá que sea para siempre. No hay razón alguna para avergonzarse de lo que representa la palabra Hispanidad, la que, dicho sea de paso, ahora rima con libertad.

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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Lun 29 Oct, 2018 2:55 am


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12 de octubre Dia de La Hispanidad

Mensajepor Invitado » Lun 29 Oct, 2018 10:34 am



Fuerte Mosé: negros de Estados Unidos recuerdan con orgullo su pasado español

Ondea el Aspa de Borgoña en Estados Unidos. Un afroamericano empuña la bandera imperial española, al frente de una columna de soldados negros y blancos que lucen uniformes españoles.

Así celebró su 450 aniversario la ciudad más antigua de los EEUU continentales
Emocionante homenaje en Filipinas a los soldados españoles que defendieron Baler

Esta escena se repite año tras año a mediados de junio en San Agustín (en inglés St. Augustine). Ya os hablé hace dos años de esta localidad de Florida, la más antigua ciudad continental de EEUU, pues cada mes de septiembre celebra su fundación por Pedro Menéndez de Avilés, y lo hace con la localidad llena de banderas rojigualdas y recordando con orgullo su pasado español.



El 25 de junio de 1740 se libró en San Agustín una batalla entre españoles e ingleses: la Batalla del Fuerte Mosé, una lucha que tuvo lugar en el marco de la Guerra del Asiento (1739-1748), una contienda entre ambos imperios que tuvo su epicentro en los territorios españoles del Caribe, que en el bando español contó con oficiales tan insignes como Blas de Lezo (en Cartagena de Indias) y que terminó con una derrota inglesa. La Batalla de Fuerte Mosé es recordada en EEUU como “Bloody Mose” (Mosé sangriento) por su extrema dureza. Pero antes de entrar en pormenores sobre este combate, tenemos que remontarnos un poco más atrás en el tiempo.

Florida: un santuario español para los esclavos que huían de los británicos

La fascinante historia de Fuerte Mosé se remonta a 1687, cuando España empezó a ofrecer asilo a los esclavos negros que huían de las colonias británicas de Norteamérica (los llamados “cimarrones”). Estos huidos, a menudo, eran esclavos raptados por los británicos en África, donde habían sido libres. En el Imperio español, igual que en el británico, existía entonces la esclavitud, pero los esclavos españoles, por las leyes hispanas y las costumbres católicas, recibían un trato mucho mejor que los esclavos de las colonias británicas, pudiendo tener pertenencias propias y manteniendo la unidad de sus familias. Por otra parte en Florida, entonces territorio español, había muchos negros libres. Para los cimarrones la Florida española se había convertido en una puerta a la libertad. En 1693 la Corona española puso dos condiciones a los esclavos asilados para poder vivir libres en Florida: que abrazasen la fe católica -la religión oficial del Imperio- y que contribuyesen a la defensa del territorio. Se formaron milicias negras con los esclavos huídos, para defender la Florida española frente a los ataques ingleses. Estos hombres formaron en San Agustín un asentamiento que también acabó acogiendo a indios americanos que se habían quedado sin hogar durante la Guerra de la Reina Ana (1702-1713), entre Inglaterra y Francia.



Hasta la “última gota de sangre en defensa de la Gran Corona de España”

Uno de los cimarrones que acabó al servicio de España fue Francisco Menéndez, un criollo cuya vida es digna de una película. Su nombre original era Mandinga y había vivido libre en la Angola portuguesa hasta que fue secuestrado por tratantes de esclavos y llevado a la Carolina británica. Mandinga consiguió huir y vivió con los indios yamasee, en el nordeste de Floria, luchando junto a ellos contra los ingleses. En 1724 Mandinga llegó a San Agustín, donde se le concedió asilo, tomando el nombre español de Francisco Menéndez tras bautizarse en la fe católica.



Francisco ayudó en la defensa de San Agustín frente a los ingleses en 1727, donde forjó su reputación de líder, cuando sólo era un adolescente, convirtiéndose en el comandante del Fuerte de Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, más conocido como Fuerte Mosé, tras su construcción en 1738 (Francisco ya tenía 24 años para entonces), cuando el asentamiento de esclavos huidos de San Agustín cobijaba ya a más de 100 cimarrones, entre hombres, mujeres y niños. Deseosos de vengar las penurias de su esclavitud y movidos por un fuerte patriotismo y gratitud hacia España, los milicianos de Menéndez juraron ser “los enemigos más crueles de los ingleses” y derramar hasta su “última gota de sangre en defensa de la Gran Corona de España y la Santa Fe”.



Los ingleses consiguen tomar Fuerte Mosé

En junio de 1740 los ingleses pusieron a prueba el fervor patriótico y la lealtad de los hombres de Menéndez con un ataque al Fuerte Mosé, encabezado por el coronel John Palmer al frente de 170 hombres pertenecientes a la milicia colonial de Georgia, highlanders escoceses del 24º Regimiento de Infantería e indios que estaban con los británicos, que asesinaron a algunos de los habitantes negros del fuerte español. Los ingleses consiguieron tomar el Fuerte Mosé, con el objetivo final de conquistar y arrasar San Agustín.

El contraataque español y la bravura de los milicianos negros

El gobernador español, Manuel de Montiano, ordenó un contraataque en el que tomarían parte 300 hombres, entre tropas regulares, milicias negras e indios semínolas afectos a España. Las tropas regulares fueron comandadas por el capitán Antonio Salgado; las milicias negras y los semínolas estuvieron bajo el mando de Francisco Menéndez. El asalto se hizo en la madrugada del 25 al 26 de junio, antes del amanecer -entonces no era habitual combatir de noche-, y los españoles pillaron por sorpresa a los ingleses, masacrándoles en un combate en el que se llegó a la lucha cuerpo a cuerpo. Fuerte Mosé quedó destruido, pero la victoria española frenó la ofensiva británica, al dar tiempo para la llegada de refuerzos procedentes de La Habana. Las milicias negras de Menéndez combatieron con una bravura que mereció los elogios del gobernador español de Florida. Como el fuerte había sido arruinado, a los cimarrones se les permitió asentarse en San Agustín, con los mismos derechos que los españoles que residían en esa localidad.



Menéndez, nuevamente cautivo y esclavo de los ingleses

Poco después de estos hechos, Francisco Menéndez y algunos de sus hombres se unieron a un barco corsario que recibía el apoyo de la villa de San Agustín, con el infortunio de ser capturado en 1741 por un buque británico que tenía el significativo nombre de “Revenge” (Venganza). Cuando los ingleses descubrieron quién era, amenazaron con castrarle en venganza por la sangrienta Batalla de Fuerte Mosé. Finalmente le sometieron a un castigo brutal: 200 latigazos, echándole sal en sus heridas para que no curasen. Después le volvieron a someter a la condición de esclavo en las islas Bahamas. Contra toda esperanza, Francisco consiguió huir de nuevo y volver a San Agustín, donde el Fuerte Mosé fue reconstruido en 1752, siendo él su comandante, ya con 38 años.

El final del Fuerte Mosé y la marcha de los milicianos de Menéndez

En 1763 España cedió Florida a Inglaterra, y los negros de Mosé se negaron a vivir bajo la bandera británica, por lo que se marcharon a la isla española de Cuba. Francisco Menéndez se mudó con su esposa, Ana María Escovar, a la provincia cubana de Matanzas, creando una comunidad llamada San Agustín de la Nueva Florida, mudándose después a La Habana. Es ahí donde se perdió el rastro de Menéndez y de sus milicianos negros. Se especula con que algunos se uniesen a la milicia de La Habana y que una parte de ellos, o sus descendientes, pudiesen volver a Florida con la expedición de Bernardo de Gálvez en 1781. Cuando dos años más tarde Florida volvió a ser española, el Fuerte Mosé estaba en ruinas y no fue reconstruido.


El bosque en el que se ubicaba originalmente el Fuerte Mosé (Foto: Ebyabe / Wikimedia)

Lo que queda de Fuerte Mosé en la actualidad

En 1812 fuerzas estadounidenses ocuparon lo que quedaba del Fuerte Mosé, siendo expulsadas por los españoles, que decidieron destruir el viejo y ruinoso fuerte para impedir que volviese a ser tomado. Hoy en día apenas queda rastro de él, salvo un pequeño bosque que recuerda su ubicación, bosque que en 1994 fue declarado Monumento Histórico Nacional de EEUU.


Letrero del Parque Histórico Estatal de Fuerte Mosé, en Florida (Foto: Ebyabe / Wikimedia)

Como ya he señalado, en la actualidad, todos los años y a mediados de junio, un grupo de estadounidenses recuerda la Batalla de Fuerte Mosé con una recreación en la que hombres blancos y negros vuelven a vestir uniformes españoles y a ondear la bandera del Aspa de Borgoña. Esos afroamericanos recuerdan con orgullo su pasado español, puesto que gracias al asilo que concedió España a aquellos cimarrones, Fuerte Mosé fue el primer asentamiento de Norteamérica formado por negros libres.


Recreadores de la Batalla de Fuerte Mosé, Florida (Foto: Florida State Parks)

Para terminar, podéis ver aquí un vídeo de la recreación de la Batalla de Fuerte Mosé, concretamente de la celebrada el 21 de junio de 2014:



http://www.outono.net/elentir/2017/07/1 ... o-espanol/

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Mensajepor Invitado » Dom 11 Nov, 2018 7:13 pm

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La ciudad de Los Ángeles retira una estatua de Colón para eliminar la "falsa narrativa" de que descubrió América

"Comenzamos un nuevo capítulo de nuestra historia en el que aprendemos de errores pasados para que ya no estemos condenados a repetirlos", declara Hilda Solís, miembro de la junta de Gobierno de la ciudad.




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