Esta semana, toda la prensa europea y la española menos, se ha hecho eco de una información recogida incluso en portada. Me refiero a la revista alemana, “Neve Post”, una especie de Hola sensacionalista o la francesa “Point de Vue”, con especial atención a la vida y milagros de las familias reales.
El titular de la portada no podía ser más explícito y rotundo : “ Felipe y Letizia ¡se acabó !”.
En el interior de la publicación germana ofrecen todas las claves de un presunto divorcio que la revista da por hecho. Sin pies ni cabeza. Incluso especulan sobre el futuro de Leonor y Sofía, las hijas del matrimonio pero, sobre todo, de cual será el amargo destino de la consorte real.
Les confieso que hay días y semanas que me propongo no ocuparme de tan inefable pareja de la que, según los lectores, parece soy un experto. Verdad o mentira, reconozco me sobra información que me llega por vía postal, por WhatsApp, por teléfono ó a viva voz.
Unas veces, anónimamente. Son las mas “interesantes”. Tengo la costumbre, por ética y estética profesional, no hacerme eco de este tipo de información aún a riesgo de perder la “exclusiva”.
Cierto es que intento investigar, discretamente, tales “rumores”, la mayoría sin fundamento. Pero cuando mi informador se identifica con su nombre, apellido y DNI, me tiro de cabeza a la “piscina” y lo publico a sabiendas de ser desmentido.
Lo de la revista “Nevé Post” sobre el divorcio de Felipe y Letizia, es el resultado de haber oído campanas sin saber donde. Asumo la parte de “culpa” que puedo tener.
Con motivo del lamentable y bochornoso incidente público de la catedral de Palma de Mallorca (por menos se han divorciado algunas parejas), se recordó el mal talante y el mal carácter que la inefable consorte manifiesta cuando el “temperamento” aflora ante cualquier contrariedad. Entre otros, cuando, en agosto de 2013, abandonó Marivent y Palma dejando allí a su marido y a sus hijas para volar en solitario a Madrid. Se publicó entonces que, al parecer, el rey Juan Carlos, viendo el disgusto de su hijo, le dijo: ¡Divórciate! Como podía haber dicho “¡déjala! .
Pienso que esta palabra ha sido suficiente para que los alemanes hayan montado su historia, hoy por hoy, sin fundamento. Mañana Dios dirá…
Peor ha sido lo que, recientemente, otra publicación extranjera, en este caso italiana, ofrecía otra “gran exclusiva”, todavía con menos fundamento si cabe e incluso ridícula: La reina Sofía enamorada de Alfonso Díez, el viudo de la duquesa De Alba.
Era tan absurda, ridícula y demencial que ni un mentís oficial u oficioso salió de los protagonistas. Se desmentía sola.
Si la prensa extranjera o determinada prensa no es seria , seámoslo nosotros. Bastante está sucediendo ya en nuestra Familia Real y lo que está por suceder, para que encima nos hagamos eco de lo que se publica fuera.
Como dijo don Miguel de Unamuno, en un mal día : “ ¡Que inventen ellos!”.