Letizia Ortiz: caballo de Troya
Letizia humilla a Felipe en público
La prensa portuguesa acusa a Letizia Ortiz de "humillar en público" a Felipe VI
La revista Flash asegura que "Letizia es frívola" y que es la culpable de que el Rey de España se haya alejado de su familia.
La relación de los reyes de España ha traspasado fronteras. Ya no solo le importa a la prensa española cómo va el matrimonio, también a la extranjera, como se puede ver en la revista Flash que titula: "Letizia humilla a Felipe en público".
Además, el magacín portugués asegura que la Reina "es frívola y ha alejado a Felipe de su familia". Añade que el matrimonio está en crisis y culpa a la expresentadora por su mal carácter, ya que "ella humilla a Felipe en público desde el primer día, desde el famoso 'Déjame terminar' de su pedida de mano".
Flash la califica como una persona "frívola, demasiado perfeccionista, egoísta, distante y obsesionada con su imagen", plasmando la mala imagen que tienen de ella. Esta no es la primera vez que la prensa extranjera critica a Letizia ortiz por su carácter distante y frío. La revista Bunte la describió como 'la condesa del terror'.
http://www.flashvidas.pt/a_ferver/detal ... blico.html
Letizia humilla a Felipe en público
La prensa portuguesa NO acusa a Letizia. Solo se hace eco de lo que dicen los españoles.
Texto de la revista
Letizia está a ser alvo de várias críticas por parte dos espanhóis, que a acusam de humilhar o marido em público, ao mostrar-se cada vez mais distante de Felipe VI em actos oficiais.
Alguns membros do povo começam a descrever a rainha de Espanha como uma pessoa fria e de mau feitio, e acreditam que o casal está a passar por uma grave crise conjugal.
Está en portugués pero se entiende perfectamente.
No me gusta Letizia pero menos me gustan las manipulaciones dignas de la freidora.
Texto de la revista
Letizia está a ser alvo de várias críticas por parte dos espanhóis, que a acusam de humilhar o marido em público, ao mostrar-se cada vez mais distante de Felipe VI em actos oficiais.
Alguns membros do povo começam a descrever a rainha de Espanha como uma pessoa fria e de mau feitio, e acreditam que o casal está a passar por uma grave crise conjugal.
Está en portugués pero se entiende perfectamente.
No me gusta Letizia pero menos me gustan las manipulaciones dignas de la freidora.
Letizia Ortiz: caballo de Troya
Errores de Protocolo | Vulgaridad y populachería vana de la reina Letizia en exteriores
NO CABE A UN ROYAL CONDUCIRSE EN EXTERIORES BAJO LA VULGARIDAD POPULACHERA, PROSCRIBIENDO ASÍ LA DISTANCIA REGIA.
Decía el señor Mateo Sagasta en una memorable disertación ante las Cortes españolas, en el mes de junio del año 1872 (concretamente en la sesión del día 8), con ocasión de los debates acerca del Discurso de la Corona para abrir la legislatura, que por la populachería se establece una especie de puja de liberalidad en la cual nadie quiere quedarse atrás, todos van más adelante de lo que sus propias convicciones y las conveniencias del país les aconsejan; por la populachería (seguía diciendo el insigne diputado español) se aceptan muchas veces principios que, antes, por convicción se rechazaban, por la populachería, en fin, se adoptan ciertas direcciones y se establecen ciertas corrientes peligrosas para los mismos que las adoptan y las establecen. No reconozo nada más terrible para el Partido Liberal (proseguía) que la populachería, pues por la populachería se ve muchas veces a los hombres ir a donde no debían ir y, cuando ven la profundidad del abismo a cuyo borde han llegado sin apercibirse, entonces huyen espantados como la gallina que, empollando huevos de un águila, huye espantada de sus propios hijuelos. Y yo afirmo: ¡qué vigencia perpetua tienen estas sabias palabras, más de un siglo después de proferidas por el señor Sagasta!
Debemos reconocer que se ha estudiado poco la funcionalidad de los royals en exteriores. Generalmente se entiende que la representación comediográfica de las monarquías, a través de su guión director que es la regla protocolaria, se ha de desenvolver en el interior de palacio o en ámbitos cerrados que, aunque sean a cielo abierto, no pasen de ser patios, cubiertos o no. Las actividades de los royals en exteriores suelen tener un marcado acento de reencuentro con el populacho, bien desde el coche o la carroza abiertos, bien desde una balconada, saludando desde la aeronave, acaso en un parque inaugurando una feria o en un acuartelamiento, pero siempre respetando la distancia regia, sin entrar en circularidades ni en usos de corrillo. Pero la funcionaria royal Letizia La Fiztizia, como vemos en la videola, confunde la relación de un royal con la gentecilla, siempre voluble y de suyo anárquica, con la confusión y la mezcolachería. Lo hace en plena calle, sin preparación de ornamentos de ningún tipo, improvisadamente, con rápido despacho y superficial ejecutoria, lo que no casa con la serenísima alteza y el donaire de suave equilibrio que ha de estar en cualquiera de los gestos de un royal, cayendo en la vulgaridad, en la populachería, que destruye el principio de autoridad y deja que el populacho tome la Institución de la monarquía a chacota despendolada. Ni el peinado, ni el atuendo, ni el coche de Estado exaltan la majestad royal, todo es vano, cual semilla loca de estío.
Doce tormentas para doce años de matrimonio.
PREGUNTAS. MIGUEL ÁNGEL MELLADO
Doce tormentas para doce años de matrimonio. ¿Y un rayo de sol?
1. Cuando en mayo marcea... Sí, el abuelo Paco, Francisco Rocasolano, era muy dado a los refranes. No es descabellado suponer cuál se le vendría a la cabeza al observar cómo amaneció aquel 22 de mayo de 2004, día de la boda de su nieta. ¿Cuántas veces se habría referido al dicho popular “Cuando en marzo mayea, en mayo marcea” al subir a un pasajero en el taxi en una jornada imposible de conducir en la ciudad? Y desde Julio César se sabe bien que marzo, con sus idus y sus odios, no es mes de felices presagios.
El día de la boda del príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, con la periodista Letizia Ortiz no llovió sobre Madrid, jarreó. Solo la templanza del novio consiguió aplacar el carácter tempestuoso de la novia, enfundada en su vestido de Manuel Pertegaz, con su cola de 4,5 metros de larga, festoneada con blasones de la familia de él, y elegantemente rematada ella con una tiara de la reina doña Sofía, también de la familia de él. No había espacio para dudar del signo familiar imperante que presidiría la nueva vida de la 'ex' periodista. El abuelo Rocasolano pensó en el refrán, escrito por Verlaine de otra manera: “Llora mi corazón / Como llueve en la ciudad / ¿Qué languidez es esta / Que invade mi corazón?”. El mal augurio era el mismo.
2. La decepción de Felipe. En las relaciones en pareja siempre pasa. Las gracias primeras se convierten en gracietas y acaban siendo insoportables. Les pasó a doña Letizia, que se le vino el palacio encima, y a don Felipe, a quien tanta espontaneidad marital, una de las razones de su enamoramiento, le desestructuraba a veces. Amigos, sobre todo amigas, comenzaron a escuchar pronto de Letizia que no aguantaba tanto protocolo. Ahí comenzaron las desavenencias tempranas, amortiguadas por la inconmensurable capacidad de dominio del esposo. Que la futura reina de España rompiera el protocolo en la boda del llamado príncipe Nicolás de Grecia, en agosto de 2010, cuando se levantó en mitad de la cena para sentarse al lado de su marido, era asumible. Que se quejara, en un acto oficial, del daño que la hacían los zapatos, también. Incluso que comiera pipas en la calle con su guardaespaldas. Pero eso de salir con sus amigas cuando ella quisiera, donde quisiera y volviera a la hora que ella quisiera, sin el menor asomo protocolario, era inadmisible.
Paloma Rocasolano, Juan Carlos I, don Felipe y doña Letizia, doña Sofía y Jesús Ortiz.
3. Choque con don Juan Carlos. La mayor tormenta en palacio se produjo en el año 13 (2013), aunque no fuera martes. Entre el todavía rey don Juan Carlos I con los Príncipes de Asturias, debido al comportamiento heterodoxo de doña Letizia. Según ha sabido este preguntón, hubo dos reuniones críticas y decisivas en días diferentes de ese año. Marcarían el sino del matrimonio Borbón-Ortiz. Don Juan Carlos, aún con ímpetu pese a sus problemas físicos, planteó crystal clear a los Príncipes de Asturias que así no podían seguir al poner en peligro la institución.
Apareció la palabra tabú: divorcio. Y con todas sus consecuencias, que en este caso era cumplir hasta la última coma de las capitulaciones firmadas por doña Letizia antes de casarse. En caso de divorcio, la madre renunciaría a los hijos si los hubiera, porque el primero reinaría en España. En una de estas reuniones doña Letizia, según fuentes solventes, levantó la voz a don Juan Carlos, como nunca le había sucedido a éste. A doña Letizia no le importaba perder todo, pero jamás renunciar a su hijas, lo que más amaba y ama en el mundo. “Así la hemos aplacado y tranquilizado”, confesó semanas después don Juan Carlos a un amigo. Y el matrimonio continuó hasta convertirse en reyes en junio de 2014, cada uno interpretando su papel.
Posado de don Felipe y doña Letizia junto a sus hijas con motivo del 40 cumpleaños de doña Letizia.
4. Otra ruptura en palacio. La tormenta del día de la boda se transformó en tsunami en las familias Borbón Grecia y Ortiz Rocasolano. La boda del heredero inició el progresivo enfriamiento de él con sus hermanas, como pasa hasta en las mejores familias. Con la infanta Elena, tan unida a don Juan Carlos, no había empatía. Con Cristina, la ruptura fue total al estallar el caso Nóos.
Y esto afectó a las relaciones casi maternales de Letizia con su suegra. La entonces princesa de Asturias interpretó que el apoyo público de doña Sofía al matrimonio Urdangarin erosionaba el papel de don Felipe y, por ende, de su hija y heredera doña Leonor. Hasta el punto que, según publicó la periodista Pilar Eyre, doña Sofía se quejó a una prima alemana de las dificultades para ver a sus nietas Leonor y Sofía. Cuando Felipe de Orleans, tutor de Luis XV, vendió la mitad de los caballos de la cuadra del rey, Voltaire escribió: “Mejor hubiera sido vender la mitad de los asnos de dos patas que el monarca había heredado”. Eso ha pensado doña Letizia de la familia de su marido.
La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin seguidos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en la boda de don Felipe y doña Letizia.
5. El ex marido leal. Paradojas de la vida: Zarzuela entraba en estado de pánico al pensar qué podía soltar el primer marido de ella, Alonso Guerrero. Doce años después, el profesor de Literatura ni provocó tormenta alguna ni lluvia. En términos de estabilidad, Guerrero, republicano, ha sido el más leal ciudadano para la institución monárquica. Renunció con su silencio a cientos de miles de euros y a vender libros con la publicidad. Su mayor atrevimiento ha sido el título de su última novela, Un palco sobre la nada, en el que Letizia y Felipe se han debido de sentir a veces.
6. El primo infiel. David Rocasolana se convirtió en 2013, año en que cayeron truenos y rayos sobre Palacio, en atroz pesadilla. Forma parte del big bang habido en ambas familias en estos 12 años. El libro Adiós, Princesa, firmado por David, fue como un rayo lanzado por Júpiter contra los mortales: la pareja y la monarquía. No es difícil colegir por qué fue llamada a capítulo doña Letizia en 2013, con la amenaza de divorcio. El libro revelaba el aborto de la hoy reina, supuestamente cometido poco antes del anuncio de compromiso con don Felipe en aquel lejano noviembre de 2003. El abogado Rocasolano desaconsejó a su prima la firma del documento de cinco folios con las capitulaciones
7. El diluvio Erika. A falta de la lectura de los diarios que doña Letizia escribe con su meticuloso perfeccionismo, puede afirmarse que el carácter de la reina y, por efecto simpatía, del hoy rey, se vio alterado indeleblemente por el suicidio de Erika Ortiz Rocasolano en febrero de 2007. Tenía 31 años. ¿Hasta qué punto no ha influido mi decisión matrimonial en la muerte de mi hermana?, se preguntó. Y acto seguido culpó a los periodistas de la presión fratricida. Los directores de periódicos recibían llamadas desde Zarzuela no para tratar bien a don Juan Carlos o don Felipe sino para no tratar las desventuras de la otra familia más real, la de los Ortiz Rocasolano.
Erika Ortiz Rocasolano y su marido Antonio Vigo en la boda de don Felipe y doña Letizia.
8. Y encima, el cuñado. Jaime del Burgo, íntimo amigo de doña Letizia, acabó siendo, además de marido de la hermana, Telma, la tormenta perfecta sobre la pareja real. Lo sabía todo de doña Letizia, a la que conoció antes que don Felipe. Además, le gustaba escribir mensajes a través del teléfono, otra de las debilidades de la esposa regia. Otro quebradero de cabeza para la corona. Jaime del Burgo también desaconsejó a doña Letizia firmar las capitulaciones matrimoniales, anímica espada de Damocles sobre la libertad de la reina.
9. Reafirmación de la personalidad. Los reyes han visitado esta semana el corazón de La Mancha. Plinio, el policía de Tomelloso creado por el escritor García Pavón, con sabiduría manchega habría reconvenido a la reina por desatención. Así como sucedió en la visita a Zacatecas (México), doña Letizia iba a su aire, lo cual, más allá de la educación, forma parte de su proceso de reafirmación personal constante, mal que pese al mismo rey. La profusa lluvia que suponen estas actuaciones acaba erosionando el terreno matrimonial, como bien se sabe en la fértil Mancha.
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10. Un detalle facial. Quevedo, que murió en Villanueva de los Infantes, otro pueblo manchego visitado por la reyes, no creía en la ciencia de las arrugas. Quitárselas dicen más que tenerlas. En el caso de doña Letizia, que haya pasado por el quirófano (nariz y mentón) y sus visitas a clínicas dermatológicas forman parte también de la reafirmación de su personalidad. Lo hace por ella, no por don Felipe, con una asiduidad mal vista en Palacio y que, a buen seguro, no comparte su marido. Las técnicas de rejuvenecimiento crean tanta adición como para algunos ser cortesanos en la Corte.
11. Mi reino por unas amigas. Conocidas como las “escuderas de doña Letizia”, han actuado como soporte de la reina y de espita para sus tensiones. Si no hubiera sido por ellas, es muy probable que doña Letizia no hubiera aguantado la olla de presión en que se convirtió su vida, y con la de ella, la de don Felipe. De la lista está a punto de caer una, Almudena Bermejo, casada con Fernando Peña, creador de sociedades evasivas en Panamá. Las amigas han sido como un claro para Letizia y una nube, a veces, para el marido.
12. ¡Ay, los amigos! Hablar de amigos es un asunto vidrioso en casa. Porque, "a ver, ¿cómo llegó Javier López Madrid a la vida de la pareja? ¿A través de quién? De ti, Felipe, era tu amigo", podría decir la reina. "Sí, pero yo no le escribí ese SMS tan estúpido con aquel sabemos quiénes somos y con esa despedida antológica de compiyogui", podía contestar el marido. A aquel López Madrid, ex amigo, acusado de uso fraudulento de las tarjetas black de Bankia y de mantener relaciones intimiditorias con una ginecóloga. Un SMS adornado con un merde dedicado al suplemento LOC, siempre tan molesto. Mejor no hablar de amigos ni de periódicos, pensarán el rey y la reina ex periodista.
Javier López Madrid a las puertas de la Audiencia Nacional.
Y 13. Siempre que llueve, escampa. En el acervo popular, esta es una frase estoica muy común. También lo era, pues, para Francisco Rocasolano, el abuelo querido. En estos doce años tempestuosos para don Felipe y doña Letizia, cuya relación comenzó como un cuento de príncipes y princesas y acabó siendo de reyes, el pragmatismo de ambos salvó a la pareja del naufragio. Desde el primer día, se les divorció. Pero ahí siguen. ¿Y así seguirán otros 12 años? Muy profesionales, amantes de sus hijas y de su futuro, saben que la frágil nave monárquica difícilmente aguantaría un naufragio matrimonial. Lo cierto es que cuanto más hundidos parecen los actores reales, se van al cine y renacen como el ave fénix de sus cenizas.
Letizia Ortiz: caballo de Troya
Mascarada a dúo entre dos reinas de España | Sofía Grecia La Malquerida y Letizia La Fiztizia
Letizia Ortiz: caballo de Troya
LA REINA LETIZIA Y SU FINAL TRAJICO EN UN CENTRO PSIQUIATRICO
Re: Letizia Ortiz: caballo de Troya
Pero si este video del ''Investigado privado, descubridor de enigma y misterios (aunque aun no ha descubiero ninguno) ''arcologo'' licenciado o sin licenciar en Derecho, experto en patologia, recitador berreando, ''cantando o ladrando,'' guitarrista psiquitra, escritor, profeta Comandante de 1 guerrillas inexistente psiquiatra, ya lo colgaron en el hilo loko.? Pero como ya le conteste alli BUENO y QUEEEE.? Si Litizia se vuelve loca, pues ya la historia de Espana contaria con haber tenido 2 reinas locas: Juana, hija de los Reyes catolicos y casada tambien con 1 FELIPE como esta casada Letizia con otro Felipe.
Assia
Assia
Letizia oculta a Leonor
Crónica Rosa: Letizia oculta a Leonor de los fotógrafos
Federico aborda la actualidad rosa con B. Cortázar, Paloma Barrientos y Rosa Belmonte y las fotos sobre Letizia y la princesa Leonor.
Letizia Ortiz: caballo de Troya
PREGUNTAS. MIGUEL ÁNGEL MELLADO
- Letizia le hizo la cobra a Salam. ¿Se la hará a Trump?
SÍ La cobra, de pensamiento, porque finalmente el viaje de Felipe VI a Arabia Saudí, programado para este fin de semana, se suspendió in extremis debido al fallecimiento inesperado del hermano del rey Salam. De ahí que la cobra de la reina, que rechazó acompañar a su marido, fuera de pensamiento, no de obra.
Hace muchísimos años, in illo tempore decían los clásicos, en la España de la Acción Católica, yo tuve una especie de guía espiritual para conducirme por el buen camino. Debió de hacer muy mal su trabajo porque acabé de periodista.
Este sacerdote, guasón como buen manchego, dividía el pecado del sexo en una doble categoría: la del fornicio y la del 'pensamicio'. Según él, el 'pensamicio' era muchísimo más pecaminoso que el fornicio, porque el pensamiento, decía, siempre es más perverso y libidinoso que la mejor de las prácticas. Sabía de lo que hablaba.
Pero volvamos al presente. Por nada en el mundo quería la reina poner los pies en Riad. Letizia tiene cada día más claro su papel como reina consorte, y no como consorte del rey. Empecé a darme cuenta de ello hace cerca de 10 años cuando tuve el inesperado privilegio de ser recibido en Zarzuela por los entonces Príncipes, en audiencia privada. Sólo contaré un detalle, porque en este tipo de encuentros obra la regla no escrita de la confidencialidad.
Aquel día primaveral advertí con claridad que mi excompañera de profesión -"Yo ya no soy periodista", me aclaró- iba a ser definitivamente mi reina preferida y la reina del español medio. Estábamos sentados los tres, con el heredero en plan rey sol -o sea, en el centro- cuando nada más comenzar la conversación, la entonces Princesa de Asturias lanzó un ligero y plebeyo codazo a su marido, preguntándole de sopetón, como buena periodista que fue: “A ver, Felipe, dile a Miguel Ángel quién manda en casa, para que luego escriban lo que escriben”.
El futuro rey contestó como debía: “Pues... yo”. Mientras contemplaba la escena -el cómplice codazo, el ligero atoramiento del próximo Felipe VI y el dominio de la situación de la recién llegada a Palacio-, pensé: ¡Definitivamente, esta es mi reina... Al menos mientras haya monarquía! Me dije: adiós al abismo entre la realeza y el pueblo llano. Parecido a lo que exclamó el embajador español tras besar la mano de Felipe de Anjou, a punto de partir de Francia a España para ser coronado como Felipe V: “Ya no hay Pirineos”. Corría el año 1700.
Sirva este preámbulo para explicar por qué no ha de sorprendernos que la reina Letizia le hiciera la cobra al rey Salam de Arabia Saudí, así como el 31 de octubre hizo lo mismo al no estar presente en la jura del reelegido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, so pretexto, en este caso, de que tenía que asistir al Congreso Mundial contra el Cáncer en París.
Don Felipe y doña Letizia en una imagen de 2012, cuando eran Príncipes de Asturias.
Hoy daría lo que fuera por poder estar sentado de nuevo con los ahora reyes, en una conversación relajada y confiada como la de hace años. Para preguntar a la reina: 1) Por qué se negó a acompañar al jefe de Estado en una viaje oficial a Arabia Saudí donde estaba en juego un contrato de 2.000 millones para la construcción de cinco fragatas en los astilleros de Navantia, en Cádiz, con 3.000 empleos en juego. Y 2) Quién sigue mandando en casa.
Pasemos por alto la segunda pregunta. Para mentir ya están las encuestas electorales. Respecto a la primera, Letizia respondería off the record: 1) Porque una mujer como yo no puede visitar un país que tiene un embajador en Estados Unidos, también de la familia Al-Saud reinante, que, preguntado si los aviones de Arabia continuarán bombardeando Yemen y matando a cientos de niños inocentes, responde: eso es como obligarme a decir que jamás pegaré a mi mujer; 2) Porque yo no puedo visitar un país donde las mujeres tienen prohibido conducir; 3) En el que las mujeres casadas no pueden viajar solas y son acompañadas por un cuidador, el mahren, siempre de la familia del marido; 4) Un país donde un bloguero, Raif Badawi, ha recibido 50 latigazos en público y está en prisión a la espera de los 950 restantes a que fue condenado; 4) Un país donde 150 personas han sido ejecutadas en los últimos años, por decapitación en su mayoría, en algún caso por oponerse pacíficamente a la familia reinante; 5) Un país que subvenciona miles de mezquitas por todo el mundo -en España, también- promoviendo el wahabismo, corriente religiosa musulmana radical; 6) Un país en el que las divorciadas no pueden entrar por ser consideradas adúlteras; 7) Donde las extranjeras, al entrar, son provistas de una indumentaria para vestir de manera “decorosa”; 8) Un país en el que las presentadoras de televisión, según una norma reciente, han de vestir una abaya (túnica) y un pañuelo negro porque, según ha dispuesto la Asamblea Consultiva de Arabia Saudí, las periodistas no pueden mostrar su belleza...
El Rey Salman no pasará sus vacaciones en Marbella.
De haber vivido Letizia en Arabia Saudí, Felipe no se habría fijado en ella, al no poder contemplar en pantalla sus encantos. Es más, ni la habría visto en pantalla, una divorciada como era.
Como digo, Letizia iba a hacerle la 'cobra' al rey Salam de Arabia Saudí con toda la razón del mundo. ¡Esta es nuestra reina!, podríamos decir muchos. Y, seguro, entre los muchos, la gran mayoría de las mujeres. Pero hay una pregunta más: ¿puede la esposa del jefe de Estado bailar la danza que le plazca, sea la de la cobra o la de las jirafas, por grandes razones morales e ideológicas que existan?
- ¿Le hará la cobra a Trump?
NO Motivos ha dado. ¿Se atrevería la reina feminista a no acompañar al rey en una visita oficial al presidente de Estados Unidos, Donald Trump? El mismo que dijo de la periodista Megyn Kelly, tras ser entrevistado por ella: “Podías ver cómo le salía sangre de sus ojos; le salía sangre de su… donde sea”. O que, chistoso, comentó sobre sí mismo: “Cuando eres una estrella puedes hacer cualquier cosa (a las mujeres); agarrarlas por el coño, lo que quieras”. De Trump, el Berlusconi con pelo, el King-Kong rubio, el nieto de alemanes con ramalazos, a veces, de Hitler con pelucón de zanahoria en vez de con bigote, acabaremos exclamando lo que Kissinger dijo de los dictadores sudamericanos: “Son unos hijos de pvta, pero son nuestros hijos de pvta”. Esperemos equivocarnos.
- ¿Iglesias y Trump, unidos por la P?
SÍ Por la P de Populismo. Y de podemos: Trump es el primer ciudadano normal -aunque suene a paradoja- que ha llegado a presidente de Estados Unidos sin ser político profesional ni militar después de más de 150 años de elecciones. Si Pablo Iglesias llega a ser presidente del Gobierno pronto, le sucedería igual. Donald ha conseguido ganar las elecciones situándose como un antisistema, como Pablo. Apelando éste y aquél a los hombres y mujeres olvidados de sus países. Hablando de la casta el uno y de los lobbys el otro. Dijo Trump: “No tengo tiempo para la corrección. Hay que arreglar el problema de este país”. Vociferó Iglesias en la investidura: “Me debo al honor de mi patria y los ciudadanos de mi país, no a los políticos de la triple alianza”.
La televisión y una sociedad crecientemente injusta y desigual, en lo cultural y en lo económico, son los dos grandes aliados del de la trompa y del de la coleta. Eso sí: Pablo Iglesias, comparado con Donald Trump, es un pajarito sin alas y desplumado que despierta compasión.
Aceptemos que el mundo camina desnortado con un TomTom que parece programado hacia el abismo. No perdamos la esperanza. Como aconsejaba Confucio: sigamos comprando arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.
Letizia Ortiz: caballo de Troya
El gesto adusto de la Reina contrastó con la atención que mostraron la Princesa Leonor y la Infanta Sofía en todo momento.
REINA LETIZIA
SU SERIEDAD PROTAGONIZA LA APERTURA DE LAS CORTES
Las redes no tuvieron piedad con el evidente gesto de enfado de la esposa de Felipe VI en la solemne ceremonia. Las causas podrían hallarse entre los desplantes de los podemitas y el disgusto por sacar a sus hijas de su infancia ‘normal’, a lo que es muy reacia.
CONSUELO FONT
LA MAÑANA DE ESTE JUEVES, 17 de noviembre, tuvo lugar un acontecimiento muy señalado en el reinado de Felipe VI, ya que por primera vez presidía como monarca, acompañado de Doña Letizia y sus hijas Leonor y Sofía, la ceremonia de apertura de las Cortes Generales en una nueva legislatura. Discurso del Rey aparte, que fue en general muy bien valorado, el protagonismo no correspondió esta vez a sus hijas, que suelen acaparar la atención por lo poco que se prodigan en actos oficiales, pese a que Leonor y Sofía tuvieron una vez más un comportamiento exquisito en su estreno en un acto político. Ataviadas con sendos vestidos de corte imperio (en granate la Princesa de Asturias y en gris la Infanta), ambas saludaron, estrecharon manos y sonrieron incansables todo el tiempo, haciendo un esfuerzo sobrehumano por estar a la altura aunque sólo tienen 11 y nueve años.
Sin embargo, en esta ocasión el protagonismo, o, más que eso, la comidilla fue la Reina Letizia, por el talante ostensiblemente incómodo que exhibió desde que a las 12 en punto se bajó del Rolls Royce regio, luciendo por cierto un vestido verde cromo de Felipe Varela que ya ha repetido cuatro veces desde la fiesta nacional de 2014. Posteriormente, su expresión osciló entre el mal humor y la seriedad, cuando no la total ausencia, especialmente mientras asistía desde la presidencia del hemiciclo a los discursos de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y del propio Don Felipe, quien, tras acabar su intervención, dedicó una sonrisa de complicidad a su mujer, ante la que ella, impávida, dirigió su vista al infinito. Lo único que parecía acaparar su atención eran sus hijas, de las que estuvo pendiente cada segundo, marcándoles incluso con una seña cuándo tenían que aplaudir o parar de hacerlo.
Una actitud que desató una avalancha de comentarios en las redes sociales: “No entiendo la cara de enfado que luce la Reina desde esta mañana”; “La cara de Doña Letizia, un poema”, o “A la Reina se la ve con ganas de salir corriendo”. Era tan evidente que incluso una cadena de televisión requirió la opinión de Pablo Iglesias, el líder de Podemos, que zanjó la cuestión con bastante poca delicadeza: “No quiero ofender a nadie, pero el estado de ánimo de la mujer del jefe del Estado es algo que me trae sin cuidado”.
CAMISETAS REPUBLICANAS
Precisamente, los desplantes que los miembros de Unidos Podemos hicieron al monarca, negándose a aplaudir su discurso, permaneciendo sentados cuando entró, e incluso portando insignias republicanas (como Alberto Garzón o Diego Cañamero con su sudadera de “yo no voté a ningún Rey”), son parte de las causas que se barajaban para explicar el malestar de Doña Letizia. Otros, por contra, especulan con que la consorte de Felipe VI no estaba precisamente contenta con el rumbo político iniciado en esta legislatura, pues a diferencia de la Reina Sofía, fija en casi todas las juras de presidentes que se celebraron en Zarzuela siendo rey Don Juan Carlos, dio plantón en la de Mariano Rajoy, primera del reinado de Felipe VI, y también posteriormente en la de sus ministros.
Opiniones hay para todos los gustos, ya que no faltan tampoco quienes atribuyen el humor sombrío de Doña Letizia a la asistencia de sus hijas al acto, sobre todo en un día lectivo en el que tuvieron que perder colegio, pese a que Don Felipe acudió en mayo de 1979 a esta misma ceremonia también con 11 años, los mismos de Leonor. Es del dominio público que la Reina es muy remisa a exhibirlas en público, pues quiere que tengan una infancia lo más normal posible y alejada de los focos. Algo que subrayaron algunos tuits malintencionados como el de Tania Sánchez: “¿Las infantas no deberían estar hoy en el colegio?”. Más veneno llevaba el de la también podemita Carolina Bescansa: “Letizia, si llevas a tus hijas al Hemiciclo, prepárate para una campaña de insultos”, en alusión a las críticas que recibió ella cuando llevó a su bebé al Congreso. Habría que matizar que su hijo no es heredero a trono alguno, y además Leonor y Sofía han superado con creces la fase de tomar el pecho en el escaño.
Lo que sí es cierto es que a Doña Letizia parecían preocuparle más sus hijas, exageradamente quizá, ya que están muy bien educadas, que el acto institucional. La prueba es lo ocurrido durante el posterior besamanos, donde la Reina se limitó a estrechar la mano con un lacónico “buenos días”, mientras a su lado la princesa de Asturias y su hermana daban la mano a más de 600 personas. En la recta final, de repente, rodeó a las niñas y se las llevó a un sillón, ante la sorpresa de Mariano Rajoy, Ana Pastor y el propio Rey Felipe. Parece que Sofía, la pequeña, no se sentía muy bien o estaba muy cansada, ante lo cual el monarca se acercó a interesarse por su hija, siendo una vez más ignorado.
Situación un tanto peculiar que puso el broche al acto en el Congreso, ya que no se celebró la recepción en el Salón de los Pasos Perdidos que fue tradición durante los años del reinado de Don Juan Carlos. Tras la parada militar de despedida, mientras sus hijas montaban en un vehículo con el banderín del escudo de la Heredera, Doña Letizia subió de nuevo al rolls que les trasladó a ella y a Don Felipe a Zarzuela. Seguramente en ese trayecto se desveló la gran incógnita: la verdadera causa del malestar de la Reina.
LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 19 DE NOVIEMBRE DE 2016
mujer juzgada por insultar a la reina Letizia
Una mujer será juzgada por insultar a la reina Letizia en las redes sociales
La Fiscalía pide una multa de 7.200 euros por un delito de injurias a la Corona. La acusada publicó también mensajes sobre el rey Felipe VI y la princesa Leonor.
La Audiencia Nacional juzgará el próximo martes a una mujer que insultó a la reina Letizia en las redes sociales afirmando que es una "prostituta" y que su hija Leonor es en realidad una niña disfrazada del barrio madrileño de Moratalaz.
La Fiscalía pide una multa de 7.200 euros para la mujer por un delito de injurias a la Corona, después de que publicara diferentes mensajes en las redes sociales sobre la reina y también sobre el rey Felipe VI.
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, en algunos de los mensajes, que publicó desde julio de 2015, aseguraba que doña Leticia estaba cometiendo una estafa por encubrir la supuesta inexistencia de su hija la princesa Leonor y que usaba para ello una menor anónima.
"¿Es cierto que son niñas de Moratalaz que acicalan y sacan en fotos?", se preguntaba en uno de los mensajes la acusada, María Patricia M.S., que usaba diversos perfiles en redes sociales vinculados a la misma dirección de correo electrónico.
En otros mensajes, afirmaba que la reina recibe una "comisión en negro" por las firmas de ropa que lleva, la insultaba llamándola "pvta de lujo" y también se refería a Felipe VI, a quien tildaba de "putero".
Para la fiscal Susana Laneras, estos hechos son constitutivos de un delito de injurias a la Corona, por lo que le pide una multa de doce meses a razón de 20 euros diarios.
El juicio se celebrará el próximo martes ante el Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional.