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Mensajepor Invitado » Lun 19 Ene, 2015 1:24 am

Porque afecta de forma objetiva a la dignidad de una persona. No limita la libertad de expresión, la multa porque es injuriosa y merece reparación

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Assia
de Melbourne
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Mensajepor Assia » Lun 19 Ene, 2015 11:52 pm

MUCHAS GRACIAS Invitado por tu repuesta. Si, lo que dijo Marujita afecta....'' a la dignidad de una persona... injuria...'' Todo eso se puede comprender y la justicia debe de sancionar a la persona calumnadiora. Pero como 1 periodista como Carmen Rigalt acusa al viudo de la duquesa de Alba
de pedir a sus hijastros 1 piso en Madrid y 6 mil euros al mes a cambio de ''no molestar.'' Si eso no es chantaje no se lo que se llamara en espanol. ESA CALUMNIA CONTRA ALFONSITO DIEZ ES MUCHO PEOR QUE LLAMAR A 1 PERSONA ALCOHOLICA. Posiblemente sea porque algunos/as calumniados/as no se querellan contra prensa que no paran de calumniar y hacer dano contra la dignidad de otras personas.

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Mensajepor Invitado » Lun 16 Feb, 2015 12:53 am



unconditional rebel - siska


El vídeo musical que se grabó en tan solo 5 segundos


Unconditional Rebel de Siska es un videoclip musical que se grabó en una sola toma y en 5 segundos. ¿La técnica? Utilizar una cámara Phantom Flex 4K a 1.000 fotogramas por segundo montada sobre un coche que se movía a 50 Km/h, que al reproducirse a velocidad normal da los 3 minutos y medio del videoclip completo.

La escena se desarrolla en las afueras de una zona industrial a lo largo de 80 metros con 80 personajes diferentes, cada uno haciendo «algo» en una fracción de segundo para que el resultado sea de lo más curioso e interesante. Es posible que haya algún personaje compuesto digitalmente –como el de la cantante que está perfectamente sincronizada– pero aun así el resultado es espectacular.

Merece la pena verlo por el mérito que tiene.

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Mensajepor Invitado » Dom 01 Mar, 2015 3:57 am

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¿De qué color ves este vestido? La ciencia explica por qué nadie se pone de acuerdo

Se ha convertido en el tema del día en internet. Unas personas ven el vestido blanco y dorado y otras lo ven azul y negro. Aunque te parezca increíble, la neurociencia tiene una explicación para esta discrepancia.


Una buena parte de las personas que se han topado con la fotografía viral del vestido que circula este viernes por la red se han quedado mirando unos segundos y después han pensado que se trataba de una tomadura de pelo. Si yo veo claramente que es blanco y dorado, han pensando, ¿cómo puede haber alguien que lo vea negro y azul? O a la inversa. Pero lo divertido viene cuando uno pregunta a la persona que tiene al lado y resulta que ve una cosa diferente que nosotros.

¿Dónde está el misterio? Además de las condiciones de iluminación y contraste de la foto, la respuesta está en la manera en que tiene nuestro cerebro de interpretar la luz y valorar el color en función del contexto. Nuestro sistema visual funciona básicamente interpretando unos estímulos en la retina, de diferentes longitudes de onda, y haciendo una especie de ponderación que termina con una interpretación de nuestro cerebro. En otras palabras, los colores son una invención de nuestro cerebro y, como se puede demostrar con algunas ilusiones visuales muy sencillas, algo nos puede parecer de un color u otro en función de lo que tenemos alrededor, como en la famosa ilusión de las cuadrículas del tablero.


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Ahora bien, el caso de la foto del vestido es realmente llamativo. "He estudiado las diferencias de percepción visual del color durante 30 años y esta es una de las mayores diferencias que he visto nunca", asegura el neurocientífico de la Universidad de Washington Jay Neitz en Wired. En su caso, él percibe blanco y dorado, pero la realidad objetiva es que el vestido es negro y azul. De hecho, ya se ha identificado el modelo y los fabricantes se plantean hacer una versión en blanco y dorado.


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Para el neurocientífico Kyle Hill la discrepancia en la percepción tiene su explicación en la evolución. El sistema visual ha evolucionado en un entorno de luz cambiante y nuestro cerebro tiene que ponderar muchas variables para llegar a una conclusión sobre lo que está viendo. "Lo que está pasando aquí es que tu sistema visual está mirando a este objeto y trata de descartar el sesgo cromático de la luz diurna", asegura Bevil Conway, experto en color y visión del Wellesley College. "Así que la gente o bien descarta la parte azul, en cuyo caso terminan viendo el vestido blanco y dorado, o bien descarta la parte dorada, en cuyo caso terminan viéndolo azul y negro".

Para Luis Martínez Otero, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante, ésta es también la explicación correcta. "Tu cerebro ajusta la percepción de color en función del momento del día", explica. "Aplicas un baremo de descuento de luz por defecto y hay gente que aplica más el filtro de mañana y otros el de transición tarde-noche". La diferencia es que uno valora más hacia el azul y el otro más al anaranjado, y un mismo individuo puede percibir de maneras distintas a lo largo del día. "Para valorar la percepción", recalca, "hay dos contextos, uno externo y otro interno. Lo que sucede es que este último es tan subjetivo que casi nunca se tiene en cuenta". En cualquier caso, destaca, “este el caso en el que he visto en diferencias, nunca había visto nada igual con unas diferencias tan grandes entre personas”.


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El asunto se pone más interesante cuando los especialistas en Photoshop analizan los fragmentos del vestido para comprobar de qué color es cada parte objetivamente. Lo que se ve es que las partes que algunas personas ven como azul son efectivamente de un azul muy pálido, aunque están en una zona que roza con el anaranjado. El experto de Wired ha ido más allá y demuestra que en función de cómo se edite la luz de la fotografía, forzando hacia arriba o hacia abajo, se puede percibir de una forma o de otra. Y el ejemplo es muy bueno, porque de hecho nuestro cerebro está haciendo algo parecido. Pondera, contrasta y decide qué color está viendo en función del fondo, la iluminación y los colores adyacentes. Y si nadie nos dice nada, ni se nos pasa por la cabeza que otros los estén viendo de forma diferente.

Referencias: The Science of Why No One Agrees on the Color of This Dress (Wired) | WHAT COLOR IS THAT DRESS!? (Nerdist)


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Mensajepor Invitado » Jue 02 Abr, 2015 12:58 am

La popular Macorina


Hay pocos cubanos que no han tarareado el estribillo de esa canción que dice: "Ponme la mano aquí, Macorina, pon, pon Macorina". La frase, más que parte de una melodía, es toda una leyenda surgida a principios del siglo XX que ha dado lugar a La Macorina, el primer libro testimonial sobre la historia y el mito que está detrás de la prostituta más célebre de Cuba. La obra, escrita por Miguel Ojeda Vila y publicada por la editorial Letras Cubanas en 2014, se distribuyó durante la recién finalizada Feria del Libro.

El propio autor confiesa no poder precisar con exactitud cuándo oyó hablar por vez primera de esta mujer o de la versión musical más conocida de su historia, interpretada por Abelardo Barroso.

María Constanza Caraza Valdés, también conocida como María Calvo Nodarse, nació en Guanajay el 15 de marzo de 1892, según su partida bautismal. "Pertenecía a una familia honorable, como se decía en mi época, pero mis padres nunca comprendieron mis ansias de libertad y de amor", señaló ella misma en una entrevista concedida al periodista de Bohemia Guillermo Villarondo en 1958.

La aclaración de la incógnita de sus dos nombres la brinda su sobrino Evelio Caraza Valdés. El pariente cuenta que su padre renegó de ella al fugarse con un enamorado para la capital, y cuando fue a buscarla, ella se negó a contraer nupcias para "lavar la deshonra familiar". Más adelante, al enviudar su madre todavía joven y volver a casarse, adoptó los apellidos de su tutor.

Al recordar aquellos momentos, la Macorina confiesa también al reportero: "Mal que bien seguí en La Habana con mi primer amor, el hombre que siempre he recordado y recordaré hasta mi muerte. ¡Nos iba mal! Él apenas podía garantizar nuestra seguridad económica y entonces apareció, casi sin yo saberlo, aquella mujer con sus promesas de ropas, joyas, pieles, comida, hombres y bienestar. Eso fue el comienzo de la otra etapa de mi vida, la que dio origen al mote, al danzón y al son que tanto odio".


Entre sus admiradores, se encontraba el presidente de la República José Miguel Gómez, además de otras figuras de alta posición y adineradas


La confirmación de su apodo aparece reflejada en sus propias palabras: "Fue así de sencillo. La Fornarina era una popular cupletista en La Habana. Una noche yo me paseaba por la Acera del Louvre y un borrachín me gritó: 'Macorina', confundiendo el nombre de Fornarina. La popularidad del suceso fue tan grande que desde entonces toda Cuba me llamó así".

La Macorina fue la primera mujer que condujo un auto en Cuba y tal vez en Latinoamérica. "En 1917, ¿quién que llevara faldas se atrevía a manejar? Pero a mí me daba igual que me elogiaran o vituperaran". Esto nos da una medida de su temperamento frente a la sociedad de esa época.

La crisis económica de las décadas del 20 y 30 fue el comienzo de su decadencia material. Los hombres que antes la adoraban y protegían su fastuosa vida ya no mostraban interés por ella. Entre ellos, se encontraba el presidente de la República José Miguel Gómez, además de otras figuras de alta posición y adineradas.

La Macorina afirma que a principios del siglo obtenía ingresos por más de mil dólares mensuales, además de mantener a 14 familiares, pero al perder los favores de sus enamorados tuvo que vender sus propiedades: nueve automóviles, cuatro casas "palaciegas" y todos los objetos de valor personal que poseía, hasta quedar en una absoluta miseria.


“En 1917, ¿quién que llevara faldas se atrevía a manejar? Pero a mí me daba igual que me elogiaran o vituperaran”


Los lujosos inmuebles que poseyó se encontraban situados, según sus propias confidencias, en Calzada y B, Línea y 8, ambos en El Vedado, Habana y Compostela y en San Miguel, entre Belascoaín y Gervasio. Sin embargo, según la investigación efectuada por el autor de la obra, radicó en otras direcciones, como Jovellar 123, Apodaca 23, lugar donde falleció, y Príncipe 155, sitio en el que estaba enclavado el prostíbulo que regenteaba.

La obra de Ojeda Vila también aborda las diferentes versiones del tema musical. Aquí también aparecen contradicciones, pues se atribuye su composición a Tomás Corman, Antonio María Romeu, Armando Romeu Marrero, aunque otros concluyen que es de autor desconocido. Su principal intérprete ha sido el ya mencionado Abelardo Barroso con la orquesta Sensación de Abelardo Valdés, aunque ha tenido varias versiones de otros cantantes y agrupaciones.

Entre los testimonios recogidos por el autor de la obra, se encuentran los de Casimira Lamas, amiga íntima de La Macorina, Celina Valdés Infanzón, Daniel Cabrera Rivero y Dolores Fuentes Lincheta. Aparecen también Leonela y Francisca Orquín, últimas vecinas íntimas que mantuvo en su morada de La Habana Vieja, y José María López Prieto, El Gallego, que fue chofer de la biografiada.

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Mensajepor Invitado » Vie 03 Abr, 2015 1:35 am

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Zapatiila utilizada por Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Fotografía: Cordon Press

Es difícil trabajar con la familia. A veces las cosas se dicen, los sentimientos se hieren y se crean las grietas. Adolf Dassler



Un imperio y dos orillas

Óscar Escribano


Mientras Paulina hace la colada en el cobertizo de casa, sus tres hijos despachan a domicilio la ropa recién lavada. En Herzogenaurach a los hermanos Dassler todos les conocen por «los chicos de la lavandería». Adi, el más pequeño y tozudo de los tres, aún es capaz de arañar tiempo libre, y así talla ramas que le sirvan como jabalinas, o pule piedras para lanzarlas como pesos. A orillas del río Aurach la vida es mansa y ordenada, pero en cuanto se inicia la Gran Guerra todo empieza a desmoronarse. Los hermanos mayores, Fritz y Rudolf, pasarán los cuatro años siguientes enfangados en las trincheras belgas, y Adi, que cuenta con tan solo diecisiete años, también combatirá ya en el epílogo de los enfrentamientos. Y a pesar de que los tres regresaron sanos y salvos, los estragos del frente curtieron para siempre el carácter, hasta entonces afable, de los hermanos Dassler. Las estrecheces de la posguerra recortan los gastos domésticos, ya nadie puede pagar para que le laven la ropa. La lavandería no tenía ya razón de ser, pero donde cunde la miseria Adi ve una oportunidad, y con las herramientas que recolecta de días enteros peinando los abandonados campos de batalla junto a la máquina de coser diseñada a partir del cuadro y los pedales de su vieja bicicleta fabricó, en el cobertizo de casa, la primera de sus revolucionarias invenciones: las zapatillas de clavos para correr.

La firma del tratado de Versalles sometía la gestión de los recursos alemanes a manos de los vencedores; el momento para emprender es adverso. Como alivio a todas aquellas tensiones, el deporte comenzaba a atraer a la gente. Su hermano Rudolf huele el negocio, y se une al proyecto. Sus caracteres son antagónicos, pero se ensamblan a la perfección: cuanto más introvertido es uno tanto más afable es el otro. Así, mientras Adi se afana en el taller, Rudolf desarrolla sus hábiles dotes comerciales. Nace así Gebrüder Dassler Schuhfabrik. Es 1926, la empresa crece, por lo que se han de mudar a una fábrica más grande en la otra orilla del Aurach. Además la industria, al igual que el país, resurgía. Como tantos otros, los tres hermanos se afilian al Partido Nacionalsocialista en mayo de 1933. Los nazis ven en el deporte el galvanizador idóneo para esparcir camaradería y disciplina. Cuando Hitler garabateaba su imperio sobre un mapamundi, los hermanos Dassler levantaban el suyo desde un cobertizo.

En el seno de la familia olímpica rondan dudas más que razonables sobre la celebración de los Juegos Olímpicos en Berlín, nido del emergente nacionalsocialismo. Al mismo tiempo, en Barcelona, en un flagrante intento de boicot político, se contraprogramó con la denominada Olimpiada Popular, donde unos doscientos de aquellos deportistas, después de participar, se quedaron en España para unirse a las milicias republicanas.

El éxito empieza a asomarse cuando Josef Waitzer, seleccionador nacional de atletismo, peregrina hasta Herzogenaurach en busca de esos locos de las zapatillas de clavos. A raíz de aquella visita, y con los años, se tejieron unos profundos vínculos de amistad y colaboración. En Berlín, al socaire de Waitzer, Adi campa a sus anchas por la villa olímpica. Casi todos los atletas nazis llevaban calzado Dassler, pero Adi centra su atención en Jesse Owens. Impresionado con el «Antílope de ébano», Adi le muestra furtivamente sus zapatillas de clavos con gestos, ofreciéndole un par: «toma, pruébatelas». Owens se las calzó, y con ellas ganó todo lo que se podía ganar. Los cuatro oros obtenidos enmudecieron Berlín, aunque el zarpazo definitivo sucedió en la final de salto de longitud. Jesse no solo batió el récord olímpico con un salto de 8,06 metros por delante del ario Lutz Long, sino que el saltador alemán fue el primero en abrazarse y felicitar a Owens. («Se podrían fundir todas las medallas que gané y no valdrían nada frente a la amistad de 24 quilates que hice con Long»).


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Jesse Owens y Lutz Long. Fotografía: Cordon Press.



Berlín supone el despegue internacional de los productos Dassler. Se amplían las naves, y al lado se construye «la Villa», la mansión donde vivirá todo el clan. Pero mientras construían una multinacional, a los Dassler se les derrumbaba una familia. Adi se volvió más terco con el trabajo, y Rudolf cada vez más descastado con los suyos. También se torna decisivo el papel desempeñado por ambas esposas. La discreta Friedl, la mujer de Rudolf, balancea el genio descarado de Käthe, la mujer de Adi. Friedl era el dique que contenía la furia de su esposo, entretanto Käthe no hacía otra cosa que enconar la cizaña.

Existen dos clases de conflictos que explicarían una civilización entera: los armados y los de familia. Al tiempo que repunta el auge nazi, Rudolf disputa el liderazgo de la compañía a su hermano Adi. Las malas lenguas, además, apuntan a un affaire entre Rudolf y Käthe. Y a pesar de no existir confirmación alguna de aquello, solo espurias versiones como la de la señora Welker —la primera contable de la empresa, que lo aireó en una comida familiar— los rumores siempre emponzoñan más que las certezas. El odio se redobló, y cada uno de los hermanos ya no pararía hasta arrastrar al otro al infierno.

Mientras Europa se suicida, Herzogenaurach logra mantenerse al margen. Por entonces Adi es llamado a filas, pero a los tres meses fue declarado exento, ya que se le consideró más útil en Gebrüder Dassler que en el frente. Entonces sí que la guerra empezó a anegarlo todo, se raciona el esfuerzo industrial y Adi se ve abocado a improvisar auténticos malabares para evitar el cierre la fábrica, desde solicitar prisioneros rusos para completar la plantilla hasta ampliar la gama con modelos como «Kampf» (Lucha) o «Blitz» (Relámpago).

El ensañamiento se colma en febrero de 1943, con los primeros bombardeos nocturnos sobre Herzogenaurach. Una de aquellas noches fúnebres Rudolf ya se encontraba en el refugio antiaéreo junto a su familia cuando poco después acudió Adi en compañía de la suya, quien, nada más entrar, no pudo por menos que rezongar un «ya están aquí otra vez estos cabrones». Adi, por supuesto, se refería a los aviones. Rudolf, lo tenía claro, asumió que iba por ellos.


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Totaler Krieg – Kürzester Krieg. Fotografía: Bundesarchiv (CC)



La puntilla la da Hitler llamando a la movilización de todo el pueblo alemán. Ahora es Rudolf el reclutado por la Wehrmacht, siendo destinado a la lejana aduana de Tuszyn. La paranoia y la distancia redoblaron la aversión cainita de Rudolf, quien no cesaría hasta arrastrar a su hermano al infierno, como se lo hizo saber mediante una carta: «No dudaré en pedir que cierren la fábrica para que tengas que asumir una ocupación que te permita jugar a ser jefe». Goebbels llama a la Totaler Krieg: las tropas entrarían en combate, los liberados trabajarían en las factorías setenta horas semanales, y quedarían suspendidos todos los eventos culturales y deportivos, así como las operaciones comerciales civiles. Quién necesitaba zapatillas. Ahora Gebrüder Dassler fabricaría los Panzerschreck —«el terror de los tanques»—, plagio nazi del bazooka estadounidense. Cuando a principios de 1945 los tanques aliados cruzaron el Rin, y el Ejército Rojo avanzaba hacia posiciones próximas a Tuszyn, Rudolf huyó de su puesto. La Gestapo no tardó en detenerle, aquella deserción le costó dar con sus huesos en la cárcel. La condena consistió, encadenado junto a otros veintiséis reos, en caminar trescientos kilómetros hasta el campo de concentración de Dachau. La orden era nítida: matar a los prisioneros durante la travesía, descerrajándoles un disparo por la espalda. Pero Luwdig Müller, el supervisor de la marcha, obvió la orden, dirigió el grupo hacia el sur, y cerca de Pappenheim fue interceptado por un convoy de americanos, lo que permitió la liberación de todos los prisioneros.

Derrengado y exhausto, fue así como Rudolf logró regresar a Herzogenaurach. De poco o nada le sirvió: es arrestado de nuevo, en esta ocasión por el bando aliado, acusándole de tareas de espionaje y censura. Cuando es internado en el campo de Hammelburg, Rudolf fue informado de que estaba allí porque alguien le había denunciado. Y no tuvo dudas de quién pudo ser. Pero el atasco burocrático y la prioritaria reconstrucción provocan retrasos que torpedeaban la resolución de los casos, lo que provocó que muchos de los acusados prisioneros, los que no fuesen amenaza, quedasen en libertad. Justo un año después Rudolf Dassler vuelve a ser libre.

La lucha siguió en la casa de los Dassler con interminables discusiones para aclarar qué pasó durante la guerra. Rudolf se vuelve furioso contra Käthe, seguro de que fueron ella y su marido quienes interpusieron la «denuncia de mala fe». Si el panorama ya era insostenible justo dos semanas antes de la liberación de su hermano, Adi, catalogado como «colaborador muy activo» del régimen nazi, tuvo que defender su propio caso ante el comité de desnazificación. No pudo ocultar su pasado de afiliación y pertenencia a las Juventudes Hitlerianas, por lo que se vio abocado a recopilar apoyos para su defensa. Valentin Fröhlich, antiguo alcalde de Herzogenaurach, no dudó en afirmar que Adolf era muy apreciado en la comunidad, a diferencia de sus hermanos, y que de los sesenta empleados de la fábrica solo uno estaba afiliado al partido. Decisivo fue también el testimonio de un veterano miembro comunista del KPD: «Por lo que yo vi, el deporte era la única política que contaba para él. No sabía nada de la política de los políticos».

El odio se iba haciendo grande, desplazando a cada hermano a una de las orillas del río. Rudolf recién liberado vuelve a casa con la tozuda intención de horadar más en la culpa de su hermano, desterrarle en la ignominia, fabulando que la idea de fabricar armas fue de Adi, que él no supo nunca de estos manejos. Käthe, despechada y furibunda, no cejó hasta elevar un escrito al mismísimo comité de desnazificación, exculpando a Adi de la emboscada de Rudolf: «Declaro que es incierto. Mi marido hizo todo lo que pudo para exonerar a su hermano». También desmontó que Adi arengara a los empleados con soflamas políticas («Los discursos, tanto dentro como fuera de la fábrica, deben atribuirse a Rudolf Dassler, como podrá confirmar cualquier empleado de la empresa»).

La declaración de Käthe logró que el comité modificase el veredicto, por lo que Adi fue declarado «Mitläufer», uno más de los millones de miembros del partido que, sin embargo, no colaboraron activamente. Así es como pudo volver a reflotar la fábrica.

El retorno al hogar estrangula definitivamente la convivencia. Las continuas tribulaciones desembocan en la ruptura definitiva. Rudolf se instalará a una orilla del Aurach. Las naves, patentes y maquinaria se repartirían a partes iguales. En lo que concernía a la plantilla se improvisó un plebiscito para que los empleados eligiesen con quién quería cada uno quedarse a trabajar. Los comerciales, con Rudolf. Los operarios y técnicos, con Adi. Se crean dos marcas. Adi registra la suya con el acrónimo de su nombre y su primer apellido: Adidas. Tres bandas blancas serán su emblema. Rudolf quiere hacer lo mismo con su empresa, pero «Ruda» suena poco atrayente. Su negocio se llamará «Puma». En 1948 se registra el logo del felino veloz y fiero. La seña de identidad sería al principio una única pieza blanca, terminando en el formstripe que hoy sigue.

El cisma seccionó la ciudad en dos; el río Aurach sería la frontera. Los pumeraner contra los adidassler. Herzogenaurach a partir de entonces será conocida como «la ciudad de las cuellos encorvados»: antes que a los ojos se mira al suelo. No para mostrar respeto, sino para escrutar el calzado del otro. Cada orilla tiene sus propios gremios, hasta distintas escuelas. Incluso los equipos locales se reparten el patrocinio: RSV para Adidas, FC Herzogenaurach para Puma.

Fue Rudolf quien lo tuvo todo para conquistar el mundo del calzado deportivo, pero lo brusco de su carácter le hizo pelearse con el hombre equivocado: Sepp Herberger, seleccionador de fútbol germano. Forjó Rudolf una recia amistad con Sepp, y él mismo la evaporó. Rudolf no se consideraba bien tratado, con la deferencia debida, y no dudó en recriminárselo a Herberger: «No eres más que un reyezuelo. Si no nos convienes, escogeremos a otro». A raíz del encontronazo Herberger entabló relación con Adi, de perfil más parecido al suyo. Aunque escuetos en el hablar, les bastaba un simple gesto para descifrar lo que el uno esperaba del otro. Aquel silencio cómplice terminó convirtiéndose con el tiempo en una estima casi litúrgica. Adi pasó a ser habitual de Herberger y su entorno. Así, el joven zapatero terminó en 1954 en el mismo autobús que llevó a «Die Mannschaft» a la final del Mundial de fútbol de Suiza. Ese 4 de julio, en Berna, Alemania sufría aún un velo de humillación que atenazaba a todo un país en derribo. Tras muchos altibajos se llegó a la final contra Hungría de los Kocsis, Czibor y el mismísimo Pancho Puskas, «los magiares mágicos». Alemania por entonces no jugaba a nada, y a la pésima noticia del sol reluciente se le unió el precedente contra Hungría, equipo combinativo y preciosista que jugaba con el primer falso nueve de la historia, Hidegkuti, y que ya en la ronda preliminar les había endosado un humillante 8-3. Pero empezó a llover, y se oyó a Sepp Herberger gritar: «Adi, atornilla los tacos». Botas de fútbol con tacos intercambiables, la increíble última creación de Adi Dassler: los más largos evitarían resbalarse en el barro, los más cortos se usarían si el césped estaba seco. El 2-0 con el que se adelantó la favorita Hungría fue neutralizado antes del descanso por los alemanes. Lo que hoy se conoce como el milagro de Berna (Das Wunder von Bern) no llegó hasta que quedaban seis minutos para el pitido final, cuando Helmut Rahn marcó el definitivo 3-2. Campeones del mundo. En la foto del equipo alemán, por insistencia de Herberger, asoma la silueta del zapatero, Adi.


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Fotografía: imago sportfotodienst / Cordon Press



Extraoficialmente era el resurgimiento de Alemania, el fin de una infame devastación. La inopinada victoria desborda la demanda de pedidos en Adidas. Las tres bandas blancas se convirtieron en símbolo mundial. Adi seguiría siendo aquel jefe modesto y sencillo que goza del aprecio de los empleados. Mientras, en la otra orilla del Aurach, Rudolf dirigía más informalmente Puma, tenía tendencia a las charlas informales, casi paternalistas, compartiendo incluso el almuerzo con sus pumeraner. Pero mudaba rápidamente de humor, muy a menudo y de repente, y eso también lo sufrían sus empleados.

Pasaron los años, y ambas compañías empezaron a monopolizar los suministros de calzado y equipaciones deportivas: Puma en los clubs alemanes, Adidas en las selecciones nacionales de Europa y África. Y aunque olía a retiro dorado para los dos fundadores —mientras en una orilla del Aurach los nietos de Adi jugaban con Beckenbauer, sus primos peloteaban al otro lado del río con Pelé— ninguno quiso capitular del todo: sus hijos se encargarían de dirigir los respectivos imperios deportivos con idéntica tenacidad, y mayor repulsa hacia el enemigo, si cabe, que sus propios padres.

Cuando Rudolf falleció, el 6 de septiembre de 1976, desde Adidas se emitió una irónica, casi vengativa, nota de condolencia: «Por razones de humana piedad, la familia de Adolf Dassler no hará comentario alguno sobre la muerte de Rudolf Dassler». Cuatro años después murió Adi. Tan separados en muerte como lo estuvieron en vida, en el cementerio de Herzogenaurach los dos hermanos están enterrados lo más alejado que se pudo el uno del otro. Como si la muerte tuviese también dos orillas.

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Mensajepor Invitado » Jue 16 Abr, 2015 7:55 pm



La evolución del maquillaje en la mujer a lo largo de la historia
El maquillaje como cosmético forma parte del imprescindible de muchas mujeres en sus neceseres. Usado a menudo o en ocasiones especiales, las mujeres de todo el mundo se pintan la cara en un gesto de resaltar la belleza. La belleza y el maquillaje han evolucionado a lo largo de la historia así como también el concepto de éste último, según la época y el lugar, tal y como muestra un nuevo vídeo viral de Buzzfeed.

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Mensajepor Invitado » Mié 06 May, 2015 4:05 am



Un video único y a color muestra a Berlín en julio de 1945
Grabado dos meses después de la caída del nazismo en la II Guerra, exhibe la ciudad en ruinas pero viva. Ya está dividida por los aliados y se ven los primeros símbolos soviéticos. Los alemanes intentan rehacer sus rutinas diarias en medio de calles arrasadas por los bombardeos. El material pertenece a Konstantin von zur Muehlen, fundador de Chronos Medios

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sira

Mensajepor sira » Mié 06 May, 2015 11:26 am

Unas imagenes realmente impresionantes. Odiosa guerra, solo deja ruinas y cadaveres sobre los sueños de los dementes crueles. Gracias por traer el video.

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Mensajepor Invitado » Vie 08 May, 2015 11:01 pm

Videos de 360º en los que te puedes desplazar por la escena sobre la marcha



Team SCA 360* experience teaser | Volvo Ocean Race 2014-15
Put yourself into the center of the experience with this unique 360 video from Team SCA. Try looking around using the arrows or click & drag with your mouse / drag the screen on mobile. NOTE: The 360 experience is so far only enabled for Chrome browsers & Android mobile devices


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Mensajepor Invitado » Mié 08 Jul, 2015 2:43 am



Maratón del Mars Exploration Rover Opportunity
Compilación de imágenes del Mars Exploration Rover Opportunity desde enero de 2004 hasta abril de 2015 sobre un recorrido total de 42.2 kilómetros. A la derecha se muestra un mapa de su ruta marciana.

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Mensajepor Invitado » Mié 22 Jul, 2015 5:11 pm


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Mensajepor Invitado » Vie 21 Ago, 2015 4:06 am



Betanzos - Calendario Medieval Sta M Azogue





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