Oscar 2013

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Oscar 2013

Mensajepor calentando motores » Dom 09 Dic, 2012 10:51 pm

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Las favoritas al Oscar del crítico más famoso del mundo


Fue una referencia, ahora es una institución. Es Roger Ebert, crítico titular del Chicago Sun Times, padre de la expresión universal two thumbs up y una estrella de la televisión (presentaba el programa At the Movies) durante años. La lucha con un cáncer que se negaba a abandonarle y algunas muy cuestionables consideraciones críticas han menguado su relevancia pero el interés que despiertan sus críticas sigue siendo elevado; elevadísimo es el interés que despiertan sus listas de final de año, más aún, si se echa al barro con las predicciones para el Oscar 2013. ¿Sus favoritas?.


3 PRINCIPALES FAVORITAS QUE ÁUN NO HA PODIDO VER:


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SUS PRINCIPALES FAVORITAS:

    ▶ LA VIDA DE PÍ: "No recuerdo una película que haya resultado tan universalmente aplaudida".

    ▶ ARGO: "No es solo un excepcional thriller, también escenifica a la perfección una historia real que encantará a los académicos".

    ▶ LINCOLN: "El candidato más prestigioso de todos tiene el Oscar al Mejor Actor para Daniel Day Lewis asegurado".

    ▶ SILVER LINNINGS PLAYBOOK: "Una excéntrica y original comedia que tiene su merecido protagonismo asegurado entre los nominados".

    ▶ SIN TREGUA (END OF WATCH): "Las excelentes interpretaciones de Jake Gyllenhaal y Michael Peña pueden encumbrarla, incluso, entre las nominadas al mejor film".

    ▶ EL FRAUDE (ARBITRAGE): "Richard Gere merece la nominación al Mejor Actor".

    ▶ FLIGHT: "La nominación al Mejor Actor para Denzel Washington sería buena apuesta. Y no se si acabará siendo nominada a la Mejor Película, pero, al menos, lo merece".

    ▶ EL ATLAS DE LAS NUBES: "Es considerada otra de las grandes favoritas a pesar que a gran parte del público (y me incluyo) le costó seguir un argumento demasiado confuso".

    ▶ THE MASTER: "Las interpretaciones de Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman probablemente resulten nominadas. Sin embargo, no tengo claro que reciba muchas más nominaciones porque la historia de L. Ron Hubbard no queda demasiado clara".

    ▶ THE SESSIONS: "Pocas películas han presentado el valor y coraje de The Sessions este año. Y no solo es cosa de John Hawkes y Helen Hunt, a William H. Macy también podría caerle una nominación como secundario".

    ▶ BESTIAS DEL SUR SALVAJE: "Si por mi fuera, estaría, sin duda, entre las nominadas a la Mejor Película. Lamentablemente se especula con que no pueda estar entre las nominadas por ser rodada fuera de la jurisdicción del SAG (Screen Actors Guild)".

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calentando motores

Mensajepor calentando motores » Dom 09 Dic, 2012 11:16 pm




Uno de ellos ganará el Oscar


David O. Russell llega más lanzado que nunca con "El lado bueno de las Cosas", Tom Hooper y sus "Miserables" se preparan para ofrecer un sorprendente giro en el camino, nadie sabe que nos deparará el "Django Desencadenado" de Quentin Tarantino, (aunque podemos imaginarlo) Ang Lee presenta un trabajo bien hecho que posiblemente no acabe en Oscar, Ben Affleck trata de volver a la pole que ocupaba con "Argo" hace dos meses y el "Promised Land" de Gus van Sant.....sin comentarios hasta su estreno. The Hollywood Reporter reúne a los principales favoritos al Oscar 2013 en una mesa redonda durante una hora. ¿Conclusiones?. La primera y básica, que uno de ellos ganará el Oscar.

    Actores




    Actrices


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Django

Mensajepor Django » Dom 20 Ene, 2013 6:01 pm

Django Desencadenado en youtube, visionado de excelente calidad mientras dure.



Django Desencadenado Pelicula Completa Español


[imageleft]Imagen[/i][/left]TÍTULO ORIGINAL Django Unchained
AÑO 2012
DURACIÓN 165 min.
PAÍS Imagen
DIRECTOR Quentin Tarantino
GUIÓN Quentin Tarantino
MÚSICA Varios
FOTOGRAFÍA Robert Richardson
REPARTO Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Walton Goggins, James Remar, Dennis Christopher, Michael Parks, Bruce Dern, Franco Nero, Jonah Hill, Tom Savini, M.C. Gainey, RZA, Todd Allen, James Russo, Tom Wopat, Misty Upham, Gerald McRaney, Cooper Huckabee, Laura Cayouette
PRODUCTORA Sony Pictures / The Weinstein Company
WEB OFICIAL http://unchainedmovie.com/
PREMIOS
    Oscars: 5 nominaciones, incluyendo mejor película, guión y actor sec. (Waltz)
    Globos de Oro: Mejor guión y actor secundario (Waltz). 5 nominaciones
    Critics Choice Awards: Mejor guión original. Nominada a mejor película
    Premios BAFTA: 5 nominaciones, incluyendo mejor director
    National Board of Review (NBR): 10 mejores films y mejor actor sec. (Dicaprio)
    Asociación de Críticos de Los Angeles: 2º puesto para mejor actor sec. (Waltz)
    American Film Institute: Top 10 - Mejores películas del año
GÉNERO Western. Acción. Drama | Drama sureño. Esclavitud. Racismo
SINOPSIS Dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana (1861-1865), King Schultz (Christoph Waltz), un cazador de fugitivos alemán que le sigue la pista a unos asesinos, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Terminado con éxito el trabajo, Django prefiere seguir al lado del alemán y ayudarle a capturar a los delincuentes más buscados del Sur. Se convierte así en un experto cazador de recompensas, pero su único objetivo es rescatar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), a la que perdió por culpa del tráfico de esclavos. La búsqueda llevará a Django y a Schultz hasta Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), el malvado propietario de la plantación "Candyland". (FILMAFFINITY)

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Django

Mensajepor Django » Mié 23 Ene, 2013 3:28 am

Django desencadenado en tres actos

Diego Cuevas

    - Cadenas: de la figura del director y los amores y odios que rodean a su sombra. Incluye cameo de Elvira Lindo.

    - Django: de la película en sí.

    - Realidades alternativas: de la ficción y sus guantazos con la realidad. Incluye cameo de Spike Lee.



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Apunte sobre las cadenas

Las películas de Quentin Tarantino han logrado de manera admirable convertirse en una maquinaria capaz de crear dos tipos de espectador antagónico. Por un lado está aquel que contempla al de Knoxville como un mesías del séptimo arte que desciende de los cielos arropado por varios querubines con la gentil intención de azotar al cine contemporáneo disparándole a bocajarro un racimo de coolnes en las pelotas sin quitarse las gafas de leer ni la gorrita de Kangol.

Y por otro está aquella parte de la audiencia que repele dicha canonización del director y no puede evitar sentarse ante sus películas repitiéndose mentalmente lo que el realizador quiere es ametrallarles con una batería de referencias interminable. Referencias que escapan al entendimiento de cualquiera que no haya atracado un videoclub pidiendo a gritos que le rellenaran el saco con lo más selecto del cine paralelo. Destacan los casos extremos, esos que tienen la curiosa teoría de que en alguna vida anterior un antepasado de Tarantino sodomizó a algún ancestro relativo sobre un potro de gimnasia.

Ni tanto ni tan poco. Alguien dijo que Tarantino nunca fabricaba sus películas pensando en lo quería ver el público en pantalla y que en ese detalle probablemente radicaba su frescura. En realidad Tarantino parece rodar las películas que a él le gustaría ver como público. Tildar a su cine de apropiacionista cuando en el fondo demuestra un marcado carácter personal es errar el vaso sobre el que se quiere miccionar, por muy extenso que sea el archivo de influencias y muy evidente la colección de cromos. El realizador sufre de un encumbramiento desmesurado porque tanto su figura de showman cinéfilo como los medios periodísticos han logrado proyectar una sombra de su figura que llega a empapar sus films, y esto es en cierta medida algo inevitable cuando la personalidad de uno está tan acostumbrada a entrar en los sitios con la misma finura con la que un hombre orquesta lo haría en un entierro.

Explotó con la fantástica Reservoir dogs, que era realmente una falsa opera prima; la desconocida y muy casera My Best Friend’s Birthday, de la que solo se conserva parte del metraje (unas llamas ejercieron de improvisadas editoras del resto), fue en realidad su primera cinta finalizada y los restos que se pudieron salvar de la quema rodaron por festivales para disfrute de acérrimos admiradores. Y después remató con Pulp fiction, o el Cien años de soledad del director: recopilar decenas de ideas fantásticas en una obra redonda. Tras esto firmó la parte más digna de aquel Frankenstein que era Four Rooms y ya con un guión ajeno en la mesa estrenó Jackie Brown, su balada a la blaxpotation y la cinta que indicaba el momento justo en el que el hombre decidió pisar un poco más flojo el acelerador. Kill Bill vol 1 y vol 2 amasaron una cantidad envidiable de público con la silueta de niñas (y no tan niñas, ni en el género) de instituto que dejaban las Bratz para agitar las katanas. Las dos entregas de Uma Thurman en modo Dios sesgaron por completo a la población cinéfaga: o era un ejercicio de estilo, o era una mamarrachada con una coñoneta. Y nadie se paró a pensar que quizá solo era un malabarismo pop, absurdamente estirado pero sin tanta ínfula. Con una sosaina Deathproof demostró que algunas películas es mejor no separarlas al nacer de su hermano siamés bueno y con la deshilvanada pero decente Malditos bastardos moldeó el cine bélico a su manera, haciendo que cada personaje recitara cuatro páginas de libreto para preguntar dónde estaba el servicio y osando crear una realidad paralela a la histórica.


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Por mucho que le pese a unos cuantos (entre ellos los fanáticos de sus inicios) el rumbo que ha tomado el director últimamente, de un carácter mucho más autocomplaciente y dedicado al entretenimiento, no es un cambio tan espantoso como para desgarrar túnicas. En el fondo, su escalada alcanzó cima prematuramente con Pulp fiction y hasta el momento hay pocas señales evidentes de que el hombre quiera repetir algo similar en el mismo terreno. De todos modos, si ya tenemos Pulp fiction, ¿para qué querríamos otra? Para directores compuestos en su mayor parte por ajo y rodeados de familiares de Vinnie Jones ya tenemos a Guy Ritchie. En realidad es más divertido ver al cabezón correteando entre los géneros que le endurecen algún músculo y observar qué es lo que puede, lo que quiere y lo que se le escapa al dedicarse a exprimirlos.

Elvira Lindo acaba de manifestar su intolerancia hacía los recientes modales del director a través de una columna de opinión de El País. Se antoja medianamente simpático que la escritora salte de la silla a causa de un Tarantino que se niega a responder por millonésima vez cierta cuestión durante una entrevista promocional. Tarantino y sus egos en realidad existen para dirigir películas que pueden ser mejores o peores, pero no para demostrar buenos modales mientras la productora le lleva de tour por los caterings del mundo. Y quizá en una realidad paralela Elvira Lindo podría ser una de esas fanáticas de Pulp fiction que no han perdonado la condición reciente de entertainer del realizador y escribe su columna desde casa bajo un póster con el recitado de Ezequiel 25 17, una camiseta de Speed Racer y la colección alineada de muñequitos gánsters bautizados mediante colores y con inquietudes sobre las dietas carnívora de Madonna. Podría, pero la sombra de Tarantino no es tan alargada. A veces solo parece ser una persona a la que amar u odiar, y eso en realidad es un problema cuando se habla de su cine.


Django

Hay una escena en Django desencadenado en la que unos sirvientes preparan cuidadosamente una mesa para un banquete. Es la antesala a una negociación en la que Tarantino se atreve a soltarnos más de 20 minutos de metraje encerrados en una misma habitación en la que sienta a la mesa a los tres personajes que ejercen de pilares maestros del film. Y junto a ellos a Django. La escena no se hace larga porque la difumina el hecho de que en ella la tensión se esté dedicando de forma obcecada a inflar un globo hasta proporciones obscenas. Previamente a este momento el director ha repasado el rito iniciático, la buddy movie y el spaghetti que condimenta cierto western. Y mientras eso ocurría no nos ha molestado que en su cuento de vaqueros Django, pese a darle nombre al film y llevar el casco de un Sigfrido salido de El anillo del nibelungo, tenga menos presencia y carisma que ciertos miembros del reparto que lo rodea. No es problema tanto de Jaime Foxx como del personaje sobre el papel; Django es el gatillo del film, el fin último es convertirlo en una ametralladora, destaparlo y que ponga el punto y final. El camino que se recorre es su búsqueda y durante ella un personaje coprotagonista (que funciona en realidad como protagonista) y dos villanos se meriendan toda posibilidad de dejarle destacar.

Django desecandenado es la última obra de Tarantino y también es lo mejor que ha rodado en los últimos años. Al mismo tiempo es una película que tiene las pelotas de considerarse interesante durante 165 minutos, cosa rara hoy en día con una cinta que no tiene en su reparto a enanos que serían la pesadilla de un podólogo, y durante la mayor parte de ese tiempo lo logra. Comienza con melodías y títulos de crédito pretendidamente añejos y un Django encadenado. También con el encuentro con un icónico carromato, coronado por un balancín en forma de muela, y con su conductor, el personaje de Christoph Waltz (que se retroalimenta de aquel Coronel Hans Landa de Malditos bastardos) de impagable acento y geniales formas. Se nos descubre el esperado ingenio del diálogo (ese vaquero abatido que menta primero a su caballo y después a su hermano tras un incidente) y la brutalidad de la violencia con las primeras salpicaduras de hemoglobina y carne exageradas. Con esta introducción tenemos un escenario maravilloso montado, como también lo teníamos de manera similar en el brillante prólogo de Malditos bastardos. Pero la fábula de Django parece en su conjunto, y pese a trotar entre los cambios de ritmo con demasiada confianza, una obra más redonda, con menos aristas y más cerrada que la de los judíos que pateaban culos nazis.

La película se sitúa en 1858 y utiliza como marco el periodo de la esclavitud negra americano. Su primera parte convierte al Dr. King Schultz (Waltz) en un Obi-Wan Kenobi que adopta a Django como aprendiz del oficio de cazarrecompensas y ambos nos llevan de viaje por una entretenida cacería de cabezas tasadas, durante la cual se pronunciará el símil con la leyenda germánica cuando ambos personajes decidan unir fuerzas para rescatar a la Brunilda del protagonista, mujer de la que fue separado cruelmente. Esta primera sección funciona de manera excepcional porque el personaje de Waltz está escrito con grandeza y porque las osadías que se permite la narración, como esa broma que en realidad es un sketch con Jonah Hill como guest star a costa de una agrupación anacrónica calcada al Ku Klux Klan, pese a ser simpáticas no suprimen los aciertos en los hallazgos visuales (la escena de un cuerpo desplomándose de su montura al recibir un disparo fuera de plano), los narrativos (el asesinato de un padre ante su hijo), y la esperada brillantez del texto (—You don’t know if you’re positive?). Hasta que tras una hora de rodaje y bajo la excusa de brutales luchas de mandingos (inspiradas directamente por la olvidada Mandigo de Richard Fleischer) se nos presenta al villano en los dientes de un Leonardo DiCaprio inesperadamente genial en el papel de Calvin Candie, engreído iletrado de soberbia subida que se define a sí mismo cuando requiere que lo traten de Monsieur pese a no entender una sola palabra de francés. La película se relaja, nos pasea hasta el escenario del villano y por sorpresa nos regala a uno de los mejores personajes que ha escrito Tarantino: Stephen (el motherfucker de Samuel L Jackson tuneado) o el antagonista supremo, un esclavo negro más esclavista, inteligente, engreído y manipulador que su propio dueño. El Sr Ausente apuntaba recientemente en su blog cómo la verdadera grandeza de ese personaje consistía en pervertir el estereotipo lamentable de negro buenrollista que Disney retrató en Canción del sur, y ese es el apunte más acertado que se puede encontrar sobre lo ingenioso de la figura que ha construido el director. No solo se convierte a la víctima en motor del propio sistema que lo esclaviza sino que además la reviste de una cáscara que en el imaginario popular se sitúa en las antípodas de sus intenciones. Es tan retorcido como los resortes que funcionan dentro del propio Stephen.


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Y decíamos que Django frente a todo esto no resulta tan interesante. Porque sus visiones quedan eclipsadas por la verborrea de Schultz, por la peligrosidad paleta de Candie y por lo maquiavélico de Stephen. Porque su encuentro con la amada no deriva tan seductor para el espectador como lo que ocurre con el resto del casting, y sobre todo porque en el momento en el que realmente se le desencadena y la única solución posible (y en el fondo lógica) es resolver las cosas redecorando el escenario con una manguera de sangre, la película decide no acabar del todo, volverse autocomplaciente, agarrar a Django por los huevos y llevar al personaje aquí y allá para desembocar en un final en el que a Foxx solo le falta montar en un descapotable con amortiguadores-pogo y alejarse botando hacía el horizonte. Esto no destroza la película, porque todo lo anterior ha sido servido con bastante distinción, pero la aletarga con un epílogo que parece un pegote; Django se pasa toda la narración apilando odio en su interior en silencio (la D es muda, reza el cartel promocional) y somos conscientes de que en algún momento tendrá que estallar, pero Tarantino decide no acabar donde sería lógico y transforma al esclavo vengador en un Bad Motherfucker con gafas de sol. Ojo al apellido de su mujer para más pistas.

El resto de pegas que se le pueden poner a la película sobrevuelan ciertas decisiones cuestionables del guión: los protagonistas permitiéndose un invierno a modo de entrenamiento cuando la amada a rescatar está probablemente siendo utilizada como juguete sexual en la finca de algún degenerado, o lo inesperado de encontrar al metódico Schultz (que recordemos, es un hombre capaz de disparar a otro hombre frente al primogénito de este) perdiendo las formas y liándola parda de la peor manera posible en el último momento de una negociación crucial.

En el escaparate de lo mitómano tenemos el simpático cameo de Franco Nero (protagonista del Django de 1966 de Sergio Corbucci), a Don Johnson con un bigote demencial, a una irreconocible Zoe Bell y un fugaz Tom Savini, a un globo aerostático con sombrero y ridículo acento australiano que las malas lenguas dicen que es el propio director caminando con calzador por su propia película, las referencias a Corbucci (un libro sobre su obra se supone que fue el germen inspirador de la propia Django desencadenado), easter eggs esparcidos de manera voluntariamente accidental y banda sonora ecléctica que recoge desde pistas del score para Dos mulas y una mujer creado por Ennio Morricone hasta estilos mucho más contemporáneos como el del rapero Rick Ross o la pista que se atreve a remezclar Tupac con James Brown. Y a un Tarantino más en forma (mental, que no física, visto lo visto) y equilibrado que de costumbre. Equilibrado en casi todo excepto en su retrato nada discreto de la violencia en pantalla, un detalle que en realidad es estupendo; elevar la salpicadura al carácter de gratuidad injustificable requiere mucho estilo, y exagerar el escenario del tiroteo con litros de tomate y vísceras consigue convertirla en un elemento más de juego, en una evidencia de su irrealidad salvaje.


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Realidades alternativas

Spike Lee anda bastante cabreado con la película del padre de Vincent Vega. No es el primer cruce que tiene con el director, tiempo atrás (durante la llegada a las salas de Jackie Brown) ya había criticado duramente el uso de la palabra, de tintes despectivos, nigger en sus libretos. En el caso de Django desencadenado a Lee le fastidia bastante que Tarantino toquetee la historia de la esclavitud y la convierta en un western para uso y disfrute. Su opinión quedó reflejada públicamente en forma de tuit: “American Slavery Was Not A Sergio Leone Spaghetti Western. It Was A Holocaust. My Ancestors Are Slaves. Stolen From Africa. I Will Honor Them” (las mayúsculas dominantes son cosa, presumiblemente, del teléfono móvil de Lee). Es decir, “La esclavitud americana no fue un spaghetti western de Sergio Leone. Fue un Holocausto. Mis ancestros son esclavos, robados de África. Yo les honraré.”

La postura del fan de los New York Knicks es respetable, pero algo extrema y quizá más viniendo de alguien que se dedica a la dirección. El hombre posteriormente declararía en una entrevista televisada que no tenía intención de ver el film y Tarantino directamente evitaría entrar en una partida de ping pong dialéctica.

La inmoralidad que sugiere Lee resulta bastante errónea por tratar de otorgar una solidez anclada en la fidelidad histórica a lo que en el fondo solo es una película; Django desencadenado no es una lección de historia (como tampoco lo era Malditos bastardos, cercana a otro Holocausto) y ni siquiera sugiere verosimilitud a nada que vaya más allá de los productos de entretenimiento en los que se basa. En ella la esclavitud americana es simplemente un escenario para desarrollar otro tipo de historia. Tarantino no reescribe de manera ofensiva el contexto, simplemente juguetea con él para extraer del mismo a un héroe vengativo dispuesto a escalar montañas y cruzar círculos de fuego. Incluso el carecer de una moraleja sobre el tema tiene su coña: el único personaje del film que se atreve a insinuar, mediante una pseudociencia absurda, el carácter sumiso de la raza negra (¿por qué nunca se han alzado contra nosotros? se pregunta) no podía ser otro que ese payaso inculto construido por DiCaprio.

Y a cuento de todo esto vienen los límites y las cuentas pedidas. Una obra de ficción no tiene la obligación de adaptarse a la realidad si realmente no le conviene y sí que tiene todo el derecho de crear, con mayor o menor fortuna, una realidad paralela. Es gracioso que Pearl Harbor o U-571 (por poner solo dos ejemplos) puedan bajarse los pantalones tomándose cualquier tipo de licencia en cuanto se encuentran frente a frente con el espectáculo y la taquilla pero que a Tarantino, una persona que tiende a hacer lo que le dicta el apio, se le eche en cara trivializar cierto periodo. Más aún cuando ni siquiera ha sido el primero en hacerlo.

Cuando la ficción tenga realmente que rendir cuentas y sacrificar su propia premisa tendremos un problema. Si hubiera que acercar el cuento hasta el plano de la realidad desaparecería el término mismo de ficción y entonces habría que preguntarse para qué querría alguien entrar en una sala de cine. En The New Yorker (un medio que en esta casa conocemos solo de oídas) también le dedicaron un interesante artículo a la realidad alternativa que proponer el celuloide. En el mundo actual The Weinstein Company ha tenido que parar la venta de figuritas basadas en la película porque ciertas protestas consideraban que trivializaba el esclavismo. En las salas cientos de culos inquietos han rellenado butacas propiciando una lluvia de millones de dólares (es la película de Tarantino que más dinero ha recaudado en las Américas). Y en la pantalla Django es un esclavo negro que cose a tiros a decenas de blancos para llegar hasta Broomhilda. Y esto último nos parece estupendo.


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Mensajepor Invitado » Jue 21 Feb, 2013 5:31 am

Los Oscars: curiosidades y anécdotas


Los Oscar son de esos galardones que, aunque no exentos de controversias, disparan a los ganadores –y a los finalistas– hacia el más que presumible éxito de taquilla. Son la fiesta del cine en general y del cine americano en particular. Tienen su importancia, al margen de lo discutible que sea el otorgar premios de carácter competitivo en el mundo del arte, y por muy opinable que sea el hecho de que existan unos lobbies de presión en favor de uno u otro candidato, en favor de una u otra película, en función de intereses comerciales y de otras lides que no voy a citar aquí. De hecho, hay casos de actores que ni tan siquiera fueron a recoger sus premios por estar en desacuerdo con esta maquinaria en favor de la industria y los egos, el ejemplo más reseñable el de George C. Scott, quien tras ganarlo en 1970 por Patton dijo: “Los actores no deberíamos vernos forzados a hacer campaña en favor propio y en contra de otros. Además, la ceremonias son un desfile de carne de dos horas de duración, y todo por motivos económicos“. Al igual que todos los premios, son más que debatibles, abundan las injusticias y su cuadro de electores es bastante problemático. La Academia para tratar de paliar sus propios errores, olvidos y desconsideraciones creó el Oscar honorífico por una carrera, con el cual trata de enmendar sus desaciertos.

Pese a todo, los Oscar forman parte de la cultura popular del siglo XX, son un distintivo de calidad. Eso sí, no siempre de la mejor calidad. Es por y a pesar de ello que hemos de reconocer que tienen su encanto y a todo el mundo gustan las anécdotas y curiosidades que acompañan a este certamen. Repasaré a continuación algunas de ellas. No todas, es imposible.

Para empezar, la ceremonia no era, en sus inicios, allá por mayo del 29, nada parecido a lo que es ahora. Fue una comida en el hotel Hollywood Roosevelt, con una audiencia de cerca de 270 invitados. Se ofrecieron 15 estatuillas frente a las 24 que se entregan en la actualidad, y los ganadores ya sabían de su condición desde 3 meses antes.

Tampoco se llamaban así, los premios concedidos por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas deben su nombre a una bibliotecaria de la Academia, Margaret Herrick, quien dijo que la preciada estatuilla le recordaba a su tío Oscar. En 1934, el periodista Sidney Skolsky utilizó ese apelativo al escribir sobre la mejor actriz de ese momento (Katharine Hepburn) y la Academia terminaría por adoptar el término, de forma oficial, en 1939.

La estatuilla es un caballero armado con una espada de pie sobre un rollo de película con cinco radios. Supuestamente cada radio simboliza las 5 ramas principales de la Academia: directores, actores, guionistas, productores y técnicos. Tiene unos 34 centímetros de altura y pesa la nada despreciable cantidad de cuatro kilos. Los Oscar siempre han tenido esta forma variando únicamente su aspecto en dos ocasiones. Una para Walt Disney a quien le otorgaron, en 1939 un premio honorífico por Blancanieves y los Siete Enanitos, el Oscar honorífico constaba de una estatuilla de tamaño real y siete miniaturas, en clara alusión a la película de animación. El otro afortunado fue el ventrílocuo Edgar Bergen, que obtuvo un premio honorífico por su creación del muñeco Charlie McCarthy y recibió una estatuilla de madera con la boca articulada.


Los más premiados y los más nominados

Las tres películas más premiadas de la historia son Ben-Hur (1959), Titanic (1997) y El Señor de los Anillos: El retorno del Rey (2003) todas ellas obtuvieron 11 estatuillas. Aunque ninguna de ellas consiguió el premio en las cinco categorías principales –película, actor, actriz, director y guion–como sí lo hicieron El Silencio de los Corderos (1991), Alguien voló sobre el nido del cuco (1795) y Sucedió una noche (1934), mérito al que este año aspira El Lado bueno de las cosas.

Titanic también repite en la categoría de películas con más nominaciones de la historia, un total de 14, honor que comparte con Eva al Desnudo (1950).

En contraposición, se encuentran las películas que ostentan el dudoso honor de ser las que más nominaciones tuvieron (11) sin llegar a conseguir ningún galardón: Paso decisivo (1977) y Color Púrpura (1985), del director americano Steven Spielberg que se desquitaría años más tarde con La lista de Schindler con la que fue premiado en 7 categorías.

Centrándonos en el apartado interpretativo la actriz que más veces ha sido nominada por la Academia es Meryl Streep, en un total de 17 ocasiones, “sólo” en 3 de ellas obtuvo recompensa. Pisándole los talones están Katherine Hepburn y Jack Nicholson, ambos con 12, no obstante la actriz de Adivina quién viene esta noche obtuvo 4 premios –no fue a recoger ninguno–, siendo así la intérprete con más Oscar de la historia.

En el apartado de más galardonados encontramos, también con 4 estatuillas, al director John Ford, que se ve superado en nominaciones por William Wyler, candidato al premio de mejor director 12 veces.

Eso sí, si queremos saber quién es la persona a la que la Academia más mimó hay que mirar a Walt Disney, el más premiado de la historia, acumuló un total de 32 estatuillas comprendidas entre cortos, documentales y premios honoríficos y además ostenta el record de Oscar ganados de manera consecutiva, un total de 8, entre 1932 y 1939, en la categoría de cortometraje.

Volviendo a la lista de “fracasos” nos topamos con el magnífico Fellini que obtuvo 8 nominaciones como guionista y no consiguió ningún premio, misma suerte corrió las veces que estuvo nominado a mejor director. No está sólo en esta categoría de los olvidados, en ella se encuentran directores como Stanley Kubrick o Alfred Hitchcock, premiado años más tarde con el Oscar honorífico.

Para terminar, una curiosidad un poco morbosa. En 1969, el Oscar a mejor película se lo llevó una calificada como X, Cowboy de Medianoche. Sería impensable que hoy ocurriese algo parecido.


Momentos singulares

Dentro de los Oscar hay sitio para más cosas que el glamour o los premios en sí, hay lugar para momentos divertidos, emotivos e incluso entrañables. A continuación repasaré los que para mí son cinco de los mejores momentos:

    1. El aplauso a Charles Chaplin.
    Ocurrió en la edición de los Oscar de 1972, cuando el maestro Charlot llevaba dos décadas exiliado. Chaplin fue homenajeado con cinco minutos de aplausos que se convirtieron en la ovación más larga en el teatro Kodak. Fue en la entrega del Oscar honorífico por su contribución al cine, y por su aportación al arte que es el cine.




    2. Los Oscar de Benigni
    Para muchos las reacciones de Benigni fueron patéticas y grotescas, para otros fueron muy divertidas y espontáneas. Yo no puedo evitarlo, cada vez que lo veo me sale una sonrisa. La vida es bella es una preciosidad que bien merecía un momento como este.




    3. El Oscar honorífico del maestro del suspense
    En 1968, Hitchcock recibió un Óscar Honorífico, el premio en memoria de Irving Thalberg a toda su carrera. Siempre menospreciado por la crítica americana, valorado por el gran público y por los chicos de Cahiers du Cinéma, nunca recibió un Oscar por sus nominaciones en las categorías competitivas, agradeció la discreción de la Academia para con él con otro discreto Thank you.




    4. Oscar al mejor guion original para Matt Damon y Ben Affleck
    Me gusta pensar que si algún día me dan un premio con un colega reaccionaría así. Parecen dos niños. Con 27 años y 25 años respectivamente, asimilan el galardón como si su equipo acabase de meter un gol.




    5. Oscar para Belle Époque
    En 1992 Trueba recogió el galardón por mejor película extranjera, y en el discurso de agradecimiento dijo algo así como que no creía en Dios pero sí en Billy Wilder, por lo que era a él a quien estaba agradecido. A la mañana siguiente el director español recibió una llamada de Billy Wilder, para agradecerle la mención, en la que se presentó diciendo: “Fernando, soy Dios”.


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Mensajepor Invitado » Vie 22 Feb, 2013 1:24 am

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El injusto y contradictorio señor Oscar


Sería idiota decir que los centenares de Oscars entregados son todos merecidos. ¿Por qué tener un Oscar es tan importante, cuando muchos grandes del séptimo arte nunca recibieron ninguno y muchos que no se merecían ni ser invitados a la gala tienen este galardón?

Toda esta historia de justicia e injusticia, pedantería y socarronería contra mérito y valor, comienza en 1929. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos decidió reconocer las mejores películas realizadas. Así, nacieron los Premios de la Academia o los Oscars.

No tardaría en ser el premio cinematográfico más apreciado… y, con el tiempo, uno de los más desprestigiados. ¿Por qué? Por ejemplo: discutibles decisiones de los académicos, las campañas de marketing de las productoras para llevarse el premio, simples modas (pasajeras como todas), prejuicios tontorrones… Tenemos para elegir y aburrir: nos encontramos con filmes, actores, directores y muchos más que han sido sobrevalorados o infravalorados. Esa es la realidad.

Lejos del falso glamur (el negocio más descarado que cubre las galas), hubo una época en que la simple entrada costaba cinco dólares (y sí, había negocio, pero era una época más inocente). El participante que se llevaba la estatuilla de cuatro kilos no era sorpresa, ya que tres meses antes se sabía el ganador. Eso cambiaría. Todo en pos de “lo más espectacular aún”, siguiendo el viejo lema del circo (tan hermanado con el cine). La gala hoy queda ridiculizada a meros desfiles donde importa ser más extravagante que un auténtico artista, y donde las ceremonias pomposas con chistes demasiado políticamente correctos hacen que el humor salvaje de Ricky Gervais en los Globos de Oro se aprecie tanto. ¿Es don Oscar tan digno como parece?

Hoy sabemos que, desde que se conocen las candidaturas, comienzan las injusticias o, mejor dicho, las bromas pesadas: muchas nominaciones inmerecidas (¿once para Titanic?), pocas para películas que se merecen una reverencia (¿qué pasa con Looper?), grandes ausencias (¿por qué se ignoró a Las ventajas de ser un marginado?) o apariciones inesperadas (¿se merecía algún Oscar un producto tan aburrido como Chicago?).

Casi seis mil artistas votan: actores, escritores, directores, productores y técnicos. Muchos con dudosos gustos que hacen que actrices como Sandra Bullock se lleve un Oscar y pocas horas antes un Razzie. La luz de ese Hollywoood de eterno cartel roto (¿quién recuerda su auténtico nombre, Hollywoodland?).

Y hablando de intérpretes… Fijémonos en actrices, ¿merecen intérpretes tan dudosas como Marisa Tomei o Penélope Cruz un Oscar? Sobre todo el caso de Tomei, donde la leyenda urbana dice que un Jack Palance muy mayor dijo el último nombre de las nominadas que escuchó y no leyó el nombre de la verdadera ganadora. Simpático y genial Jack.

Luego, hay actores nunca nominados… o si lo han sido, no han resultado ganadores. Tenemos a ese terremoto que es Liam Neeson y a ese carisma de la eterna sonrisa que era Errol Flynn. Habremos de esperar que alguna vez actores prometedores como Michael Fassbender sean reconocidos por su labor.

Por no hablar de directores. Alfred Hitchcock, pese a estar nominado en seis ocasiones, nunca logró el Oscar. Seguramente, se burló de alguien de la Academia con su oscurísimo humor, porque sino ¿quién lo entiende? ¿Una Academia que ignora muchas veces un género tan antiguo en el cine como el terror o el suspense?

Algo similar pasó con ese genio loco (como todos los buenos genios) que era Stanley Kubrick, el padre de 2001. Una odisea en el espacio, La chaqueta metálica, La naranja mecánica, Lolita, Barry Lyndon… Nunca se reconoció la labor de ese estricto barbudo de carácter imaginativo y crucial.

Y no solo hablamos de directores, que ya se han unido en el cielo de los cineastas a grandes como Frank Capra o Fritz Lang. También hay autores vivos a los que se ignora sistemáticamente. Ridley Scott y Quentin Tarantino no han sido galardonados hasta la fecha como Mejor director. ¿Les ocurrirá como a Howard Hawks, autor de Río Bravo o Scarface, el terror del hampa, que solo se llevó el honorífico? Y es que el Oscar honorífico es la forma de enmendar errores que tiene la Academia muchas veces. ¿Se quedarán como Ernst Lubitsch, autor de Ninotchka o Ser o no ser, que no se llevó nada?

¿Y no suele ser gracioso (no tanto para ellos) cuando hay directores que se llevan el Oscar a Mejor director y no a Mejor película? Véase a Polanski. Oscar como director, perdedor a Mejor película. ¿No es como decir: “diriges mejor que nadie, pero preferimos las películas peores dirigidas”? Además, la cinta del realizador de El escritor fantasma se llevó el premio al Mejor guion y actor protagonista. Sí, hablamos de El Pianista. ¿Irónico o digno de obligarnos a dar un carpetazo (o una patada en su trasero dorado) a los Oscars?

Por no mencionar un caso más sangrante y que demuestra que la Academia muchas veces se comporta como la zorra barata de los políticos. Charles Chaplin, director de obras maestras como El gran dictador, nunca llegó a recibir un Oscar por la dirección o su actuación en películas como la melancólica Candilejas. Solo recibió uno por banda sonora (Chaplin componía la música de muchos de sus filmes) y el honorífico. ¿La causa? Todo debido a la persecución contra Chaplin que hubo por culpa de la estúpida Caza de Brujas. Más irónico cuando años después, Robert Downey Jr. recibió una nominación al Oscar por interpretar al excelente cómico en Chaplin, el biopic del artista.

Pero el Oscar no es solo discutible en cuanto a directores premiados o sin premiar. Hablemos de films discutibles. ¿Cómo entendemos que Chicago tenga el Oscar a Mejor película y en su día Doce hombres sin piedad nada? ¿Cómo podemos considerar merecedores de la estatuilla (que debe reconocer lo mejor) a películas aburridas como En tierra hostil o simplonas como Avatar, dirigidas por el ex matrimonio Bigelow-Cameron? Bueno, En tierra hostil al menos reconoce el trabajo de una directora, pero ¿merecidamente?

¿Y los ridículos marcados por la época? Porque Blade Runner no fue un éxito cuando se estrenó. Para empezar, se le nominó a Oscars menores. Fue ninguneada por crítica y público… hasta que se convirtió en un film de culto cuyo mayor premio han sido los seguidores que han venido después. Uno echa de menos así que Apocalipsis Now fuese reconocida.

Y queda por reivindicar filmes que parecen olvidados por la Academia y el público, como joyas a la altura de Erase una vez en América (para un servidor, superior a El Padrino, pero discutamos eso en otro post).

La injusticia no queda en directores o actores, sino también en otros apartados. Por ejemplo, los músicos. Un compositor de la talla de Ennio Morricone, nunca ha recibido Oscars, pese a sus excelentes composiciones para films como La Misión.

¿Y qué me dicen de la fantasía, el terror, la comedia…? Parecen géneros poco dignos de un Oscar, cuando necesitan muchas veces de más inventiva que un mero drama de esos que tanto gustan en Hollywood. Por suerte, hay excepciones como El Señor de los Anillos, el Retorno del Rey.

Este tema de los géneros que se lo cuenten al legendario John Ford, cuyos Oscars le vendrían por los dramas y nunca por los western, género ninguneado salvo por honrosos “peros” como Sin Perdón de Clint Eastwood. Eso sí, uno echa de menos Oscars o al menos nominaciones para la melancólica El hombre que mató a Liberty Balance.

Y ya que estamos sacándole los colores a los Oscars (mejor dicho, los morados), sigamos golpeando. Podemos meternos hasta con las categorías. Pronto, desapareció la dedicada a los cartelillos de textos del cine mudo; pocas se han implantado en los últimos tiempos. ¿Por qué aún no existe un Oscar a Mejor captura de movimiento? ¿O por qué simplemente no se ha reconocido con una nominación a Mejor actor al trabajo de Andy Serkis? ¿Deberemos esperar décadas para que le den uno honorífico?

Hasta las muertes muchas veces no son reconocidas en esta gala, la más antigua de los medios de comunicación. La parte in memoriam olvida a grandes autores que han fallecido y a otros que poco aportaron. No demos muchos nombres, dejémosle descansar, pero que quede claro.

Visto lo visto, seamos realistas, ¿qué hace que una película sea mejor o peor por tener un premio? Realmente, ¿es tan importante tener un Oscar? Podría ser peor, claro. Podría ser un Goya.

El tiempo es sabio y puede que ponga todo en su lugar, incluso una película. Puede. Nunca perdamos ni conservemos demasiado la esperanza. Podríamos llevarnos una sorpresa y no para bien.

En fin, ¿habrá injusticia este año? Solo falta esperar.

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Mensajepor Invitado » Sab 23 Feb, 2013 2:08 am

El gurú demoscópico Nate Silver, estrella de las últimas elecciones USA, hace sus "predicciones" para los Oscar:

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Oscar Predictions, Election-Style

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Mensajepor Invitado » Dom 24 Feb, 2013 10:57 pm

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EL CREADOR DE 'PADRE DE FAMILIA' PRESENTARÁ LA GALA DE LOS OSCAR 2013
Hollywood pone la mejilla ante Seth MacFarlane

Rubén Díaz Caviedes


Nadie niega que Seth MacFarlane, el presentador de los Oscar 2013, sea un tipo hábil o incluso un genio. Dibuja, canta, produce, dirige... Hace de todo y lo hace tan bien que a sus 39 años ya es multimillonario y vive en una mansión donde le corresponde a los pequeños dioses de Hollywood, en Beverly Hills. Pero MacFarlane es ante todo un guionista. El mejor pagado de la historia –lo acredita su contrato con FOX por 100 millones de dólares–, pero un guionista. Los directos, por lo tanto no son su fuerte, como él mismo ha demostrado en entrevistas televisadas o entregando premios en otras galas, cuando se ha quedado sin palabras y se ha mostrado nervioso ante las cámaras. Por eso a muchos les ha costado entender que la Academia le pidiese presentar su ceremonia de 2013 y a otros tantos, que MacFarlane aceptara. Porque los Oscar, por supuesto, se emiten en directo. Y porque el creador de Padre de familia tendrá que aguantar el tipo sin balbucear ante audiencia que, solo en Estados Unidos, ronda los 40 millones de personas.

Es probable, sin embargo, que esta cifra tenga que ver con la propia designación de MacFarlane, que ya dejó ver por dónde irían los tiros en enero, durante la presentación ante la prensa de las películas nominadas por la Academia. "La última vez que Austria y Alemania se unieron para coproducir algo fue Hitler, pero esto es mucho mejor", dijo sobre Amour, de Michael Haneke.

Porque la irreverencia vende, y de eso MacFarlane sabe más que nadie. No es un secreto que la audiencia de los Oscar cae en picado desde hace 15 años, cuando la edición en que Titanic recibió 11 estatuillas, la de 1998, fue seguida por más de 55 millones de personas. Desde entonces los Oscar pierden un millón de fieles al año, mientras las otras grandes galas televisadas en Estados Unidos –los Globos de Oro, los Emmys y los American Music Awards, por este orden– van subiendo poco a poco.

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De hecho, la gran competidora de los Oscar, los Globos de Oro, ronda los 16 millones de espectadores tras el pico de 2010, 2011 y 2012 en que presentó la ceremonia el británico Ricky Gervais, que disparó sin piedad contra todo y contra todos. Entre otras muchas salidas de tono bromeó sobre la sexualidad de Tom Cruise, las adicciones de Robert Downey Jr. o el alcoholismo de Charlie Sheen. Los aludidos sonrieron y aguantaron el tipo y algunos de los presentes se negaron a aplaudir, pero en millones de casas los espectadores aplaudieron y se carcajearon sin parar.

Es quizá lo que pretende la Academia de cine con Seth MacFarlane, que conquistó el trono del humor televisivo hace una década con su serie Padre de Familia y que ha conservado el cetro desde entonces gracias a Fuzzy Door Productions, su productora, y éxitos millonarios como Padre made in USA, El Show de Cleveland y la película Ted. Sus bromas son tan gruesas que algunas no pueden salir por televisión y MacFarlane ha creado su propio canal en el portal Youtube, Seth MacFarlane's Cavalcade of Cartoon Comedy, en el que las publica en forma de viñetas animadas.

La Academia, por supuesto, niega la mayor y rechaza que Hollywood esté poniendo la mejilla a cambio de audiencia. Cuando Craig Zadan y Neil Meron –los nuevos productores de la gala– anunciaron hace unos meses el fichaje de MacFarlane ante la prensa, se limitaron a decir de él que “sus múltiples habilidades escénicas se mezclan a la perfección" para protagonizar el espectáculo que planeaban, que en un arranque de precisión definieron como "fresco y divertido". Los periodistas no consiguieron sacarle a la pareja una declaración de intenciones que realmente lo fuera, ni siquiera mencionándole al gran ausente en los ratings de audiencia de los Oscar, el espectador joven masculino, y preguntándoles si habían elegido a MacFarlane para intentar recuperarlo. "Nunca hemos pensado en demografía", replicaron. "Simplemente necesitábamos a alguien que resultase fantástico en el show que queremos hacer".


El macarra ligero de Hollywood

Fantástico y célebre, aunque en el caso de MacFarlane, solo por los pelos. Por mucho que su perfil se ajuste a la gala que quiere la Academia, MacFarlane no deja de ser un productor y guionista parapetado tras dibujos animados que, como Matt Groening en Los Simpson, resulta visualmente desconocido para una gran proporción de los espectadores. Si se ha convertido además en una celebridad más de la industria estadounidense ha sido, curiosamente gracias, a su voz. MacFarlane dobla a la mayoría de sus protagonistas masculinos, de modo que la ubicuidad televisiva de Stewie, Peter Griffin, Brian, Roger, Stan Smith o el oso Tim –entre otros– también es la de su imponente voz de barítono. Se espera así que los productores Zadan y Meron, responsables de musicales como Hairspary y Chicago, exploten también su habilidad para cantar, cosa que por cierto hace bastante bien.

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Este extremo no está ni mucho menos reñido con la acidez. De hecho, MacFarlane ha enunciado algunos de sus exabruptos más memorables cantándolos en sus series. Tras Ricky Gervais en los Globos de Oro y el paso de Neil Patrick Harris por los Tony Awards –en cuya edición de 2012 parodió el carácter de la ceremonia con un gran número inicial que anunciaba que Broadway ya no es solo para los gays–, el Hollywood institucional parece así ponerse a disposición de MacFarlane y sus antojos humorísticos si con eso consigue remontar sus pobres cifras de audiencia.

Y tratándose de MacFarlane, aficionado a morder la mano que le da de comer, eso es un riesgo. La más conocida de sus lucrativas faltas de entendimiento es con la FOX, la major de su serie, que empezó por cancelarla hasta en dos ocasiones y acabó unos años después ofreciéndole a MacFarlane contratos de 100 millones de dólares. Desde entonces, él aprovecha cada ocasión para burlarse del carácter conservador de la cadena y cuestionar con humor la veracidad de sus informaciones. "Todo lo que se dice en Fox News es mentira", llegó a explicarle Lois a su hijo Chris en un capítulo de Padre de Familia. "Incluso las verdades, cuando las dice Fox News, se convierten en mentira".

Canciones, bromas bestias y una parodia inclemente del propio Hollywood con el permiso, eso sí, de los parodiados. Es lo que se espera que ocurra en el Dolby Theatre de Los Angeles la madrugada del próximo lunes, hora española, si Seth MacFarlane está a la altura de sí mismo y no decide, contra todo pronóstico, cambiar el guión y hablar de política más de la cuenta. Parece poco probable, tratándose de los Oscar, pero no del todo descartable hablando de MacFarlane, progresista convencido y donante generoso del Partido Demócrata. No sabemos si será así y él, de momento, no lo ha desvelado. Un enigma más, seguramente planeado, que añadir a los prolegómenos de unos Oscar con vocación de cambio. El lunes saldremos de dudas.

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Mensajepor Invitado » Dom 24 Feb, 2013 11:16 pm

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Análisis de la 85 edición de los Oscars


Con motivo de la edición de los Premios de la Academia de Cine de Hollywood, iWrite Magazine presenta su semana especial de cobertura a estos prestigiosos -y en ocasiones, polémicos- premios que tantas películas de calidad dejan en nuestras salas de cine para que disfrutemos como enanos. Nuestro equipo de redactores de Cine y TV se ha sumado a un interés por estos galardones que va más allá de la simple especulación industrial de La Meca del Cine. En este reportaje os trasladaremos a la noche de los Oscars, contándoos lo que creemos que sucederá. Y lo vamos a hacer manteniendo un fiel orden a la sucesión de las más importantes categorías, que casi todos los años se va cumpliendo a la hora de entregar los caballeros dorados.

Comenzaremos pues por la candidatura de Mejor Película de habla no inglesa. En este apartado no hay discusión alguna. El Amour de Haneke tiene todas las papeletas para llevarse el premio sin vacilación. No obstante, hay grandes cintas rivalizando con ella, como la chilena No, de Pablo Larraín, basada en un relato de Antonio Skármeta sobre el plebiscito de 1988 en aquel país o la noruega Kon-Tiki, dirigida por Joachim Ronning y Espen Sandberg, que pone el ojo sobre la expedición igual llamada, que realizó el explorador Thor Heyerdahl en 1947, viajando desde Sudamérica hasta la Polinesia.

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Red Carpet

Mensajepor Red Carpet » Lun 25 Feb, 2013 2:29 am


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Assia
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Mensajepor Assia » Mar 26 Feb, 2013 1:59 am

Nunca me ha interesado estos premios. Ni siquiera he ido a ver la pelicula que con bombo y platillo anuncian en Melbourne: LINCOLN,he leido mucho de ese Presidente y, aunque reconozco que posiblemente como hombre fuera 1 gran hombre, como Presidente lo unico que su partido buscaba era,apoderarse de la riqueza agricola del sur. Pero eso,no no los han dicho algunos biografos de Lincoln. Otra version nueva que han hecho de Lincoln,como las versiones nuevas de Ana Carenina,Jane Eyre y Cumbre Borrascosas, Los Misserables,etc,etc, Parece que los actuales guionistas y directores de cine se han quedado sin imaginacion y nos hacen versiones de muy buenas obras que hemos leidos y visto en cine,varias veces.

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Jennifer Lawrence

Mensajepor Jennifer Lawrence » Mar 26 Feb, 2013 6:22 am



Jennifer Lawrence - Oscars Backstage Interview

    Jack: Te pareces a una antigua novia mía.
    Jennifer: ¿En serio?!
    Jack: Sí.
    Jennifer: ¿Me ves como una nueva novia?
    Jack: He pensado en ello.
    Jennifer (la cara en las manos): ¡Oh, Dios mío!
    Jennifer (Mirando por encima del hombro): ¿Todavía está aquí?
    Jack: Yo estaré esperando.
    Jennifer: Oh, Dios mío!
    Jennifer: Necesito un espejo retrovisor.

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Jennifer

Mensajepor Jennifer » Mar 26 Feb, 2013 6:25 am

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Jack me ama a MI

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Michelle Obama

Mensajepor Michelle Obama » Mar 26 Feb, 2013 6:43 am

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La gala de los Oscar más politizada de la historia


Allí estaba ella. Michelle Obama (y su flequillo) entregando el Oscar a mejor película a Argo. Una película que está bien, que es pasable, pero que ni de lejos es para tanto.

Para quien no la haya visto, Argo cuenta la “genialidad” de un agente de la CIA para solucionar un terrible problema provocado, cómo no, por una torpeza mayúscula de la política exterior norteamericana. ¿Dónde transcurre todo? En un Irán retratado como un lugar salvaje y poblado por gente sin civilizar.

Otra de las favoritas de la noche era La noche más oscura. Esta película retrata el asesinato de Bin Laden, y durante casi toda la cinta nos ofrecen una estupenda apología de las salvajes torturas realizadas a todo preso árabe que cayera en sus manos. Hasta que llega Obama, a media película, y dice que ya está bien de torturas, que eso Estado Unidos no lo puede hacer. Muy bien.

Otra de las candidatas era Lincoln. Nada más que añadir.

Entre la temática de las películas favoritas, y la aparición estelar de la primera dama, queda claro que Hollywood y la Casa Blanca viven uno de los mejores momentos de su histórico idilio. El cine panfletario de Holywood vuelve a ser pieza clave en la política comunicacativa hacia el mundo de la Casa Blanca, después de unos cuantos años en los que la relación se había enfriado.

El presidente Obama llegó al poder apoyado (económica y publicitariamente) por una industria de Hollywood que ahora hace películas que interesan al gobierno norteamericano. Para cerrar el círculo solo faltaría saber si desde la Casa Blanca se devuelve ese favor en forma de apoyo económico. Pero, probablemente, eso nunca lo sabremos.

Esta estrecha relación no es nueva. Es historia del siglo XX. Durante la Guerra Fría fue más estrecha que nunca (cuando el malo siempre era ruso). Parece que ahora, en pleno siglo XXI, vuelven a caminar juntos.


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iran

Mensajepor iran » Mar 26 Feb, 2013 7:10 pm



Michelle Obama boobs censored on Iranian TV according to Islamic dress code !




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