Sólo un bastón para el Rey ANA ROMERO
EL MUNDO. DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2012El sábado 11 de agosto hacía un calor pringoso en Cádiz. El Rey aterrizó en Rota procedente de Palma de Mallorca y almorzó con unos amigos en El Puerto de Santa María antes de ir a la corrida goyesca del Bicentenario. Tres horas y de media de charla, comida, vino y bromas. En medio, una insistencia: «Majestad, el bastón».
Genio y figura, Don Juan Carlos, de 74 años, se niega en redondo a usar ese apoyo físico que obviamente necesita. Como también se resiste a abandonar esos modernos cinturones con los que acompaña el traje y los tirantes. Lo que sí acepta con inusitada placidez es la hoja de ruta que le han diseñado esos dos bastones humanos que en el último año han dado la vuelta a La Zarzuela como un calcetín: el diplomático Rafael Spottorno y el periodista Javier Ayuso.
Desde el accidente de Botsuana en abril, el Rey sigue con humildad los consejos de su equipo en La Zarzuela. ¿Por qué? «Le vio las orejas al lobo».
Spottorno llegó hace ahora un año. De entrada, le tocó lidiar con el escándalo de Iñaki Urdangarin, que reveló toda su gravedad el 7 de noviembre con el registro policial de la sede del Instituto Nóos en Barcelona. En diciembre de 2011, Spottorno anunció que el yerno del Rey quedaba apartado de la agenda oficial hasta nueva orden.
Pero lo peor estaba por venir. El Rey, acostumbrado a hacer de su capa un sayo, desapareció del mapa después de Semana Santa. Cuando reapareció, volvió a España con una cadera fracturada después de resbalar en un bungalow en Botsuana. Los españoles no daban crédito.
Ayuso, un veterano periodista económico con grandes credenciales por su trabajo de comunicación en el BBVA, apenas llevaba un mes en Zarzuela. Reaccionó con rapidez. El Rey pidió disculpas; su compañera de cacerías, Corina zu Sayn Wittgenstein, abandonó España, y el Don Juan Carlos, dolorido, se puso a trabajar. Recién operado de la cadera, recibió en Zarzuela al ministro de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes, el jeque Abdulá bin Zayed al Nayhan, y tuvo que ser intervenido de nuevo.
Aún así, insistió en presidir el desfile de las Fuerzas Armadas y en viajar a Brasil y a Chile. El mes de agosto fue determinante en lo que en Zarzuela llaman el regreso del Rey. Este año, estaba claro que Don Juan Carlos no podía volver a desaparecer. La manera de demostrarlo: actos públicos en los que quedara constancia física de que el Rey estaba en España, y trabajando.
En agosto del año pasado, el Rey protagonizó una decena de actos públicos. Este último, una quincena. La diferencia estriba en que el año pasado estuvieron concentrados en el tiempo de manera que dispuso prácticamente de todo el mes de asueto. En 2012, sin embargo, los actos han estado diseminados de manera que no ha habido una sola semana en la que el Rey no haya aparecido en los medios.
El mes comenzó con una audiencia al alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, en el palacio de La Zarzuela y terminó con una visita al Centro de Gestión de Tráfico. Por conocer, hasta se acercó al Centro de Emergencias 112. Lo nunca visto.
En esta vuelta del Rey a la normalidad institucional hubo dos tropezones: la caída en la visita a la sede del Estado Mayor de la Defensa el 2 de agosto, y las collejas a su chófer el 30 de agosto, cuando llegaba al Centro de Gestión de Tráfico. Los bastones tienen un límite: la capacidad intacta del Rey para salirse del guión.
Septiembre ha llegado con nuevas sorpresas: la remodelada página web http://www.casareal.es con la foto trigeneracional (Rey, Príncipe e Infanta Leonor), así como las imágenes familiares con motivo del 40 cumpleaños de la Princesa Letizia. Muchos las han criticado por cursis. En Zarzuela prevalece el convencimiento de que los españoles han de aprender a querer a los herederos y a conocerlos. Si no hubiesen existido esas fotos, el foco mediático se habría posado sobre la biografía de Doña Letizia antes de convertirse en Princesa de Asturias. La principal novedad del mes, sin embargo, ha sido la cibercarta en la que el Rey pide unidad a los españoles ante la triple crisis. Para Zarzuela, ésta es la principal prueba de que Don Juan Carlos ha recuperado el mando de la Jefatura del Estado.
Hay más detalles, quizá desapercibidos en la enormidad de los cambios: los Reyes están recuperando, poco a poco, la normalidad oficial. De apenas coincidir en actos públicos, Don Juan Carlos y Doña Sofía han compartido esta semana un partido del Atlético de Madrid y la visita a la casa de Santiago Carrillo. La que viene, inauguran el curso universitario. La siguiente es el 12 de octubre. Una cosa es lo personal, otra la profesional.
Hoy, el Rey está en Nueva York, donde participa en la Iniciativa Global de Clinton (CGI, en sus siglas en inglés), una especie de Foro de Davos creado por el ex presidente de los EEUU para reunir a la crema planetaria con la excusa de analizar los problemas del mundo. De ahí volará a Barcelona para asistir a un premio periodístico. El caso es demostrar que el Rey, de una, ha vuelto.