Cañete y la tiranía vaginalJose A. Pérez Dice Cañete que no lo dio todo en el debate porque no quiso. Que se quedó a medio gas, o a un cuarto, por respeto a la contrincante. Después de todo, ella no tiene culpa ninguna de tener vagina.
Vean qué claramente lo ha explicado el candidato popular a las europeas en el programa
Espejo Público de Antena 3:
"Si soy yo mismo, me temo. Porque entraría a matar. (…) El debate entre un hombre y una mujer es muy complicado porque, si haces un abuso de superioridad intelectual o lo que sea, parece que eres un machista que está acorralando a una mujer indefensa. (…) En un debate con el señor Rubalcaba podemos dar toda la leña recíproca y decirnos todas las barbaridades; el mismo debate con una mujer se percibe de otra manera. Y eso es verdad."
Hay quien ha tergiversado las galantes palabras de Cañete para tildarle de machista. ¿Pero desde cuando es machista el decoro, el respeto, el no querer apabullar a una criatura desamparada y medio tonta como es, a grandes rasgos, cualquier mujer?
En el Partido Popular saben bien que las féminas carecen de un intelecto homologable al del varón. Ya lo dice el Opus, que niños y niñas aprenden a ritmos distintos. Las chicas maduran antes, cierto, pero se quedan trabadas en los 14 años para toda la vida.
En los viejos tiempos esto se aceptaba con naturalidad, de ahí que a las mujeres no se les permitiese abrir una cuenta bancaria, no fueran a liarla y acabasen dilapidándose todos los ahorros en peluches o en bolsos o en cualquier otra niñería.
Ahora las cosas son más complicadas. Ahora hay empresarias y juezas y abogadas, hecho que inevitablemente ha devenido en una degradación de todas esas profesiones.
Imagínese usted la que se habría montado si Cañete hubiese desplegado su prodigioso talento oratorio ayer por la noche, y Valenciano, acorralada, hubiese roto a llorar en directo.
¿Qué diríamos entonces? Diríamos, claro, que vaya abusón el viejo. Que a ver qué se ha creído poniendo contra las cuerdas a una chica. Que, si tan listo se cree, debería meterse con alguien con pene.
Ahora, por supuesto, el PSOE y los comunistas minoritarios usarán la galantería de Cañete como arma política. Dirán, como si lo viera, que el ex ministro odia a las mujeres.
Pero es justo lo contrario. Cañete ama tanto a las mujeres, pero tanto tanto, que ni siquiera concibe ganarle las elecciones a una.