Crisis en Ucrania - Putin invade Crimea

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Mensajepor +++ » Jue 06 Mar, 2014 4:25 am

La batalla por Ucrania

El presidente Vladímir Putin ha trabajado sin descanso para resucitar de una u otra manera el antiguo espacio soviético, en el cual Ucrania ocupa un lugar esencial


En febrero de 2005, Vaclav Havel, expresidente de la República Checa, comentaba: Rusia no sabe exactamente dónde empieza, ni dónde termina. En la historia, Rusia se extendió y se redujo. Cuando convengamos tranquilamente dónde termina la Unión Europea y dónde empieza la Federación de Rusia, entonces la mitad de la tensión entre las dos desparecerá. De hecho, la línea de fractura pasa a lo largo de Ucrania. Ucrania es un gran país que, durante mucho tiempo, parecía no saber dónde situarse. Quince años después de la caída del Muro de Berlín, parece indicar hoy que se inclina hacia el mundo euro-atlántico. No creo que los occidentales hayan captado la importancia de la revolución naranja.

Havel tenía toda la razón: a diferencia de los occidentales, Vladímir Putin captó enseguida la importancia de la revolución naranja que, en Kiev, había derrotado a su candidato a la presidencia, este mismo Víctor Yanukóvich que acaba de huir a Rusia, pidiendo a gritos la intervención del Kremlin. Dicha revolución, durante el invierno de 2004 a 2005, hizo fracasar el intento de Putin de sentar a su hombre en la silla presidencial. Ni olvidó, ni perdonó. Para él, la revolución naranja fue el equivalente del 11 de septiembre para los Estados Unidos; se sintió amenazado por un posible contagio y reaccionó para evitar una revolución de color en Rusia; lanzó una violenta campaña antiucrania y una más violenta aún contra Georgia, culpable de haber vivido una “revolución de las rosas”.

Putin interpretó esas dos revoluciones como un complot de Occidente y ha trabajado para tomar la revancha. En 2008 puso de rodillas a Georgia con una brevísima guerra que terminó con el desmembramiento de la pequeña república. Ahora le toca a Ucrania, culpable de una segunda revolución invernal, la de febrero 2014. ¿Es sorprendente? Por desgracia, no. En mi libro Rusia y sus imperios (2007) lo anuncié y lamento mucho no haberme equivocado. En abril de 2005, justo después de la revolución naranja, Putin declaró que la caída de la URSS fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo pasado, mayor que las dos guerras mundiales… Ha trabajado sin descanso para resucitar de una u otra manera el antiguo espacio soviético, en el cual Ucrania ocupa un lugar esencial. Para el Kremlin, para el Patriarcado de Moscú y para muchos rusos, Kiev es la cuna de la rusidad; por lo tanto, tarde o temprano, volverá a ser parte de la Federación de Rusia.

La conquista de Ucrania en los siglos XVII y XVIII hizo de Rusia un imperio. Lo que al principio era tutela, se volvió dominación colonial bajo Pedro el Grande y Catalina II. Estrechamente controlada, invadida por colonos rusos, Ucrania perdió poco a poco sus fueros, pero no era Rusia, puesto que conservó, a duras penas, una lengua, una literatura, los restos de una Iglesia independiente. En 1917, zarismo e imperio se derrumbaron, pero lo primero que Lenin negoció con el Ejército alemán en 1918 fue la recuperación de Ucrania; la Ucrania independiente fue conquistada por el Ejército Rojo y la utopía comunista tomó la forma imperial, autoritaria por definición. El imperio creció, creció, hasta el derrumbe de 1991 que empezó con la secesión decisiva de Ucrania.

Zbigniew Brzezinski pudo entonces escribir que el nacimiento de una Ucrania independiente era uno de los tres acontecimientos geopolíticos mayores del siglo XX, después de la disolución del imperio austro húngaro en 1918 y la división de Europa en dos bloques, en 1945. ¿Por qué? Porque su independencia significa que Rusia puede por fin volverse una nación democrática y liberal, al liberarse del fardo imperial. Las hermosas perspectivas de 1991, renovadas en 2005, no son de actualidad en 2014. Asombrado, admirado por la terca resistencia de los ucranios que se manifestaban contra el sátrapa Yanukóvich, confieso que me sorprendió su victoria y que me asustó por tres razones. La primera es la realidad política del Gobierno de Putin y su proyecto de restablecer el dominio ruso en todo el antiguo espacio soviético: controla Bielorrusia y el Cáucaso, Moldavia y Trandnistria. En el caso de Ucrania, Putin tiene el apoyo de la gran mayoría de los rusos.

La segunda razón de pesimismo es la inexistencia de la solidaridad internacional para con Ucrania. Ni los Estados Unidos, ni la Unión Europea harán nada de peso, por más que The Economist invite a la acción: ahora el Oeste debe hacerle ver al señor Putin que ha ido demasiado lejos (22 de febrero). De acuerdo, pero ¿cómo? ¿Mandará Obama sus divisiones aerotransportadas a Kiev? ¿El Tercio español y la Legión Extranjera de Francia volarán para defender la integridad territorial de Ucrania? Cualquier otra medida es tocar la flauta para parar a la tormenta. La tercera razón es la incertidumbre en la cual se encuentra Ucrania en cuanto a sí misma: existe una división real del pueblo ucraniano, cuidadosamente cultivada por Moscú, entre dos polos, un Oeste católico y greco católico, guardián de la lengua y de la idea nacional, un Oriente ortodoxo y rusificado. Havel tiene razón cuando dice que la línea de fractura pasa por Ucrania.

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Jean Meyer es autor de Rusia y sus imperios. Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE, México).

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Mensajepor Invitado » Jue 06 Mar, 2014 4:30 am

El imperio de Putin

La invasión rusa de Crimea es el ejemplo más brutal de una agresión en tiempos de paz en Europa desde la ocupación nazi de los Sudetes. Si Occidente no reacciona, los líderes democráticos lamentarán su inacción


[imageleft]Imagen[/imageleft]La invasión de Crimea por parte de Rusia es el ejemplo más brutal de una agresión en tiempos de paz que Europa haya presenciado desde que la Alemania nazi invadiera los Sudetes en 1938. Hoy tal vez prevalezca la idea de minimizar las “lecciones de Múnich”, cuando Neville Chamberlain y Édouard Daladier apaciguaron a Hitler al acceder a su reivindicación sobre Checoslovaquia. Pero si Occidente consiente la anexión de Crimea —la segunda vez que el presidente ruso, Vladímir Putin, le roba un territorio a un Estado soberano, después de la invasión rusa de las regiones de Abjazia y Osetia del Sur en 2008—, los líderes democráticos de hoy sin duda lamentarán su inacción.

En las capitales occidentales, la respuesta hasta ahora ha sido contradictoria. Los castigos que están en consideración —la expulsión del G-8, por ejemplo— serían ridículos si la amenaza a la paz de Europa no fuera tan grave. Putin ve la desintegración de la Unión Soviética como la mayor catástrofe de los tiempos modernos, y ha intentado inexorablemente reconstruir el imperio perdido de Rusia. Si Occidente pretende que se le tome en serio, necesita actuar tan decididamente como Putin.

Los muchos éxitos de Putin en su proyecto imperial se han producido prácticamente sin costes. Su Comunidad Económica Eurasiática ha acorralado en terreno ruso a Estados ricos en recursos energéticos como Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán. Georgia fue desmembrada en 2008. El Gobierno de Armenia fue presionado para que rechazara la oferta de la Unión Europea de un Acuerdo de Asociación.

Hoy el mayor premio geoestratégico de todos —Ucrania— puede caer en manos de Putin. Rusia sin Ucrania, escribió el exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos Zbigniew Brzezinski, “deja de ser un imperio, pero Rusia con Ucrania sobornada y luego subordinada, automáticamente se convierte en un imperio”. Y como la gran mayoría de los ucranios no tienen ningún deseo de sumarse al imperio de Putin, podemos estar seguros de que el Estado que Putin va a liderar de ahora en adelante será un Estado altamente militarizado, como la Unión Soviética pero sin el Partido Comunista en el poder.

Dado el nivel de temeridad de Putin, la respuesta del mundo debe ser proporcional. Cancelar cumbres, acuerdos comerciales o la participación en conversaciones diplomáticas como el G-8 no basta. Sólo aquellas acciones que impongan sanciones económicas tangibles que afecten a los ciudadanos rusos —que, después de todo, han votado por Putin una y otra vez— ofrecen alguna esperanza de alejar al Kremlin de su carrera expansionista.

¿Qué sanciones podrían funcionar? Primero, Turquía debería cerrar los Dardanelos a los buques rusos, como lo hizo después de la guerra entre Rusia y Georgia en 2008. En aquel momento, Turquía cerró el acceso al Mar Negro para impedir que Estados Unidos interviniera, aunque Estados Unidos, ahora es evidente, no tenía ninguna intención de hacerlo. Hoy, debería cerrar los estrechos turcos no sólo a los buques de guerra rusos, sino a todos los navíos comerciales con destino a los puertos de Rusia en el Mar Negro. El impacto en la economía de Rusia —y en las pretensiones militares de Putin— sería considerable. Turquía tiene autorización para cerrar los Dardanelos según una enmienda de 1982 a la Convención de Montreux de 1936. De hecho, Turquía podría perfectamente darle la vuelta a la justificación de Putin para invadir Crimea —que está protegiendo a los rusos que residen allí— si dijera que está protegiendo a sus parientes tártaros que, dado el mal trato que Rusia les infligió en el pasado, desean permanecer bajo gobierno ucranio.

El ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, cambió el rumbo de su avión en pleno vuelo esta semana para dirigirse a Kiev y ofrecer ayuda al nuevo Gobierno interino. El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que no es ningún pusilánime, como Putin bien sabe, debería respaldar ese gesto de apoyo cerrando inmediatamente los estrechos a los buques rusos hasta que Putin retire todas las tropas en Crimea y las lleve a sus bases en Sebastopol o a territorio ruso. Y la OTAN debería ofrecer a Turquía la garantía del Artículo 5 [sobre compromiso de defensa colectiva] en caso de que Rusia pretendiera amenazarla.

Segundo, el presidente estadounidense, Barack Obama, debería imponer el tipo de sanciones financieras a Rusia que le impuso a Irán por su programa nuclear. Aquellas sanciones han paralizado la economía iraní. De la misma manera, impedir el acceso al sistema financiero estadounidense a cualquier banco que haga negocios con un banco o compañía rusos crearía el tipo de caos económico que se vio por última vez en Rusia inmediatamente después de la caída del comunismo. La población rusa debe tener claro que permitir que Putin —cuyo principal reclamo es que puso fin a la penuria de los primeros años postsoviéticos— siga adelante con su agresión imperialista le saldrá muy caro.

Tercero, Obama debería recordarles a los chinos su interés en la estabilidad eurasiática. Putin puede considerar la desintegración de la Unión Soviética como una tragedia, pero para China fue el mayor regalo geoestratégico que se pueda imaginar. De un plumazo, el imperio que había robado millones de hectáreas de territorio chino a lo largo de los siglos, y que amenazó a la República Popular con una aniquilación nuclear, simplemente se esfumaba.

Desde entonces, los Estados independientes de Asia central, y hasta Ucrania, se han convertido en importantes socios comerciales para China. Las conquistas de Rusia en Georgia desagradaron considerablemente a China, como se pudo comprobar en la cumbre de posguerra de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés), una agrupación regional que reúne a los países exsoviéticos que comparten fronteras con China y Rusia. Rusia presionó a esta organización para que reconociera la independencia de Abjazia y Osetia del Sur. Pero la SCO se resistió. Los miembros de Asia central del grupo —Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán— no le habrían hecho frente al Kremlin sin el respaldo de China.

Hoy, sin embargo, el presidente chino, Xi Jinping, tal vez necesite ser menos críptico en su respuesta al atrevimiento de Putin. De hecho, pronto se comprobará en Naciones Unidas si China es, como pretende, un actor responsable en la comunidad mundial. ¿Respaldará el evidente desprecio de Putin al derecho internacional o apoyará la integridad territorial de Ucrania?

Existen otras medidas punitivas posibles. Se pueden denegar y cancelar los visados a todos los funcionarios rusos. Se pueden congelar activos, sobre todo los blanqueados por oligarcas cercanos a Putin. Sólo cuando el dolor se torne intolerable, particularmente para la élite, la Kampf [la lucha] de Putin será derrotada.

El precio de la inacción es elevado. Infinidad de países, desde Japón hasta Israel, dependen del compromiso de Estados Unidos de actuar de manera contundente contra los ataques graves a la paz. Es más, cuando Ucrania entregó sus armas nucleares en 1994, lo hizo bajo el acuerdo expreso de que Estados Unidos (y el Reino Unido, Francia y Rusia) garantizarían su integridad territorial. Si Rusia se anexara Crimea, nadie debería contradecir a Ucrania si volviera a nuclearizar rápidamente su sistema de defensa (todavía tiene la capacidad tecnológica para hacerlo).

Cuando Chamberlain regresó de Múnich, Winston Churchill dijo: “Le fue conferida la opción entre la guerra y el deshonor. Usted eligió el deshonor y tendrá la guerra”. Obama y otros líderes occidentales se enfrentan a una disyuntiva similar. Y si eligen el deshonor, podemos estar seguros de que un Putin envalentonado, al final, les acabará dando más guerra.

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Charles Tannock es miembro del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.

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Mensajepor Invitado » Sab 08 Mar, 2014 3:23 am



Los pro rusos currando a las FEMEN en Crimea

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gas

Mensajepor gas » Sab 08 Mar, 2014 4:00 am

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Mensajepor Invitado » Dom 09 Mar, 2014 2:05 am



Estados Unidos a la conquista del Este

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Mensajepor Invitado » Dom 09 Mar, 2014 5:23 am

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'Mi padre les diría que vuelvan a Rusia'

■ 'Lo que ha pasado en Siria puede ocurrir en Ucrania'
■ 'Deben negociar, prefiero la reforma a la revolución'



Hay un apellido que estos días se maldice en Crimea con el desdén de quien da una patada a una lata tirada en la calle. El líder soviético Nikita Kruschov es para los historiadores el autor de la desestalinización. Para la televisión es el contrapunto de Kennedy en aquellos años 60 y el hombre que aporreó su mesa con un zapato en la ONU. Pero para la mayoría de los dos millones de habitantes de Crimea, Kruschov es el hombre que entregó a Ucrania esta península rusoparlante que fue rusa durante siglos. El hijo de Nikita Kruschov, Serguei Nikitich Kruschov, se ha jubilado como profesor de historia en EEUU y explica para EL MUNDO cómo un trámite administrativo ha provocado años después el que algunos consideran el mayor conflicto europeo del siglo XXI. Es falso, asegura, que fuese para compensar a Kiev por las hambrunas de Stalin o que la entrega fue un regalo de Nikita Kruschov a su mujer, que era del oeste de Ucrania.

Aquella cesión de Crimea a Ucrania fue en 1954, cuando la frontera que hoy se disputan Kiev y Moscú no importaba demasiado porque Rusia y Ucrania estaban englobadas dentro de la URSS. Seguei Kruschov no cree que estemos todavía ante la mayor crisis en Europa desde la última guerra, "pero podemos crearla, y depende todo de la sabiduría de Occidente, porque Ucrania se encuentra en un momento de inestabilidad y de revolución".

    ¿A qué teme tanto Crimea?

    No quieren que suceda lo mismo que en la Maidán [la plaza central ocupada por los descontentos en Kiev] y que les impongan su autoridad allí. Por eso han pedido ayuda a Rusia, que ha intervenido porque tiene sus intereses. Esto es un jarro de agua fría para los que se levantaron en la Maidán.


    ¿Qué se puede hacer ahora?

    Negociar. Rusia no quiere anexionarse Crimea. La aspiración de mucha gente de esta península es ser una república dentro de Ucrania, pero con un tratado especial que regule su relación con Kiev.


    En Kiev ahora mismo se palpa el nacionalismo ucraniano y Crimea está desbordada por el sentimiento ruso. ¿En qué estaba pensando su padre cuando entregó esta península a los rusos?

    No fue una cuestión política, sino negocios. En Ucrania había una gran reserva de agua que podía servir para regar una amplia zona árida en Crimea con agua del Dnieper. Las autoridades soviéticas de entonces pensaron que sería mucho mejor si el canal que debía unir estos puntos estaba dentro de la misma república. Era más fácil poner Crimea bajo control de Ucrania que poner Ucrania bajo control ruso... ¡Nadie podía imaginar por aquel entonces que la URSS se desintegraría y que Crimea quedaría en un país diferente!


    ¿Y no había tensión alguna entonces?

    No había problemas con el idioma porque se podía hablar cualquier lengua: ruso o ucraniano. Yo vivía allí entonces y tenía seis clases en ucraniano por cada seis de ruso.


    ¿Ha percibido el resquemor hacia su padre cuando ha vuelto por Crimea?

    No voy por ahí preguntando qué piensan de mi padre. Pero está claro que él no sabía que esto tendría estas consecuencias.


    ¿Qué diría su progenitor a todos esos vecinos de Crimea que se han movilizado asustados por supuestas amenazas de Kiev?

    Les diría que vuelvan con Rusia, que voten en referéndum. Pero quien es responsable de esta situación es también [el fallecido ex presidente ruso] Boris Yeltsin. Cuando la URSS se desintegró en 1991, Kravchuk [primer presidente de la Ucrania independiente] le preguntó al presidente ruso qué iba a hacer con Crimea. "Puedes quedártela", dijo Yeltsin. Lo que hizo mi padre fue sólo arreglar una necesidad de entonces.


    ¿Está Putin intentando recrear la URSS?

    ¡No, eso es una fantasía norteamericana! No se puede recrear la URSS, es imposible. Putin hace lo que puede para crear una unión económica, pero nunca dijo que pudiese controlar estas regiones. Otra cosa es que Rusia tenga sus intereses: si se tuviese que marchar perdería el sitio para emplazar su flota. Lo mismo que si los americanos tuviesen que dejar sus bases en España.


    Su padre sacó los tanques en 1956 en Hungría. Y en 1968, ya fuera del poder, dijo "en 12 años no hemos aprendido nada" al saber que Leonid Brezhnev había hecho lo mismo en Praga. En Kiev murieron el mes pasado casi 100 personas. ¿No aprendemos en Europa?

    Pueden morir incluso más. Es una revolución lo que está en marcha. Han disuelto el Tribunal Constitucional y todo el orden establecido. Y yo no apoyo la idea de revolución, sino la de reforma. Mire, en todos los países hay extremistas. Y hay que excluirlos del poder. Porque esos extremistas pueden llevar al país a una guerra civil. Lo mismo que ha ocurrido en Siria puede pasar en Ucrania.

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tropas rusas camino a Crimea

Mensajepor Invitado » Dom 09 Mar, 2014 5:25 am



A huge column of Russian troops on the road Krasnodar Novorossiysk goes to Crimea Ukraine

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Mensajepor Invitado » Dom 09 Mar, 2014 5:26 am

Serán los observadores neutrales en el referéndum :lol:

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Mensajepor RT » Dom 09 Mar, 2014 8:25 pm



Multitudinarias manifestaciones en Ucrania Oriental a favor del referéndum
En varias ciudades de la región oriental de Ucrania se han celebrado multitudinarias manifestaciones a favor del referéndum para decidir su incorporación a la Federación de Rusia.




Aparece video que confirma la llegada de mercenarios de Blackwater a Ucrania
Los tristemente conocidos mercenarios de la compañía estadounidense Blackwater han sido vistos en las calles de la ciudad ucraniana de Donetsk, tras el anuncio ruso de que unos 300 mercenarios han llegado al país.

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Mensajepor Invitado » Dom 09 Mar, 2014 9:05 pm

En Crimea han cortado la señal de las teles ucranianas y han puesto a toda mecha tele putin

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Trevijano

Mensajepor Trevijano » Mié 19 Mar, 2014 1:15 am



Abogado: Nuevos poderes de Ucrania necesitan a radicales para legitimarse

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Mensajepor Invitado » Mié 19 Mar, 2014 1:27 am



El discurso de Putin sobre la situación en la península de Crimea (VERSION COMPLETA)
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y los representantes de Crimea firman el acuerdo sobre la adhesión de la República de Crimea y la formación de nuevos territorios de la Federación de Rusia.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, el presidente del Consejo Estatal de Crimea, Vladímir Konstantínov, el primer ministro de la República de Crimea, Serguéi Aksiónov, y el alcalde de Sebastopol, Alexéi Chaly, firmaron un acuerdo interestatal sobre la integración de la República de Crimea en la Federación de Rusia y la formación de dos nuevos territorios federales.

El documento será dirigido al Tribunal Constitucional para ser revisado y luego al Parlamento ruso y al crimeo para su futura ratificación.

Unos minutos antes, Vladímir Putin durante el mensaje a la Asamblea Federal de Rusia, centrado en la situación de la península de Crimea, ha presentado un tratado de adhesión para la integración de Crimea y Sebastopol en la Federación de Rusia.

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Trevijano

RLC 17-03-2014 Crimea vuelve a Rusia

Mensajepor Trevijano » Mié 19 Mar, 2014 4:58 am

Trevijano escribió:


[flash width=600 height=350 loop=false]http://www.ivoox.com/playerivoox_ee_2930357_1.html[/flash]

http://www.ivoox.com/rlc-17-03-2014-cri ... 357_1.html

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liberadores

Mensajepor liberadores » Mié 19 Mar, 2014 7:49 pm


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Mensajepor Invitado » Mar 25 Mar, 2014 3:15 am

Medvedev: Pa chulu chulo mi pirulo


Medvedev amenaza con revocar el acuerdo sobre el gas con Ucrania, que tendría que pagar 11.000 millones


El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, ha advertido este viernes de que Moscú podría revocar el acuerdo con Ucrania en virtud del cual tienen un importante descuento en el precio del gas a cambio de la presencia de la flota rusa del Mar Negro en Sebastopol, lo que obligaría a Kiev a devolver los 11.000 millones de dólares (unos 7.975 millones de euros) del alquiler de las bases.

El acuerdo, firmado en 2010, amplió el permiso de Rusia para mantener su flota en su base de Sebastopol otros 25 años después de 2017, cuando expiraba el acuerdo actual. A cambio, Moscú ofreció incentivos a Ucrania, incluidos descuentos en el precio del gas y la exención de algunos pagos.

"Empezamos a aplicar esto de forma inmediata, incluso aunque todavía quedaba tiempo de permanencia en la base en virtud del viejo documento", ha subrayado Medvedev, según recoge la cadena RT. "Así que de hecho Ucrania se ha ahorrado 11.000 millones de dólares en pagos no realizados mientras que el presupuesto de la Federación Rusa ha sufrido daños por la misma cantidad", ha precisado.

Según el primer ministro, ahora que Crimea se ha anexionado a Rusia, el acuerdo de 2010 ya no es aplicable y debería ponérsele fin. En ese caso, Rusia podría reclamar la devolución de los 11.000 millones de dólares a través de los tribunales.

"Por supuesto estas son medidas dudas, pero por otra parte, no hay acuerdo, y existe un pago que nosotros hicimos. Nuestros socios ucranianos deben entender, que a uno no le pagan por nada", ha defendido Medvedev.




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