Rajoy a la deriva y España ante el abismo

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Mensajepor Invitado » Sab 17 Mar, 2018 3:50 pm

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Mensajepor Invitado » Sab 17 Mar, 2018 4:31 pm

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Mensajepor Invitado » Sab 17 Mar, 2018 4:35 pm

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Mensajepor Invitado » Sab 17 Mar, 2018 4:43 pm

Demagogia y chiste facil de ahi no pasais :pinocho:

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Rajoy a la deriva y España ante el abismo

Mensajepor Cualquiera » Lun 19 Mar, 2018 12:08 pm

Que dices Mafioso PPPPPPPPPPPPPP

Estarás lleno de Sobres del PPPPPPPP y sin trabajar mangante

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Mensajepor Invitado » Sab 24 Mar, 2018 1:39 pm

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Alumnos del máster de Cifuentes: "No la vimos en clase ni un solo día"

Cinco de las personas que asistieron al curso presencial de la Universidad Rey Juan Carlos aseguran que nunca vieron a la presidenta en las aulas

El máster constaba de 600 horas lectivas en clases que tenían lugar los jueves y viernes por la tarde y el sábado por la mañana: entre doce y quince horas semanales, desde septiembre hasta junio

"Me enteré de que [Cifuentes] estaba en mi máster esta semana al ver el listado de compañeros, no la vi y si me llama la Fiscalía le contaré esto", asegura un alumno que sí remató el curso


"Éramos 10 ó 12 los que íbamos siempre a clase. Algunos profesores como Pablo Chico De la Cámara no te aprobaban si antes no hacías un trabajo. No sé si todos tuvimos el mismo trato. Me sorprendió ver estos días que Cifuentes estaba en mi máster. Yo me enteré este jueves cuando consulté el listado de alumnos". Habla uno de los inscritos en el curso de la Universidad Rey Juan Carlos de la misma promoción que la presidenta madrileña.

Recuerda que el máster se impartía las tardes de los jueves y los viernes y la mañana de los sábados. "Acudí todos los días salvo dos o tres y no la vi". Pide que no trascienda ningún detalle de su identidad. Cuando se le recita la lista de alumnos de su promoción por sus nombres y apellidos, va asintiendo por teléfono ante casi todos. Recuerda sus profesiones: "Ese era gerente de hospital; este, experto en arbitraje; lo recuerdo, es registrador de la propiedad, este es un expolítico de UPyD". Y también sus lugares de procedencia: "este era mexicano, aquel venía de León".

Este alumno está indignado por el escándalo que rodea al máster tras las revelaciones de eldiario.es y el cambio de notas a la presidenta madrileña. "A algunos nos costó tiempo y dinero, se están cargando el prestigio de la universidad y de unos títulos que la gente joven necesita para salir adelante. Si me llama la Fiscalía [ distintas asociaciones universitarias han presentado una denuncia sobre el caso] por supuesto acudiré y contaré todo esto, son hechos muy graves".

Fuentes próximas a la presidenta de la Comunidad de Madrid aseguran que acudió a las clases "cuando pudo". En el transcurso del máster, ella ejercía como delegada del Gobierno en Madrid.

El máster constaba de 600 horas lectivas y era presencial. En la promoción de Cifuentes se inscribieron 21 personas, incluida la entonces delegada del Gobierno de Madrid. Al acabar, un grupo de alumnos celebró una cena de despedida. Entre ellos tampoco estaba Cifuentes. eldiario.es se puso este viernes en contacto con otra de las alumnas que siempre estaba en clase. Este es el contenido de la conversación que uno de los periodistas mantuvo por teléfono con ella:

- ¿Quería preguntarte si habías coincidido alguna vez con Cristina Cifuentes en el Máster de la Universidad Rey Juan Carlos?

- Y por qué iba a venir Cifuentes a mi máster. Creo que te estás confundiendo, yo hice el Máster de Derecho Autonómico en el curso 2011/2012 en la Universidad Rey Juan Carlos. Tal vez tengas mal los datos, estoy de viaje en coche y no puedo seguir hablando de esto.

Esta redacción ha confirmado que la alumna figura en el mismo listado de Cifuentes.

Una tercera persona matriculada en ese Máster asegura, a través de su secretaria, que no piensa atender a este medio. "No tuvo ningún contacto con esa persona", dice su asistente sobre Cifuentes.

Un cuarto alumno –que no llegó a acabar el curso y que, como el resto, pide no ser identificado– tampoco recuerda que la entonces delegada del Gobierno de Madrid acudiera a ninguna clase. Aunque avisa de que tampoco es muy fiable su opinión porque él tampoco asistió mucho, aunque sí recuerda las conversaciones con la "responsable del máster, Cecilia Rosado", para excusar sus ausencias.

El exconcejal del Ayuntamiento de Madrid y antigua mano derecha de Alberto Ruiz Gallardón, Pedro Calvo, contó a El País este jueves que él no había visto en las clases a Cifuentes, pero tampoco se extraña porque admite que su presencia "fue escasa". "Asistí a pocas clases presenciales, de hecho, no terminé el máster y no hice el trabajo final; por eso no está en mi currículum", explicó a ese periódico, al que admitió que el objetivo de haber hecho la matrícula era la posibilidad de cursar después el doctorado, que habilita para ejercer la docencia. Calvo está retirado de la política desde 2012.

eldiario.es se ha puesto en contacto con otros alumnos que han declinado hacer comentarios sobre el papel de Cifuentes en el máster. Ninguna de las personas contactadas por esta redacción declara haberla visto en las clases.

Además de los dos notables en diferido, las notas que añadió Amalia Calonge dos años después de terminar el curso, Cristina Cifuentes obtuvo en su máster en la Universidad Rey Juan Carlos un total de cinco sobresalientes.

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Mensajepor Invitado » Dom 25 Mar, 2018 6:30 pm

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Mensajepor Invitado » Dom 25 Mar, 2018 6:35 pm

En la Democracia tambien hay leyes masmarrasho.

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Mensajepor Invitado » Vie 30 Mar, 2018 12:21 am

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TVE, al servicio del PP y de la Iglesia: ofrece en directo el besamanos de cuatro ministros

La cadena se jacta de emitir en exclusiva la entrega de la medalla de La Cofradía de Mena

La dirección de La 1 de TVE ha vuelto a hacer un uso partidista de la cadena pública durante la mañana de este Jueves Santo. La cadena ha ofrecido de forma íntegra el besamanos de cuatro ministros del Gobierno del PP al Cristo de Mena en Málaga.

Además, en La mañana de La 1, el comentarista se ha jactado en directo de que la cadena pública estaba dando en exclusiva la entrega de la medalla de La Cofradía de Mena a María Dolores de Cospedal, Juan Ignacio Zoido, Rafael Catalá e Iñido Méndez de Vigo.

Esta utilización de la televisión pública en la que se ha mezclado a políticos, militares y religión, más propia de otras épocas, ha sido ampliamente criticada en redes sociales.

Según el Manual de Estilo de RTVE, "ningún profesional de RTVE tiene derecho a utilizar su trabajo para expandir sus convicciones religiosas o la ausencia de ellas".


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Mensajepor Invitado » Sab 07 Abr, 2018 3:45 pm





UNA DE las cuestiones dirimidas ayer en la Asamblea vallecana era el prestigio del ámbito universitario, cuyos chanchullos endogámicos afloran por culpa de este escándalo (no debe sorprender, por tanto, que Errejón, otro chanchullero, se borrara ayer pese a la oportunidad de bañarse en sangre rival). Para defender su buen nombre, la universidad mandó una vanguardia combatiente temible que estaba apostada a la entrada: nada menos que la tuna, además la de Aeronáuticas, que suena a Tuna Aerotransportable o a modalidad nueva de las Águilas Aulladoras aullando Clavelitos. Qué encuentro tan improbable de dos mundos y dos tiempos distintos ocurre cuando en la capa de un tuno aparece, bordado, el emblema de la NASA. Talluditos, por cierto, los tunos de ayer, se les está haciendo largo el máster, no sé yo si a esa edad conviene andar por ahí con una mandolina.

La presidenta Cifuentes acudió con una chaqueta de colores vivos que se parecían a los del suelo del Hemiciclo. Habríase dicho que pensaba sobrevivir a la tormentosa sesión mediante una estrategia mimética que conocemos del National Geographic por los cefalópodos. No fue así, no dejó de estar visible y de vindicarse hasta el punto de enviar al atril a un cobista tremendo, un cierto Ossorio, que le hizo un López Vázquez de manual con adjetivos de entre los cuales el más recatado fue «extraordinaria». ¿Ven?, Ossorio tenía que haber salido vestido de tuno ya que iba a cantar una serenata bajo el balcón de una dama. A juzgar por las sonrisas de Cifuentes según le caían argumentos de los adversarios sobre sus «lagunas» y sus «versiones cambiantes», y hasta un anuncio de comisión de investigación más benigna en realidad que una moción de censura, lo que sí pudimos comprobar es que se mantiene vigente el célebre consejo de Isabel Pantoja para capear la adversidad: «Dientes, dientes…». ¿Y cómo se defendió Cifuentes?


«Fin de la cita»

Bueno, en realidad lo más eficaz sería que presentara un trabajo que no parece existir en lugar de certificados más o menos improvisados y rematados con firmas presuntamente falsas y con una muletilla recurrente, «constancia documental», que recordó el «fin de la cita» de Rajoy cuando compareció por Bárcenas. Pero mientras encuentra el trabajo, lo primero que hizo ayer fue adjudicar intenciones a los grupos opositores de la cámara, que querrían difamar y desestabilizar un gobierno que estaría rociando felicidad sobre los madrileños. En esta atribución de intenciones, lo más significativo en términos políticos es que Cifuentes no sólo se declara una víctima de intrigas de «la izquierda». También de su propio partido, como si estuviera sufriendo una interna más cruel que las habituales en el peronismo para hacerle pagar sus esfuerzos higiénicos contra la corrupción y quién sabe si sus ambiciones en la sucesión del cadáver marianista: ese Rajoy que, como Pío Baroja después de muerto, no se enteraría ahora si un brasero le quemara un pie. Hay que reconocer que sorprende que un partido que ha apoyado hasta el encastillamiento a presuntos corruptos se haya dado tanta prisa por insinuar la amortización de Cifuentes. ¿Y cómo atacaron los opositores, incluido el de Ciudadanos, que es al mismo tiempo opositor y apoyo del gobierno de Cifuentes?

Bueno, pues poco daño hicieron para la munición disponible. Gabilondo es un ser pedagógico y elegante, un monje laico al que cabe imaginar leyendo mientras pasea por un claustro, que no parece sentirse cómodo en estas tareas de demolición que representan lo más bajo de los antagonismos políticos. Afeó los cambios de versión y la inexistencia del trabajo supuestamente hecho en unas aulas que Cifuentes supuestamente ni pisó. Se arrogó una defensa del prestigio universitario agredido. Pero todo lo hizo como si lo que en realidad le apeteciera fuera escuchar la mortificación de Cifuentes en un confesionario y absolverla después. Hasta citó a Voltaire, daban ganas de bajar y abrazarlo.


Cicerón

Aunque, ya que hablamos de citas, la que empezó fuerte fue Ruiz-Huerta, que se arrancó con el Cicerón de las Catilinarias, «¿Hasta cuándo piensa abusar de nuestra paciencia?». Lo llega a decir en latín y me hago una toga con una cortina. Aun expresados con una iracundia mayor, sus argumentos fueron parecidos a los de sus compañeros de oposición, aunque aprecié un detalle de fina maldad cuando igualó a Cifuentes con el tradicional PP corrupto, que es precisamente el que Cifuentes se ha propuesto sanar y mientras tanto se desvincula de él cuanto puede. Terminó gritando «¡Dimita!», a lo que Cifuentes enseñó dientes, y fue ahí cuando comprendimos que no había un Cicerón en la sala pero sí unos tunos en el exterior.

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Mensajepor Invitado » Sab 07 Abr, 2018 10:36 pm


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Mensajepor Invitado » Mar 10 Abr, 2018 4:10 pm



La "lección" de Rajoy sobre política internacional nivel taberna :shock:

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Mensajepor Invitado » Vie 13 Abr, 2018 2:11 pm



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Polònia - El màster de Cifuentes


Rajoy ya le ha sugerido a Cifuentes que dé un paso atrás por el escándalo de su máster

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Mensajepor Invitado » Dom 15 Abr, 2018 3:48 am

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El hundimiento de Cristina Cifuentes

Sitiada por todos, le va como un guante la famosa frase de Jimmy McNulty ('The Wire'): “Pueden masticarte, pero tendrán que escupirte”

MANUEL JABOIS


Cuenta Cristina Cifuentes (Madrid, 1964) que le gusta tanto el cine que en alguna ocasión compró las dos butacas vecinas para poder ver una película en paz. Si ese cine fuese del PP, hoy no le haría falta comprarlas.

Se trata de una situación inédita para una política que a los 16 años entró en la sede de Nuevas Generaciones de Alianza Popular para que le firmase Jorge Verstrynge el carnet del partido. 35 años después, a Verstrynge lo detuvieron durante una manifestación acusado de golpear a un agente —fue absuelto— y le envió un mensaje a Cifuentes desde el calabozo para decirle que “su policía” lo estaba tratando con mucha educación. Mantienen una vieja y cordial amistad que no impide ataques políticos de primer orden: “Le viene bien la violencia”, dejó dicho Verstrynge del paso de Cifuentes por la delegación del Gobierno.

Para entonces Cristina Cifuentes ya era la primera delegada-estrella de la política española al modo en que lo fue Baltasar Garzón de la judicatura: no hay precedentes de nadie tan famoso; si el juez aterrizó en el pazo de un narco, Cifuentes lo hizo en 10.000 manifestaciones contabilizadas a su paso por la Delegación del Gobierno de Madrid. Quiso recortar ese derecho, el de manifestarse, y Jueces para la Democracia le avisó de que se estaba situando “fuera de la Constitución”. En una de las salas de la Comunidad tiene, entre relieves de pavos reales, cuadros orientales y estampas de su adorado Tintín, un centro de mesa con los cascotes que los manifestantes tiraron a los agentes en los enfrentamientos del 22-M. Prohibió la exhibición de símbolos republicanos en la calle durante los fastos de la coronación de Felipe VI, hecho por el que el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo admitió a trámite una querella de la Coordinadora 25s contra ella.

Es hija de dos gallegos, el general de artillería coruñés José Luis Cifuentes y la ourensana Fuenciscla Cuencas, encargada de llevar una casa con ocho hijos (Cifuentes es la séptima). Su madre vive en Navas de Riofrío, en Segovia, donde falleció su padre de alzheimer en 2015. En uno de sus últimos instantes de lucidez quiso desplazarse a Madrid en 2012 cuando vio a su hija pequeña rodeada en la calle por una turba que la increpó cuando se dirigía a casa con la compra. De aquel famoso escrache sobrevive la imagen icónica de Cifuentes soportando gritos e insultos a medio metro de su cara. No fue su momento más delicado. Un año después su corazón se paró dos veces tras un accidente de moto que la tuvo entre la vida y la muerte. Llegó a querer morir en la UCI a causa del sufrimiento, según confesó: “Me perdoné a mí misma y a todos, y algo ha quedado de eso”.

¿Eres más de Esperanza Aguirre o de Mariano Rajoy?, le preguntaron hace muchos años. “Eso es como elegir entre papá y mamá”, respondió. Tiempo después la madre se convirtió en madrastra. Con Aguirre empezó en la política y terminó enfrentada hasta que en 2015 todo saltó por los aires. El partido pidió a Aguirre, candidata a la Alcaldía, retirarse antes de las elecciones de la dirección del PP de Madrid en favor de Cifuentes, candidata a la Comunidad, y ella llamó a la Cope para preguntar si es que la tenían “por un monigote”. En la misa de aniversario por las víctimas del 11-M, cuando tenían que darse la mano, Aguirre se acercó a Cifuentes para pedirle el “besito de la paz”. Se lo dieron, y al salir, en el Bosque de los Ausentes, Aguirre le pidió otro casi sin mover los labios, como habla Aguirre cuando besa y cuando ejecuta: “Otro besito que hay periodistas y van a pensar que estamos enfadadas”. Cifuentes le dijo cortante que ya se habían dado uno dentro de la iglesia, pero Aguirre insistió: “Pero este besito ya de verdad”.

Su vida política no se entiende sin su vida académica. Hoy más que nunca, pero siempre fue así: de hecho es funcionaria de la Complutense. El periodista Antonio Martín Beaumont, que en 1979 era jefe de las juventudes de AP, le dijo a Alfonso Merlos, autor de Cristina Cifuentes. Sin ataduras (La Esfera, 2016), que Cifuentes llegó al partido interesada en las asociaciones universitarias. En 1984 firmó una manifiesto en Abc contra las movilizaciones estudiantiles de la Complutense y denunció su politización por parte de la izquierda; tres años después hizo íntima amistad con Gustavo Villapalos, Jesús Calvo Soria (que en 1995 influyó para nombrarla directora de un colegio mayor universitario) y Dionisio Ramos (en 2001 fue el presidente del tribunal que ascendió a Cifuentes de categoría en la Universidad).

“Estudié en la Complutense y gané una oposición que me unió para siempre a esta Universidad. También me siento vinculada a la Carlos III y a la Rey Juan Carlos donde estoy haciendo el doctorado”, dijo a la revista Fuera de Serie en 2012, en una entrevista en la que comunica que ese mismo año en el que hace el doctorado, concluye un máster en Derecho Público. El pasado jueves, en su web del partido, no aparece ninguna de las dos cosas: el doctorado no lo terminó y el máster que Cifuentes dice haber hecho no lo incluye en su biografía. Solo cuenta: “Me licencié en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y realicé después el máster en Administración Pública y Dirección de Empresas del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset”. Sí está en su biografía de la Comunidad.

Ese máster, y las declaraciones que sucedieron al máster esgrimiendo un acta falsificada y asegurando que hubo defensa de un trabajo final que no aparece por ninguna parte, ni la defensa ni el trabajo, la ha dejado sola en el partido. Ella, el mirlo blanco que emergió de las aguas más corruptas del partido, las de Madrid, que ha tenido en la cárcel a un presidente de Comunidad y a un secretario general, y decenas de imputados en otras tantas tramas, ha caído en desgracia por una espiral de mentiras que compañeros suyos califican de “irracionales”.

Se evaporó el día en que la periodista Raquel Ejerique publicó en eldiario.es la primera bomba para reaparecer con un directo en redes sociales a medianoche desde su despacho diciendo que no la iban a echar, que ella se quedaba. Mediática entre las mediáticas (“no teme la sobreexposición ni corre al burladero con prisas en pleno temporal”, dijo su biógrafo) desapareció otra vez durante los días en los que continuó un goteo de noticias que evidenciaba el fracaso de su estrategia. También se saltó su socorrido cuerpo a cuerpo con los periodistas dando explicaciones a través de un plasma días antes de aparecer sonriendo en el pleno en que se abordó su máster. “Para fastidiar hay que sonreír siempre”, recomienda siempre a quien le pide consejo, la versión edulcorada del “dientes, dientes, que es lo que les jode” de Isabel Pantoja.


Republicana y partidaria del aborto

Se declara republicana (del republicanismo exótico que antes era juancarlista y ahora felipista, aunque reconoce que “no es lógico que la jefatura del Estado lo sea de manera hereditaria y no por votación”) y es partidaria del aborto, del matrimonio homosexual y agnóstica. Durante la visita del Papa asistió como invitada a un canal conservador y contó luego a EL PAÍS que fue una de sus experiencias más duras, ”al no poder decir durante una hora que no tenía nada clara la existencia de Dios”. Es blanco habitual de la derecha del PP y más allá, y las ha tenido tiesas con grupos ultras como Hazte Oír. Le encanta Borges y ha contado cómo en una ocasión lo vio, desde la ventana de su cuarto, paseando por Santander y se tiró a la calle casi en pijama a pedirle un autógrafo. Fue la visita del escritor argentino en 1984 en la que, cuenta Maruja Torres tras hacerle una memorable entrevista (“empiezo a sospechar quién soy, sé que mi destino es literario y que no debo quejarme de ello”), un empleado del aeropuerto agarró su silla de ruedas, lo separó de la comitiva y se lo llevó por el aeropuerto adelante hasta meterlo en una sala y dejarlo cara a la pared; “¿qué le ha parecido Santander, don José Luis?”, le preguntó un periodista para rematarlo.

En Sevilla, durante la convención nacional de PP, Cristina Cifuentes recibió una larga y cálida ovación en público y se le puso de cara a la pared en privado. Fuentes de la dirección del partido detallan tres hechos que sentaron como un tiro a Mariano Rajoy. Una rueda de prensa media hora antes de que llegase el presidente con los logos y los lemas de la convención contextualizando la polémica, un canutazo al acabar la intervención de Rajoy y, sobre todo, decir que se irá sólo cuando él se lo pida. “Algo que a duras penas va a hacer, porque Rajoy deja la fruta caer sola, y esto lo pone en entredicho y con todos los focos sobre él, debilitándolo cuanto más pase el tiempo y no lo haga”, dice un dirigente.

"A Cristina hay que arroparla con toda la fuerza posible”, dijo en Sevilla un cargo importante del PP mientras Alberto Núñez Feijóo rebatía, como lo hizo en privado durante todo el congreso, que eso estaría bien “si no nos hubiese mentido”. "La presidenta de Madrid ha dado sus explicaciones", dijo Rajoy el viernes. No hay razón, siguió el presidente, para terminar con el acuerdo entre Ciudadanos y PP. Unas fuentes dicen que son declaraciones contextualizadas en nuevos casos de curriculums alterados de la oposición, otras que el respaldo de Rajoy se dirige únicamente al pacto con Ciudadanos: "Por encima de todo está el acuerdo y por tanto la Comunidad". Al PP le alivia que Ciudadanos haya desligado la presión sobre Cifuentes de su apoyo a los presupuestos: "Hubiera sido jaque mate".

Son los pasos tambaleantes de una caída que en Génova datan en 2017, cuando el 2 de mayo Cristina Cifuentes dijo que “el tiempo de los corruptos ha acabado” y se erigió en la encargada de la limpieza de un partido y un tiempo al que ella pertenece desde 1979, como se encargó de decir Rajoy a su círculo íntimo con enfado visible. “[Rajoy] pone precio a la cabeza de Cifuentes”, escribió entonces Rubén Amón en EL PAÍS. Desapareció entonces del club de los elegidos.

Por los móviles de dirigentes del PP circula estos días la captura del Facebook de Joaquín Vázquez, paradójicamente militante hostil a la dirección, antiguo cargo de Nuevas Generaciones (NNGG) que fue candidato a las elecciones europeas de 2009 y que tiene demandado al PP por incumplir los estatutos: “Cifuentes es lo nuevo de lo viejo, es lo viejo que tanto daño ha hecho al Partido Popular”.

Fan declarada de The Wire (Pablo Iglesias, que no sabe que le gusta ver cine sola, la invitó a recordar la serie en el sofá de su casa “porque hay cosas que no has entendido”) a Cristina Cifuentes le viene hoy como un guante, sitiada por todos, la famosa frase de Jimmy McNulty: “Pueden masticarte, pero tendrán que escupirte”.

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Mensajepor Invitado » Dom 15 Abr, 2018 10:14 pm

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El PP se encomienda al Cristo del Amparo: la última muestra de la imagen rancia que hunde al partido de Rajoy

Contraatacan tras la pérdida de votos entre los mayores de 65 años y la escalada de Ciudadanos en esta franja, según las últimas encuestas

El Partido Popular, y Mariano Rajoy como su máximo representante, ha vuelto a convertirse este fin de semana en protagonista de la imagen tradicionalista de la que los miembros de su partido vienen haciendo gala los últimos meses. Una querencia hacia la derecha 'rancia' con la que el partido podría estar buscando el apoyo de los núcleos rurales y los mayores de 65 años, donde siempre han conseguido mayorías absolutas y, según las últimas encuestas, ese escenario empieza a cambiar.

Paralelamente a la convención nacional del PP sobre Medio Rural y Reto Demográfico que se ha celebrado este sábado en Zamora, Rajoy se cubría los hombros con la 'capa alistana' o 'capa parda', la vestimenta de mayor porte que tenían los hombres de dicha comarca zamorana hace siglos y vestían en días especiales, como el de su boda, cuando ya se podían considerar como cabezas de familia, según la costumbre popular. Los hermanos del Santísimo Cristo del Amparo, que procesionan cada miércoles santo en Zamora, también visten estas capas.


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Rajoy recibe «con honor» la capa alistana

Durante un acto «entrañable», según lo calificó el mismo Mariano Rajoy, el presidente de la Mancomunidad Tierras de Aliste y senador del PP por Zamora, Javier Faúndez, y Félix Marbán, vicepresidente de la Asociación para la Promoción y el Estudio de la Capa Alistana, colocaron este sábado al presidente del Gobierno la típica prenda zamorana. El lugar elegido para un acontecimiento, que tuvo mucho de simbólico, fue la Sala de la Encarnación, en la que destacaba la tosca y, al mismo tiempo, elegante capa parda que lucían una veintena de zamoranos, situados en un pequeño escenario, frente a más de medio centenar de personas que siguieron un evento seguido por alcaldes y autoridades de la provincia; el consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, en representación de la Junta, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.





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