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Un lugar con buen talante y pluralidad democrática donde se debate lo más relevante de la política y la actualidad nacional e internacional.

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Mensajepor Invitado » Lun 05 Oct, 2015 1:25 am



Putin explica en conferencia de prensa que USA dirige el terrorismo islámico

[El vídeo parece ser del año pasado, en la conferencia celebrada en Rusia].

Censurada en los Estados Unidos, Wladimir Putin dio una conferencia de prensa en la que explicó quién dirige y financia el terrorismo islámico.

Si sabes inglés, alucinarás: espero que en breve se subtitule al castellano.

Básicamente, cuenta lo que los seguidores de esta web conocéis… ¡Pero en Nueva York y ante periodistas de todos los países, incluidos norteamericanos!

Que la OTAN (y Estados Unidos) dirigen el terrorista islámico.

http://www.rafapal.com/?p=70073

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LAMENTABLEMENTE NO SOLO

Mensajepor LAMENTABLEMENTE NO SOLO » Lun 05 Oct, 2015 12:33 pm

PUTIN LO CREE. TAMBIEN HE OIDO DECIR MAS O MENOS LO MISMO
A VARIOS INTELECTUALES QUE HAN ENTREVISTADOS. DE DONDE SALE LAS ARMAS.? QUIEN PAGA A LOS MERCENARIOS.? PREFIERO RESERVAR MI OPINION. PERO DE LO QUE ESTOY SEGURA ES QUE EN ESA GUERRA COMO EN LA QUE HUBO EN LIBYA PELEARON Y PELEAN MUCHOS MERCENARIOS.LOS MERCENARIOS NO TIENEN PATRIA NI IDEOLOGIAS LOS MERCENARIOS ASESINAN Y SON ASESINADOS POR PAGNE. OH, SE QUE HAY GENTE QUE CREEN QUE LOS MERCENARIOS ES FICCION,COMO DIGO SIEMPRE, QUESTION DE CREENCIAS.
Assia

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Mensajepor Invitado » Sab 10 Oct, 2015 3:02 pm

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Mensajepor Invitado » Sab 10 Oct, 2015 6:04 pm

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Mensajepor Invitado » Mié 21 Oct, 2015 3:31 pm



Visita relámpago de Al Assad a Moscú: El futuro de Siria sobre la mesa

El presidente de Siria, Bashar al Assad, se ha encontrado con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Moscú, donde ha revelado detalles de los planes de su Ejército en su lucha contra el terrorismo. Putin le reiteró su apoyo en este terreno y en el proceso político que ha de regular la situación en el país.

"La última palabra la tiene solo el pueblo sirio"

Después de su encuentro con su homólogo sirio, el presidente ruso, Vladímir Putin, recalcó que el conflicto sirio solo puede resolverse mediante un proceso político. "Partimos del hecho de que, sobre la base de la dinámica positiva de las acciones militares, a fin de cuentas la regularización [de la situación en Siria] a largo plazo solo puede lograrse a través de un proceso político con participación de todas fuerzas políticas y grupos étnicos y religiosos", dijo Putin, agregando que "la última palabra la tiene solo el pueblo sirio".

El presidente ruso valoró los significativos resultados alcanzados por Siria en su lucha contra el terrorismo, pese a combatirlo casi en solitario, y ofreció su ayuda, tanto en el terreno militar contra de los terroristas, como en el proceso político. En este sentido, Putin mostró su disposición a cooperar con otros países interesados en la pacificación de Siria.

Asimismo, el mandatario ruso recordó que unos "4.000 inmigrantes de la antigua Unión Soviética luchan contra las tropas gubernamentales de Siria" y que Rusia está dispuesta a impedir su regreso a la Federación de Rusia.

"Sin Rusia el terrorismo se propagaría aún más por la región"

Por su parte, Bashar al Assad subrayó que "de no haber sido por las acciones de Rusia, el terrorismo que ya se ha propagado por la región, se habría apoderado de un territorio aún mayor". Asimismo, destacó que el operativo militar contra los yihadistas que Rusia activó el 30 de septiembre es absolutamente legal desde el punto de vista del derecho internacional.

Al Assad agradeció a Rusia su apoyo y expresó la esperanza de que juntos puedan doblegar al terrorismo. "Espero que juntos sigamos actuando para la recuperación económica y política el país, y "para la convivencia pacífica de todos". "El único objetivo para todos debe ser el futuro del país tal y como lo percibe el pueblo sirio", concluyó.

"Rusia podría convertirse en la llave de la solución de la crisis siria"

En referencia a la reunión de Bashar al Assad y Vladímir Putin, cuyo contenido se ha mantenido en secreto, el periodista internacional David Bollero sostiene en declaraciones a RT que la visita del presidente sirio a Moscú significa que Rusia "será el principal aliado de Siria en la región". Bollero cree que Rusia podría convertirse en "la llave de la solución", subrayando el "impacto positivo" del operativo antiterrorista ruso y, además, afirma que sin la participación de Bashar al Assad no se puede conseguir la paz en Siria.

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Mensajepor Invitado » Dom 25 Oct, 2015 8:29 pm



Así fue el rescate de rehenes kurdos en una cárcel en manos del ISIS

El Gobierno kurdo difunde las imágenes de la operación desarrollada por soldados de EE UU

El Consejo de Seguridad del Gobierno Regional del Kurdistán Iraquí ha difundido una grabación de algo más de dos minutos en la que se muestra parte de la operación de rescate en una cárcel en manos del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) llevada a cabo por fuerzas estadounidenses y kurdas. La misión, que según informó el jueves Washington costó la vida al soldado Joshua Wheeler, el primer norteamericano fallecido en la ofensiva contra el ISIS, permitió la puesta en libertad de alrededor de 70 rehenes kurdos encarcelados por los yihadistas en Hawija, a unos 15 kilómetros de Kirkuk, en el norte del país, zona con gran presencia del grupo terrorista.

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Mensajepor Invitado » Sab 31 Oct, 2015 11:15 pm



El Estado Islámico reivindica el derribo del avión pero Egipto y Rusia lo niegan

Desde que produjera el accidente, han circulado teorías que apuntan a la participación de 'Provincia de Sinaí', la sucursal egipcia del Estado Islámico

Fuentes de seguridad egipcias atribuyen el accidente a un fallo técnico. Rusia asegura que "no puede considerarse verídico" que el vuelo sufriera un ataque terrorista

El Comité de Investigación de Rusia está revisando muestras de combustible de la última parada de recarga del avión. Un portavoz de Airbus descartó un error humano

Un grupo militante afiliado al Estado islámico en Egipto se ha atribuido la responsabilidad por el derribo delAirbus A321-200 que se estrelló este sábado en la península del Sinaí causando la muerte a sus 224 ocupantes . En un escueto mensaje de texto distribuido por Twitter y la aplicación Telegram, el autodenominado Estado Islámico ha reivindicado la autoría del derribo del vuelo KGL9268. "Los soldados del califato han logrado derribar un avión ruso en la provincia del Sinaí", ha anunciado el grupo en un comunicado en el que asegura que el supuesto atentado contra los "cruzados rusos" se produce en represalia por el inicio de los bombardeos de Moscú sobre posiciones del IS en Siria.

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Mensajepor Invitado » Mié 11 Nov, 2015 3:38 am



Helicoptero Apache USA escoltando un convoy del ISIS entrando en Siria desde Irak

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los calvitos

Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 7:38 pm

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Bataclan

Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 7:44 pm



Un periodista de 'Le Monde' graba la huida de la sala Bataclan en el ataque terrorista y es herido en un brazo cuando acudió a socorrer a los afectados.

En torno a las diez de la noche, Psenny había filmado con su móvil la huida de decenas de personas por la salida trasera del teatro. Así ha relatado a Le Monde la escena: “Estaba trabajando en casa. La tele estaba encendida y emitía una película en la que Jean-Hugues Anglada hace de poli. Oí un ruido, como de petardos, y estaba convencido de que era algo de la película. Pero el ruido era muy fuerte y me acerqué a la ventana. Vivo en un segundo piso y mi apartamento da a las salidas de emergencia del Bataclan. A veces se producen algunas evacuaciones [de la sala] un poco movidas, pero esta vez, todo el mundo corría para todos lados, he visto a tíos tirados por el suelo, sangre… Comprendí que se trataba de algo serio”.


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Un español de 29 años, entre los muertos en la sala Bataclan

Juan Alberto González asistió al concierto con su esposa, que vio cómo lo metían en una ambulancia. El matrimonio llevaba unos dos años viviendo en París


El papa Francisco advierte de que los atentados en París son "parte" de la Tercera Guerra Mundial

"Estoy conmocionado, no entiendo estas cosas hechas por seres humanos (…) No hay justificación religiosa ni humana. No es humano", afirmó el papa en una entrevista telefónica con la cadena de televisión TV2000.

Según el pontífice, la serie de atentados perpetrados en la capital francesa, que dejó decenas de muertos y heridos, son "una parte" de la Tercera Guerra mundial. "Estoy cerca de los familiares de las víctimas y rezo por todos ellos. Estoy cerca de toda Francia, a la que quiero mucho", agregó Francisco.

Anteriormente el papa había advertido que el mundo ya está viviendo un tercer conflicto bélico a escala mundial, el cual se está desarrollando de manera fragmentada a partir de conflictos, crímenes, masacres y destrucciones que recorren el planeta. Por su parte, el Vaticano condenó "de la manera más radical" los atentados en París y manifestó que se trata de un ataque contra "la paz de toda la humanidad que requiere una reacción decidida y solidaria".[

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Retrato-fantasía - Javier Marías

Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 7:51 pm

Retrato-fantasía

Muchos ciudadanos de nuestro país, cuando se miran al espejo sólo admiten ver esa composición idealizada

Javier Marías 11 OCT 2015 - 00:00 CEST



Lo conté alguna vez, me disculpo con los memoriosos. Hace ya muchos años vi como anomalía personal lo que ahora me parece, por desgracia, normalidad colectiva. Una joven me pidió que le leyera un manuscrito. Como siempre hago en estas ocasiones, le dije que no leía ­inéditos, entre otras razones porque no deseo que nadie dé a mi opinión más importancia de la que tiene, y que es exactamente la misma que la de cualquier otra persona; y tampoco me gusta cargar con la responsabilidad –de ser mi juicio negativo– de desanimar a quien busca ser publicado por vez primera. La joven no se dio por contenta, e insistió más allá de lo razonable y educado. Le aduje más motivos, y ninguno le hacía mella. Seguía insistiendo, y aun pasó a hacerlo en persona, en la Feria. Su argumento último –y para ella inapelable– era este: “Pero es que a mí me hace mucha ilusión que usted lo lea”. Intenté hacerle ver que, para que se produzca algo entre dos, no basta con la desmesurada ilusión de uno, sino que hace falta el acuerdo del otro. Nunca acabó de entenderlo, de estar convencida: su voluntad estaba por encima de todo, hasta el punto de que la mía contaba poco o nada. Las cosas habían de ser como ella quería, o como se las había figurado ideal y puerilmente. ¿Cómo no iba a cumplirse lo que había soñado?

Achaqué tal actitud a la edad, a las dificultades de muchos jóvenes para ir aceptando los contratiempos de la vida cuando empiezan a aparecérseles, por lo general tras una infancia mimada y en la que los padres les han evitado todas las “frustraciones”. Pero creo que me equivocaba, y que aquello no era más que un síntoma de la evolución de nuestras sociedades, que además afecta a gente de cualquier edad. Muchos ciudadanos de nuestro país (pero no sólo del nuestro) se han dibujado un retrato-fantasía de sí mismos. Cuando se miran al espejo sólo admiten ver esa composición idealizada, y con frecuencia necesitan o exigen que sus gobernantes y compatriotas se amolden también a ese retrato y sean armónicos con él, para que “el cuento acabe bien” y su ideal salga triunfante; y de ahí que a menudo no consientan la discrepancia, ni la objeción ni la pega. Un prototipo de retrato-fantasía (bastante predominante, o por lo menos extendido) es el que obliga a ser amante de los animales por encima de todo (y a tener perro o gato); defensor a ultranza de la naturaleza (como si ésta, no contenida, no fuera causante de catástrofes sin cuento); fanático de la bici (aun en perjuicio de los peatones, que son quienes menos contaminan); enemigo de la tauromaquia (esto por fuerza), y del tabaco y del alcohol y de la carne (aunque no tanto de las drogas); vagamente “antisistema” y vagamente republicano; respetuoso del “derecho a decidir” (lo que sea, excepto para los que deciden fumar, usar el coche en el centro o ir a los toros, claro); y, sobre todo, mostrarse compasivo, solidario y humanitario. Si el espejo no devuelve esa imagen –la conciencia bien limpia–, el que se mira en él no lo soporta. En los últimos meses se ha añadido otro requisito: dar la bienvenida indiscriminada a los refugiados, no importa el número ni su carácter ni su procedencia. Y claro que hay que ayudarlos en lo posible, y dar asilo a quienes en verdad lo precisen, y claro que hay que compadecerse de las víctimas de guerras y persecuciones.

Las cosas habían de ser como ella quería, o como se las había figurado ideal y puerilmente. ¿Cómo no iba a cumplirse lo que había soñado?

Leí, sin embargo, una carta en este diario que me llevó a acordarme de aquella joven literata de hace unos veinte años. Se quejaba de unas palabras del Ministro del Interior, que por una vez me habían parecido sensatas (quién iba a decírmelo): “Se tomarán las medidas adecuadas para evitar la posible infiltración de yihadistas” (entre las masas de asilados, se entendía). A los pocos días, el líder del PSOE –que ganaría votos si se abstuviera de simplezas y tergiversaciones– venía a decir que, según el Ministro, los refugiados eran terroristas, algo que éste jamás dijo. Cualquier analista está al tanto: no es que se sospeche, es que se sabe que entre las estrategias del Daesh o Estado Islámico está la de introducir yihadistas en Europa aprovechando estos éxodos a la vez organizados (por mafias) y caóticos. Serán pocos, sin duda, y la mayoría de los refugiados serán gente desesperada e inofensiva, que sólo aspira a sobrevivir, quizá al propio Daesh tiránico que toma sus territorios. Pero, sabiéndose lo que se sabe a ciencia cierta, no veo nada reprobable, sino más bien la obligación de un Ministro, en “evitar la posible infiltración de yihadistas”. Creer que cuantos llegan a Europa han de ser buenas personas es tan ingenuo como creer que “las víctimas siempre tienen razón”, uno de nuestros estúpidos mantras contemporáneos. Los refugiados y las víctimas son dignos de lástima y de apoyo, pero entre los primeros habrá pésimas personas –como en todo colectivo– y entre las segundas individuos malvados o errados o idiotas, que en modo alguno tendrán razón. La remitente de esa carta no soportaba que el Ministro aguafiestas, con su advertencia, le empañara el retrato-fantasía de su espejo: “No pongamos trabas, por favor, y hagamos lo que toca, ayudar”, le recriminaba. “No seamos otra patada a este drama humanitario”, y lo asimilaba a la periodista húngara histérica, la de las zancadillas. Es decir, ni consideremos que pueda haber terroristas camuflados en la riada. Y si los hubiera, que tampoco a ellos se les impida la entrada.

http://elpais.com/elpais/2015/10/06/eps ... 56181.html

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Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 8:24 pm

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El Estado Islámico anuncia en su revista, Dabiq, que conquistará el Vaticano y quebrará cruces

El cuarto número de la revista oficial del Estado islámico, Dabiq, anuncia con descaro que uno de sus objetivos terroristas más claros es la conquista del Vaticano...

En ese ya triste y famoso descaro diabólico de los terroristas del Estado Islámico por difundir sus matanzas y alertar de los nuevos objetivos de sus acciones violentas, se vislumbra una obsesión que quieren abordar cuanto antes, y lleva por nombre: Vaticano.

En el cuarto número de Dabiq, la revista oficial de los terroristas del ISIS, que pusieron en circulación hace unos cuantos meses en varios idiomas, dejan muy nítidas sus pretensiones terroristas: conquistar el Vaticano, quebrar sus cruces y esclavizar a las mujeres.

Una portada con intención...

En la portada de la citada revista se visibiliza la toma del Vaticano con una ilustración en la que se observa la bandera negra del Estado Islámico (EI) ondeando sobre el obelisco de la Plaza de San Pedro.

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El Vaticano, en el punto de mira de los violentos

No es la primera vez que el Estado Islámico amenaza al Vaticano, al que considera como uno de sus principales objetivos.

En septiembre, los servicios de inteligencia italianos interceptaron una conversación telefónica en la que dos personas, que hablaban en árabe, comentaban con cierto entusiamo sobre una "acción espectacular" que tendría lugar en el Vaticano.

El Vaticano extrema sus medidas de seguridad ante un posible atentado

El jefe de la policía del Vaticano, el comandante Domenico Giani, admitió entonces que las amenazas del Estado Islámico (ISIS) contra el Papa Francisco son reales, y no propaganda.

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Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 9:26 pm

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Un paseo entre sonámbulos

Ha sido una noche larga y sin sueño. Pero también hay gente que ríe, y gente que aprovecha la jornada para hacer compras en comercios semivacíos. Hay mucha policía. Y soldados. Y, como siempre que se derrama gran cantidad de sangre en una ciudad europea, legiones de periodistas

ENRIC GONZÁLEZ


Ante las persianas metálicas de La Belle Équipe hay, como en otros escenarios de la matanza, flores y velas. Pocas aún, porque a las dos de la tarde acaba de abrirse el cordón policial y no ha habido tiempo para mucha ofrenda. Un ramo lleva prendida una nota, escrita a mano: "La pétite est avec vous". ¿Quién es la pequeña? ¿Está muerta? ¿Quién es vous? ¿Usted, vosotros, dios? La frase me recuerda al famoso relato brevísimo, y muy triste, de Ernest Hemingway: "Vendo zapatos de bebé, nunca usados". Prefiero no interpretar la nota ni lo que está ocurriendo. Las interpretaciones de urgencia pueden ser muy estúpidas.

Los parisinos, perdonen la generalización, deambulan como sonámbulos. Ha sido una noche larga y sin sueño. Pero también hay gente que ríe, y gente que aprovecha la jornada para hacer compras en comercios semivacíos. Y hay mucha policía. Y soldados. Y, como siempre que se derrama gran cantidad de sangre en una ciudad europea, legiones de periodistas. Como soy de los pocos que no llevan cámara, intentan entrevistarme un par de veces.


VIDRIOS ROTOS

La Belle Équipe está, o estaba, en la esquina de las calles Charonne y Faidherbe. Muy cerca del celebérrimo cementerio del Père Lachaise, donde fueron enterrados Molière y Balzac, Abelardo y Eloísa, Jim Morrison y el español Godoy, llamado Príncipe de la Paz. El negocio se inauguró en junio y es propiedad de cuatro mujeres jóvenes que antes trabajaban como camareras en otros locales. Ignoro si siguen vivas.

El 'Time Out' parisino dijo de La Belle Équipe que era un lugar "cálido y relajado, el tipo de lugar ideal para una velada alegre entre amigos". Ya entrada la madrugada del sábado estaba repleto. Uno mira el pequeño tamaño del restaurante y no logra hacerse una idea de cómo pudieron amontonarse en él tantas víctimas, muertos, heridos, gritos, espasmos. "Una velada alegre entre amigos". Ahora mismo empieza a lloviznar. Junto al restaurantito de las cuatro chicas, en la misma esquina, un ángulo truncado al estilo de los chaflanes barceloneses, hay una cantina japonesa. Sushi maki, se llama. También cerrado. En su cristalera hay varios orificios de bala, de los que uno exhibe una redondez casi perfecta. A los fotógrafos les atrae esa esfericidad rotunda, a la altura de la cabeza de una persona en pie, entre tanto cristal craquelado y resquebrajado. Han lavado la sangre del pavimento.

Los vidrios rotos siguen ahí. Parece que esta esquina de Charonne y Faidherbe fue el último escenario de la carnicería. ¿Por qué? Quién sabe. La pesadilla del Bataclán había terminado ya. Un coche con dos hombres armados de fusiles, dicen algunos vecinos, se detuvo en la esquina.

El tiroteo, casi a quemarropa, cerró la noche de horror. "Oí los disparos, me asomé y vi aquello", dice un camarero de L'Armagnac, un bar-restaurante cercano. El camarero llamó a la policía y luego siguió aferrado al teléfono, toda la noche. El móvil, dice, le hacía sentirse algo más seguro.


LA PAGODA ENSANGRENTADA

El Bataclan está a unos 10 minutos andando. Se trata de un edificio singular, es decir, más bien feo pero no del todo, con siglo y medio de historia, aspecto de pagoda china y varias reformas a cuestas. En el Bataclan, señoras y señores, obtuvo sus primeros éxitos Maurice Chevalier. Ese constituía, hasta el viernes, su rasgo más relevante. En adelante será símbolo de cosas mucho menos agradables. Hoy no es posible acercarse a la pseudopagoda del bulevar Voltaire porque se mantiene el cordón policial. Hay mucho trabajo forense por hacer en el local donde ocurrió lo más atroz de la matanza. Entre enjambres de periodistas, hay quien rinde algún tipo de homenaje. Más flores. Más velas. Un zapato manchado de sangre. Una mujer que carga dos macetas con plantas llega, permanece erguida y fuma en silencio un cigarrillo habano, cerca del Bataclan pero sin mirarlo de forma directa. Un joven musulmán se postra para rezar. Más tarde alguien saca un piano al bulevar e interpreta Imagine. Las cámaras enloquecen.


BOMBAS EN EL ESTADIO

Los primeros ataques se realizaron junto al Stade de France, en Saint Denis, un municipio del extrarradio parisino. Es una zona de inmigración. Es, de hecho, la zona con mayor densidad de población musulmana en una región, Île de France, con un 15% de población musulmana. Atención, sólo es posible referirse a los musulmanes de forma tan vaga e imprecisa como lo sería llamar "cristianos" a todos los bautizados franceses: como mucho, una generalización cultural. Las bombas estallaron ante dos locales de comida rápida cuya clientela estaba compuesta mayormente por jóvenes árabes. No tengo interpretación para eso, si es que hay algo que interpretar.

Al margen de los primeros atentados en el estadio de fútbol donde juega la selección francesa, a unos 10 kilómetros del centro, casi todo ocurrió en el entorno de la plaza de la República. A lo largo del canal de Saint Martin, un área antaño deprimida y hoy muy de moda, y del bulevar Voltaire. Un área de bares, restaurantes y vida nocturna. Estaba muy concurrida el viernes por la noche. En París, como en Madrid o Barcelona, el clima otoñal resulta por ahora extrañamente cálido. La gente paseaba o se aglomeraba en las terrazas. Blancos fáciles.


CADÁVERES EN LA 'ZONA POPULAR'

Otra generalización grosera: si toman un mapa de París, lo que está hacia la izquierda (Louvre, Tullerías, Vendôme, Inválidos, Campo de Marte, etcétera) tiende a ser, en términos políticos y sociológicos, derecha, y lo que está hacia la derecha (República, Bastilla, Vosgos, etcétera) tiende a ser izquierda. Los cadáveres del viernes se amontonaron en la zona a la que históricamente se atribuye un carácter izquierdista, o progresista, o popular, o juvenil, o mestizo. En esa zona, pero no donde los terroristas atacaron, sino más bien entre Les Halles y el Marais, también residen muchos judíos ortodoxos.

No me siento capaz de afirmar que los parisinos están, hoy sábado, mientras paseo, traumatizados. O indignados. O asustados. Es posible que lo estén y algunos a los que pregunto dicen estarlo. Como he aventurado antes, sólo me atrevo a constatar que les faltan horas de sueño. Lo otro ya lo veremos, aunque es de suponer que costará digerir un suceso tan cruento y terrorífico y que habrá consecuencias políticas. Sin ninguna duda, la sensación de estupor y aturdimiento se hace más evidente que tras los anteriores atentados, los de Charlie Hebdo y el supermercado judío.


AEROPUERTO BLINDADO

A las nueve de la mañana, en el momento de llegar a París, el aeropuerto de Orly estaba en calma y no existía ningún tipo de control especial. Como siempre, las maletas facturadas salían directamente al exterior. Nadie me pidió papeles ni miró mi equipaje. En el Charles de Gaulle, por el contrario, a esa misma hora los controles de pasaportes eran exhaustivos. La entrada a París por el sur, por la Puerta de Orleans, estaba semidesierta, como los domingos muy temprano. La calle Rennes, una gran vía comercial, apenas respiraba. Algunos comercios habían abierto. Otros, no.

Nadie sabía en qué consistía exactamente el estado de emergencia declarado por el presidente François Hollande. No se cerró ninguna frontera, pero sí la Torre Eiffel. Se recomendó a los ciudadanos que no abandonaran sus domicilios salvo en caso de necesidad, pero no se prohibió que la gente recuperara la calle y la normalizara dentro de lo posible, después de tanta angustia. La policía tenía orden de impedir grandes concentraciones de personas y centenares de agentes pasaron la jornada impidiendo manifestaciones espontáneas de protesta o duelo en la plaza de la República. ¿Cuánta gente debe reunirse para constituir una gran concentración? Un oficial de la Gendarmería responde que no tiene cifras y que el único objetivo es "garantizar la calma". Luego precisa: "Éviter un bordel, quoi". No creo que haga falta traducir. A falta de manifestaciones, que ya llegarán, se multiplican los pequeños homenajes. Y se extiende una gran calma urbana. Todo lo contrario del caos y el terror de unas horas antes. Hay calma, verdaderamente. En los Grandes Bulevares abundan los turistas y está todo abierto. Le pregunto a una joven española, de fin de semana parisino, qué piensa de lo ocurrido: "Qué fuerte, ¿no?". Aclarado. El metro circula con pocos pasajeros. Abundan los taxis. Paro uno para ir a la esquina de las calles Follie-Méricourt y Fontaine du Roi, otro escenario de sangre. El taxista es musulmán. Le pregunto qué siente. Pregunta a su vez si le pregunto como taxista, como parisino o como árabe, va alzando la voz, se enfada y acaba gritando "¡Hijos de pvta! ¡Hijos de pvta!". La conversación se queda ahí.


«ES LA GUERRA»

Ante el restaurante italiano Casa Nostra (muchos siguen empeñándose en llamarlo Cosa Nostra, que debe sonarles más italiano), otra esquina, otra reja bajada y otro altarcito de flores, velas y dedicatorias. A unos pasos del restaurante, en la otra acera, una placa recuerda que en esta calle, Fontaine du Roi, permaneció alzada la última barricada de la Comuna de París hasta el 28 de mayo de 1871. Una mujer mayor explica a otras dos señoras, con profusión de detalles y señalamientos, cómo ocurrió la matanza de la víspera: "Unos hombres bajaron de un coche negro y empezaron a ametrallar a la gente, una vez, y otra vez, y otra vez, y los cuerpos se amontonaban en el suelo, fue horroroso, horroroso". "¿Estaba usted en el restaurante?", le pregunto. "No, yo vivo dos calles más allá y estaba en casa, esto lo he leído en 'Le Monde'". Ah.

Sólo 'Le Monde', que se rige por horarios particulares y se publica a media mañana, ofrece una versión más o menos completa de lo ocurrido. La prensa, 'Le Monde' incluido, utiliza la palabra guerra en titulares como "Es la guerra" o "La guerra llega a París". Resulta normal que ante una agresión tan brutal se recurra a sustantivos rotundos. Sin embargo, uno tiende a pensar que hay guerras y guerras.

En una guerra como la de Irak, o la de ahora en Siria, o en Túnez, o en regiones africanas donde impera Boko Haram, la marca del yihadismo subsahariano, lo que ocurrió en París el viernes por la noche ocurre cada noche, una noche tras otra, una semana tras otra. Hay barrios que viven de forma permanente bajo las bombas y las balas, entre secuestros y mutilaciones, sometidos a un terror constante. Lógicamente, a la gente le entran ganas de escapar y lo hace en cuanto puede. La gente que sufre esas guerras busca refugio. En la actualidad irrumpe en Europa y sigue aglomerándose a sus puertas.

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París, ¿de qué guerra hablamos? - Santiago Alba Rico

Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 9:29 pm

París, ¿de qué guerra hablamos?

Santiago Alba Rico
Filósofo y escritor. Candidato al Senado por Podemos

Entre las víctimas de la sala Bataclan había extranjeros: españoles, rumanos, belgas y también tunecinos y argelinos, muy probablemente musulmanes. Entre los franceses sin duda habrá también hombres y mujeres de origen árabe y musulmán. Todos ellos tenían algo en común: ganas de bailar, beber y reír. A los que tratan de encontrar una explicación ideológica en el atentado a partir del comunicado de Daesh hay que decirles la verdad, mucho más inquietante: el atentado es un dantesco acto publicitario y una orgullosa, lúcida y “revolucionaria” declaración de guerra a la moral “burguesa”: os matamos sencillamente porque estáis vivos. El hecho de que las víctimas rieran, bailaran y bebieran es importante, pero no porque se trate de prácticas haram, según una estrecha interpretación del islam, sino porque las convierte en personas normales con las que todos podemos sentirnos identificados y, a través de ellas, también afectados y amenazados.

Entre los verdugos, lo sabemos ya, había franceses. Por ejemplo Ismael Omar Mustafei, de 29 años, nacido en uno de los banlieu de París. Era de esperar. Cualquiera que conozca la situación de los barrios periféricos de las ciudades de Francia tiene que acordarse de esa última entrevista que Pasolini concedió el mismo día de su muerte, hace 40 años, y en la que hablaba de lo que “los burgueses ignoran”. Decía Pasolini: “ustedes no viven en la realidad. Yo sí. Ahí abajo hay muchas ganas de matar”. De esas “ganas de matar” habrá que ocuparse más pronto que tarde si queremos comprender algo y salvar un poco. Si queremos evitar, de entrada, la única guerra que no mencionan ni Hollande ni Sarkozy: la guerra civil en Francia.

Habrá que pensar en los asesinos, sí, pero centrémonos ahora en el dolor -muy nuestro- de la inocencia tronchada. En el dolor, por ejemplo, de Ángela Reina, flamante esposa de Juan Alberto González, 29 años también, ingeniero industrial, con ganas de marcha un viernes por la noche. No nos engañemos. El dolor no sirve de nada. Cada uno lo acarrea como puede sin librarse jamás de él. No es útil. Pero se puede transportar a un sitio u otro e iluminar con él otras conexiones y otros cuerpos. ¿Qué hacer con el dolor insoportable de Ángela y de París? ¿Dónde deberíamos trasladarlo con la imaginación?

Deberíamos llevarlo, por ejemplo, junto al dolor de los refugiados, gente también normal que oye música y se lava los dientes, fugitivos de una tragedia parecida a la de París, pero cotidiana e ininterrumpida. París nos da la ocasión de comprender a los sirios y de situarlos a nuestro lado, como víctimas hermanas de una barbarie común. Pero nos da la ocasión también de trasladarnos hacia el pasado y hacia el futuro para tratar de conectar el horrendo crimen de París con otros lugares del mundo en los que Occidente no deja de intervenir de mil maneras. El dolor no sirve pero sí pide. Reclama. El dolor de París exige a nuestros gobernantes que no vuelvan a cometer los mismos errores que alimentan desde hace años “las ganas de matar” y, sobre todo, que no utilicen su dolor sin consuelo para justificar intervenciones militares en su nombre o en el de Francia o en el de “los valores de la civilización”.

Ahora bien, el dolor, que es inútil para las víctimas, es útil para los malos gobiernos y más si, como en España, estamos en vísperas electorales. Es una “ventana de oportunidad” para justificar blindajes identitarios y alineamientos irresponsables orientados a controlar a la población en el interior y a aventar incendios en el exterior. Desde antes, pero muy claramente desde el 11S y la posterior invasión de Iraq, Occidente ha puesto siempre a su servicio un teclado de dolores selectivos para impedir la única solución que podría librarnos a todos, en Europa y en el mundo árabe, del Estado Islámico y su nihilismo destructor: la democracia. Tuvimos una oportunidad en 2011, cuando los pueblos de la zona, retenidos a la fuerza en el cepo de la Guerra Fría, exigieron dignidad y libertad y los abandonamos a su suerte o a la de nuestros aliados. Llevo años repitiéndolo: en 2011 los pueblos se levantaron al mismo tiempo contra las dictaduras, las intervenciones extranjeras y el yihadismo de Al-Qaeda. Esas tres fuerzas mellizas vuelven hoy con renovada fuerza porque, en lugar de recibir apoyo, las revoluciones e intifadas fueron secuestradas o descarriladas por la OTAN, por Arabia Saudí (“nuestro” Estado Islámico) o por las viejas y nuevas dictaduras (del propio Bachar Al-Assad al general Sisi), y todo ello con la complicidad promiscua de Israel. No puede extrañar que muchos de los jóvenes radicalmente demócratas hace cinco años sean hoy radicalmente islamistas. Su radicalidad está cargada de razón y, si se orienta ahora hacia la barbarie yihadista, se debe en buena parte a que su rebeldía democrática fue sumergida en la sangre, la pobreza y la miseria vital. Su deseo de democracia no les sirvió ni siquiera para poder viajar libremente por el mundo.

Todo indica que el dolor del atentado de París -como antes el del 11S o el del 11M- lo utilizarán nuestros gobiernos para obcecarse en viejas politicas que se han revelado trágicamente fracasadas; y fracasadas justamente porque se han desentendido, al mismo tiempo, de los derechos humanos y de la voluntad de los ciudadanos de la región. ¿Qué es el ISIS? Una “revolución negativa”, comodín de casi todas las fuerzas concurrentes en Siria e Iraq, cuyo poder se alimenta de dictaduras e intervenciones y, concretamente, de la dictadura siria apoyada por Rusia y del caos iraquí generado por los EEUU. El atentado de París, en este sentido, tendrá como consecuencias inmediatas las que nuestro dolor, precisamente, debería excluir: islamofobia y presión en Europa sobre los refugiados, relegitimación de Bachar Al-Assad y su régimen criminal, responsable último de la tragedia siria, y agravamiento de la guerra en Siria. El belicismo demagógico de las declaraciones oficiales francesas, sincopadas por nuestro ministro Margallo, anuncian ya una intervención terrestre que convertirá la zona -todavía más- en un avispero multinacional y en una fábrica -y en un sumidero- de yihadismo. Y hará nuestras ciudades europeas más vulnerables y menos libres. Con el EI, es verdad, no se puede negociar; hay que derrotarlo también militarmente. Pero eso sólo pueden hacerlo los habitantes de la zona y sólo si se se ponen de acuerdo en torno a un proyecto común democrático y no-sectario. Eso sólo será posible si Europa deja de apoyar dictadores, de promover políticas sectarias a través de sus aliados teocráticos o “laicos” y de emprender aventuras militares.

Para derrotar realmente a Daesh necesitamos nuevos gobiernos que no juegen con el dolor de sus ciudadanos. Necesitamos gobiernos que se tomen en serio las únicas medidas que, a medio plazo, pueden dejar el EI sin los medios -y el medio- de su supervivencia. La derrota militar de Daesh por parte de sus víctimas inmediatas, los habitantes de la zona, en su mayoría musulmanes, es indisociable de la no.criminalización de los que abandonan sus filas y retornan a sus países de origen. En Europa, es necesaria la coordinación policial, sin duda, pero también la integración social, la protección de las comunidades musulmanas y la pedagogía institucional contra la islamofobia, lo que implica respeto absoluto de los derechos jurídicos de los ciudadanos de religión islámica. No olvidemos que el Estado Islámico utiliza sus atentados para alimentar el odio hacia el islam y presionar así a las comunidades musulmanas de nuestras metrópolis: la islamofobia es también una fuente de reclutamiento.

En cuanto a la acción sobre el terreno, un gobierno dolorido que no utilice de manera fraudulenta el dolor de sus ciudadanos debe dejar a un lado las intervenciones militares y centrarse en las fuentes de financiamiento de Daech, la prohibición de la venta de armas, el apoyo de las fuerzas democráticas locales y la promoción de una solución dialogada e inclusiva para Siria. Nuestro dolor está de tal manera trenzado con el de los sirios (e iraquíes y palestinos y kurdos) que sólo acabando con el suyo, y democratizando sus países, garantizaremos la seguridad y la libertad en Europa. Debe ser, en todo caso, obra suya y nuestro papel debe consistir en retirar obstáculos más que en provocar nuevos malentendidos coloniales.

Vuelvo al dolor de los que bailaban y reían y bebían. Me pongo en su pellejo fácilmente, pues me gusta bailar, beber y reír. Y me emociono sintiéndome parte de “la civilización” y la “humanidad” en que se abrigan en medio de la tragedia. Pero también me resulta fácil trasladarme desde ese dolor al de los refugiados y, más allá, al de los sirios y los iraquíes. Ahora bien, me ocurre entonces que, desde ese dolor “árabe” o “musulmán”, me siento expulsado cuando los líderes mundiales hablan de un ataque “contra la humanidad”, contra “la civilización”, contra la “democracia” o “contra los valores universales”. Porque, desde ese dolor, juzgo hipócrita y hasta tribal esa defensa de una universalidad que no les incluye, que no trata por igual a las víctimas del EI en Francia y a las de Beirut el día anterior, que considera mucho más grave la muerte de un francés en París que la de un sirio en Alepo. No, los occidentales no podemos exigir ni condenas ni compasión desde estos presupuestos: “La humanidad somos nosotros, vosotros no”, “la civilización somos nosotros, vosotros no”, “la universalidad somos nosotros, vosotros no”. Y finalmente: “merecedores de duelo y de venganza son nuestros muertos, los vuestros no”. No podemos acercarnos a los otros pueblos -lo explicaron muy bien Fanon y Aimé- desde estas prácticas y con estos discursos sin perder toda credibilidad y provocar contracciones identitarias defensivas y a menudo también agresivas. El atentado de París es una buena ocasión para unir el dolor de los europeos, hoy sacudidos por la brutalidad del EI, y el de los árabes y musulmanes, humillados por dictaduras amigas y asesinados por bombas multinacionales. Si nos blindamos en esas neurosis coloniales que llamamos “valores” y repetimos los mismos errores, proclamando nuestra superioridad moral en medio de las ruinas que ayudamos a amontonar, daremos la razón a todos los bárbaros y nos uniremos a ellos en su obra de destrucción. Se trata, sí, de civilización: no ayudemos al Estado Islámico a cavar su tumba.

http://blogs.publico.es/dominiopublico/ ... -hablamos/

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Invitado

«Je suis Forcarei» - Xosé Luis Barreiro Rivas

Mensajepor Invitado » Sab 05 Dic, 2015 9:33 pm

«Je suis Forcarei»
Xosé Luis Barreiro Rivas
16 de noviembre de 2015.


Nací en Forcarei, y desde allí -a 600 metros de altitud- observo el mundo. Y no necesito cambiar de identidad para sentirme solidario, demócrata, pacifista y europeísta, ni para distinguir la violencia legítima de la ilegítima. Tampoco necesito «ser París» para criticar duramente la forma en que la UE -a remolque de EE. UU.- está administrando sus políticas de vecindad. En modo alguno quiero «ser París» si eso me impone abrazar la ñoñería con la que estamos gestionando los zarpazos de la guerra, aceptar el maniqueísmo que tanto nos confunde, hacerme solidario con modelos de respuesta que considero gravemente equivocados, o asumir titulares -¡Guerra, guerra, guerra!- que me recuerdan la Europa enloquecida de 1914. Y tampoco quiero «ser París» si en el lote parisino van incluidos algunos de los yihadistas que asolaron la ciudad en la que habían nacido, a cuyas escuelas asistieron y cuyo idioma hablan con el mismo acento que Hollande. En términos éticos tampoco puedo decir «Je suis Paris» si antes no sentí la imperiosa necesidad de gritar «Je suis Estambul», «Je suis Palestina», «Je suis Crimea», «Je suis Ucrania», «Je suis un refugiado sirio», «Je suis un pasajero del vuelo KGL-9268» y «Je suis Kandahar, Bagdad, Kurdistán, Alepo, Trípoli o Kabul». Por eso me quedo en Forcarei, que en esto de las guerras mundiales siempre fue prudente, y que, para llorar por unos no me obliga a olvidar la injusticia y el horror que se comete con los otros. En Forcarei, además, no tenemos ni sables, ni himnos ni banderas, y por eso, en vez de fingir un patriotismo aguerrido, deseamos paz a los muertos y nos sentimos mejor. El mundo actual se ha banalizado hasta tal punto que solo sabemos agruparnos en torno a teatralizaciones y frases vacías que nos conducen a nuevos errores. Porque si en vez de decir «Je suis Paris» hubiésemos dicho «Je veux que la UE organice su política exterior y de defensa común», habríamos tirado la primera piedra contra el caos que estamos montando a nuestro alrededor, contra los que -como Francia e Inglaterra- prefieren ir de gallitos a la salvación del mundo antes que integrarse en un plan viable que incluya democracia y libertad, y contra los que destruyeron Libia, armaron a los yihadistas de Siria, apoyan a los fundamentalistas de Arabia, venden armas a los mismos que bombardean, y están cerrando un balance cuyo resumen es que en todos los sitios donde hemos intervenido desde 1990 hay más miseria, muerte y terror -y menos esperanza- que antes. Aunque mi identidad con Occidente y sus modelos de vida es absoluta, no basta para hacerme creer que somos víctimas inocentes de este chapucero conflicto. Tony Blair ya explicó dónde empezó todo. Y aunque no pretendo negarle a nadie su derecho a chuparse el dedo, no encuentro razones -¡Je suis Forcarei!- para hacerme parisino.

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/op ... P17993.htm




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