SONSOLES PREPARA EL REGRESO A LA TIERRA
La pareja Zapatero ha comprado el terreno para hacerse una casa en las afueras de León. ZP ha contado que quiere ser un ex presidente diferente a Aznar y a González
COBRARÁ 70.000 EUROS DEL CONSEJO DE ESTADO, MÁS 62.458 COMO EX PRESIDENTE Y 90.000 PARA SUS GASTOS
Cada pocas semanas, los mandos a distancia de Eras de Renueva dejan de funcionar. Sólo los vecinos más avispados conocen la causa de estas repentinas averías colectivas. Y enseguida empiezan los cuchicheos: «Ya está aquí la nueva vecina».
La enigmática visitante que provoca estos apagones es Sonsoles Espinosa. Como siempre, la esposa del presidente viaja con un inhibidor de frecuencias que la protege de los coches-bomba. Y el aparatito sigue funcionando cuando llega al terreno que compró en este suburbio del norte de León a finales de 2008. Es su futuro hogar.
A simple vista, se trata de un descampado de 674 metros enmoquetado con cientos de cardos borriqueros. Pero a Sonsoles no le importa: comparado con la «sartén hirviendo» de Madrid, le parece el paraíso. Aquí pretende reconstruir su vida cuando abandone La Moncloa junto a su marido. «No es que Sonsoles eche de menos León... Es que echa de más Madrid», dice un amigo de la pareja.
Ahora mismo, los planes de futuro de Zapatero son el secreto mejor guardado de La Moncloa. Él mismo lo admitió este lunes: sólo ha informado a su esposa y a un cargo del PSOE (al parecer, José Blanco o José Antonio Alonso). Sin embargo Crónica ha trazado un retrato de su vida post-presidencial con las pistas de unos y otros. La única incógnita pendiente es la fecha de su retirada. ¿Será tras las municipales? ¿A finales de 2011? ¿O quizá pasadas las elecciones de 2012? «No lo habla con nadie... y hace muy bien», dice un íntimo.
Lo que sí está claro es que ZP pretende innovar con su retirada: «Voy a ser un ex presidente muy distinto a los que han conocido los españoles hasta ahora», ha dicho a sus fieles. Para empezar, será el primero que instalará su corte fuera de la capital. Sonsoles ha dicho que pretende mudarse a León en cuanto abandone el poder. Él irá y vendrá a Madrid cuando sea necesario, pero ella huirá de una ciudad que siempre le ha resultado hostil. Diez años en la capital son suficientes.
La operación retorno comenzó a fraguarse hace tres años. Un mediador visitó varias inmobiliarias con un encargo de «una persona muy importante». Sus exigencias: una parcela de 1.000 metros en una zona tranquila, con buenas vistas y sin vecinos. Desde el principio, la búsqueda se centró en Eras de Renueva, un pujante ensanche leonés. Pero los misteriosos clientes no se decidían a comprar ninguna de las 98 parcelas en venta: «Son los más lentos que hemos tenido», dice uno de sus asesores inmobiliarios.
Un día de 2008, ZP y Sonsoles visitaron varias parcela. Sobre el terreno, comprobaron cuál encajaba mejor con el boceto que les había preparado un arquitecto madrileño. Contaban con un consejero de lujo: el alcalde Francisco Fernández, amigo y correligionario del presidente. Y, tras muchas vueltas, decidieron hacer una oferta.
Al principio, pretendían comprar dos parcelas que, sumadas, superaban los 1.130 metros cuadrados. Pero, finalmente, se decantaron por un terreno de sólo 674,12 -apenas 21 por 33 metros- propiedad de la empresa Comercial Veterinaria Ovejero. ¿Estrecheces económicas? ¿O miedo al qué dirán en plena crisis? El caso es que la operación se cerró el 15 de diciembre de 2008 en el Registro nº1 de León.
El importe no consta en el documento de compraventa, pero los expertos del sector estiman que su precio de mercado supera los 300.000 euros. Además, la construcción del chalet supondría un mínimo de 700.000 euros adicionales. Es decir, que el retiro leonés de la pareja -dos plantas, cinco dormitorios y piscina- costará más de un millón de euros.
Pero este lujoso refugio no convence a los encargados de la seguridad presidencial. La parcela se encuentra junto al acceso de la urbanización y, por tanto, resulta vulnerable a un atentado. Un serio inconveniente para una familia que vivirá escoltada de por vida: unos 35 agentes protegerán a ZP, entre su escolta (vigilancia activa) y los que protejan su domicilio (vigilancia pasiva). El dispositivo, según fuentes de seguridad de Moncloa, costará más de un millón al año.
El leonés, claro está, no pagará esta factura. Y eso que en su primer año como jarrón chino -esos trastos tan frágiles y valiosos que nadie sabe qué hacer con ellos- cobrará 62.548 euros: el 80% de su sueldo. A eso, unirá coche con chófer, pase libre en las empresas de transporte estatales y una asignación anual de unos 90.000 euros para dos empleados y material de oficina. Todo un alivio para un prejubilado que nunca ha ganado dinero fuera de la política, salvo una temporada como profesor asociado en la Universidad de León.
La huida de la capital no será la única novedad del retiro de Zapatero: también marcará distancias con Aznar y González por su prudencia política. Nada de declaraciones intempestivas ni de soflamas en la prensa extranjera. El socialista se ha juramentado para no engrosar el batallón de ex presidentes criticones que tanto le ha importunado en sus años en La Moncloa. «Estaré en silencio... El silencio de un ex presidente se valora mucho», ha dicho. «Cuando uno deja [la política], debe hacerlo de manera real, absoluta, plena».
Y, finalmente, ZP también romperá moldes al ingresar, apenas cumplidos los 50, en una institución dominada por los ancianitos: el Consejo de Estado. Él mismo cambió la ley para que los ex presidentes tuvieran derecho a un puesto vitalicio de consejero, remunerado con unos 70.000 euros al año. Pero él será el único ex que aprovechará esta bagatela: Suárez renunció al cargo por problemas de salud, mientras que Aznar y González han preferido centrarse en sus empresas. «En cambio, José Luis no es un hombre apegado al dinero, eso de los negocios no entra en sus cálculos», cuenta un amigo.
En realidad, su rol en el Consejo de Estado está por definir. En principio, sólo estaría obligado a acudir al pleno una vez al mes. Pero, si así lo desea, podría ocupar un despacho y asumir responsabilidades más concretas. «Cumplirá estrictamente con sus obligaciones, no estará en el cargo por figurar», asegura un amigo leonés.
Si cumple su promesa de volcarse en el Consejo de Estado, ZP deberá asumir una estricta lista de incompatibilidades. Pero la ley sí que le permitiría aderezar el cargo con labores paralelas. Así, se espera que Zapatero pronuncie conferencias, aunque su caché distará mucho de los 40.000 dólares que cobra Aznar. También ha mencionado que le interesaría volver a la universidad. Y quizá colabore con la Fundación Ideas, el equivalente socialista de la FAES de Aznar.
Sin embargo, un miembro de su círculo asegura que su verdadero sueño sería obtener un cargo internacional relacionado con la paz y los derechos humanos. Una opción sería presidir la Alianza de Civilizaciones o la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte. Todavía le queda tiempo en el cargo para acumular favores diplomáticos. Pero el terrenito de León encierra una buena señal: está en la calle Unicef.
EL MUNDO / DOMINGO / 26 / DICIEMBRE / 2010