Karmele Marchante: "Llevo 30 años oyendo que soy frígida, lesbiana, peluda y fea"Tras dar la espantada de los platós hace dos años, regresa con un libro de investigación sobre la trata de blancas:
'pvta no se nace'. Karmele Marchante no quiere hablar de 'Sálvame' y busca recuperar el prestigio perdido. La entrevista se celebra en una peluquería y, entre el tinte, el lavado, el secado y las mechas, la periodista va lanzando sus dardos contra todos y contra todas.
Con este libro de investigación regresas a tus raíces, ¿no? Sí, vuelvo a mis orígenes periodísticos, que no tenía que haber abandonado y que quiero volver a reivindicar.
¿Cómo una periodista ganadora de una beca Fullbright y cofundadora de la revista 'Ajoblanco' acabó en 'Sálvame'? No es que acabara, es que aterricé. Ésa es la respuesta.
¿Te arrepientes de esa etapa? Arrepentirse de cosas del pasado es una memez. Pero no la recuerdo. Tengo amnesia.
Tras tu paso por 'Sálvame' y tu fallida candidatura a Eurovisión, ¿crees que te va a costar recuperar la credibilidad perdida? No, porque yo la credibilidad la tengo de la gente amiga y de los periodistas que me conocen. Yo ni he asesinado ni he sido ludópata. Sólo he estado transitando un tiempo por un tipo de periodismo que es denostado, pero es muy visto. Tampoco hay que tener ese cinismo y excluir a esa gente. A mí no me gustó, me marché y punto.
Pero se cebaron mucho contigo. Sí.
¿Cuál es la traición que más te ha dolido? Bueno, es que ha habido tantas...
Te defines sin complejos como feminista radical. Sí, de siempre. Es una corriente dentro del feminismo que engloba la teoría, el estudio y el activismo. La gente se cree que las feministas radicales queremos matar tíos y cortar penes y no es eso. Yo soy activista. Lo que quiero ahora es que 100 mujeres nos encadenemos a un puticlub que hay en La Junquera. ¡Verías cómo la gente se enteraría! La gente no se entera porque mira hacia otro lado. Eso es el feminismo radical. Las sufragistas que lograron el voto eran feministas radicales. Y Clara Campoamor, que logró el voto en nuestro país, también.
¿Y por qué no te encadenas a los prostíbulos? Porque no encuentro a compañeras que quieran encadenarse conmigo. Me siguen tres o cuatro y sólo nosotras no podemos hacerlo. Tenemos que ser 100 o 200. Y no hay manera.
¿Crees que se lograría algo? Las acciones siempre logran algo. Si hiciésemos como los pensionistas y nos encadenásemos 500 mujeres a un puticlub de nuestro entorno, veríamos cómo cambiaba la situación.
También eres masona. ¿A qué os dedicáis exactamente? Es una manera de hacer cosas por la sociedad. No es una secta ni nada secreto ni demoniaco. Mi logia es la de Clara Campoamor.
Criticas además el feminismo de salón. ¡Claro! Es lo que se lleva. Ahora todas son feministas y el 8 de marzo se ponen el lacito aquí. El feminismo es una lucha continua por la igualdad. Es estar al pie del cañón todos los días.
¿Hay mucho postureo? Pues sí. Ciertos partidos políticos lo único que hacen es postureo y decir memeces. Fíjate, que hay mujeres de un partido que se proclaman feministas liberales y yo, que he estudiado el feminismo, sé que esa corriente no existe. Es un ectoplasma que se han inventado.
Las dirigentes de Ciudadanos estaban en su derecho de ir a la manifestación, ¿no? Fueron para provocar, como siempre hacen. No nos olvidemos que el partido se llama Ciutadans y que el líder nació desnudo. Si vas a una manifestación como una señora de Ciutadans y, encima, dices en la prensa que te han agredido, entonces ya estamos, como siempre, provocando.
¿Ana Rosa Quintana también es una feminista de salón? Yo las llamo 'gurusas'. El año pasado hizo la huelga de mujeres. Este año, no. Considero que no es una feminista activa. El año pasado firmó el manifiesto, por tanto, un cierto valor sí que tiene. Considero que una Pepa Bueno sí que es feminista, porque se le nota en el día a día cuando la escuchas.
A lo mejor Ana Rosa piensa que hacer una huelga todos los años no es una estrategia eficaz y que se está banalizando el derecho de huelga. La huelga de mujeres es una huelga de cuidados. Nosotras somos cuidadoras y tú sabrás la cantidad de mujeres que hay a tu alrededor que tienen que dejar parte de su profesión porque tienen que cuidar. Ellos no cuidan. Hacer una huelga de cuidados es apoyar la causa de las mujeres.
Hay mujeres, como Carmen Maura o Carmen Lomana, que consideran que las feministas estáis castrando a los hombres. Que lo diga Carmen Maura me da mucha pena. Porque yo te henido con ella unas filias muy buenas. Yo creo que le dio un brote y dijo eso, porque no es normal. Que lo diga Carmen Lomana, vale. Nos lo llevan diciendo toda la vida. Llevo 30 años oyendo que quiero matar hombres y cortar penes, que soy frígida, lesbiana, peluda y fea.
¿Por qué criticas tanto a la RAE? Yo la quiero quemar. Cuando nosotras queremos cambiar el lenguaje para incluir al 50% de la población, ellos se oponen a nuestras palabras. Nosotras tenemos maestras y catedráticas de Lengua y Literatura y queremos crear un lenguaje que no nos ataque. Yo digo testiga, fiscala, gurusa, guardia civila... Que salga un machirulo de la RAE y diga que si aprueban eso, se va, pues que se vaya.
¿Te refieres a Pérez Reverte? Sí.
Mucha gente piensa que lo del lenguaje inclusivo es una chorrada. No es un debate abierto en la sociedad. Para mí el lenguaje es importante porque lo escribimos y lo hablamos. Es importante que no nos ataquen. Tú habrás estado en alguna reunión en la que hay diez chicas y un chico y te dicen: "¡Hola chicos!, ¿cómo estáis?". A mí eso no me gusta.
¿Qué has querido contar en tu libro 'pvta no se nace'? La situación de las mujeres prostituidas desde un punto de vista feminista. Lo quise hacer aquí en nuestro país, pero las ONG españolas me negaron la investigación.
¿Y eso? Me negaron el pan y la sal. Las mujeres ex víctimas que tienen, se las quedan y no las quieren enseñar. Funcionan como pequeños reinos de taifas. Y eso que las ONG reciben dinero de todos los que pagamos a Hacienda. Pero cuando llamas, nunca se ponen.
¿Y qué hiciste? Por un contacto mío, estuve con una ONG inglesa maravillosa. Les expliqué lo que quería hacer y me abrieron los brazos. Fui con ellos a los campos de refugiados del norte de Europa, de Grecia y Turquía. Entonces allí vi cómo en los propios campos hay mujeres cuyas familias las prostituyen y, luego, las controlan las mafias. La paradoja es que se da la doble violencia: sufren la prostitución y las venden sus propias familias, que han huido de las guerras y de la pobreza. Por cada servicio cobran 5 euros. La mafia se queda con 4 y la familia con 1. En un campo de refugiados, un euro es mucho dinero. Pero la familia las repudia y viven aparte.
¿Qué es lo más fuerte que has visto allí? En las tiendas de campaña meten a dos mujeres y hay unas hileras de 'putómanos'. Yo los llamo 'putómanos', no puteros. Hay colas de 50 hombres y un tío de la mafia controlando.
¿Nadie hace nada? La Policía no hace nada porque está pagada por las mafias y las ONG tampoco pueden hacer demasiado. Bastante tienen con poder auxiliar a los refugiados.
Para entender lo que pasa con la trata de mujeres, ¿hay que viajar a los países de origen? Sí, hay que ir para ver cómo estas mujeres son vendidas. Siempre son países pobres. Hay algunos países como Gabón, que ha sacrificado a tres generaciones de mujeres, para subir su Producto Interior Bruto.
Me llama la atención el episodio que narra cómo las jóvenes están en una cabaña y aparecen unos hombres educados y bien vestidos que les regalan comida. Les ven como su salvación. Son familias poligámicas de 30 criaturas. Las niñas viven en una completa miseria y ven aparecer a tres tíos bien vestidos. Ellas piensan que les van a salvar de la misera y las van a dar un trabajo en Europa. Estos proxenetas las compran y las machacan durante todo el viaje.
¿Cuál es la historia que más te ha conmovido? La de una niña a la que la habían metido una cuchara candente en el ano y la vagina. Me enseñó las cicatrices. Ahí tuve que parar todo y me puse a llorar. No podía seguir. Hay muchos episodios duros. Yo, por las noches, me tenía que hacer un reciclaje cerebral. Inventé un truco para que hablasen. Me metía en el baño y las regalaba pintalabios. El baño de las mujeres era el único sitio donde no podían entrar los hombres. Era el único momento donde se atrevían a hablar.
A estas mujeres les realizan además un ritual de vudú. Sí. Hacen una ceremonia y las visten de blanco. Les cortan las uñas, unos pelos del pubis y sangre menstrual. Lo meten en una bolsita y eso es como si las ataran mentalmente. Ellas pertenecen a las religiones animistas. Si no pagan las deudas de la mafia, amenazan a sus familias. Y la bolsita es el salvoconducto para que a sus familias no les pase nada.
Según relatas, las prácticas que se piden en los prostíbulos son cada vez más pervertidas. Sí, eso te lo dicen ellas mismas. Te cuentan que cada vez les piden cosas peores. Les demandan lo que ven en la pornografía. Los clientes de los burdeles ponen películas pornográficas en la habitación.
¿Cómo funciona la prostitución en los países en los que se ha legalizado? Yo estoy en contra, porque soy abolicionista. En los países como Alemania y Holanda que se ha legalizado, por una cantidad de euros, les dan una lata de cerveza, una salchicha y un menú con lo que pueden hacer con las mujeres.
Hay como una tarifa plana, ¿no? Les hacen comer heces, beber lluvia dorada, les meten el puño por el ano... Cada vez hay más violencia.
Sostienes que los varones tienen muy poca idea de la sexualidad femenina. Por supuesto. Eso es fruto de que la educación que reciben los varones y las mujeres es totalmente distinta. Las mujeres estamos educadas para la sumisión y los varones, no. Además, ambos géneros lo hemos aprendido todo en la pornografía. No hemos tenido una verdadera educación sexual.
¿Los hombre tendrían que cambiar el chip de cómo complacer a las mujeres? De ahí, salen Las Manadas. Las Manadas son varones que cogen a una mujer y la anulan mediante las drogas y el alcohol. Luego, la meten en un sitio, graban lo que hacen y se lo pasan a sus amigos. Ellos se erigen en protagonistas de su propia película pornográfica.
¿El potencial erótico femenino está infravalorado? Por supuesto. Nosotras tenemos mucha más potencia erótica. Podemos tener muchos más orgasmos que ellos. Y las que hemos alcanzado unos niveles más altos de educación sexual, que también están contaminados, podemos decir no a ciertas cosas y sí a otras. Aun así estamos contaminadas. Yo digo, por lo que he hablado con mujeres de todas las generaciones, que nuestro potencial erótico es mucho más potente.
Pero, ¿lo sabemos aprovechar? Bueno, es que a nosotras si follamos mucho nos llaman ninfómanas. Y ellos son promiscuos, pero no lo reconocen.
El feminismo está dividido entre la abolición y la legalización de la prostitución. ¿Cuál es la solución? La solución debe pasar por sentarse en una mesa las feministas abolicionistas, las legacionistas y las propias mujeres prostituidas. Nosotras hablamos por ellas, pero no hablamos con ellas. Es muy fácil hablar desde una atalaya académica. Habría que crear un mesa de negociación política. La prostitución es política y el feminismo, también. Hay que decidir qué es lo que quieren y no pelearnos entre nosotras.
¿Por qué criticas el intento de las prostitutas de sindicarse? ¿Cómo vamos a sindicar a una mujer prostituida con sus propios proxenetas, que son quienes la esclavizan?
¿Los proxenetas estarían metidos en los sindicatos? ¡Claro! Es que están metidos. En la sindicalización está metida la industria del sexo, que es el dinero de la prostitución, de la trata, de la pornografía... ¿Cómo te vas a sindicar con esta gente?
El sindicato Otras se legalizó, pero luego fue anulado. Yo mantengo que esos sindicatos están pagados por los proxenetas. A mí eso no me lo quitan de la cabeza.