Examinados los documentos obrantes a los folios 636 y 637 del Tomo III, es evidente que el objeto esencial era conocer la composición de las muestras remitidas, lo que igualmente se infiere del contenido del informe de 21-3-05, pues no puede discutirse que el apartado esencial de cualquier informe pericial es el relativo a las conclusiones, que en este caso se canaliza dentro del epígrafe denominado <<RESULTADOS>>, y que obtuvo la siguiente respuesta: “Por las técnicas analíticas empleadas, las cinco muestras estudiadas se identifican como ACIDO BORICO”. Y eso es lo primordial, cualquiera que fuera el alcance o interpretación que se pudiera atribuir a la petición concreta y consistente en: “estudio, análisis e informe pericial”. No es dudoso que lo único relevante era determinar la naturaleza de la sustancia remitida.
De ahí que resulte inocua la modificación de la petición que se llevó a cabo en el segundo informe, al reflejar la solicitud, y reducirla a: “análisis de las muestras” aunque la petición empleara otra fórmula mas amplia. No debe obviarse un aspecto fundamental y es que la pericia se recabó de la Comisaría General de Policía Científica y se canalizó hacia el Laboratorio Químico. De hecho, todos los facultativos que se reseñan en el informe eran licenciados en Farmacia y Química, aparte de que las fórmulas que se utilizaban en las solicitudes eran variadas, incluso como puso de manifiesto una de los facultativos, Isabel López Cidad, a veces eran imprecisas “para lo que consideran oportuno”. Es más, se cuenta incluso con una prueba documental que demuestra lo que se viene manteniendo, en contra de la tesis que defiende el testigo Manuel Escribano, pues uno de los informes en que él intervino y obrante a los folios 2153 a 2155 se refleja: “ De lo recibido se solicita el análisis de las muestras” y pese a ello se incorporó un extenso apartado destinado a observaciones.
Por consiguiente, y aunque sea respetable la postura que ha venido defendiendo el perito Manuel Escribano y que puede sintetizarse en que su actividad como perito o facultativo no anulaba su condición de policía, lo cierto es que si se solicitó un informe sobre la naturaleza de unas muestras consistentes en un polvo de color blanco, resulta claro que lo que se pretendía era un análisis de dicha sustancia, sobre todo cuando la unidad solicitante era la Unidad General de Información, Secretaría General, como se refleja en el propio informe.
Claro que, como él mismo reconoció en varias ocasiones a lo largo de su declaración en el plenario, le otorgó mayor relevancia al apartado correspondiente a “OBSERVACIONES” que al del “RESULTADOS”, hasta el punto de calificar al primero de “importantísimo”, cuando era notable la falta de rigor científico, olvidando que su cometido principal y lo que, fundamentalmente, se esperaba de él es que utilizara sus conocimientos como licenciado en una carrera de ciencias y efectuara un análisis químico de la sustancia remitida, por mucho que los datos que incorporara al informe le parecieran de enorme trascendencia, como llegó a mencionar en el plenario “creyó que le daría una alegría a sus jefes y a la autoridad judicial”.
Lo del Tipp-Ex lo dices por la página 48:
Pues también ha quedado evidenciado que era licenciado en geología y que tenía capacidad para examinar y supervisar el resultado del análisis realizado por otros, y como no desconfiaba del perito Manuel Escribano en lo referente a su competencia científica, era razonable que asumiera los análisis que había realizado. No así, lógicamente, las meras especulaciones sin rigor científicos.
Las mismas pautas valorativas han de aplicarse a los extremos relativos a la identificación de la persona que recoge las muestras y a la transcripción en los libros. Con respecto a este último extremo ya se argumentó que era práctica habitual que cuando se alteraba la asignación de las pericias se corregía sobre la marcha el libro de entregas con la aplicación de tipex. Ello ha de entendersecomo una mala práctica administrativa sin relevancia penal.
También a mi me ha despistado, pero se refiere al libro de entregas, no al registro de informes. Entonces he recordado que Garzón no pretendía procesar a los analistas por incluir una referencia a ETA, sino por otra cosa. Consultando el ABC de 30/9/2006:
El propio comisario general de Policía Científica, Miguel Ángel Santano, declaró el jueves ante Garzón que la corrección efectuada por el jefe de sección -Francisco Ramírez- estaba perfectamente justificada, pues sus subordinados le habían entregado un borrador y porque la referencia a ETA carecía de rigor científico y no era más que una «elucubración».
Escribano -sigue el relato de hechos del auto- se negó a realizar las modificaciones que le indicó su jefe y le «sugirió» que nombrara a otro perito, por lo que Ramírez «se reasignó a sí mismo el caso como perito, lo cual estaba dentro de sus competencias como jefe de sección», sin que conste que devolviera a Escribano «el original». El perito hizo entrega a su superior de una copia de su informe en soporte informático para que Ramírez pudiera trabajar con ella. El resultado es el «informe oficial» que, con fecha 22 de marzo de 2005, se entregó al juez «sin incluir las observaciones» que afectaban a ETA.
Dieciséis meses después, el 11 de julio de 2006, Escribano sacó de su archivo informático una copia del documento de 21 de marzo -es decir, de la versión sin corregir por Ramírez- y, tras pasarlo a la firma de sus compañeros, lo entregó «por medio de fotocopia» y con la fecha inicial al jefe de la unidad, José Andradas, «sin que en ningún momento aludieran los ahora imputados a que no era el documento entregado por ellos el 21 de marzo de 2005 sino otro preparado al efecto en el mes de julio de 2006». Ayer mismo, la perito López Cidad -la primera que admitió la falsedad del documento- hizo entrega al juez de una copia del informe que, según reconocieron los tres policías, efectivamente firmaron el 11 de julio pasado y «que coincide con el publicado en el diario «El mundo» del día 21.09.06».
Según Garzón -que ayer ordenó el registro de las mesas de trabajo de los tres peritos-, este hecho prueba «indiciariamente la intención de producir un efecto oficial de un documento que nunca lo fue, y que jamás fue autentificado con los sellos oficiales de la Comisaría General de Policía Científica, en un momento posterior (un año y cuatro meses después)»
(...)
El reconocimiento por parte de los peritos de la manipulación del informe obligó al juez Garzón a suspender de forma inmediata sus comparecencias -que tuvieron lugar anteayer- para modificar su situación procesal: de testigos pasaron a ser imputados, condición en la que han sido citados de nuevo el próximo día 18 para prestar declaración asistidos por abogado.
(...)
Fuentes de la Audiencia Nacional explican que la entrega, el 11 de julio, por Escribano a su jefe Andradas del informe falsificado coincide en el tiempo la presentación de una batería de preguntas por el Grupo parlamentario Popular al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que aclarara los supuestos «agujeros negros» del 11-M. El ministro solicitó a la Policía los informes científicos y, a su vez, Andradas los recabó de sus subordinados.
En medios policiales, sin embargo, se llega a sugerir la posibilidad de que la recuperación del documento de 21 de marzo no tuviera como finalidad su entrega a un organismo oficial, sino «su filtración a un medio de comunicación».
Enlace
O sea que el documento registrado y oficial era el corregido, que no contenía una mención a ETA. Y no había Tipp-Ex.
La crítica a los acusados a la que se agarran todos los conspiranoicos, aparte de lo antes mencionado, aparece en la página 49:
En efecto, los acusados es obvio que no actuaron correctamente desde la perspectiva formal-administrativa a la hora de sustituir el primer análisis por el segundo. Todo denota que debieron apartar formalmente de su designación al primer perito dejando constancia de esa contingencia. También parece que lo razonable y lo indicado era que se procediera a la designación formal de otro perito reflejándolo expresamente por escrito.
Por supuesto, pero esto no invalida el informe ni supone falsificación alguna. Si quieres comentar cualquier cosa la citas literalmente indicando la página o la fuente. Porque inventar cosas o "traducirlas" para que cuadren con tu opinión, no es ético.