Arde Galicia

Un lugar con buen talante y pluralidad democrática donde se debate lo más relevante de la política y la actualidad nacional e internacional.

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Mensajepor Invitado » Mié 09 Ago, 2006 10:34 am

Siempre ha habido incendios en todos los lados. Siempre se ha dicho que la mayoría de los fuegos son intencionados. Siempre se ha filosofado sobre las posibles causas que llevan a los individuos despreciables a prender una cerilla donde no deben. Pero aún reconociendo que siempre existirá el delincuente pirómano no se debe dejar de pedir responsabilidades a la Administración sobre la prevención y extinción de incendios.

Este fin de semana en Galicia hemos llegado a la locura del fuego arrasando montes, zonas boscosas, amenazando núcleos urbanos, provocando el corte de carreteras, el desalojo de vecinos y llevándose tres vidas humanas. Y eso que tenemos el "Gobierno del cambio". Éstos eran los que se agarraban a la pancarta del "nunca mais", los que iban a solucionar los incendios limpiando los montes durante el invierno y los que pretenden que creamos en su sueño nacionalista como los niños creen en los Reyes Magos.

El monte gallego arde pero los del "nunca mais" están de vacaciones. No convocan manifestaciones contra el Gobierno irresponsable que ha primado el conocimiento del "gallego normativizado" a la hora de montar el operativo antiincendios. ¿Cómo van a pedir la dimisión del conselleiro nacionalista de Medio Rural? ¿O la del señor Quintana? ¿O la del mismísimo Presidente de la Xunta que reanuda sus vacaciones mientras Galicia arde?... Son el Bipartito amigo, el Gobierno del cambio. A ellos no les piden explicaciones. Don Emilio seguirá los acontecimientos por teléfono lejos de la humareda que cubre Santiago. Creo recordar que al señor Fraga los del "nunca mais" le reprochaban haber estado de caza cuando aparecía en las costas gallegas un barco llamado Prestige vertiendo chapapote. Perdonen que recuerde.

¿Y la oposición del PP? No se les puede pedir nada a quienes ejercen de chicos educaditos. Algo dijo el señor Rajoy el domingo porque está en Galicia de vacaciones y le molestó la humareda. Ayer el señor Núñez Feijóo dijo bajito lo mismo que recogen hoy las portadas de varios periódicos: que se primo el conocimiento del gallego para agente forestal y se sustituyó a los anteriores directivos del operativo porque no superaron el examen de gallego. Pero no toca molestar. El señor Núñez Feijóo salió encantado de la reunión que mantuvo días atrás con el líder nacionalista y anda pensando en si somos "nación", "breoganes", "suevos" o el último invento histórico que les salió de la chistera. Tanto pensamiento absurdo parece que le ha agotado las ideas prácticas. Por ejemplo pedir dimisiones. Por ejemplo pedir la comparecencia del Presidente socialista y del Vicepresidente nacionalista en la Diputación Permanente del Parlamento gallego. Por ejemplo hacer oposición.

Galicia arde con el Gobierno del cambio para peor. Arde más que nunca. Y la solución de esté Gobierno partido entre nacionalistas que cortan el bacalao y socialistas que pelan las zanahorias es mandarnos a unos señores a apagar fuegos que hablan el idioma "propio" mejor que lo hablaba Rosalía. Los agentes forestales con más experiencia no pueden apagar fuegos en la "nación" gallega del nacionalista señor Quintana. No pasaron la prueba de pureza lingüística.

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Mensajepor Invitado » Lun 16 Oct, 2017 5:31 pm

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Los incendios provocan cuatro muertes y queman miles de hectáreas en Galicia

Núñez Feijóo asegura que "nunca hubo tantos medios" contra los incendios
En Marea tilda de "emergencia nacional" los incendios y denuncia la "falta de medios"


Caos incendiario. Once años después de la peor ola de fuego en la práctica totalidad de Galicia asiste desde este domingo con horror a una nueva crisis de incendios sin apenas ser capaz de saber cuánto y dónde arde y, sobre todo, por qué.

Tras cinco días de fuego en aumento con especial impacto en el interior de Ourense y Lugo, la llegada de los restos del huracán Ophelia incrementó las temperaturas y la velocidad del viento y crearon un escenario ideal para la tragedia, con hasta 132 incendios que tienen su cara más dramática en la muerte de cuatro personas, dos mujeres en Nigrán (Pontevedra), un hombre en Carballeda de Avia (Ourense) y otro, también de avanzada edad, en Vigo.

En un escenario de incógnita prácticamente absoluta sobre la superficie quemada, de la que no existen datos oficiales desde media tarde del domingo -cuando la superficie ardida en octubre rondaba las 5.000 hectáreas-, hacia las 11 de la mañana de este lunes la Xunta informaba de un total de 105 incendios, de los cuales 67 permanecían sin control.

En 19 focos la cercanía del fuego a áreas habitadas mantiene activa la situación de alerta. Según la última información disponible se trata de Cervantes, Friol, Monforte, Pantón, Parada de Sil, San Cristovo de Cea, Baños de Molgas, Chandrexa de Queixa, Paderne de Allariz, Lobios, Ponteareas, Salvaterra del Miño, Gondomar, As Neves, Baiona, Nigrán, Silleda y, desde este mediodía, A Gudiña y Boborás.

Esa cercanía a los núcleos de polación de las localidades afectadas está en el origen e los tres fallecimientos ya confirmados. Las dos fallecidas en Nigrán perdieron la vida en el entorno de Chandebrito al ser cercadas por las llamas en la furgoneta en la que viajaban. Fueron halladas por el concejal de Vías y Obras de la localidad, Rubén Rial, miembro del Grupo de Emergencias de O Val Miñor, tal y como confirmó a Praza.gal el alcalde de la villa, Juan González. En la mañana de este lunes se ha confirmado la identidad de las fallecidas, Maximina y Angelina, de 89 y 85 años. Fuentes de la investigación apuntan a Praza.gal que en el vehículo viajaba una tercera persona de menor edad, la conductora, que fue capaz de escapar.

El tercer fallecimiento, conocido de madrugada, tuvo como escenario el ayuntamiento ourensano de Carballeda de Avia, donde las primeras hipótesis apuntan a que el hombre fallecido, de avanzada edad, intentaba atajar con sus propios medios el fuego que amenazaba su casa. "Probablemente", dice Medio Rural, intentaba liberar a sus animales para evitar que murieran abrasados.

La cuarta muerte no ha trascendido hasta esta mañana. Se trata de un septuagenario fallecido al caer de un muro mientras intentaba sofocar las llamas con sus propios medios en la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña, según confirman fuentes sanitarias a Europa Press.

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La llegada de las ligeras lluvias a la zona oeste de Galicia ayudó durante la noche a paliar un poco una situación en la que el Gobierno gallego pone el foco en el orden público, la "elevada actividad incendiaria, con clara intencionalidad y virulencia", y desde el Ejecutivo y el PPdeG se insiste en no hablar de que Galicia "arde", sino que es "quemada" por "terroristas". Definiciones aparte, lo cierto es que esta ola de fuego ha traído ya consigo escenas prácticamente inéditas, como el fuego cercando barrios estrictamente urbanos en la ciudad de Vigo, además de repetir escenas vividas en la gran ola de 2006, como vías de comunicación cortadas entre escenas de pánico, caso de la Autovía de las Rías Baixas, la A-52, además de multitud de vías convencionales y secundarias.

Ante esta situación, este domingo el presidente Feijóo realizó una comparecencia pública. "Estamos en una situación difícil, estamos preocupados, sabemos apagar fuegos pero las condiciones adversas de este domingo nunca las habíamos vivido en una década. Es una actividad incendiaria homicida", aseguró Feijóo tras visitar el Centro de Coordinación de Incendios. El presidente de la Xunta, que este lunes reúne a su Gobierno de urgencia, hizo especial hincapié en el hecho de que Galicia también tiene que "luchar", además de contra incendiarios y las condiciones meteorológicas, contra los fuegos que llegan desde Portugal al "saltar el río Miño" por no "ser apagados". Feijóo dijo que Galicia no puede "seguir soportando los fuegos que entran desde Portugal".



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Mensajepor Vilega » Lun 16 Oct, 2017 9:19 pm

Siempre se ha dicho que ya en la antigua Roma los responsables de los incendios provocados eran los propios brigadistas.

Parece que muchos contratos de temporada terminaros el 1 de octubre.

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Mensajepor Invitado » Lun 16 Oct, 2017 11:09 pm

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Cuando los incendios de Galicia eran sólo culpa de Zapatero

Ahora que Galicia vuelve a arder, Mariano Rajoy se muestra más preocupado en felicitar a su homólogo en Austria tras ganar las elecciones

Desde el sábado, medio centenar de incendios arrasan Galicia, unos fuegos que ya se han cobrado la vida de cuatro personas y que dejan una realidad que tristemente recuerda a la vivida en el año 2006. Entonces, un conjunto de 1970 incendios forestales, con 37 focos de grandes dimensiones, convirtieron tristemente a Galicia en una gran antorcha focalizada sobre todo en las provincias de Pontevedra y A Coruña.

Desde el 3 de agosto hasta el 15 del mismo mes de 2006, el fuego acabó con entre 77.000 y 88.000 hectáreas según las fuentes consultadas, ya fuera la Xunta, el Ministerio de Medio Ambiente o la Comisión europea. En esta ocasión, también perdieron la vida cuatro personas, pero la gran diferencia la encontramos en el dedo acusador y en el supuesto culpable porque para el PP de Mariano Rajoy la culpa de todo la tenía el Gobierno y su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

El PP de Rajoy se preocupó en hacer una campaña pública en la que acusaba directamente al Gobierno del PSOE de cada uno de los focos que arrasaban Galicia.

"Ineficacia y el sectarismo" de la Administración

En 2006, el presidente del Gobierno era José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy ocupa el cargo de presidente del PP.

Desde estas posiciones, Rajoy no dudó en acusar al Gobierno llegando a asegurar que los 1970 focos que quemaban Galicia eran fruto de la "ineficacia y el sectarismo" de la Administración del Ejecutivo socialista y que si se vivió una crisis con estos incendios fue porque no había “estructura del Estado” con Zapatero. Entonces, nada tenía que ver que España estuviera viviendo una sequía similar a la actual.

Para Rajoy el problema residía en que en dos años de Gobierno del PSOE se había "desapoderado" al Estado y la posible respuesta de la Administración. Además, aseguró que Zapatero "vino a Galicia y se dio cuenta de que no tenía ninguna competencia" porque se había eliminado “el operativo que habían hecho los gobiernos anteriores". En otras palabras, para el PP las llamas quemaban media Galicia porque Zapatero había acabado con lo conseguido en los mandatos de su antecesor, José María Aznar.

La campaña fue dura y se centró más en actuar como verdugo que en buscar soluciones, Rajoy se centró en acusar a Zapatero de una "absoluta indiferencia". "Ni ha dicho, ni ha preguntado, ni se ha molestado", dijo.

Es más, enumeró cuáles son las labores que un buen presidente debe hacer cuando se produce una catástrofe. "Se pone al frente, empieza a liderar las actuaciones de la gente y le da cariño y calor".


Tras criticar… ¿Cómo ha respondido ahora Rajoy a los incendios?

Tras críticas y acusaciones, la lupa estaba puesta en la reacción del ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su respuesta a la catástrofe que vive Galicia con unos incendios que mantienen en vilo a los gallegos desde el pasado fin de semana.

Lejos de ser una respuesta rápida, Rajoy no ha pisado suelo gallego hasta este lunes, tras responder a Carles Puigdemont por su no aclaración de la declaración o no de independencia.

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¿Quién quema Galicia?

Mensajepor Invitado » Mar 17 Oct, 2017 12:58 am


¿Quién quema Galicia?
Santa Baia de Montes, en Cualedro, ostenta el título de ser el lugar con más incendios de toda España. Brigadistas, guardia civiles, agentes medioambientales y hasta vecinos vigilan los montes día y noche para evitar que Galicia siga ardiendo, una misión casi imposible cuando la ley del silencio impera en el lugar.

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Mensajepor Invitado » Mar 17 Oct, 2017 3:22 am

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Incendio cerca del municipio de Nigrán (Pontevedra), la noche del 15 de octubre.


Fuego, mentiras y plantaciones de eucalipto

Preguntas y respuestas sobre los incendios en Galicia: ¿Cuántos incendios hay?, ¿Quién o quiénes queman? ¿Por qué está ardiendo?

Xosé Manuel Pereiro


“Vamos a hacer las cosas bien. Y desde luego, tengo la esperanza de que Dios y Santiago nos van a ayudar”. El 21 de noviembre de 2002, en plena marea negra del Prestige, Manuel Fraga, presidente de Galicia, comparecía en público por primera vez, ocho días después de haberse producido. El actual Gobierno de la Xunta ―el presidente, Alberto Núñez Feijóo, fue entonces designado vicepresidente― tiene algo más de reflejos a la hora de comparecer, y quizá algo menos de confianza con las autoridades divinas, pero sigue dependiendo, como entonces, de que los cielos le resuelvan la papeleta. En este caso de los incendios que asolan Galicia en este mes de octubre, y sobre todo, el domingo negro, el día 15 y la madrugada del lunes. Cuatro personas muertas, cientos de viviendas desalojadas ―entre ellas aldeas enteras―, casas y granjas quemadas, miles de hectáreas arrasadas ―posiblemente nunca sepamos con certeza cuántas― y árboles centenarios carbonizados.


¿Cuántos incendios hay?

Depende no de cómo se mire, sino de cómo se cuenten. El domingo se llegaron a producir alrededor de centenar y medio. Toda cifra que se pueda dar ahora no valdría a la hora en que ustedes lo lean. Según la información oficial (tengan presente lo de oficial) de la Consellería de Medio Rural, a las 10,30 del lunes, había 32 incendios activos, 17 de ellos en “situación 2” (peligro para bienes y personas), 4 estabilizados, 11 controlados y 5 extinguidos. Pero solo se contabilizan los de más de 20 hectáreas, es decir, los que cercaron Vigo, o los que se produjeron en plena ciudad que obligaron a desalojar 400 viviendas ―según el Ayuntamiento, estaban activos por la mañana 6 focos― no aparecen en la estadística. Por si no tienen claro cuánto son 20 hectáreas, en vez de pasarlo a la medida campo de fútbol, quizá sea más útil saber que hay distritos (la circunscripción de gestión forestal en Galicia. Hay 19) en los que pueden pasar veranos sin que se produzca ninguno de esa extensión. Depende del tipo de cultivo y de la ordenación territorial.


¿No son raros incendios en octubre?

En cuatro meses en Galicia puede crecer de todo, y pese a lo verde que pueda parecer, la maleza que se ha acumulado desde la primavera no tiene la humedad necesaria, y la tierra tampoco. Los manantiales no se abastecen. Estos días se ha dado el fatídico factor 30: más de 30º de calor, vientos de más de 30 kilómetros por hora y humedad de menos del 30%. O se han rozado: en Baiona, la madrugada del sábado una tuitera se escandalizaba de estar a 24º. No es el primer “otoño caliente”, nunca peor dicho, y si éste lo está siendo no es precisamente por sorpresa.


¿Por qué arde Galicia?

La respuesta correcta es porque plantan fuego, pero eso intentaré contestárselo después. La pregunta tendría que ser también por qué arde/queman bosques en Portugal –de ahí importamos los incendios, según Alberto Núñez Feijóo― otras zonas de España, Italia, Grecia…

    A. Demasiado combustible. Galicia arde porque la vegetación es omnipresente y hay una enorme masa forestal. El 48% del territorio son bosques, que aportan el 45% de la producción española. Pero sobre todo porque el monte está a monte, como aquí se dice. Es decir, dejado no se sabe si de la mano de dios, pero desde luego sí de las del hombre. La despoblación del rural, primero por la emigración a Europa y después a las ciudades, y más recientemente, por las directrices pactadas con la UE, hace que los jabalíes lleguen al entorno de las ciudades. Un terreno no habitado/cultivado arde más, porque vale menos y porque no hay gente para reducirlo en cuanto se produce. El hecho de que los cuatro fallecidos superasen los 70 años es revelador de quien queda en el campo, o en el entorno aldeano periurbano no residencial.

    B. Los eucaliptos. Esta planta que trajo de Australia un benedictino de Tui en el XIX, con las mejores intenciones, es ahora el más abundante en los montes gallegos. Tanto que puebla el doble de la superficie que tenía en 1986, y no es que de cien hectáreas haya pasado a doscientas. Este árbol, un auténtico yonqui del agua, ocupa (recuerden el “ocupa”) 425.000 hectáreas de bosque. El Plan Forestal de Galicia, que data de 1992, establecía como previsión 245.000 hectáreas… para 2032. La responsable del área ha argumentado que era “una estimación”, no una obligación, y que la Xunta ya no promueve la plantación de eucaliptos desde hace dos décadas (hasta entonces, en algunos casos, desbrozaba el terreno y lo plantaba gratis et amore).

    Desde 2012 (aquí viene el “ocupa”) la Ley de Montes sí prohíbe plantar eucaliptos en terreno agrícola, en los márgenes de los ríos, en la proximidad de las casas y limitaba su presencia en zonas de Red Natura y en áreas de especial interés paisajístico (un 10% del territorio). Pueden comprobar el cumplimiento de la ley en su propia casa, con Google Earth o incluso con Google Street.

    Lo malo del eucalipto es que no depende del ser humano para expandirse ―o sí, pero no de forma legal―. Es un un árbol pirófito o pirófilo, los que se ven beneficiados de alguna forma por el fuego. Es muy combustible, las llamas contribuyen a expandirlo, y sobre todo, eliminan la competencia. Por esa razón, pese a que uno de cada dos incendios en España se producen en Galicia, las autoridades se ufanan en asegurar que la superficie arbolada crece. Se encargan de ello las llamas. El eucalipto, pese a Fray Rosendo Salvado, el monje de Tui, era un árbol residual en Galicia, más propio de jardines y ornato urbano, hasta que en 1957 se plantó ―en todas las acepciones― la planta de Ence en plena ría de Pontevedra. ENCE es un grupo español que es el segundo productor mundial de pasta de celulosa y primer propietario de plantaciones de eucalipto de Europa. En su consejo de Administración está una exministra de Medio Ambiente (Isabel Tocino) y un exconselleiro del ramo (Carlos del Álamo). La factoría, condenada por diversas infracciones medioambientales (y eso que el olor no es delito ni falta), y advertida de traslado por diversas administraciones finalizaba su concesión en 2017. El pontevedrés Mariano Rajoy utilizó discrecionalmente sus poderes de presidente en funciones para renovársela. Para finalizar, a raíz de los incendios de Pedrogão, en los que murieron 64 personas al comienzo de este verano, el gobierno de Portugal estableció una moratoria en la plantación de eucaliptos. Inquirido al respecto sobre una medida similar, el presidente gallego, con su demostrada habilidad de soslayar el fondo de los asuntos, contestó que aquí no se podrían producir situaciones semejantes. Tomando buena nota, las celulosas portuguesas decidieron expandirse allende la frontera, Galicia y Zamora, sobre todo.

    C. Lo demás. No solo arden eucaliptos, claro. También otras especies. Asimismo, el fuego ha sido un sistema de creación de pastos tradicional, pero ahora lo practican más los masais que los gallegos. Otra causa puede ser para que salgan a la luz los marcos. No los que traían los emigrantes en Alemania, la mayoría volatilizados en la privatización de las cajas, sino las piedras que dividen las propiedades, ya difícilmente indistinguibles de por sí, y que ahora están cubiertas de maleza. Si tienes unas propiedades y los árboles no te dejan ver sus límites, el fuego lo resuelve. Agotado lo antropológico (sobre todo porque hasta comienzos de los 70, que era cuando el campo estaba habitado, no se producían apenas incendios), queda el sospechoso número uno: el urbanismo. Quizá en otras partes, el interés por construir en Ancares o Xurés es, desgraciadamente nulo. La nueva normativa prohíbe la recalificación de terrenos quemados, excepto que antes del fuego fuesen objeto de planeamiento, entre otras excepciones. Y no todo lo que se construye se hace precisamente de forma legal, claro. Es más, en el informe de la fiscalía superior de Galicia de 2006 (el único intento serio de la justicia por establecer las causas de incendios, y que coincidió con el bipartito PSdeG-BNG), no solamente se concluía que la intencionalidad era inferior a la que se creía (del 87% se bajaba al 60%) y tampoco se descubrió que obedeciese a motivaciones económicas como madereras o urbanísticas. El fiscal, Carlos Varela, matizaba que, sin embargo, “no se descartaba que en un futuro puedan aparecer indicios de lo que hoy se descarta”.


¿Quién o quiénes queman?

Esta mañana telefoneé a mi aldea, la sede del clan, para ver cómo estaba la cosa. “Bien, de momento no ardió nada, aunque no se respira con la ceniza”, me contestó un vecino, “pero como venga ‘o tolo’ estamos arreglados”. No se refería a un “loco” concreto, sino a cualquiera que prendiese fuego. Cuando, con la confianza que dan las redes sociales, escribir algún reportaje desplazado, o la de, en alguna ocasión, ser miembro del Gobierno, se critica la presunta omertà que reina en el campo, se olvida que una cosa es presumir, o incluso saber con certeza, quien prende, y otras tener pruebas para acusar a alguien con el que te cruzas a diario. Sin esa traba, en Vigo señalaron a los ocupantes de una moto negra, cuya matrícula se facilitó en redes. Los dos motoristas pasaron por comisaría, hasta que se determinó que no tenían ninguna relación con los incendios que asolaban la ciudad.

El informe del fiscal Varela establecía que la mayoría de los incendiarios eran gente mayor, algunos con problemas de alcoholismo o inestabilidad mental. A mí me parece que esa sería la misma estadística que haría un león ―vamos, una leona― sobre las gacelas que caza: viejas, lisiadas… Es decir, es la estadística de aquellos a quien se pudo detener. Ancianos que no sopesaron el peligro a la hora de quemar rastrojos, o sus fuerzas para controlar el fuego (hay bastantes casos de muertes en ese momento), borrachos con el mechero alegre… Es más difícil detener a alguien que va plantando velas o artefactos incendiarios con retardo (basta con un cigarrillo, cerillas y cinta aislante) que no provocarán el fuego hasta que esté en su casa o en la taberna comentando la jugada.

Lo que parece claro es que, pirómanos y amantes del espectáculo de la extinción ―que los hay, y la difusión de imágenes los motiva―, lo lógico es que quien planta fuego lo haga por un beneficio económico, sea para sí o por encargo. La teoría del brigadista es la más extendida: lo importante es que no falte trabajo. Y en este sentido, hay fanboys de la autoridad que señalan a los cerca de 500 trabajadores antiincendios no renovados como los culpables de la proliferación (en este año, en todo caso, claro). Pero un brigadista cobra tanto si está en su casa como si está arriesgando el pellejo en un incendio. Y el contingente de trabajadores se fija en el plan anual, no depende de si arde más o menos (lo que no deja de tener su aquel, la verdad). Lo que sí es cierto es que han sido detenidos miembros de dispositivos antiincendios (uno este mes y algún otro en veranos anteriores).

No se saben (no se han dado a conocer), sin embargo, los motivos por lo que los incendiarios plantan fuego. Y hay testimonios de personas ―mismo en programas de televisión― a las que les han ofrecido dinero por prender lumbre. En el caso que me contaron, remuneración según resultados.

Quizá no sean precisamente los brigadistas los que más dependan de que haya fuego. Según contaban un agente forestal Xosé Arca y un miembro de una brigada helitransportada, David Iglesias a la web Quinteiro do Umia, hace años los trabajadores antiincendios estaban contratados por la Xunta, fijos que fuera de la temporada de fuegos, hacían trabajos de desbroce y limpieza, y otros discontinuos que reforzaban en la temporada de incendios. Cuando el bipartito, en 2005, adjudicó esos trabajos a Seaga. La vuelta del PP al poder supuso que los trabajos de prevención y extinción se fueran externalizando. “Yo tengo compañeros que antes tenían 40 obras [de limpieza y desbroce] en una comarca. Ahora no está abierta ninguna”, decía Arca. También que fuesen los ayuntamientos los que contratasen trabajadores, cada uno con los criterios que quiera, una fuente obvia de clientelismo en lugares donde las principales aportaciones del PIB son las pensiones de los viejos.

La parte del león del gasto no la llevan los hombres que combaten las llamas con apagafuegos. Los servicios aéreos también han sido progresivamente externalizados. El dispositivo de este año cuenta con 25 helicópteros (sobre 6.000 euros la hora). Y después está el aprovechamiento de lo ardido: la madera quemada tiene menos valor, pero lo tiene, y si está quemada, tiene que venderse sí o sí, con lo que una razón para incendiar también es remover el apalancamiento de los propietarios de bosques. O vendes o vendes (por menos).

Motivaciones las hay múltiples. Lo que parece más raro es que haya tramas organizadas (excepto que, además de estar muy bien organizadas, sean lo suficientemente extensas como para quemar Portugal, Galicia y Asturias, por no salir de la costa atlántica de Península). Lo de “los terroristas” lo dejamos para la parte política.


¿Gestión, politización?

El domingo a media tarde, twitter se llenaba de impotencia. Cientos de personas, sociedades, empresas, alertaban de incendios y pedían medios. El dispositivo que siempre se anuncia bombo y platillo al comienzo del verano resultó ser insuficiente. O ineficiente. “Los trabajos de prevención programados para el año 2017 todavía sin hacer, la mayoría de las casetas de vigilancia de incendios cerradas, las brigadas de extinción en casa o bajo mínimos, distritos con la mitad de los agentes forestales que había hace diez años...174 millones de euros en 2017 convierten a Galicia en el territorio de Europa que más dinero invierte en la extinción de incendios. ¿Dónde está la prevención? ¿Dónde el cuidado de nuestros montes? ¿Dónde entierran el dinero? Aviones, helicópteros, asistencias técnicas, el ejército, técnicos que hacen de emisoristas, aviones no tripulados, guardia civil a caballo, policía montada, multitud de cargos de libre designación con la administración forestal más politizada de la Unión Europea…” Este panorama lo pinta desde su whatsapp, desde Ourense, un trabajador forestal Xosé Santos Otero. Todas las fuentes sindicales del sector lamentan la inexistencia de un mando único, que produce una enorme descoordinación. “Una vez le pedimos agua para la motombomba a un camión cisterna de la UME [Unidad Militar de Emergencia]. Se lo tenían que consultar a un mando, y este a otro… Acabábamos antes yendo a cargar al río”, contaba el agente Xosé Arca. La situación de descontrol, y no solo por la gente luchando con sus propios medios, recuerda enormemente otro fiasco del Estado: el Prestige.

Lo recuerda porque, además de la gestión, la información es otro caballo de batalla. La innovación comunicativa de Feijóo fue sustituir la información en tiempo real de todos los fuegos activos por la difusión, intermitente, de los incendios que únicamente superasen las 20 hectáreas. Así el ciudadano no se sobresalta sin necesidad. Sin embargo, cuando pasa lo del domingo, el ciudadano pasa a ser advertido por todos los medios públicos y concertados que “Galicia sufre un ataque mortal de los terroristas que queman el monte”. En esas informaciones, que una de las dos autovías de acceso a Galicia tuviese que ser cortada, con vehículos atrapados en túneles, tenía misma relevancia tipográfica o de tiempo que la polémica por dos desafortunados tuits de Pablo Echenique y Albano Dante Fachin. Menos mal que están las hemerotecas. “Es indigno culpar de los fuegos a la sociedad civil” y “Con nosotros no moría gente en los incendios, y con ellos, cuatro personas”. Lo decía Alberto Núñez Feijóo, jefe de la oposición, en 2006.

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Mensajepor Invitado » Mar 17 Oct, 2017 3:25 am



As portas xiratorias do negocio do lume
Denuncian as vinculacións entre cargos da Xunta e empresas relacionadas co dispositivo contraincedios do Goberno galego, entre elas, Indra e Inaer. Vídeo no interior.

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Mensajepor Invitado » Mié 18 Oct, 2017 3:18 am



Cadena humana para sofocar las llamas en Galicia con agua de una piscina

Más de medio centenar de vecinos de Bayona (Pontevedra) hicieron labores de bomberos durante la tarde del domingo, cuando las llamas amenazaban con llegar a sus viviendas.


La tragedia del Prestige unió a los gallegos, que se lanzaron a limpiar sus costas de chapapote. Ahora, con el fuego asolando sus montes, se han vuelto a revivir escenas de colaboración ciudadana. Esta vez ha sido para acabar con las llamas que ya han dejado un saldo de cuatro fallecidos. Lo demuestra este vídeo.

Domingo 15, 17.51 horas. Bayona (Pontevedra). El fuego, originado a primera hora de la mañana, avanza sin parar por los montes que rodean a la localidad. Las llamas rozan las viviendas de este pueblo costero de 13.000 habitantes. Ante esta catástrofe, de nuevo los vecinos deciden salir a la calle para echar una mano a los bomberos, desbordados por los numerosos incendios que asolan la región. Las imágenes muestran cómo una cadena humana de al menos medio centenar de personas se pasan de mano en mano cubos con el agua que sacan de una piscina. Otros sofocan el incendio con mangueras.

Hay mujeres, niños, personas de todas las edades. Algunos hombres con los torsos desnudos evitan inhalar el humo poniéndose sus camisetas mojadas en el rostro. Las llamas se encuentran detrás del Colegio Público Covaterreña, en el barrio La Anunciada.

El esfuerzo de los vecinos de Bayona consiguió que el fuego se extinguiera, aunque fue ya entrada la noche. Ningún edificio ni vivienda de la localidad se vio afectado en esa zona. Hubo algunas a las que sí alcanzaron las llamas, pero el esfuerzo de los vecinos evitó la catástrofe. También su parador nacional corrió un gran riesgo de prenderse. Finalmente no sucedió. La colaboración ciudadana de los gallegos, como ya pasara en 2002 con el Prestige, ha vuelto a surgir cuando más necesaria era.

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Mensajepor Invitado » Mié 18 Oct, 2017 6:52 pm

ImagenPatricia Soalleiro muestra los restos de su casa en Melón tras la ola de fuegos.

“Lo hemos perdido todo y no le importamos a nadie”

Una familia de Melón (Ourense) que se ha quedado sin todas sus pertenencias cuenta el sentimiento de soledad en el que vive desde la noche del incendio


En la sobremesa de la noche del domingo una bola de fuego iluminó el ayuntamiento de Melón (Ourense) por todo su contorno. Patricia Soalleiro, su marido José, su hijo de cuatro años y una tía impedida de 76 que vive con ellos sintieron que habían descendido a la boca del infierno. Su casa, rehabilitada con esfuerzo durante años, comenzó a desplomarse en llamas sobre ellos. Salieron con lo puesto. Se metieron en un par de coches e intentaron una frustrada huida por carretera.

Cuando llegaron al final del pueblo la Guardia Civil les advirtió de que debían abandonar los coches y refugiarse. No había escapatoria: las llamas rodeaban ya el pueblo, penetraban en los colindantes y bloqueaban cualquier posible salida. Los acogió un vecino en el bajo de su casa junto a cerca de una veintena más de personas. No se movieron de allí hasta el día siguiente. “Éramos como refugiados en una guerra; la mayoría gente muy mayor, de 90 y 95 años, todos llorando”. “Aunque el vecino nos ofreció camas solo durmió mi hijo, que cayó rendido”, relata la mujer las horas de la desolación de una noche infernal. “No sabíamos qué hacer: aquí no llegaron ni bomberos, ni brigadistas y el fuego era imparable y se iba creciendo; solo había cuatro guardias civiles para hacerse cargo de una población anciana y con problemas de movilidad”.



Lo cuenta Patricia tres días después con el dolor y la rabia acentuando cada palabra. “Lo hemos perdido todo”, repite con la vista en los escombros. “Todo: la casa con todas las pertenencias, los dos coches, el tractor, un quad, tres pajares... nos queda la casa de mis padres”. El matrimonio, que vive en Ourense con el pequeño, había ido, como habitualmente, a pasar el fin de semana al pueblo, a escasos 30 kilómetros de la ciudad. Hace tres años estrenaron la vivienda que rehabilitaron con mimo y en la que durante la semana vive la tía impedida, supervisada por otra sobrina.

Patricia trabaja como empleada de hogar en Ourense y su marido, con una prótesis de cadera, cobra un jubilación. La casa no estaba asegurada. “Todo era nuevo: cocina, suelos, mobiliario... pero era de piedra; la única madera era la de las vigas que recuperamos y dejamos a la vista; no tenía peligro”, argumenta. Asegura que se les vino encima el tejado de una antigua vivienda abandonada y en estado ruinoso próxima a la suya que había sido denunciada al Ayuntamiento por otro vecino, alertado por el riesgo que suponía su estado de abandono y su proximidad al resto de inmuebles. “Pero el Ayuntamiento no hizo nada; ni antes ni ahora. Ni siquiera nos llamaron hasta el día siguiente para preguntarnos si necesitábamos algo o si podían echarnos una mano. Nada. Nos dejaron solos”, protesta.

La alcaldesa de Melón, Cristina de Francisco, los visitó el lunes a mediodía después de que la queja de la familia hubiese sido recogida por algunos medios de comunicación que intentaron contactar con la regidora sin éxito. “El periodista que estuvo aquí nos contó que en el Ayuntamiento le dijeron que a la alcaldesa no se la podía molestar porque estaba descansando”, afirma. Cuando finalmente De Francisco se acercó a visitarlos les anunció que iría el arquitecto municipal “para ver qué se podía hacer y de paso nos riñó por haberlo comentado a la prensa, pero han pasado otros dos días y aquí no aparece ni el arquitecto ni nadie más. No nos han llamado ni de la Xunta, ni de la Diputación de Ourense. Yo ya no me creo nada. Todo es politiqueo; no le importamos a nadie”, sentencia.




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