Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 04 Mar, 2021 1:50 am



Empieza marzo, el mes más cruel para el rey Juan Carlos. Porque hace sesenta y cinco años hirió de muerte accidentalmente a su hermano Alfonso. En el mes de marzo de 1956 desapareció para siempre el resplandor juvenil de los ojos de Juanito y se rompió para siempre la familia. ¡El dolor y la culpa por aquel hecho terrible han sido una pena negra que lo ha acompañado toda su vida! No hace mucho, entró un amigo de la infancia en las habitaciones privadas de Juan Carlos en la Zarzuela y lo sorprendió con una foto de Alfonsito en la mano. Cuando el Rey se giró, el amigo vio que las lágrimas surcaban sus mejillas mientras le decía entrecortadamente: “A nadie he querido como a él”. Quizá esa fotografía es una de las pertenencias que pretendía recoger cuando pidió permiso en febrero para venir unos días a España.


Eran las vacaciones de Semana Santa de 1956. Llovía incesantemente. Juanito tenía 18 años, estudiaba en la Academia General Militar de Zaragoza y acababa de jurar bandera. Alfonsito, de 14, había realizado ejercicios espirituales con su colegio, los Rosales, y los dos hermanos habían ido a ver la película ‘Locura de amor’, de Sarita Montiel, hecho pecaminoso del que habían tenido que confesarse porque estaba clasificada ‘para mayores con reparos’. En el Lusitania Expreso, en el que parten de Madrid a Lisboa, Juanito le enseña a su hermano su tesoro: una pistolita Long Automatic Star, aunque se lamenta de que no tiene balas. Pero el hermano listo, tan listo que lo llaman Senequita, el espabilado, el favorito de todos, el irresistible Alfonsito, se escapa de su niñera en Lisboa, va a una armería de la rúa dos Correeiros y compra una caja de balas del 22: “Son para mi padre”.

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Después, en Estoril, disparan a las piñas de los árboles en el jardín de los Saboya y luego apuntan a las farolas de la rúa de Inglaterra, donde viven, hasta que el padre, horrorizado, les confisca la pistola y la guarda en el secreter de su despacho. Cierra con una llave que mete en el bolsillo de su chaqueta de estar por casa. El 29 de marzo, Jueves Santo, también amanece lluvioso. Primero van a misa y después se acercan al club de golf, donde Alfonsito compite en un concurso que tienen que aplazar a causa del mal tiempo. Ahí se toma su última fotografía, junto a su íntimo amigo Antonio Eraso. Se apoyan en los palos y Alfonsito luce con orgullo sus primeros pantalones largos.


Los hermanos regresan a casa. Al pequeño le han regalado un cachorro que aún no tiene nombre y se une a sus perros Rusty, Daimil y Pardo. Juegan con ellos, sigue lloviendo, se aburren, se pegan, rompen un tibor chino, clavan en la pared del cuarto de juegos del último piso una diana de papel y le piden a su madre la pistola. María, blanda, termina por ceder y va a la chaqueta del padre, que está colgada en un perchero; coge la llave del bolsillo; abre el secreter y les entrega la pistolita con la advertencia: “Tened cuidado”. ¿Cuántas veces María se habrá de arrepentir de ese gesto fatal que cambió la vida de todos para siempre? Los chicos suben corriendo, se pelean por el arma. “Es mía”. “Pero yo compré las balas”... Juanito se hace con ella, se instala de espaldas a la mesa de billar, abre las piernas, apunta a la diana..., pero el hermano travieso, el hiperactivo, el que no está quieto nunca, da un salto frente a él... El dedo de Juanito ya ha apretado el gatillo, sale la bala inexorable y el príncipe, congelado por el estupor, ve cómo a su hermano se le vidrian los ojos y cae para atrás... Doña María siente algo muy lejano, pero ni Juan, ni Margot, ni la institutriz oyen nada. Solo Pilar dijo con la voz erizada de miedo: “Ha sido un disparo”.

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De pronto el mundo estalla, aúllan los perros, Juanito baja las escaleras en un alarido atroz: “¡Mamá!”. María y Juan suben atropellándose, todavía queda un hálito de vida en Alfonsito, pero se apaga lentamente, como el cabo de una vela. Juan coge el cuerpecillo de su hijo, el rostro intacto porque la bala ha entrado por la nariz y se ha alojado en el cerebro, y lo envuelve en una bandera de España. Y, agarrando a Juanito por el cogote, lo obliga a inclinarse sobre el hijo muerto: “¡Jura que no lo has hecho a propósito!”. Cuando llega el doctor Abreu solo puede extender el acta de defunción: el infante ha muerto a las ocho y media. La madre llora sin consuelo por un dolor que no se acabará nunca. El padre cogió el coche y recorrió sin rumbo las calles de Estoril bajo la tormenta. De madrugada, tiró la pistola al océano, apoyó la cabeza en el volante y se echó a llorar. En un rincón de la casa permanece Juanito sollozando, nadie lo conforta. Pálido, tembloroso, está a punto de desmayarse. Solo Antonio Eraso se acerca a él y lo abraza. El príncipe le dice, con la voz enronquecida de espanto por los hechos que acaban de suceder: “Quiero desaparecer, me meto en un convento... Nunca me voy a recuperar de esto”. De todas las desdichas que ha sufrido el Rey, esa ha sido la más honda. Hace sesenta y cinco años.

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Re: Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Assia » Jue 04 Mar, 2021 3:45 am

SI TU JUAN CARLOS '' HA VIVIDO EL DOLOR Y LA CULPA DE LA MUERTE DE SU HERMANO'' HUBIERA DETESTADO PARA SIEMPRE LAS ARMAS DE FUEGOS, PERO PARECE SER QUE A TU JUAN CARLOS LO QUE MAS LE GUSTA SON ESAS ARMAR DE FUEGOS PARA SU FAVORITO ENTRETENIMIENTO DE CACERIAS.

PIDO DISCULPAS POR ESCRIBIR EN MAYUSCULA Y MIS ERRORES. MI ORDENADOR SIGUE CON PROBLEMAS.

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Re: Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor bobamaria » Jue 04 Mar, 2021 1:08 pm

Totalmente de acuerdo, de que los accidentes ocurren, ocurren. Pero consideremos que Juan Carlos ya estaba en la academia militar! Yo tampoco creo esos rumores que dicen que lo mató para eliminar la competencia ni nada de eso, creo que murió por la imprudencia de su hermano mayor que sin tan traumatizado hubiera quedado con lo que pasó no vuelve a tomar un arma en su vida, mucho menos por diversión.
Para mí JC es un ser profundamente egoísta que nunca ha querido a nadie verdaderamente, que sólo está cerca de las personas mientras le conviene y después si te he visto no me acuerdo. Igual que más se puede esperar después de la crianza que tuvo, con unos padres dedicados a sus fiestas, viajes y cacerías, sin dar cuidados y afecto a sus hijos. Esta gente vive y entiende la vida de otra manera, por eso son fríos, mezquinos, egoístas e interesados por acumular más y más dinero.

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Re: Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Maritxu » Jue 04 Mar, 2021 2:04 pm

Creo que esta historia la ha contado Pilar ya como 3000 veces. Mínimo.

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bobamaria
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Re: Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor bobamaria » Jue 04 Mar, 2021 2:49 pm

Maritxu escribió:Creo que esta historia la ha contado Pilar ya como 3000 veces. Mínimo.


Si, se está peñafielizando a pasos agigantados :>D:

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Re: Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Maritxu » Jue 04 Mar, 2021 3:07 pm

bobamaria escribió:Si, se está peñafielizando a pasos agigantados :>D:


Es que el tema no da para 200 años...

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 11 Mar, 2021 1:42 am



Elena y Cristina están enfadadas. Tristes. Desconcertadas. No entienden el revuelo que se ha armado con sus vacunas. Fue su padre quien les dijo que se vacunaran, les pareció natural. Ninguno de sus ayudantes se opuso; al contrario, les facilitaron los trámites pertinentes. Las infantas achacan lo ocurrido a Podemos, independentistas, periodistas con ganas de clics, fuerzas antimonárquicas que intentan desestabilizar la Corona... No admiten culpa alguna, están molestas porque su hermano no las ha defendido y atribuyen este apartamiento a influencias de Letizia. Solo un amigo advirtió a Juan Carlos de la que se le vendría encima y el emérito contestó: “¿Qué quieres decir? Exageras, ¡no será para tanto!”. Lo mismo que respondió cuando su propio hijo fue a contarle que Urdangarin utilizaba fondos públicos para sus negocios privados: “Exageras... No será para tanto”. Y es que es difícil tener una visión objetiva de la realidad cuando solo te rodeas de personas que no hacen más que verter el dulce bálsamo de la adulación y el elogio desmesurado en tus oídos.

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Mientras esperan que la tormenta escampe, las infantas continúan con sus vidas. Aunque ambas adoran a su padre, no tienen una relación fluida con la madre. Sofía siempre depositó su cariño en Felipe, descuidando a las hijas. Fue el propio padre el que intermedió para que se vistieran más modernas, quien las animaba a esquiar en Baqueira. Todavía resuenan en los Pirineos araneses sus "¡Elena, al Mirador, una carrera!". La misma Elena precisó ir unos años al psicólogo y la acompañaba Sabino, no la madre, y Cristina, en cuanto pudo, se alejó de Zarzuela: primero en Londres, luego en París y más tarde en Barcelona. Y, sin embargo, Sofía llamaba personalmente a las mamás del cole para que invitaran a Felipe a los cumpleaños, consentía sus travesuras y fotografiaba cada instante de su vida. Me contaba un periodista habitual de la Casa la indignación de las infantas al ver los arrumacos que la Reina dedicaba a Letizia durante el noviazgo, cuando a ellas nunca las había abrazado en público (ni casi en privado). Si Elena se acerca estos días a la Zarzuela no es para ver a la madre, sino para montar sus caballos, seguramente en cuarentena debido a una grave infección, la llamada covid de la hípica, que amenaza las cuadras europeas.

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La actitud de Cristina, por contraste, es digna de estudio. Se le ha dado a Iñaki el tercer grado y la posibilidad de rehacer de forma parcial su hogar, algo que la pareja debería estar anhelando desde hace por lo menos tres años. Pero, en lugar de reunirse con sus hijos y con la infanta, cuyo puesto de trabajo puede trasladarse perfectamente a España, lo ha hecho con su madre en Victoria, ciudad en la que no había vivido nunca. ¡Lejos de su mujer, lejos de sus hijos! Sabiendo que este escenario está previsto desde hace meses, sorprende que no hayan alquilado piso en Madrid o Barcelona, donde la niña podría acudir al Liceo Francés, los otros hijos reunirse con ellos cuando quisieran (Pablo vive en casa de unos amigos) y la infanta realizaría su trabajo de forma telemática, como está haciendo ahora en Ginebra. Es difícil de entender esta situación: que el esforzado abogado haya conseguido la semilibertad para su cliente, pero que su mujer siga viviendo a mil kilometros como si no hubiera cambiado nada, por mucho que de vez en cuando visite a su marido. La reunificación familiar nos saldría asimismo más barata a los españoles al no tener que doblar la escolta.

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Ni Elena ni Cristina hablan con su hermano, ni con su cuñada. Al principio, Letizia e Iñaki tenían muy buena sintonía al ser los dos plebeyos de la familia, pero cuando empezaron a aflorar las sospechas sobre Iñaki, Letizia cortó todo contacto con su cuñado y ni Cristina ni su marido la han perdonado jamás. Lo cierto es que, en la actualidad, el futuro de las hermanas casi está más claro y es más brillante que el de Letizia y Felipe. Elena y Cristina, a pesar del 'vacunagate', viven ahora con la trandquilidad de que, siendo el padre ya residente fiscal en Abu Dabi, recibirán una fabulosa herencia de forma legal, limpia de polvo y paja. Una fortuna que las convertirá en unas de las mujeres más ricas de España, codeándose con Ana Patricia Botín, las hijas de Amancio Ortega o las Koplowitz. Lo que pareció al principio un castigo para don Juan Carlos, un exilio obligado por la Casa Real y Moncloa en Abu Dabi para salvar a la Corona, se va revelando como una estrategia formidable para regularizar su problema económico-tributario. Quizá no pretendió en ningún momento salvar a Felipe como pensábamos, sino salvar su fortuna y que sus hijas pudieran recibir una herencia inmaculada. Solo las hijas, ya que recordemos que Felipe renunció a ese dinero en una carta dada a conocer hace ahora un año, una renuncia que deberá ratificar legalmente cuando muera su padre. Se cuenta que Juan Carlos se ha lamentado en un momento de bajón: "Con este Gobierno, la monarquía no durará más de diez años". Si acierta, quizá veremos la extraña situación de que sean las hermanas las que deban ayudar económicamente a Felipe, cuyo único medio de vida sería reintegrarse en el Ejército, mientras que Letizia podría volver a su adorada profesión de periodista. ¿Por qué no? ¡Nada en esta familia puede ya sorprendernos!

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 18 Mar, 2021 12:33 am



Las dos mujeres sufrieron una campaña denigratoria similar: se criticaban su forma de vestir y sus modales, se hacían alusiones al abuelo taxista de Letizia y al padre de Meghan... ¡Ellas eran harpías y ellos calzonazos! Ahora se revelan injustas las críticas.


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Semejanzas

Divorciadas. Meghan Markle y el productor Trevor Engelson se casaban en 2011, en Jamaica. Letizia lo había hecho en 1998, en Almendralejo, con su novio desde la adolescencia, Alonso Guerrero. Cuando Felipe comunicó a sus padres de forma tajante que iba a contraer matrimonio con una periodista que ya había estado casada hubo unos segundos de tenso silencio, hasta que el padre preguntó: “¿Por la Iglesia?”. Cuando Felipe dijo que no, se tranquilizaron y ya no pusieron más pegas, recordando que la última novia formal del príncipe había sido una modelo noruega de ropa interior. En el caso de Meghan, había tantos inconvenientes –mestiza, actriz, con familia problemática– que el hecho de que hubiera tenido ya marido carecía de importancia, además de que el padre de Harry, Carlos, también estaba casado con una mujer divorciada.


Feministas. Letizia, cuando volvió de México, fue a comer con un amigo a casa de un influyente periodista que le insinuó que, si quería conseguir un puesto en televisión, tenía que ser cariñosa con él. Huyó asqueada y le comentó al amigo: “¿Ves? Por estas mierdas hay que ser feminista”. Meghan, antes de casarse, intervino en una campaña sobre los derechos de la mujery es, además, una abanderada del movimiento #MeToo.


El misterio de su noviazgo. Ambas encontraron a sus príncipes de forma enigmática, porque la versión de que Letizia conoció a Felipe en casa de Erquicia no deja de ser un cuento de hadas. Meghan también explica de formas distintas cómo conoció a Harry. Lo cierto es que ambos noviazgos duraron más tiempo del que creíamos (en el caso de Letizia empezó tres años antes de la boda) y consiguieron llevarlos en secreto. Tanto Harry como Felipe provienen de familias desestructuradas con mucha falta de afecto, se enamoraron locamente de sus novias y fueron ellas las que albergaban dudas acerca de seguir adelante con la relación.


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Operación de acoso y derribo. Las dos mujeres sufrieron una campaña denigratoria similar: se criticaban su forma de vestir y sus modales, se hacían alusiones al abuelo taxista de Letizia y al padre de Meghan... ¡Ellas eran harpías y ellos calzonazos! Ahora se revelan injustas las críticas, las dirigidas a Letizia por lo menos, porque sabemos que se cultivaban y se permitían para ocultar el comportamiento errático y poco ejemplar de su suegro.


Retoques estéticos. Ambas mujeres, guapísimas, conocen el poder de la imagen y, además, les gusta gustar. También ambas se han sometido a operaciones de nariz y han dado volumen a sus pómulos. Meghan tiene el pelo tan rizado que hay quienes piensan que la exactriz luce una variada colección de pelucas de pelo liso, mientras que se sospecha que Letizia lleva un postizo en la parte posterior de la cabeza.


DIFERENCIAS

Protocolo. Meghan afirma que nadie le habló de la familia real o el protocolo. Letizia conocía, como es natural, todo acerca de la familia reinante en España (“¿Otra vez hablando del principito?”, protestaba) y dónde se metía. Seis meses antes de la boda se fue a vivir con su novio y fue adiestrada por un equipo de cuatro personas a las órdenes del duque de Abrantes. El día de la ceremonia, los ayudantes la llamaban “Letizia” y, cuando salió de la iglesia, “Alteza”, pero ella no movió ni una pestaña.


Suegras. Mientras que Meghan admira (o finge admirar) a Lady Di, a quien los hijos tienen mitificada, ya que es su único referente familiar y además está muerta (lo que resulta bastante cómodo), Letizia debe apechugar con una suegra que es símbolo nacional, nadie sabe muy bien por qué, y está viva y bien viva. Mientras que Meghan puede afirmar tranquilamente: “Lady Di nos apoyaría”, pues sabe que no va a protestar, Letizia ha tenido que aguantar en silencio las torpezas bienintencionadas (o no) de Sofía durante 17 años con una sonrisa en los labios.


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Medios. Criada en la cultura exhibicionista de los americanos, desde el inicio Meghan confió en los periodistas amigos, lo que al final ha desembocado en la entrevista de Oprah, donde cuenta intimidades y critica a la familia de su marido hasta límites difíciles de entender para un europeo. Es curioso que Letizia, que es periodista, jamás ha dado una entrevista, y su grupo de amigas cada vez es más reducido, pues, a la que sospecha que alguna se ha ido de la lengua, es borrada de su agenda ‘ipso facto’.


Animales. Meghan adora a los animales, tiene dos perros de refugio, gallinas rescatadas de un matadero industrial, odia la caza e inculca ese amor en su hijo. Letizia echó al perro de Felipe de la Zarzuela; Peñafiel apunta que posiblemente se perdió en los montes del Pardo y fue devorado por alguna alimaña. Y, según cuentan, caza, pero en secreto.


Tragedia. Meghan habla de la tragedia y el infierno que vivió este año y medio, de sus pensamientos suicidas... La verdadera tragedia la vivió Letizia el día en que murió su hermana y la forma en que lo hizo. En el interior de la iglesia donde se celebraba el funeral, el exnovio de Erika le gritó a Juan Carlos: “¡Vosotros la habéis matado!”. Una Letizia embarazada y enlutada se tuvo que arrodillar, como desagravio, públicamente delante del Rey, en el que ha sido el día más duro de su vida. Nunca nadie se volvió a referir a este suceso tan desdichado; sin embargo, Meghan gimotea en televisión porque a su hijo no le han dado el título de príncipe.

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Mensajepor Invitado » Jue 25 Mar, 2021 1:56 am



Nadie la llamaba aún la más grande, pero Rocío Jurado ya lo era.En Valencia, en 1982, donde ella y su hija fueron nombradas falleras en su semana más importante, me pidió: “Sube a la habitación, que me da mucha pereza salir con este frío”. Estuvimos toda la tarde en su lujosa suite, ella fumando y tendida en la cama con bata roja de seda y esparadrapos en los pies que le daba vergüenza enseñar en las fotos: “Es que tengo los dedos muy estropeados por los zapatos de tacón”. Bebíamos gin-tonic y me hablaba con alegría de su infancia de niña humilde, porque todo lo convertía en un festival de colores: “Desde pequeñita me ha gustado ser el alma de la fiesta. Le decía a mi abuela: ‘Yaya, apo’, y quería decir que me subiera al mostrador de su tienda de comestibles para que los clientes me miraran cantar y bailar”.

Pedro Carrasco, que escuchaba partidos de fútbol en otra salita, asomaba la cabeza de vez en cuando y ella rugía a grito pelado abriéndose la bata sobre su generoso pecho: “Lo siento, mi amor, pero hoy te lo voy a decir...”, entre carcajadas, hasta que Pedro se retiraba tocándose la sien y guiñándome un ojo. De repente se abrazaba a la almohada: “Ay, ay, ay, quiero tener otro hijo…”. Yo preguntaba con delicadeza: “Pero ¿ya estás…?”, y Rocío me lanzaba el paquete de támpax a la cabeza: “Calla, que preguntas más que el hombre de los embargos…”. Cogía el frasco de Joy de Patou que tenía en el tocador y se ponía a perfumar la habitación en una carrera loca, la melena al viento, la bata ondeando como una bandera, y en ese momento entraba la hija, Rociito, que entonces tenía cinco años.La rodeaban tías, primas, rosasbenitos, sobre las que reinaba con dulce tiranía aquella chiquilla monísima que arrugaba la nariz.

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“Mamá, cuánto humo”. Rocío se arrodillaba, la estrechaba entre sus brazos y me miraba orgullosa hundiendo la boca en su pelo. “¿Has visto qué lista es? Dile a Pilar que de mayor vas a ser médica, abogada, presidenta de gobierno…”. Y la niña luchaba por desasirse y contestaba con desparpajo: “O boxeadora como papá”. Y la madre se la comía a besos. “Sí, preciosa mía, reina de mi corazón, boxeadora, lo que prefieras... El mundo, las estrellas, la luna te voy a dar para que hagas lo que quieras”. Pasó el tiempo. Rocío se separó de Pedro y se casó con Ortega Cano. Volví a ver a Rociito en Argentona, catorce años después, muy guapa y con estilo, anunciando su boda con Antonio David Flores.

Al cumplir 18 años se había ido de casa para vivir con su guardia civil, y, orgullosa como su madre, al parecer le espetó: "No me hace falta tu dinero, yo sé ganarme la vida". ¡Y vaya si lo hizo! Como modelo de trajes de novia recorría Catalunya de centro comercial en centro comercial con la marca Tot Nuvis de Paco Flaqué y de la mano de Hilario López Millán, que la llevó incluso a un Gaudí, donde desfiló con David Meca y la Jesulina.

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La rueda de prensa de Argentona la había organizado Amador con grandes camiones de televisión aparcados en la calle, mientras centenares de vecinos del pueblo vitoreaban a los periodistas famosos. Una emocionada Rociito contó en 'petit comité' que su madre le había dicho: "Sé que estás preñada... Pues aquí estoy y no te preocupes".

Para organizar la boda, la madre exigió: "Para mi Rocío, como la infanta Elena", que se acababa de casar en Sevilla, usando incluso el mismo 'catering'. ¡Todo era poco para su hija y para lo que iba a venir! La Jurado adoró tanto a su primera nieta que cuando Ortega toreaba en Barcelona se alojaban en el Juan Carlos I y la abuela enviaba a su marido a otra habitación para poder dormir con Ro. ¡Hasta la llevaban a comer marisco al Botafumeiro, la sentaban en una trona, le ponían babero y la niña aprendió a pelar una gamba antes que hablar! Claro que, en realidad, Rocío y Ortega ya no dormían juntos.

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Rocío Jurado le había revelado a su íntimo amigo Luis Sanz, que a su vez lo relató en sus memorias inéditas, que quería separarse, pero no por ninguna infidelidad del torero, sino por falta de intimidad conyugal. ¡De tener sexo contra un árbol en la Yerbabuena bajo la noche estrellada habían pasado a la frialdad más absoluta!

Ya Rocío me había confesado ese día lejano de Valencia: "Necesito hacer el amor todos los días". Y también: "Desde hace seis años no me ha faltado nunca una noche de pasión con mi Petrosko". Solamente podía vivir con un hombre si había 'eso' porque "¡soy mucho mujerío!". No obstante, cuando se puso enferma, Ortega se convirtió en el más devoto de los maridos, aunque muchas veces el dolor lo sobrepasaba, se rompía y tenía que encerrarse en una habitación para beber y llorar su pena. Pregunto a quien la conoció mucho: "¿Se asombraría de lo que está ocurriendo estos días?". "En absoluto, era muy larga y tenía instinto para adentrarse en la psicología de las personas... Quería mucho a sus nietos, pero a su hija, ay, su hija...". Lo sé, lo vi: "Ven aquí, reina de mi corazón, que te doy la luna y las estrellas..."

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MELBA

Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor MELBA » Jue 25 Mar, 2021 10:39 am

'' NO ES POR MALDAD'' PILAR. PERO DEJAS DE BEBER GIN-TONIC QUE LOS HAY MUY FUERTE Y NO LOS FLOJITOS QUE YO DE VEZ EN CUANDO BEBO.

ROCIO JURADO SIEMRE FUE 1 POBRE INFELIZ QUE NO SABIA NI EXPRESARSE. FUE LA RISA DE LA PRENSA CUANDO COMENTO: '' YO SOY MAS LARGA QUE LA PIQUER'' CREO QUE LA PRENSA COMO YO, COMPRENDIO QUE LA JURADO NO SE EXPRESO BIEN. NO OBSTANTE, LA PRENSA SACO BUENA ''TAJADA'' DE ESA FRASE BURLANDOSE DE LA JURADO.
LO QUE YO CREO QUE LA JURADO QUISO DECIR ES QUE ELLA (CIERTAMENTE) PODIA CANTAR TODOS LOS TIPOS DE CANCIONERS, COPLAS, ZARZUELAS Y HATA RACHERARAS PORQUE TENIA 1 GRAN VOZ, AUNQUE EN MI OPINION, MUCHAS VECES NO SABIA UTILIZARLA Y CANTABA SEGUN QUE CANCION, DESAFINANDO MUCHISIOMO, COSA QUE NUNCA DESAFINO LA PIQUER.

EN CUANTO A SU HIJA, FUE MODELO POR SER HIJA DE LA JURADO, COMO LA JESULINA FUE MODELO POR SER HERMANA DE JESULIN DE UBRIQUE. NINGUNA DE LAS 2 HUBIERAN SIDO MODELOS PORQUE NINGUNA DE LAS 2 TIENEN EL ESTILO QUE TIENEN LAS FAMOSAS MODELOS.

NO CREO QUE QUISIERA SEPARASE DE ORTEGA CANO, PORQUE SI SE HUBIERA QUERIDO SEPARARSE DE ORTEGA CANO NO HUBIERA ADOPTADO A SUS 2 HIJ@S. MUCHO LE COSTO A ORTEGA CANO CONVERCER A SU MUJER PARA ADOPTAR A SUS HIJ@S.

LA JURADO SABIA QUE TENIA 1 ENFERMEDAD MORTAL E HIZO EL TESTAMENTO DEJANDO HEREDERA UNIVERSAL A SU HIJA ROCIITO. MANIPULO SU FORTUNA PARA DEJAR LO MINIMO A SUS 2 HIJ@S ADOPTIV@S.

LA JURADO SABIA QUE QUE NI ANTONIO DAVID NI EL VAGO DE FIDEL, SERIAN BUENOS MARIDOS PARA SU HIJA Y SIN EMBARGO, LA JURADO NO DEJO 1 FUNDACION PARA QUE A SU NIETO QUE LA JURADO SABIA QUE TENIA ALGUN RETRASO MENTAL,TUVIERA EL FUTURO ASEGURDO. HOY, QUIEN ESTA DISFRUTANDO DESDE HACE ANOS DE LA FORTUNA DE LA JURADO ES EL ACTUAL MARIDO DE SU ROCIITO, MIENTRAS EL NIETO DE LA JURADO QUE ESTARA INCAPACITADO PARA NUNCA PODER TRABAJAR, VIVE DE LO QUE GANA SU PADRE Y LA MUJER DE SU PADRE QUE ESTA SIENDO 1 MADRE PARA L@S NIET@S DE LA JURADO.

FUE HILARIO LOPEZ EL HOMBRE QUE MAS SABE DE LA COPLA Y DE LAS VIDAS PRIVADAS DE LAS COPLERAS EL QUE SIEMPRE DIJO QUE ROCIO JURADO TENIA 1 VOZ INCOMPARABLE, PARA CANTAR FLAMENCO. HOY, HILARIO LOPEZ, HA CAMBIADO MUCHO Y DONDE AYER DIJO DIGO, HOY DICE DIEGO. ANTES DE MORIR MARIFE DE TRIANA. EN 1 ENTREVISTA AL LOCO DE LA COLINA, DIJO MAS O MENOS: '' NO TE VOY A DECIR SU NOMBRE... PERO EL, SIEMPRE HA VIVIDO DE SABER DE LA COPLA Y AHORA HA CAMBIADO..'' TEXTUALMENTE NO RECUERDO, PERO ENSEGUIDA COMPRENDI QUE MARIFE HABLABA DE HILARIO LOPEZ.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 25 Mar, 2021 7:05 pm

MELBA escribió:'' NO ES POR MALDAD'' PILAR. PERO DEJAS DE BEBER GIN-TONIC QUE LOS HAY MUY FUERTE Y NO LOS FLOJITOS QUE YO DE VEZ EN CUANDO BEBO.



:clap: :clap: :juas: :juas: :juas:

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 01 Abr, 2021 12:12 am



Rociito, ¿a quién quieres más?, ¿a papá o a mamá?”. Y la chiquilla respondía con descaro y desenvoltura: “A papá”, y a Pedro Carrasco se le caía la baba, pero se aclaraba la voz para decir con dureza impostada: “Bah, lo hace para engatusarme”. ¡Pedro Carrasco! ¿Quién se acuerda hoy de él? Y, sin embargo, no solo era el padre de la mujer de la que más se habla estos días, Rocío Carrasco Mohedano, sino también una figura tan famosa e importante como Rocío Jurado, ¡un héroe en aquella España en que el boxeo era deporte nacional! “La vida se ha portado muy bien conmigo”, me confesó en una noche de confidencias mientras se tomaba un whisky, con su eterno cigarrillo en la mano. “Gracias a Dios viven mis padres y tengo una mujer y una hija a las que adoro, no con el corazón, sino con la cabeza, porque soy un hombre muy cerebral, a pesar de que dicen que después de mi combate con Velázquez por el campeonato de España me quedé ‘sonado’ y no he vuelto a ser el mismo”, y se tocaba la cabeza y brillaba en su muñeca un Rolex de oro de un millón de pesetas. “Esa noche no nos matamos porque Dios no quiso, estuve meses con dolores insoportables y con dificultades en el habla”. Tenía 38 años (“Quitarse años es una cursilada”) y llevaba cinco con Rocío. Entonces le pedían tantos autógrafos como a su mujer, porque había sido seis veces campeón de Europa de los pesos ligeros y ultraligeros y llegó a disputar tres veces el título mundial que esa noche de confesiones recordaba con amargura, empañadas las aguamarinas de sus ojos. “Me lo robaron en Los Ángeles, pero esa derrota y mi boda con Rocío han sido mis mejores victorias”.

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Rocío había roto con su novio y aquí intervenía su mujer, que le cogía el cigarrillo y le daba una chupada mientras él rezongaba: “Me lo manchas de pintura, ya lo puedes tirar”. “Nos conocimos en una época muy mala mía… Tenía depresión, llevaba nueve meses sin cantar por un nódulo en la garganta”, y aquí bajaba la voz para que no la oyera Pedro: “Había roto con mi novio de toda la vida, Enrique García Vernetta, ¡doce años juntos! Lo nuestro no tenía futuro, él era un tarambana y un mujeriego, todo el día peleándonos...”. Pedro se hacía el despistado y Rocío volvía a levantar la voz: “Fui a un festival taurino donde toreaba Pedro y un grupo de fans me aplastó contra la valla. Me clavé un hierro en el pecho, me desmayé...”. Y aquí proseguía el boxeador: “Salté del ruedo, la cogí en brazos, me la llevé a la enfermería y esta boba, cuando se despertó, me preguntó: ‘¿Quieres venir mañana a tomar café a casa?”. Se los veía conmovidos por el recuerdo del día en que se conocieron, pero sin carantoñas. “Eso es de gilipollas”, afirmaba rotundo el boxeador. Y Rocío remataba: “Nos enamoramos y nos casamos, nadie daba un duro por nosotros y hasta hoy”. Claro que Enrique García Vernetta contó más tarde en televisión que, en realidad, Rocío se había casado con Pedro por despecho (porque él se negaba a pasar por el altar), que ella lo había telefoneado el día antes de la boda para decirle que si quería lo dejaba todo para volver a su lado y que después, varias veces, lo había llamado diciéndole que no podía olvidarlo.

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Ni feminista ni machista ¿Era verdad? ¡Quién sabe! Yo le preguntaba al matrimonio si lo suyo era para siempre y él contestaba que sí, mientras que Rocío respondía con cautela: “Hace tiempo que dejé de creer en las cosas eternas, pero sí me gustaría que fuera para siempre”. Pedro fingía enfadarse: “Cuidado, que dices estas tonterías y luego los periodistas escriben que estamos a punto de separarnos”. Me habían contado que cada vez que surgía un rumor de separación las marcas que Pedro promocionaba le retiraban su patrocinio y hasta algún banco le negaba un crédito. “Para evitar estas calumnias, a partir de ahora viajaré con mi mujer, nos vamos a ir los dos a América”. Rocío protestaba: “Pedro, ¿y la niña? ¡Sería mejor que te quedaras en casa con ella!”. Y él se enfadaba: “Sí, claro, para que digan que vivo a tu costa y que soy un mantenido...”. Se mostraba quejoso de la prensa: “Dicen que soy un borracho y un juerguista, pero he estado tantos años acostándome a las diez y sin beber nada que ahora me desquito, pero siempre con mi mujer”. Le pregunté si se consideraba feminista: “¿Feminista? Hombre, tanto como eso no, pero lo que no soy es machista. Yo opino, y no de ahora, que está de moda, sino de siempre, que la mujer y el hombre somos el mismo perro con distinto collar, aunque, por supuesto, hay cosas que en un hombre son más perdonables que en una mujer...”. Y Rocío le daba un golpe en el hombro con el abanico: “¿Qué me estás contando, Pedro Carrasco? ¿Me has puesto los cuernos?”. La niña llegaba y trepaba por las rodillas del padre: “Mamá, ahora papá y yo nos vamos a tomar un helado...”. Antes de irse, Pedro amagaba con pegarme un puñetazo: “A ver lo que publicas”, y cuando fingía asustarme, me tranquilizaba: “No te preocupes, hermana, que yo gratis todavía no he pegado nunca...”. Ay, Pedro Carrasco, si vivieras, ay, si vivieras.

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MELBA

Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor MELBA » Jue 01 Abr, 2021 9:10 pm

'' NO ES POR MALDAD'' PILARITA, PERO PEDRO CARRASCO DE QUIEN ESTABA ENAMORADO ERA DE GRACIA MONTES QUE LE DEDICO UNAS SEVILLANAS. GRACIA MONTES LO DEJO Y EL DE ''LOS PUNOS DE ORO'' SE ''ENAMORO'' DE LA ''LA MAS GRANDE''
''AY SI PEDRO CARRASCO VIVIERA'' NO SE, PERO EN LOS ULTIMOS ANOS DE CARRACO, SOLO ''TRABAJABA'' EN TERTUIAS DE TLEVIION BASURA.

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 08 Abr, 2021 12:18 am



Letizia está volcada en el tema Rociíto. Se ve los docudramas, llama a sus amigas periodistas para preguntar por la trastienda del asunto y toma partido apasionadamente. Tiene muy claro su veredicto porque es como todos nosotros, ¡nada humano le es ajeno! ¡Qué no daría ella por poder opinar libremente!, porque una cosa es dejar de ser periodista y otra cosa es que el periodismo la deje a una. En los primeros tiempos de su noviazgo pensó, ingenuamente, que podría seguir ejerciendo. Albergaba la remota esperanza de continuar esa carrera que le apasionaba.

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Una mujer muy curiosa. Una vocación que heredó de su padre, un periodista ‘de verdad’ que hizo calle, cubrió eventos y trabajó en una redacción soportando turnos y compitiendo por la exclusiva. Le costó darle el sí a Felipe, precisamente por tener que abandonar su profesión, e intentó autoconvencerse de que podría participar en un documental sobre historia o sobre naturaleza. Incluso llegó a hablar con una conocida productora, pero los ‘hombres de gris’, esos funcionarios que pululan por la casa real y son más monárquicos que los mismos Reyes, la disuadieron sutilmente: “Ahora no es el momento”, “La popularidad de la Corona está bajo mínimos”, “La posición de su suegro es muy delicada”. Al principio, hablaba personalmente con sus excolegas para aclarar informaciones. Carmen Rigalt narró su asombro cuando marcó su antiguo número y Letizia se puso, le confesó cuánto la admiraba y departió con ella sin tapujos, aunque no se conocían.

Una persona que coincidió con Letizia en algunas fiestas cuando aún era novia del príncipe, en casa de Paloma Segrelles, por ejemplo, me cuenta: “Letizia era muy divertida y estaba llena de curiosidad por esa gente popular a la que hasta entonces solo había conocido a través de las revistas y de su trabajo... Se dirigía a los famosos directamente, los cogía del brazo, les hacía preguntas, era muy espontánea... Más que guapa, era mona y atractiva; el príncipe babeaba mirándola”.

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Aún se paraba a hablar con los reporteros cuando la abordaban por la calle, como cuando la encantadora Adriana Abenia le preguntó para ‘Sálvame’ si cuando viajaba le dejaba comida preparada a Felipe en la nevera: “Pues la verdad es que no, para que voy a engañarte”. Pero todo fue cambiando a medida que la prensa arremetió con críticas que ella consideraba injustas, hasta el punto de que llegó a sospechar que eran cotilleos que se favorecían desde la Casa para apartar la atención de la conducta irregular de Juan Carlos. Despertarse cada día con una alusión malintencionada a su delgadez o el recuerdo exagerado de la humildad de su familia fue amargando su carácter y minando la confianza en sus antiguos colegas.

"Era una máquina de reñir" Su hermana Telma, cuando puso una disparatada demanda a 57 medios, llamó al presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid para justificarse; es de suponer que a instancias de Letizia, pero dió igual porque la impresión que causó fue pésima y las críticas se volvieron aún más virulentas.

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El círculo de amigas se fue estrechando, la sospecha de una indiscreción enviaba a la culpable a galeras y empezó a manifestar su disgusto en público con actitudes infantiles y desplantes que Felipe y los miembros de la Casa no sabían cómo tapar. "Se convirtió en una máquina de reñir", me confiesa mi informante, que siguió tratándola esporádicamente. "Se la notaba siempre malhumorada, incómoda... Los organizadores de los eventos no sabían qué hacer para contentarla". En Barcelona, en un acto de una empresa que le presta grandes servicios de imagen, hizo cambiar el 'catering' 24 horas antes porque el menú no le gustaba. La noticia se filtró y cuando se organizó un homenaje al patriarca de la compañía ella se negó a asistir, aunque sí fue Felipe. "El destinatario de sus invectivas empezó a ser su marido. Su actitud era: 'Si yo no me divierto, tú tampoco', prosigue mi interlocutor, aunque Letizia también se puso a señalar a periodistas por ofensas reales o imaginarias.

Se cuenta que, en una ocasión, hizo llorar delante de sus compañeros a una simpática cronista de un importante diario. Los Reyes asistieron a la entrega del Premio Planeta 2016. Antes, se había preparado un encuentro con los ganadores y finalistas de años anteriores, pero las amigas rodearon a Letizia estableciendo un cordón sanitario que la protegía y aislaba al mismo tiempo. Yo, que había quedado finalista dos años antes, quería presentarle a mi hijo, pero desistí, como los otros escritores, porque la barrera era infranqueable. En un momento dado fui al lavabo y oí un taconeo frenético detrás de mí. "Pilar, Pilar", me giré, asombrada. "Chica, te estaba saludando y no me veías... ¿Cómo estás?". Delante del espejo del cuarto de baño estuvimos conversando un rato mientras nos pintábamos y atusábamos el pelo. Salimos, le presenté a mi hijo y nos encontramos al periodista Andrés Guerra, que, al verla tan afectuosa, preguntó: "¿Podría grabarle unas palabras sobre este acto?. Se le notaban las ganas de decir que sí, pero al final se negó a regañadientes: "Qué más quisiera yo, pero esos...", y señaló a un señor de gris que la observaba desde lejos. "No me dejan". Encerrada en la Zarzuela, presidiendo actos sin brillo, ¿la Reina se aburre? Mi confidente concluye: "Ahora ha asumido que no hay vuelta atrás y está resignada". Siempre le quedará Rociíto.

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Mié 14 Abr, 2021 11:29 pm



Habían pasado dos meses de la boda de Felipe e Isabel, ¡una locura, según todos los asistentes! Fue el despliegue de joyas más impresionante del siglo, las cajas fuertes de los bancos se abrieron por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres no iban con diademas, sino con casquetes enteros de brillantes. Una duquesa lucía un turbante de perlas grandes como cerezas que se balanceaban tanto que alguna cayó y se perdió entre los bancos de la abadía de Westminster. Otra llevaba un yelmo guerrero cubierto de esmeraldas. Como no sabían de qué manera exhibir tantas piedras preciosas, portaban gruesos cinturones de zafiros, tobilleras de turquesas, tiras de esmeraldas que caían por los hombros como capas... ¡Las indias deslumbraban con petos de rubíes y diamantes y los brazos envueltos en zafiros desde los hombros hasta las muñecas!

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Sus primeras indiscreciones. Pero dos meses después de la ceremonia, un solitario Felipe de Edimburgo, exhausto y agotado, se había refugiado con unos amigos en Mónaco. Tenía grandes ojeras, arrugas prematuras para sus 26 años y, mientras bebía una copa de ginebra en la terraza del apartamento de su primo, el duque de Milford Haven, confesaba con desaliento: “David, no puedo más”. El primo señalaba con delicadeza: “Claro, las responsabilidades...”, a lo que Felipe cortó bruscamente: “No, el problema es el desmesurado apetito sexual de Isabel. Vive Dios que no soy ningún mojigato y que ella era virgen, pero le ha cogido gusto a la cosa ¡y no puedo sacarla de mi cama!, ¡no aguanto más!”. Fue el propio primo quien delató a Felipe en Buckingham: “Hay que cortar esos comentarios de raíz, no puede explicar a todo el mundo que la futura reina de Inglaterra es una princesita cachonda obsesionada con el sexo”.

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Las impertinencias del duque. Esa escapada a la Costa Azul no fue la única. De hecho, una parte del año el duque la pasaba viajando con la excusa del deporte, bien a Argentina –donde al parecer tenía una amante, una señora viuda de la alta sociedad–, bien a México, donde lo acogían los brazos amorosos de la actriz multimillonaria Merle Oberon. Se habla de tres hijos naturales: uno argentino, otro mexicano y el tercero inglés. Y, como suele pasar casi siempre con los hombres públicos, se le atribuyen tendencias homosexuales, tanto en el colegio como en la Armada y también con su secretario, gay reconocido. Le atraía el mundo de Hollywood a diferencia de su mujer, que lo despreciaba y se negó a acudir a la boda de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco porque habría “demasiadas actrices”. Quizá sabía que a su marido se le atribuían también romances con Marilyn Monroe e incluso con Brigitte Bardot. Romances que no salían en la prensa de su país, que sí se hacía eco con benevolencia de las meteduras de pata del duque. “Las inglesas no saben cocinar”, dijo delante de un grupo de amas de casa británicas, y en un viaje a Ámsterdam comentó que las holandesas tenían “cara de culo”. En Canadá confesó: “Como comprenderán, no venimos a este país por gusto, sino por obligación”. En Perú le entregó un libro sobre los incas que le acababan de regalar a su ayudante: “No hace falta que me lo devuelvas porque no lo voy a leer jamás”. En Escocia le preguntó a un profesor de autoescuela cómo se las arreglaba para que sus alumnos no estuvieran borrachos en el momento del examen. También despreciaba a miembros de su propia familia: a los duques de Kent, que vendían réplicas de objetos de la casa de Windsor, los llamaba “Ali Babá y los cuarenta ladrones”. La reina lo perdonaba porque lo amaba con locura... hasta cierto punto. En una ocasión en que posaban para un retrato oficial, el fotógrafo indicó su lugar a “la reina, el duque y los perros”. El duque protestó: “Pero solo UN maldito corgi, Isabel”. La reina no dijo nada, pero el resultado fue que apareció en la foto con sus 14 corgis... pero sin el duque.

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Juan Carlos piensa en su final. El entierro de Felipe de Edimburgo, el 17 de abril, reducido por estar en tiempo de pandemia, podría servir de modelo para los próximos funerales que inevitablemente tendrán lugar en las familias reales europeas. En España, Noruega, Suecia, Dinamarca, Liechtenstien y Holanda hay miembros que han pasado de los 80 años, algunos con buena salud, como Beatriz de Holanda o Sofía de España, y otros con mala, como Harald de Noruega o Juan Carlos.

El protocolo diseñado para este desde hace años, tomando como modelo la Operación Lucero de Franco y las exequias de Alfonso XIII y Tierno Galván, ha quedado obsoleto por los últimos acontecimientos que han llevado al Rey al exilio. Juan Carlos habrá pensado estos días cuál será su propio final y observando con envidia esas multitudes llorosas depositando flores en los lugares que frecuentó el duqe de Edimburgo. Nadie habla con él de este tema, pero alguna vez ha comentado melancólicamente: "Por mí, que me entierren en el mar...". Cuando su propio padre refunfuñaba: "Juanito, no quiero un final triste", él contestaba con la risa teñida en lágrimas: "Papá, que a los muertos tampoco se les lleva a un tablao flamenco...". Don Juan tuvo un funeral digno de rey, pero ¿y ahora? ¿Qué ocurrirá con su hijo? Un buen amigo de Juan Carlos, el socialista Rubalcaba, siempre decía: "Pase lo que pase, en España siempre enterramos muy bien".




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