Opinión
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Letizia manipula la condecoración peruana
Jaime Peñafiel
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Por lo general, en las visitas de Estado de mandatarios extranjeros suele llevarse a cabo un intercambio de regalos y de condecoraciones de los países respectivos. A todos los niveles. Para los Jefes de Estado y Primeras Damas, para los jefes de Gobierno y otras autoridades. Todos ellos suelen lucirlas, sobre todo, en las cenas de gala.
Aunque no siempre ha sido así. Cuando, el 9 de octubre de 1984, el presidente de la República de Grecia, Constantinos Karamanlis, la reina Doña Sofía, tan profesional ella, decidió perderla para humillar a quien no solo abolió la monarquía helena sino que desposeyó a su hermano de la nacionalidad, honores y tratamiento para dejarle, tan solo, en el ciudadano Constantino.
Para ello, utilizó las condecoraciones presentándose, en la cena de gala que el rey Juan Carlos ofreció al Presidente heleno, no llevando la condecoración que Karamanlis le había concedido a los Reyes de España, sino la que su padre, el rey Pablo, le había otorgado en su día: la Orden Monárquica Olga y Sofía. Y, para humillarle todavía más, sobre el hombro izquierdo, la Gran Cruz de sus antepasadas reinas y la placa del centenario de la Casa real de Grecia.
El 27 de febrero pasado, Felipe y Letizia ofrecieron la tradicional cena de gala a un jefe de Estado visitante, en este caso al Presidente de Perú, Martín Vizcarra. Y, como es natural, los dos matrimonios lucieron las condecoraciones que en su día recibieron, con motivo de la visita que el Jefe del Estado español y su esposa realizaron a Perú, el 13 de noviembre de 1918.
Y el matrimonio peruano, el Collar de la Orden de Isabel la Católica.
Pero, en el Palacio Real de Madrid, Letizia, como viene haciendo contra toda regla de protocolo, volvió a manipular la Banda de la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, adaptándola al modelo de traje de noche con escote “palabra de honor” que lucía. Por aquello de mostrar sus bien torneados hombros, no se le ocurrió otra cosa que cortarla para colgársela del escote y no de los hombros a la cadera. Como es obligado.
No lo digo yo, que también podría, sino María de la Serna Ramos, Técnico de Protocolo y Relaciones Institucionales, ex Jefa de Protocolo del Ministerio de Justicia y profesora de la Escuela Internacional. de Protocolo.
Según ella, las bandas correspondientes a las condecoraciones deben colocarse desde el hombro izquierdo a la cadera derecha cruzando el pecho.
Cierto es que peor, mucho peor, lo del frac de Pedro Sánchez en esa cena. Se le debió caer la cara de vergüenza al verse “cantinfleando”.