AZUL&ROSAMI SEMANA Jaime PeñafielDomingo 20 de junio de 2010Las antecesoras de Victoria, tambiénEl tiempo y los escándalos matrimoniales de los príncipes y princesas de hoy han hecho olvidar los de las herederas y herederos de antaño, reinas y reyes hogaño. Menos Isabel, futura soberana del Reino Unido, que se casa con un joven sin medios económicos, aunque si príncipe real, Felipe de Grecia. Como años después, la Princesa real Sofía, hija de los reyes Pablo y Federica, quien lo hacía con Juan Carlos, un joven también sin dinero pero nieto, biznieto y descendiente de reyes y futuro rey. No sucedió así con Carlos Gustavo y Silvia, los padres de quien ayer se casó. Sólo pudieron hacerlo tras la muerte de Gustavo Adolfo, el abuelo del hoy rey. Peor fue lo de la reina Beatriz de los Países Bajos. El día de su boda con el diplomático alemán Claus von Ambergs fue uno de los más tristes de su vida. Nadie le perdonaba que se casara con un hombre que había pertenecido a las juventudes hitlerianas. Por otro lado, el día que se hizo público el compromiso matrimonial de Margarita de Dinamarca con el francés Henri de Monpezat, se ocultó que era hijo de madre desconocida, ya que, cuando nació, su madre biológica estaba todavía casada con su anterior marido, quien se negó a concederle el divorcio, por lo que el padre biológico de Henri, un sacerdote secularizado, tuvo que darle los dos apellidos. La boda del hoy rey Harald de Noruega con Sonia Haraldsen, una modesta costurera, le enfrentó violentamente con su padre, el rey Olav. Y al pobre Rainiero todas las casas reales le boicotearon su boda porque se casaba con la actriz Grace Kelly. Así eran entonces de clasistas las monarquías europeas. Hasta la llegada de las letizias que les hicieron descender de sus tronos medievales, aceptando, de peor que de buena gana, que un aire fresco de modernidad había entrado en palacio, aunque también de vulgaridad. Y no me gusta señalar.
Las reinas al volante Sorpresa ha causado en el personal, no sólo británico, las imágenes televisadas de la reina Isabel al volante de uno de sus Bentleys. Hasta ahora, salvo en la ficción de la magnífica película The Queen, en la que aparece conduciendo un todoterreno por los caminos de Balmoral, con el que se quedó atascada en medio de un arroyo, nunca se le había visto llevando su propio coche. Ni siquiera de copiloto. Y ahí la tienen ustedes, en el momento tan poco regio de colocar, primero, sus reales posaderas en el asiento y, a continuación, girar sobre éstas para introducir, agarrándose al volante, sus cansadas piernas en el vehículo. Todo ello sin soltar el bolso y sin que el sombrero color turquesa se moviera ni un milímetro en la cabeza.
Grace de Mónaco Con la reina de Inglaterra ha ocurrido como con la malograda princesa Grace, de quien no existía ni una fotografía conduciendo un coche. Grace sabía que era una pésima conductora. Después de arremeter, años atrás, contra un vehículo en Mónaco, había decidido no volver a coger el volante. En 1955, un año antes de casarse, cuando rodaba en la Riviera francesa la película de Hitchcock Atrapa a un ladrón, en una de las escenas Grace Kelly conduce a Cary Grant a través de la serpenteante cornisa en la que, años después, encontraría la muerte. Su modo de conducir era tan peligroso y errático que el famoso actor se puso pálido, preguntándole «¿adónde demonios vamos a parar?». «Cuando me dijo “es que no llevo gafas”, cogí el volante de manera que la cámara no lo pudiera captar», recordó Cary Grant. De ahí la polémica sobre quién conducía, el 13 de septiembre de 1982, día en que semató, cuando el Rover en el que viajaba, en compañía de su hija Estefanía, se estrelló al salirse de una pronunciada curva, en la cornisa que une la localidad de Roc Angel con Montecarlo. ¿Conducía Grace o era su hija Estefanía, menor de edad?
La Reina Sofía A la Reina Sofía tampoco se le ha visto mucho manejando los coches de la Casa. De jovencita, cuando era enfermera puericultora en la Escuela de Psicología Infantil de Mitera, utilizaba para cubrir los 15 kilómetros que le separaban del Palacio de Tatoi, un Volkswagen de color azul celeste. En los primeros años de madre —cuando todavía era Princesa— solía llevar a sus hijos al colegio conduciendo su propio coche. Y aunque no comparte ni con el Rey ni con su hijo Felipe la pasión por los coches y la velocidad, en cierta ocasión se le impuso una fuerte sanción por... exceso de velocidad. La captó un radar durante un veraneo en Palma de Mallorca. La multa llegó al palacio de La Zarzuela, domicilio que figura en su carnet de identidad y en el de conducir. La cuantía, 12.000 pesetas de las de entonces. Al Rey le pareció excesiva y en la primera oportunidad que tuvo le reprochó al alcalde de Palma lo caras que eran las sanciones. Pero la multa se pagó puntualmente, faltaría más. Y siendo todavía soltera, estuvo a punto de matarse, junto a su hermano Constantino. De repente vieron con horror cómo un gran camión sin frenos se les echaba encima. El choque parecía inevitable hasta el extremo que Doña Sofía fue sólo capaz de gritar «¡Ya está, ya está!». Constantino hizo lo que pudo para evitar el choque. Salieron heridos y magullados pero salvaron la vida.
La reina Isabel, Grace de Mónaco y Doña Sofía, tres
soberanas a quienes ha sido difícil fotografiarlas al volante.CHSSSSS••• Un ejemplo a seguir: el rey Carlos Gustavo de Suecia asumirá los gastos de la boda de su hija que sobrepasen el millón de euros que aporta el Estado. ••• Me complace verle tan feliz con su esposa e hijos en su casa de Nueva York. Se lo merece. Pocas personas han sufrido más que este hombre, sin perder la dignidad y siempre en silencio. Enhorabuena. ••• Yo le pediría, señora, que cuide ymodere las sesiones con especialistas para intentar retrasar la vejez. Corre el riesgo de acabar como la reina Noor, quien ha arruinado su espectacular belleza por intentar mantenerse eternamente joven. ¡Una pena! ••• Por muchos retoques a que se sometan en el rostro y en el cuerpo, las manos siempre cantarán la edad. Hasta ahora, ha sido imposible ••• ¿Será verdad que no se quedó al almuerzo porque su inefable y mandona esposa le estaba esperando para una barbacoa en casa de su suegro? ••• Admiro al aristócrata por el silencio sobre su vida en común con su ex. También al escritor por lo mismo. ¡Qué suerte tienen las dos! ••• Estoy gravemente enamorada de mi marido y va a peor. Nunca nadie ha expresado de forma tan rotunda un sentimiento.
EL MUNDO / AÑO XVI, NÚMERO 437 CRÓNICA DOMINGO 20 DE JUNIO DE 2010