LICUADO DE NOTICIAS SOBRE MONARQUIA

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Mensajepor Invitado » Lun 13 Abr, 2015 7:42 pm



Crónica Rosa: La ruta gastronómica de Juan Carlos I
Federico comenta con Daniel Carande, Pérez Gimeno y Carmen Duerto la actualidad del corazón y los viajes de Juan Carlos I.

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Mensajepor Invitado » Mié 15 Abr, 2015 3:23 am



Borbonia, el nuevo libro de Mongolia por crowdfunding para celebrar el aniversario de Felipe VI

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Mensajepor Invitado » Vie 08 May, 2015 7:39 pm

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Así es Tanna, la isla del Pacífico en la que creen que el duque de Edimburgo es su dios

Los nativos del lugar esperan alborozados la visita del marido de Isabel II el año próximo

A algunos nativos de Tanna, una isla del archipiélago de Vanuatu, situado en el Pacífico, al Este de Australia, no les importa que el ciclón Pam, con rachas de viento de más de trescientos kilómetros por hora, arrasara el lugar. Tampoco que murieran quince personas ni que el 90 por ciento de los edificios quedaran afectados. arrasara el lugar hace apenas un par de meses. El ciclón es, para ellos, la primera parte del cumplimiento de una profecía que tendrá su continuación con la visita, el año que viene, de su dios, que no es otro que el Príncipe Felipe, duque de Edimburgo, el marido de la Reina Isabel II de Inglaterra.

Algunos, los más optimistas, incluso esperan que el duque de Edimburgo se quede en la ista, según informa el diario The Telegraph, citado por Colpisa. La creencia de que el marido de Isabel II es un dios viene de antiguo: la leyenda le señala como el hijo de Kalbaben, un temible espíritu del lugar. Felipe habría adoptado la forma de hombre blanco para casarse con una poderosa mujer extranjera.

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La isla Tanna está poblada completamente por melanesios, que siguen un tipo de vida más tradicional que los de muchas otras islas. Algunas de las aldeas se conocen como «kastom» (del inglés custom, costumbre), donde están prohibidos los inventos modernos, los hombres usan «kotekas» (vainas para pene, llamadas nambas en idioma bislama) y camisas de hierba, y los niños no van a la escuela. Fue elegida por el programa español «Perdidos en la tribu» para que una de las familias concursantes conviviera con sus habitantes.

La creencia de que el duque de Edimburgo es una deidad se afianzó en estos nativos en los años setenta, cuando visitó la región a bordo del yate real «Brittania», y varios de aquellos salieron a recibirle en sus canoas. Jack Naiva, uno de los que más contribuyeron a difundir la leyenda, y que ya ha fallecido, relataba el momento: «Le vi de pie en cubierta, con su uniforme blanco, y supe entonces que era el verdadero mesías».

Curiosamente, ha sido el propio Palacio de Buckingham el que, se supone que involuntariamente, ha avivado la llama de la creencia. El duque de Edimburgo envió a Tanna un regalo, un retrato suyo firmado; los nativos, a su vez, le enviaron como respuesta un objeto local representativo: un «nalnal», garrote empleado para matar cerdos. Al Príncipe Felipe le pareció cortés retratarse con el «nalnal», y enviar a Tanna la fotografía. Y eso hizo que se disiparan todas las dudas acerca de su deidad.

Las fotografías son ahora uno de los tesoros de Yaohnanen, la localidad donde se concentra la creencia. Las acompañan diversos objetos, entre ellos una bandera británica, para reforzar la leyenda de que Gran Bretaña y Vanuatu estuvieron unidas alguna vez.

La condición divina del duque de Edimburgo ya ha tenido, según sus creyentes, influencia en el devenir de la política internacional; de hecho, ellos están convencidos de que la llegada de un negro, Barack Obama, a la presidencia de Estados Unidos, es fruto de su intervención.

En Inglaterra sonríen cuando se habla de esta creencia de los nativos de Tanna, que tentaron al duque de Edimburgo con tres muchachas vírgenes para que volviera y esperan ahora alborozados su regreso. Su profeta, Fred -ya fallecido-, acertó al predecir que un lago se secaría y que vendrían siete años sin huracanes en la isla. Predijo que algo grande ocurriría en 2016, y los creyentes están convencidos de que se refería a la visita del Príncipe Felipe. Y lo argumenta su jefe: «Los cristianos llevan dos mil años esperando alguna señal de Jesús, pero nuestro Felipe nos manda fotos».

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Mensajepor Invitado » Sab 09 May, 2015 7:32 pm

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TERREMOTO EN EL GOLFO
LA MONARQUÍA SAUDÍ REJUVENECE

Salman Bin Abdulaziz es, desde hace 100 días, el actual rey de Arabia Saudí. A golpe de decreto ha decidido que su sucesor no sea su hermano (como ordenó el anterior monarca), sino su sobrino, en primer lugar, y su propio hijo, después. Ninguno de ellos es, por cierto, de talante moderado.

FRANCISCO CARRIÓN


Llegó al trono en enero y en apenas 100 días ha puesto patas arriba la sucesión en Arabia Saudí, la monarquía absoluta que exporta la interpretación más intolerante del islam. A sus 79 años, Salman quiere dejar bien atado el futuro de una familia real con 7.000 miembros y acabar de una vez por todas con la procesión de autócratas enfermos y ancianos que durante las últimas décadas ha desfilado por una corte que nada en petrodólares.

La semana pasada, en un movimiento inesperado y astuto, el monarca logró lo que buscaba: apartó de la primera línea a su hermanastro Muqrin (nombrado príncipe heredero por el difunto Abdalá en 2014) y en su lugar designó a su sobrino, Mohamed bin Nayef, y un escalón más abajo a su hijo, Mohamed bin Salman. Así, a golpe de decreto, el rey Salman se convierte en el último vástago de Abdelaziz bin Saud -el hombre que fundó Arabia Saudí en 1932- en reinar. Al expulsar de la carrera de la sucesión a Muqrin, se cierra la saga de descendientes directos de un rey que tuvo 37 hijos y 22 esposas.

"La sucesión en un Estado absolutista es siempre un acontecimiento, porque al final el hombre que está en la cúspide es quien decide. Salman tiene prioridades diferentes a las de Abdalá [su hermano y antecesor] y ha demostrado que está preparado para llevar a cabo esos cambios", comenta a LOC la politóloga Mary Ann Tétreault, profesora de la universidad estadounidense Trinity y experta en Arabia Saudí.

Aunque no se ha proporcionado ninguna explicación sobre la destitución de Muqrin, el cambio generacional que experimenta la casa de Saud permite al rey Salman consolidar su poder y dejar el porvenir en manos de los Sudairis, los miembros de la familia real que descienden de la unión del fundador con Hassa Ahmed al Sudairi, su esposa preferida. "Mohamed bin Nayef y Mohamed bin Salman son Sudairis y además jóvenes, algo atractivo para muchos saudíes que han vivido un sinfín de sucesiones entre los hijos mayores y enfermos de Abdelaziz bin Saud y que desean un liderazgo más militante", apunta la analista.

Los dos recambios se ajustan al perfil. Mohamed bin Nayef (55) fue designado segundo en la línea sucesoria cuando su tío Salman llegó a palacio a principios de año. El desde la semana pasada principal heredero al trono saudí es un superviviente. Actual ministro del Interior, se le considera responsable de haber liderado la lucha antiterrorista y hostigado a Al Qaeda en el reino -especialmente activa entre 2003 y 2006- hasta obligarla a buscar refugio en el vecino Yemen. Bin Nayef ha sobrevivido a cuatro tentativas de asesinato.

El que más cerca estuvo de costarle la vida sucedió en agosto de 2009 y fue, como reconoció más tarde, un tremendo error de seguridad. Un joven yihadista le envió una carta relatándole que estaba dispuesto a entregarse. El avión privado de Bin Nayef le recogió y lo condujo hasta su domicilio, en la ciudad de Yeda. Una vez allí, el muyahidin (guerrero santo) saltó por los aires. Su blanco sobrevivió con algún que otro rasguño.

Ahora el rey Salman ha encontrado un filón en su sobrino. Es primogénito de Nayef bin Abdulaziz (el apodado "Príncipe negro" por encarnar al ala más reaccionaria de la corte y ocupar durante años el Ministerio de Interior). Formado en Oregon -donde estudió Ciencias Políticas- y curtido en los pasillos del FBI y Scotland Yard, el próximo rey saudí habla un excelente inglés y es uno de los responsables de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos y la persecución de las voces que abogan por reformar un Estado que despacha semanalmente decapitaciones; mantiene un estricto control social a través de la policía de la moral y condena a su población femenina a habitar una eterna infancia.


EL SUCESOR DEL SUCESOR

El número dos en la línea sucesoria, Mohamed bin Salman, tampoco luce credenciales moderadas. Su biografía oficial sostiene que nació el 24 de julio de 1980, pero se sospecha que es más joven: su edad rondaría los 30 años. A diferencia de la mayoría de los príncipes saudíes de su quinta, Bin Salman no se educó en Occidente. Cursó derecho en las aulas de la Universidad Rey Saud de su país y, desde enero, es el ministro de Defensa más joven del planeta.

Aficionado a lucir barba, ha ido ascendiendo en la corte y coordina también la política económica de un Estado alcanzado por la caída del precio del crudo. En una sociedad acostumbrada a la gerontocracia, la prensa local destaca su década de experiencia en los pasillos del poder y vende -como suelen hacer el resto de príncipes herederos del golfo Pérsico- su labor de filantropía en fundaciones que promueven la educación de sus súbditos, el acceso de los más desfavorecidos a una vivienda o la lucha contra las drogas que consumen algunos de sus parientes.

Durante los últimos meses se ha dejado ver en los canales de televisión locales presentándose como el líder de la próxima generación de saudíes -dos tercios de sus compatriotas no han cumplido las 30 primaveras- y ha multiplicado su presencia pública al dirigir la campaña militar que bombardea Yemen desde finales de marzo en un intento de detener el avance del grupo rebelde chií de los hutíes y la influencia del archienemigo iraní. "Hay quien habla de revolución, pero Bin Salman tendrá que demostrarlo. No procede del aparato de seguridad, pero tampoco es cercano a Occidente. Lo que es seguro es que está muy ocupado construyéndose un nombre en todo el país para obstaculizar los intentos futuros de abortar lo que muchos consideran una ruta directa al trono", concluye Tétreault.

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ferula dental

Mensajepor ferula dental » Dom 31 May, 2015 2:54 am

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De los 'brackets' de Doña Letizia al 'invisalign' de Don Juan Carlos
Durante una corrida de toros en Las Ventas la pasada semana, Don Juan Carlos demostró que sigue siendo un coqueto. Su último 'arreglillo' ha sido en su dentadura. Y es que el monarca emérito lleva en su boca un 'invisalign' para corregir algunos pequeños problemillas dentales. Hace cinco años, también se dijo que Doña Letizia utilizó unos brackets para arreglar su dentadura. Zarzuela lo desminitió.

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Assia
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Mensajepor Assia » Dom 31 May, 2015 3:17 am

Si, el rey padre o el padre del rey, asistio a varias corridas de toros en LAS VENTAS y unas veces fue mas aplaudidos por el publico que otras veces. Pero con muchos aplausos o pocos aplausos, el rey emerito NUNCA RECIBIO ESE ABUCHEO Y PITOS QUE HA RECIBIDO EN EL CAMPO DE FUTBOL DEL BARCELONA, SU HIJO, EL REY, FELIPE VI. TANTO EL MONARCA FELIPE VI COMO EL HIMNO NACIONAL FUERON PITADOS.

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Estrella

Mensajepor Estrella » Lun 01 Jun, 2015 2:47 am

Hola Sra. Assia.

Leo y respeto habitualmente.

No así en esta ocasión, donde considero una falta de 'coherencia' por parte de las cabecitas pensantes del FCB. Si no quieren la monarquía y con ello no quieren, no aceptan, ni respetan a SM el Rey Felipe VI, ni respetan el himno nacional, ofendiendo así, al resto de Españolitos de a pie, que si vemos esas competiciones en todo su significado.

¿Por qué narices juegan la copa del Rey?, ¿Por qué acuden a la llamada de la selección Española y 'hasta se comportan como niños buenos y requetebuenos'?
Eso para mi sólo tiene un nombre: HIPOCRESÍA, MANIPULACIÓN Y SER MARIONETAS CON FORMA DE BORREGOS. (Deportistas y pueblo llano, movidos por ya sabemos quienes).

Cuando menos es una incongruencia, contradicción y un gran poderío del Sr, MASS al demostrar cómo manipula a sus conciudadanos, cual marionetas.

No me merecen respeto alguno.

--

Saludos muy cordiales a todos, en especial Sra. Assia.

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sira

Mensajepor sira » Lun 01 Jun, 2015 11:04 am

Yo tambien veo esa gran incoherencia que dice Estrella.

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Mensajepor Assia » Lun 01 Jun, 2015 11:53 am

Me ha dado mucha alegria leerla Sr. Estrella y ojala y participe mas en este foro. Honestamente,no me gusta ningun tipo de deportes y no me gusta opinar de lo que no entiendo. Segun tengo entendido,esa Copa creo que se llamaba la Copa de Franco y ahora ha pasado a llamarse la Copa del Rey. Por favor que algun colega me rectifique si estoy equivocada. En mi oponion, creo (no lo se) que ese partido se juega como algo tradicional. Por otra parte, no creo que los jugadores sean responsables del comportamiento del publio,lo digo, porque segun la foto que he visto,los jugadores estaban muy serios y respetuosos todo el tiempo que duro el HIMNO NACIONAL.
Un abrazo para usted,Sr. Estrella y otro para sira,
Assia

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Mensajepor Assia » Lun 01 Jun, 2015 3:11 pm

Algo importante que se me olvido decirle Sr. Estrella, Cuando El rey emerito
y el rey Felipe VI han asistdo a 1 corrida de toros en LAS VENTAS, los taurinos siempre lo recibieron con aplausos. El publico taurino sea de aficionados o de publico de feria, siempre mostraron respeto aplaudiendo tanto al rey emerito como a Felipe VI por apoyar la TAUROMAQUIA, pese a que los taurinos sabemos que Felipe VI fue a LAS VENTAS MAS POR OBLIGACION QUE POR AFICION.
Un abrazo,
Assia

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Mensajepor Invitado » Lun 01 Jun, 2015 10:58 pm

A mi las pitadas no me ofenden

Atte. españolita de a pie

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Mensajepor Invitado » Lun 01 Jun, 2015 11:02 pm

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Un auto de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional consideró en 2009 que pitar el himno de España está amparado por la libertad de expresión

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Mensajepor Invitado » Mar 02 Jun, 2015 3:10 am

LO DEL HIMNO

DAVID GISTAU



UNO de los mayores logros de la dictadura de la hipersensibilidad nacionalista es que sus símbolos son sagrados, y ay de quien los ofenda así sea con un chiste, mientras que los de los españoles sólo sirven para que los demás podamos demostrar cuán demócratas somos consintiendo su vejación. Esto explica, por cierto, uno de los mayores fracasos de la Transición: que la identidad española quedara asociada a la franquista y que todavía ahora, dos o tres generaciones después, exista un pudor que impide defenderla y vindicar el derecho a sus propios perímetros de respeto. Nadie pide esto sin quedar estigmatizado como facha tremendo.

Con todo, lo sucedido el sábado tiene consecuencias positivas porque nos concede una pequeña emoción de agraviados a quienes solemos quedarnos más bien fríos cuando la nación se pone a flamear. La marcha granadera no es precisamente el tipo de pieza musical que llevamos en el iPod, donde sí están, en cambio, la versión de las barras y estrellas de Jimi Hendrix en Woodstock y la apertura de un concierto de Queen en Wembley con Brian May tocando con la guitarra eléctrica el «God Save The Queen». Admitimos la poquedad del himno español incluso ante «La Marsellesa», cuya composición fue elegida por Stefan Zweig como uno de los momentos estelares de la humanidad. Pero todas estas inferioridades histórico-musicales quedan relegadas cuando ese himno cobra un sentido nuevo sólo porque lo vejan personas que se han quedado en un estado evolutivo más cercano a la cueva y al odio primario que, por ejemplo, el jefe de Estado que aguanta el insulto a un país entero sin inmutarse y sin perder la educación. Momentos como el del sábado son recordatorios del sentido de pertenencia. Dicho de otra manera, ¿a qué parte del estadio le hubiera gustado pertenecer, al que utilizó en una enorme pancarta un lema etarra para convertir un equipo de fútbol en alegoría terrorista? ¿Qué político o estadista le habría gustado pensar que lo representa a usted, el que, ante la violencia verbal, sonreía muy taimado como si la emboscada planeada le hubiera salido perfecta, o el que a su lado demostraba compostura ante cien mil odiadores?

Por eso digo que acontecimientos como el del sábado a veces sacuden letargos. Me pongo como ejemplo. No soy un patriota –ni siquiera soy por completo un español–. Cuando suena el himno, me quedo tan sentado como Brassens. Y no soy monárquico. Pero durante esos pocos minutos del sábado me supuso un alivio saber que no estoy cerca de los cavernícolas del odio y el territorio sagrado, sino de esa España y de ese Rey que entre otras cosas permiten a los cavernícolas serlo. Lo único que no entiendo es por qué la Reina, un poco como Clark Kent, desaparece cada vez que hay lío y el rey debe superar un trance difícil, de los que no se solventan sólo con un corte Bob. Si recordamos a Sofía en Guernica en 1981, tal vez comencemos a ver cuáles son las diferencias entre una reina que apechuga y una «It-Girl» coronada.

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Mensajepor Invitado » Mar 02 Jun, 2015 10:27 am

Anonymous escribió:Imagen

Un auto de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional consideró en 2009 que pitar el himno de España está amparado por la libertad de expresión



Hay mucha jurisprudencia también en el Derecho Comparado sobre este asunto.

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Mensajepor Invitado » Sab 13 Jun, 2015 9:14 pm

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Sueños rotos de los Borbones

Un apropósito periodístico-teatral sobre Felipe VI y la Reina Letizia

IGNACIO AMESTOY


La escena, el dormitorio de los Reyes don Felipe y doña Letizia. Va avanzada la noche en estas vísperas de aniversario de su proclamación. Los monarcas se han acostado tarde. Doña Letizia ha querido ir a una última sesión de cine en los Golem de Martín de los Heros, esa calle que el muy renombrado en estos días, Álvaro Ballarín, como concejal del distrito de Moncloa, sembró de estrellas a la manera del Paseo de la Fama de Hollywood. La película que han visto, sueca por más señas, les ha impresionado y dejado sin palabras. Al llegar a la Zarzuela han dado un paseo por los jardines y tras tomarse un refrigerio (unas tortillas; francesas, claro) y comprobar que la princesa y la infanta dormían plácidamente se han ido a acostar. Sin más. Las luces ya están apagadas desde hace varias horas en la alcoba real. Pero don Felipe, tras rompérsele el sueño, no logra conciliarlo. Doña Letizia, sensible a cualquier movimiento de su marido, como suele, al detectar cierto nerviosismo en don Felipe, pregunta discreta en el silencio de la noche:

    DOÑA LETIZIA.- ¿Qué pasa, cariño?

    DON FELIPE.- Nada, nada. Sigue durmiendo.

    DOÑA LETIZIA.- ¿Te doy un lexatín?

    DON FELIPE.- No, no. Por favor. Duerme, duerme. Después de lo de París, necesitamos descansar un poco. Que, además, ya está aquí el aniversario. Y vete a saber si aparece otra vez el pequeño Nicolás...

    DOÑA LETIZIA.- ¡Lo ves! Estás nervioso.

    DON FELIPE.- Tal vez no teníamos que haber ido al Golem, a ver esa peli del pájaro en la rama.

    DOÑA LETIZIA.- Una paloma se posó en una rama...

    DON FELIPE.- Bueno, la paloma.

    DOÑA LETIZIA.- ... y se puso a reflexionar sobre la existencia.

    DON FELIPE.- Pues la paloma me ha roto el sueño. Yo que me había dormido tan ricamente rememorando el acto de la Asamblea francesa.

    DOÑA LETIZIA.- ¡Pues tú no te has negado a venir al Golem!

    DON FELIPE.- ¡Qué acto inolvidable! ¡París! "La libertad, la fraternidad y la igualdad no nos son dadas, sino que tenemos que luchar por ellas cada día". ¡Voilà!

    DOÑA LETIZIA.- Es una película estupenda de Roy Andersson. Con esos dos personajes que son un homenaje a Don Quijote y Sancho, o a Vladimir y Estragón, de Esperando a Godot...

    DON FELIPE.- ¿Esos dos charlatanes intentando vender unos dientes de vampiro?

    DOÑA LETIZIA.- La película fue León de Oro en Venecia.

    DON FELIPE.- Y mira que el que se muere al intentar descorchar una botella de vino al comenzar la película...

    DOÑA LETIZIA.- Una lúcida reflexión sobre la muerte.

    DON FELIPE.- La paloma reflexionando sobre la muerte... ¡Vamos, que no te oiga Peñafiel!

    DOÑA LETIZIA.- Sin duda, en vez de ir al Golem te habría gustado ir a la terraza del Círculo, ya lo sé yo. ¿Con tus amigos?

    DON FELIPE.- Mis amigos, que son tus amigos. ¿O no?

    DOÑA LETIZIA.- Ya no sabe una quiénes son los amigos y quiénes son los enemigos...

    DON FELIPE.- Leti, ya es un poco tarde para hablar de Podemos. A las siete tocan a diana para la tropa. Y yo soy de la tropa, un monarca constitucional, pueblo.

    DOÑA LETIZIA.- No desvíes la conversación.

    DON FELIPE.- No desvío la conversación. Mira, un gin-tonic en la terraza del Círculo, contemplando las estrellas, a los pies de la Minerva, hablando de Francia, sin prejuicios, de los republicanos de La Nueve salvando París, es un placer...

    DOÑA LETIZIA.- Ya veo que me he equivocado llevándote al cine.

    DON FELIPE.- Y recordar a Anne Hidalgo, la alcaldesa parisién, toda una dama, diciendo que somos, tú y yo, "el rostro de esa España joven, reconciliada, que ha pasado la página de sus horas oscuras"... Con perdón, no se puede ni comparar con lo de la paloma... Que está muy bien esa película, que tiene mucho mérito, pero...

    DOÑA LETIZIA.- ¿No querrías un lexatín?

    DON FELIPE.- Sabes que no me drogo...

    DOÑA LETIZIA.- Las cuatro y media. Sigue recordando París y procura dormir, que a las siete tocan a diana para la tropa. Y tú eres de la tropa.

    DON FELIPE.- Si es que entre la alcaldesa Anne Hidalgo y el primer ministro Manuel Valls, ella gaditana y él barcelonés, me he sentido como en casa. ¡Mejor que en casa! Y tú también, Leti, no me lo negarás.

    DOÑA LETIZIA.- Ya veo que tienes ganas de conversación.

    DON FELIPE.- No es eso, Leti. Es que me he sentido como en casa.

    DOÑA LETIZIA.- Las cinco menos veinticinco.

    DON FELIPE.- Como en casa.

    DOÑA LETIZIA.- Sí, sobre todo, después de lo del Camp Nou.

    DON FELIPE.- ¡Touché! Lo que me faltaba en esta noche, mi querida Letizia. ¿Dónde está el lexatín?

    DOÑA LETIZIA.- ¿De verdad quieres un lexatín?

    DON FELIPE.- Olvídalo. Pero no me nombres la soga en casa del ahorcado. Y, más, a las cuatro y media de la madrugada...

    DOÑA LETIZIA.- Si es que te comprendo, cariño. Ya te he comentado mil veces cómo me sentí viendo la escena por televisión...

    DON FELIPE.- Sí, Leti, sí. Pero no podías acompañarme en ese trance. Hasta Mariano pensó que era lo mejor.

    DOÑA LETIZIA.- ¡Mariano! No sé cómo le soportas.

    DON FELIPE.- ¡Pasa página! Y respira hondo. Inspirar... Expirar... En fin, Leti, un sábado, en España, (digamos que fue en España, ¿no?) pasa lo del Camp Nou, y tres días después, en Francia, en París, alfombra roja.

    DOÑA LETIZIA.- Es que eres un Borbón; vamos, que somos unos Borbones...

    DON FELIPE.- ¿Y?

    DOÑA LITIZIA.- ¡Las cinco menos veinte!

    DON FELIPE.- ¿Y?

    DOÑA LETIZIA.- Blanco y en botella, Felipe. Ya lo hemos hablado. No hay por qué dar tres cuartos al pregonero. N'est pas la peine de le chanter sur les toits, que decimos los franceses...

    DON FELIPE.- ¿Que decimos los franceses?

    DOÑA LETIZIA.- Felipe, los Borbones somos más franceses que la Tour Eiffel.

    DON FELIPE.- ¿Dónde tienes el lexatín?

    DOÑA LETIZIA.- El primer rey Borbón, Enrique IV, el de Paris vaut bien une messe; o sea...

    DON FELIPE.- "París bien vale una misa". Que, por cierto, se ha dicho en ELMUNDO que la frase no la dijo él.

    DOÑA LETIZIA.- Da lo mismo. Enrique IV se puso la corona francesa en 1589 y la Tour Eiffel es justamente de tres siglos después.

    DON FELIPE.- Dame el lexatín.

    DOÑA LETIZIA.- Toma el lexatín.

    DON FELIPE.- ¿Tienes agua?

    DOÑA LETIZIA.- Agua.

    DON FELIPE.- Tomaré medio.

    DOÑA LETIZIA.- Vienen en cápsulas.

    DON FELIPE.- Entonces, lo tomaré entero... No hay bien que por mal no venga, que dijo aquel... Buenas noches, Leti.

    DOÑA LETIZIA.- Buenas noches, "mon roi".

Tras tomarse el lexatín, y devolverle el vaso a su esposa, que se lo había proporcionado, Felipe VI se da la media vuelta, se acomoda con la almohada y parece que intenta dormir. Letizia hace lo propio, tras dejar el vaso, todavía con un poco de agua, en la mesilla, junto con la cajita de lexatín. No han pasado cinco minutos cuando el rey se vuelve hacia la reina.

    DON FELIPE.- Leti, ¿te has dormido ya?

    DOÑA LETIZIA.- Sí.

    DON FELIPE.- Entonces escúchame y no digas nada. No te vayas a despertar.

    DOÑA LETIZIA.- Muy bien, cariño. Dime.

    DON FELIPE.- Hay que ser realistas, Letizia. Lo de los franceses no deja de ser producto de un razonamiento cartesiano. Han visto que en España hay un relevo generacional, que hemos sido nosotros los que lo hemos encabezado. Porque los de Podemos y los demás han venido después de nosotros. Y para ejemplaridad, lo de revocarle el título a tu cuñada... Es un dato que debemos de tener en cuenta. Y que los franceses tienes en cuenta. Porque como dice Pascal: "El corazón tiene razones que la razón no comprende". ¿Entendido?

    DOÑA LETIZIA.- ¿No era un poco tarde para hablar de Podemos?

    DON FELIPE.- No comentes. Tú sigue durmiendo, por favor. Pero escucha. Porque, en realidad, no iba mi razonamiento hacia la circunstancia partitocrática que está viviendo este país. Iba por otra deriva. La vacacional.

    DOÑA LETIZIA.- Interesante.

    DON FELIPE.- Escucha... Agosto está a la vuelta de la esquina. A la ciudadanía le ha gustado la austeridad con la que Leonor ha celebrado su primera comunión, vestida con el uniforme del colegio. En el día de las FAS, ¡gran jornada!, ¡a nadie le amarga un dulce!, más de un colega ya me dijo que lo del uniforme de la Princesa de Asturias les gustó mucho. En todo caso, si hubiera sido la primera comunión de un príncipe la cosa se podía a haber resuelto a las mil maravillas con un vestido de marinero, pero siendo chica, que habíamos acertado.

    DOÑA LETIZIA.- Bueno, la idea del uniforme fue mía.

    DON FELIPE.- Vale, de los dos.

    DOÑA LETIZIA.- ¿Pero qué tiene que ver con las vacaciones?

    DON FELIPE.- ¡Un nuevo estilo! Sigue durmiendo. Un giro en las vacaciones de los reyes de España... Dejemos a un lado Marivent y Son Vent, aunque cabría la posibilidad de repetir lo de la Almudaina. Claro que Mallorca, que le gusta a mamá pese a los recuerdos que nos trae de papá allí, este año con el socialista José Hila en la alcaldía, con el permiso de Posemos (con perdón) y Més, es un trago difícil, porque están con lo del impuesto a los propietarios de pisos vacíos. Vete a saber si por la Almudaina no nos ponen en un brete. El caso es que lo de Palma no lo acabo de ver. Aunque tal vez nuestro querido y fiel secretario Jaime Alfonsín sí lo vea.

    DOÑA LETIZIA.- Alfonsín es un enigma que sólo tú sabes descifrar, por lo cual os admiro a los dos. Pero la escapada del año pasado...

    DON FELIPE.- ¡La escapada! Sigue durmiendo... ¡Escapada! Para que luego te venga el ¡Hola! con que las islas griegas, Posta Vecchia, El Algarve, Londres o Nassau... Creo que, dejando a un lado la frivolidad de las escapadas, que en nada benefician a la princesa y a la infanta, y siguiendo la tradición de nuestros predecesores y predecesoras, deberíamos mirar al Cantábrico. Tú misma eres de Oviedo.

    DOÑA LETIZIA.- ¡Con lo que llueve! Aunque sea asturiana, no voy a estar todo el día con chubasquero y chanclos...

    DON FELIPE.- Sigue durmiendo. No te voy a hablar del Pazo de Meirás ni del palacio de Aiete, ni de la Magdalena ni Miramar. Estoy pensando en Biarritz. Seguro que Manuel Valls nos apoya en el propósito, aunque a él le gustaría que nos fuéramos a bella Colluire, tan machadiana y tan catalana al tiempo. Pero Biarritz es para nosotros.

    DOÑA LETIZIA.- ¡Puedo hablar ya!

    DON FELIPE.- Si no te has dormido, sí. El plan está sobre el tapete. No tengo nada más que decir. Y, además, el lexatín me puede hacer efecto en cualquier momento...

    DOÑA LETIZIA.- Ya son las cinco.

    DON FELIPE.- Y a las siete es la diana.

    DOÑA LETIZIA.- ¿Y te vas a dormir ahora, tras haber puesto sobre el tapete Biarritz?

    DON FELIPE.- Y he puesto Biarritz sobre el tapete más por ti que por mí.

    DOÑA LETIZIA.- No lo dirás porque me pueda motivar la cosa del tapete del casino...

    DON FELIPE.- No, por favor, no me interpretes mal.

    DOÑA LETIZIA.- ¿Has tenido en cuenta que el verano pasado los Urdangarin pasaron el verano en Bidart, a un tiro de piedra de Biarritz.

    DON FELIPE.- Es su problema.

    DOÑA LETIZIA.- ¿Y el nuestro?

    DON FELIPE.- El futuro de los Borbones.

    DOÑA LETIZIA.- Seguro que no has considerado seriamente lo que puede pensar de Biarritz nuestro querido y fiel secretario Jaime Alfonsín.

    DON FELIPE.- Es una cuestión de Estado, Leti. Por una parte, está la cosa vasca, tan española como francesa. Que se asienten cada verano Borbones en la tierra vasca donde nació el primer rey Borbón, Enrique IV, al que parieron en Pau, y que antes de ser rey de Francia lo fuera de Navarra, es un punto, o incluso dos. Porque nosotros somos sus sucesores.

    DOÑA LETIZIA.- No quiero disentir pero nuestro pariente Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú (Franco) se dice primer descendiente directo de Enrique IV, e incluso es dueño de la cabeza de aquel duque de Anjou, que cortaron de su cadáver los revolucionarios.

    DON FELIPE.- Pelillos a la mar, Leti... Pero hay otra razón. Razón de imagen. La más importante. Tú has seducido a los franceses. ¿Te das cuenta? Al propio François Hollande y a su ex, Ségolène Royale. Y ha sido de la misma forma que en su día sedujo a Francia y al mundo, después de haber conquistado a España toda, Eugenia de Montijo. ¡Eres su sucesora! Y Eugenia quiso que Biarritz fuese el lugar de su descanso. Y allí construyó su retiro frente al mar, su palacio, hoy conocido como el Hôtel du Palais. Hemos de ver si Patrimonio Nacional puede hacer algún trueque...

    DOÑA LETIZIA.- Pero yo soy reina y Eugenia era emperatriz.

    DON FELIPE.- Y su marido, Carlos Luis Napoleón, un Bonaparte, por la gracia de los galos primero fue presidente de la Segunda República Francesa, después el segundo Emperador, bajo el nombre de Napoleón III, y, si no llega a ser por las incursiones políticas de su esposa, hubiera acabado sus días en el trono como el monarca más relevante de la historia de Francia...

    DOÑA LETIZIA.- ¿Acaso estás insinuando algo?

    DON FELIPE.- La etapa de Napoleón III es una de las de mayor esplendor de Francia. Oye, ¿sabes? Me está haciendo efecto tu lexatín. Buenas noches, Leti. Y como se dice en Lo que el viento se llevó: "Mañana será otro día".

    DOÑA LETIZIA.- ¡Y ahora te duermes, Felipe! ¿Y me vas a dejar así? ¿Con la miel de Eugenia de Montijo en los labios? Y con el sueño roto. Y ya son las seis. Y a las siete, la diana de mañana...

    DON FELIPE.- Mañana será otro día, Leti... Mañana será otro día...

Y Felipe VI se queda profundamente dormido, incluso se le oye roncar un poco. Tiene una respiración fuerte este monarca. Doña Letizia le observa mientras piensa en la emperatriz francesa nacida en Granada, y no tarda en echar mano de su móvil y teclear en Google Eugenia de Montijo. Allí lee: "Eugenia no había nacido princesa, pero pronto supo ponerse a la altura de lo que ya era, Emperatriz. Nadie echaba ya de menos a la princesa de sangre real que tanto se deseó".

    DOÑA LETIZIA.- Esto de Biarritz parece interesante. A ver lo que dice Jaime Alfonsín.

    DON FELIPE.- (Como en sueños.).- "La libertad, la fraternidad y la igualdad no nos son dadas, sino que tenemos que luchar por ellas cada día".

    DOÑA LETIZIA.- ¡Sueña, sueña, Borbón! Así es que este Napoleón III fue presidente de la Segunda República Francesa. ¿Y de la Tercera?

    DON FELIPE.- (Desde su sueño más profundo.) ¡Libertad, fraternidad, igualdad!

    DOÑA LETIZIA.- ¿La Tercera?

    DON FELIPE.- (Más allá del sueño, como cantando.) ¡Allons enfants de la Patrie!

    DOÑA LETIZIA.- ¡La Tercera República!

    DON FELIPE.- ¡Le jour de gloire est arrivé...!

    DOÑA LETIZIA.- Me tomaré un lexatin.

Una ligera luz se filtra entre las cortinas de la cámara real. La Reina se toma su lexatín y se acurruca tras el Rey, que ya ha dejado de balbucear palabras...

Y fin del "apropósito" llamado 'Sueños rotos de Borbones'.




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