LOS ‘ROYALS’ EUROPEOS PASAN SUS VACACIONES EN CASAS DE SU PROPIEDAD Los reyes de Holanda tienen residencia de verano en Grecia (en la foto); los belgas, en una isla en Francia; y daneses y suecos, en sus propios paísesLAS FAMILIAS REALES EUROPEAS VERANEAN EN SUS RESIDENCIAS PARTICULARES
Nuestra Familia Real disfruta ya de sus vacaciones privadas, concluida la estancia en Marivent. Felipe VI es el único monarca del continente que no tiene ninguna residencia de recreo personal, al menos que se conozca.
EDUARDO ÁLVAREZ
María Cristina, en el Palacio de Miramar.
LOS REFUGIOS PARA EL ESTÍO QUE VENDIÓ DON JUAN
La Familia Real española, al igual que hoy siguen haciendo todas las demás dinastías, también veraneaba hace ya más de un siglo en sus propios dominios.
Con San Sebastián convertida en la ciudad española de moda para tomar los famosos ‘baños de ola’, la reina regente María Cristina de Habsburgo –viuda de Alfonso XII– adquirió en 1888 unos terrenos en Miraconcha, que se ampliaron con más adquisiciones y alguna cesión municipal en años sucesivos. María Cristina encargó la construcción del Palacio de Miramar, en estilo de las grandes residencias de la campiña inglesa. La reina, tanto durante su etapa al frente de la Jefatura del Estado en nombre de su pequeño hijo, como ya como madre del Rey, veraneó en este lugar tan emblemático de la ciudad vasca prácticamente hasta su muerte, en 1929.
Su hijo Alfonso XIII, ya unido a Victoria Eugenia de Battenberg –Ena–, quiso disponer de su propio refugio estival, por aquello de que ‘casado casa quiere’. Y el matrimonio convirtió Santander en su propio reino veraniego, disfrutando del impresionante Palacio de la Magdalena que los monarcas recibieron como regalo del Ayuntamiento en 1913.
Don Juan, padre de Juan Carlos I, vendió La Magdalena en 1977 al Ayuntamiento santanderino por 150 millones de pesetas. Asimismo, el Conde de Barcelona se deshizo de Miramar por 102 millones de pesetas pagados por el Consistorio local.
¿ES LA FAMILIA REAL ESPAÑOLA LA MÁS pobre de toda Europa? No podemos responder a esta pregunta porque los integrantes de nuestra dinastía no están sujetos a la Ley de Transparencia aprobada por las Cortes en 2013 –ampliada por sucesivas normas autonómicas posteriores– que desde entonces obliga a todos los altos cargos de nuestro país a hacer público su patrimonio. Se desconoce cuáles son los bienes y los fondos económicos con que cuentan hoy en día Don Felipe y Doña Letizia, sus hijas y los Reyes Eméritos. Lo que sí se transmite en medio de tanta opacidad es que el núcleo duro de nuestra Familia Real tiene un nivel de vida muy por detrás del que exhiben las demás Monarquías del continente.
Sin ir más lejos, en lo que respecta a los veraneos. Nuestro Jefe de Estado y su familia concluían el martes su estancia en Palma de Mallorca con una grata cena en el restaurante de Martín Berasategui. Desde entonces, disfrutan de sus vacaciones privadas en algún destino desconocido, una costumbre que Don Felipe y Doña Letizia impusieron poco después de su matrimonio, a diferencia de lo que ocurría con los clásicos veraneos de la Familia Real. Pero, antes de que abandonaran la isla, los partidos nacionalistas y la izquierda radical volvían un año más a la carga reclamando al Gobierno de Baleares que deje de ceder el Palacio de Marivent para uso y disfrute de nuestra dinastía. Recordemos que todo el recinto es de titularidad pública por más que se lleve poniendo a disposición de los Borbón desde los años 70.
POSESIONES NO ESTATALESEsta situación contrasta con la situación de las demás familias reales europeas, que pasan todo su tiempo de asueto estival o al menos una parte del mismo en sus propias residencias privadas, lugares magníficos conocidos por los ciudadanos y que no pertenecen a sus respectivos Estados sino que son de su titularidad personal, bien porque los han heredado, bien porque los han comprado en fechas más recientes, algo absolutamente normal por más que en España se haya instalado en el imaginario colectivo esa anomalía de que nuestra dinastía no puede tener posesiones de ningún tipo, un auténtico disparate.
El caso más paradigmático es, sin duda, el lugar de veraneo de la reina Isabel II de Inglaterra: Balmoral. Es desde hace décadas el sitio donde la monarca británica más feliz y relajada se siente. Esta misma semana, la soberana era recibida oficialmente en su residencia de las Tierras Altas escocesas, donde descansará hasta finales de septiembre. A diferencia de Buckingham, del Castillo de Windsor y de tantas otras magníficas residencias reales repartidas a lo largo de todo el Reino Unido, que forman parte del portafolio inmobiliario de la Corona –esto es, del Estado–, el castillo y la magnífica finca de Balmoral son propiedades privadas de Isabel II, como lo es por ejemplo Sandringham House, en Norfolk, donde celebra las Navidades. Si mañana Gran Bretaña se convirtiera en una República, estos impresionantes dominios seguirían siendo de los Windsor.
En Dinamarca, el Palacio Marselisborg, en Aarhus, está considerado como la residencia oficial de la reina Margarita desde 1967. Pero a la octogenaria monarca la vemos cada verano pasar temporadas en otros lugares, como el Castillo de Graasten, donde en julio disfrutó de la compañía de sus hermanas la reina Ana María de Grecia y la princesa Benedicta. Es una residencia entrañable para ellas, propiedad privada de la dinastía Glücksburg desde los años 30. En décadas anteriores, la soberana danesa también permanecía largas temporadas de vacaciones en Francia, en el castillo de Cayx, igualmente una fabulosa posesión personal del ya difunto marido de la reina, Enrique de Monpezat, donde ambos se entretenían con las magníficas viñas.
Adquirir casas es una costumbre muy arraigada en la familia real danesa. Los príncipes Federico y Mary compraron hace más de una década varios chalets de recreo en Suiza por valor de más de un millón y medio de euros de su bolsillo. En los últimos años, los herederos del trono veranean en la localidad de Skagen, una ciudad costera en el norte de su país, donde alquilan una enorme villa que les permite hacer deporte, disfrutar del mar, recibir a amigos y dar paseos con sus perros.
Sin dejar los países nórdicos, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia veranean en la residencia de Solliden, en la isla báltica de Oland, que es una de las propiedades privadas del monarca. Y, aunque estos dos últimos años no lo han podido hacer por la situación excepcional de la pandemia, los reyes suecos acostumbran cada año a pasar algunos días del estío en la Costa Azul, en concreto en la localidad de Saint Maxime, donde Carlos Gustavo tiene una gran casa, Villa Mirage, que heredó de su tío el príncipe Bertil. De la princesa heredera Victoria ya se sabe que hace algunos años adquirió con su dinero unos terrenos en la isla de Värmdö, donde se está construyendo una mansión de recreo.
Por su parte, los monarcas noruegos, Harald y Sonia, se reparten el veraneo entre la residencia real de Oscarshall, que es propiedad del Estado, y la casa que se construyeron en los años 90 en la isla de Tjøme, que forma parte del patrimonio personal de los reyes.
UN REFUGIO FAMILIAR Margarita de Dinamarca, en la foto, recibe el saludo de los miembros de un batallón real en el Castillo de Graasten, donde en los últimos años siempre se reúne unos días con sus hermanas Ana María y Benedicta. UN PALACIO PARA EL CUMPLEAÑOS DE LA HEREDERA Los reyes de Suecia pasan largas temporadas de verano en su Palacio de Solliden. Y quien tampoco falta, al menos unos días, es la princesa heredera Victoria, que cada 14 de julio celebra en este magnífico lugar su cumpleaños. En la foto, de 2017, soplaba 40 velas. EL PARAÍSO DE ‘THE QUEEN’ Fotografía de Isabel II, junto a su marido, Felipe de Edimburgo, y sus tres hijos mayores, aún muy pequeños, en el jardín de Balmoral, donde la soberana se siente mejor que en ningún sitio. Y hasta friega los platos, como reveló Tony Blair. LA BRISA DEL ATLÁNTICO Felipe y Matilde, junto a sus cuatro hijos, en una escapada a la isla de Yeu (Francia), en 2013, poco después de convertirse en reyes de los belgas. Tanto les gustó el lugar que en 2019 adquirieron una villa de recreo para sus vacaciones privadas.
DE HOLANDA AL PELOPONESOQuienes más han dado que hablar por sus vacaciones últimamente han sido Guillermo y Máxima de Holanda. Este verano se han vuelto a desplazar hasta su envidiable refugio en la localidad de Kranidi, en la costa del Peloponeso griego. Adquirieron la villa en 2012 por 4,5 millones de euros -de sus propios fondos-, que incluye vivienda principal y otras dos para invitados, una gran piscina, acceso cerrado a la playa y hasta un puerto privado para el que tuvieron que obtener el permiso de las autoridades helenas. Con anterioridad, como príncipes herederos ya habían adquirido un escondite de ensueño en Mozambique, que acabaron vendiendo.
Días atrás, saltó la polémica por la publicación de unas fotos en las que se podía ver al rey Guillermo sin camiseta y en bañador, y a Máxima y a su hija mayor en biquini, tomando el sol. Protestaron al considerar que las instantáneas representan una intromisión en su privacidad y derecho a la intimidad.
En el caso de los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, cada verano comienzan su periodo de asueto con una estancia en el Palacio de Ciergnon, el equivalente a Marivent para nuestra dinastía. Pero cuando concluyen esa primera etapa estival, se desplazan junto a sus cuatro hijos a la residencia que han comprado en la isla francesa de Yeu.
Por último, Margarita, Custodia de la Corona rumana, y su marido, el príncipe Radu, veranean cada año en el Castillo Real de Săvârșin, una de las propiedades personales de la dinastía que, tras la caída del régimen comunista, en los años 90 pudo recuperar los dominios históricos que no pertenecen al Estado, sino que fueron adquiridos en su día por los monarcas de Rumanía con sus propios fondos.
Está claro que lo de los Borbón en España es una excepción a lo que resulta normal y transparente en el resto de Europa.
EL MUNDO / LOC / 14 AGOSTO DE DE 2021
