
La depresión de Cristina: si Iñaki entra en prisión, la infanta se mudará a Madrid o Lisboa
En menos de dos semanas se conocerá la condena definitiva del ex duque de Palma por el 'caso Nóos', la hermana del rey Felipe VI -al que no perdona- ha decidido abandonar Ginebra. Ha interrumpido sus visitas al psicólogo. La reina Sofía querría que Critisina y sus hijos vivieran con ella.
Es lunes, son las 07.25 de la mañana en Ginebra, Suiza. La infanta Cristina, como cada mañana desde hace casi cinco años, se sube al coche que la recoge para trasladarla desde casa hasta su trabajo en las oficinas de La Caixa en el centro de la ciudad. El rostro de la hija menor de don Juan Carlos y doña Sofía dice mucho sobre el momento que está viviendo la familia Urdangarin Borbón: más delgada y demacrada, sus ojeras revelan que hace muchos meses que la duquesa de Palma no concilia bien el sueño.
Aunque nadie en la familia real quiere decir en alto la palabra que define a la perfección la 'enfermedad' que sufre la hermana del rey, es un hecho que la ex duquesa de Palma se encuentra inmersa en un círculo depresivo. Así llaman los expertos a ese momento en que los enfermos todavía no son diagnosticados como tal, pero que si no se ponen en tratamiento termina siendo una depresión con todas las letras.
Esta fue la razón, y no otra, que llevó a su padre, don Juan Carlos, a viajar a Suiza el pasado 15 de enero. Iñaki Urdangarin cumplía 50 años y su suegro quiso levantar su condena familiar, aunque persiste la institucional, para animar un poco a su hija y mostrarle su cariño. Aunque no era la primera vez que el monarca estaba en Ginebra, como dijeron algunos medios, ya que ha acudido a alguna de las graduaciones de los hijos de la infanta Cristina. El padre del rey Felipe VI viajó con su esposa, la reina Sofía y la infanta Elena y sus hijos, Froilán y Victoria.

Esta visita se produjo diez días después de que don Juan Carlos convocara una comida en la Zarzuela con motivo de su 80 cumpleaños. A la cita asistieron setenta parientes: estuvieron sus hermanas, sus sobrinos, sus primos y algunos familiares todavía más lejanos, pero no la segunda de sus hijos. La foto de Familia de aquel día que facilitó Zarzuela evidenció que en aquel almuerzo se impuso el criterio del rey Felipe, quien decretó en su día el alejamiento institucional de los Urdangarin y que, a pesar de que el hombre que hay bajo la Corona quiere muchísimo a su hermana, ha provocado, también, una ruptura familiar de difícil solución.
Ahora, Juan Carlos se debe a su hijo
El rey Juan Carlos se debe ahora a lo que marca su hijo, porque es el rey, y le obedece en el plano oficial. Pero como padre puede hacer lo que considere y, por eso, a pesar de que su presencia no iba a pasar desapercibida, decidió ir a Ginebra al cumpleaños de su yerno.
Los reyes eméritos se marcharon del país de los Alpes mucho más preocupados de lo que habían llegado a Ginebra. Según la propia confesión de su hija a un grupo de amigos y a sus padres y hermana, la aparición de la foto de la familia facilitada por la Zarzuela con motivo del cumpleaños de su padre, en la que faltaba toda la rama Urdangarín Borbón, fue un golpe muy doloroso para la infanta. Tuvo que renunciar a asistir al cumpleaños de su padre cuando se le comunicó la invitación no extensiva a su marido, pero la entrega de la imagen a los medios de comunicación le pareció una ofensa innecesaria que podía haberse evitado.
La ex duquesa de Palma lleva, al igual que su marido, en tratamiento psicológico desde que comenzó el Caso Noós. Su paso por el banquillo de los juzgados de Palma de Mallorca fue casi insuperable para un matrimonio que nunca pensó que ese momento llegaría. Pero ese momento ya pasó y todavía queda lo peor: la resolución del Tribunal Supremo, que se espera a finales de este mes, sobre la condena a su marido. Nada hace pensar que será bueno para ellos, ya que, de hecho, el fiscal ha pedido elevar la pena de seis a diez años de prisión.
La marcha de Suiza, más que próxima
Fuentes cercanas a doña Cristina han contado a EL ESPAÑOL que la infanta estuvo acudiendo durante una larga temporada a la consulta de una prestigiosa psicóloga en el centro de Ginebra, pero que antes de Navidad dejó de ir por ver su marcha de Suiza más que próxima. A las citas con el diván iba también su marido, aunque en días diferentes, nunca como pareja.
Cabe recordar que la Audiencia de Palma condenó al ex duque de Palma a una pena de seis años y tres meses. La Fiscalía del Tribunal Supremo ha solicitado que esa condena sea revisada al alza hasta alcanzar los 10 años de prisión. Concretamente solicita que Urdangarin sea condenado por la versión agravada del delito de malversación. La Fiscalía también considera que debe agravarse la pena por el delito de fraude a la Administración.

A pesar de que el refrán diga que ‘la esperanza es lo último que se pierde’, lo cierto es que la hermana de Felipe VI se siente resignada ante la idea de que su marido acabe en la cárcel. La familia está valorando su mudanza desde Ginebra a dos ciudades cercanas a tres de los probables destinos penales de Iñaki Urdangarín: la prisión Madrid VII en Estremera, la cárcel de Soto del Real (ambas en Madrid) o el Centro Penitenciario de Badajoz.
Sea la prisión que sea, la infanta Cristina tiene claro que cambiará de residencia para estar cerca de su marido si entra en prisión. Sus amistades, entre las que se incluye su prima Alexia de Grecia, y su despacho de abogados, encabezado por Miquel Roca, le han recomendado que no lo haga, que se quede en Ginebra por su bien y por el de sus hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene.
El destino de los hijos de la infanta
Pablo ya no vive en Suiza con su familia. Tras estudiar todos en el exclusivo colegio Ecoli, el que dicen que se parece más a los Borbones pidió a sus padres irse a estudiar al extranjero, por lo que se encuentra terminando el bachiller internacional en un internado cerca de Londres. Su hermano mayor, Juan, que en septiembre pasado cumplió los 18, ha preferido quedarse cerca de sus padres. Celoso de su privacidad y unido a sangre con su padre, Juan ha heredado las dotes para el balonmano, que practica en el Centre Sportif des Trois Chene. En el colegio aprobó el bachiller con excelentes notas, por lo que podría estudiar en cualquier universidad internacional. Sin embargo, él ha querido permanecer cerca de su padre durante su difícil trance.
Pero la ex duquesa de Palma no contempla la idea que le ofrecen de viajar a España cuando su marido pueda recibir visitas. Ella quiere estar más cerca para poder ir a visitarle en coche, sin necesidad de coger un vuelo. Por eso baraja la posibilidad de mudarse a Lisboa, donde la Fundación Aga Khan, amigo personal de don Juan Carlos, acaba de abrir sede y ya le han ofrecido trabajo. La otra opción es Madrid, donde La Caixa tiene una gran sede y donde ella quiere realmente ir.

Respecto a las prisiones, sin duda la de Estremera es la mejor opción posible: cuando se inauguró en 2008, se la bautizó como la ‘cárcel 5 estrellas’. Con canchas de deporte, piscina, gimnasio, mesas de ping-pong, futbolines, teatro y los equipamientos médicos más modernos. Madrid VII, nombre oficial de la prisión, tiene una superficie de 365.730 metros cuadrados y contiene 12 módulos residenciales y 4 polivalentes, con 1.008 celdas, un módulo de ingresos, salidas y tránsitos con 72 celdas y un módulo de enfermería con 64 camas.