Casa Gran Ducal de Luxemburgo.
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Guillermo y Estefanía
Guillermo de Luxemburgo y Estefanía de Lannoy
Guillermo & Stéphanie: Recepción en el Teatro Groussen.
Enlace civil de Guillermo y Estefanía - Pareja heredera del Gran Ducado de Luxemburgo
El príncipe Guillermo, heredero al trono de Luxemburgo, se casó en ceremonia civil con la Condesa belga, Stephanie de Lannoy.
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Invitado
Carolina de Mónaco
Cena de gala
Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy
Boda Real 20 de octubre de 2012
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Filiberto de Saboya y Clotilde Coureau
Cena de gala
Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy
Boda Real 20 de octubre de 2012
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Haakon y Mette Marit
Cena de gala
Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy
Boda Real 20 de octubre de 2012
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Los príncipes Guillermo y Máxima de Holanda
Cena de gala
Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy
Boda Real 20 de octubre de 2012
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Invitado
Re: Los príncipes Guillermo y Máxima de Holanda
Cena de gala
Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy
Boda Real 20 de octubre de 2012
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LOC
GUILLERMO Y STÉPHANIE DE LUXEMBURGO
LA OTRA ‘HEREDERA’ DE SANGRE AZUL
Ayer, el futuro gran duque contrajo matrimonio civil con una aristócrata belga. Ella y Matilde de Bélgica son las únicas nobles casadas con príncipes herederos
DANI ROVIROSA / Bruselas
Ayer se dio el «sí, quiero» una de las parejas más atípicas entre la realeza europea. El príncipe Guillermo de Luxemburgo dejó de ser el último heredero al trono soltero que quedaba en Europa, cuando pronunció las dos palabras más esperadas ante la ya su esposa, la condesa Stéphanie de Lannoy, una joven aristócrata de 28 años procedente de una de las familias más antiguas de Bélgica. Precisamente, su compatriota Matilde Ghislaine d'Udekem d'Acoz, casada con Felipe de Bélgica, la iguala en nobleza. Y es esa procedencia de la nueva heredera del Gran Ducado lo que convierte a este matrimonio en casi una excepción. Guillermo es uno de los pocos príncipes de su generación que se ha casado con una mujer de la alta sociedad. Stéphanie de Lannoy es la octava y última hija de los condes Phillipe de Lannoy y Alix della Faille de Lenveghem, una de las familias nobles belgas más importantes. Nació el 18 de febrero de 1984 en Renaix, una provincia de Flandes, y creció en el castillo de Avaing, una propiedad que sus antepasados adquirieron en el siglo XVIII. Es licenciada en Filología germánica. Desde pequeña mostró interés por los idiomas. Además del alemán -que perfeccionó en Berlín-, domina el francés, el inglés y el ruso. Actualmente también está aprendiendo el idioma de su esposo, el luxemburgués.
Con su elección, el hijo primogénito de los grandes duques Enrique y María Teresa se separa del camino que han seguido últimamente otros jóvenes de sangre azul, como el Príncipe Felipe, los príncipes de todos los países escandinavos e incluso el príncipe Carlos de Inglaterra.
La pareja se conoció hace ocho años en Alemania, durante unas vacaciones. Les presentaron unos amigos que tienen en común, pero luego perdieron el contacto.
Aunque ella mantuvo amistad «con varios primos de Guillermo», no fue hasta hace tres años cuando se volvieron a encontrar y «ése fue el momento en que comenzó nuestra verdadera historia de amor», explicó Stéphanie.
Poco después de las 15.30 de la tarde, se celebró ayer la boda civil entre ambos en el Ayuntamiento de Luxemburgo que, al igual que toda la ciudad, fue decorado especialmente para la ocasión. Las banderas colgaban de los balcones y lo harán durante todo el fin de semana para celebrar uno de los acontecimientos más esperados del año para el medio millón de habitantes de este pequeño país anclado en el centro de Europa. Antes de darse el primer sí, quiero, la pareja pudo disfrutar del cariño de los luxemburgueses durante el trecho que les llevó desde el Palacio Real hasta el Ayuntamiento. Durante el recorrido, personas mayores y familias con niños aplaudieron al paso de los novios.
MUCHOS ‘ROYALS’
La ceremonia estuvo oficiada por Xavier Bettel, alcalde de la ciudad. Stéphanie escogió para el enlace un vestido blanco de Chanel, mientras que el novio optó por un traje azul, camisa blanca y una corbata morada. En el acto estuvieron presentes los familiares y varios cargos del Gobierno luxemburgués, encabezados por el primer ministro Jean-Claude Juncker, que abandonó antes de tiempo la Cumbre Europea que los 27 jefes de Estado y de Gobierno celebraron el jueves y el viernes en Bruselas.
El resto de curiosos, entre los que había también turistas, pudo disfrutar del evento gracias a las pantallas gigantes que se instalaron en la Plaza Guillaume II. Cuando terminó, el príncipe Guillermo y Stéphanie volvieron a buscar el contacto con la gente. Apretones de manos, sonrisas y más regalos de alumnos infantiles hasta que los recién casados llegaron de nuevo al Palacio, en donde a las ocho de la tarde se celebró una recepción y una cena de gala.
Antes de casarse, por la mañana, los novios ofrecieron un encuentro en el Gran Teatro de la ciudad de Luxemburgo, con autoridades, organizaciones juveniles y todos aquellos ciudadanos que nacieron los mismos días que el príncipe Guillermo (11 de noviembre) y que Stéphanie de Lannoy (18 de febrero). En total fueron 195 invitados, algunos de los cuales llevaban esperando desde las 9.30 en las puertas del recinto.
Pero sin duda, el gran día será hoy sábado, cuando a partir de las 11 de la mañana comience la ceremonia religiosa, que se celebrará en la Catedral de Notre Dame de Luxemburgo. La segunda boda de la pareja. Desgraciadamente, pese al alegre acontecimiento, para Stéphanie podrá tener un punto amargo. Su madre falleció hace dos meses a causa de un derrame cerebral y por eso habrá varios gestos de recuerdo hacia Alix della Faille. Al inicio habrá un minuto de silencio y la imagen de Nuestra Señora de Luxemburgo estará tapada con un velo.
Además de los grandes duques Enrique y María Teresa, el padre de la heredera, Phillipe y los hermanos de la pareja, asistirán al enlace representantes de todas las casas reales europeas.
El príncipe Felipe y Doña Letizia irán en representación de la familia real española. También están confirmadas la presencia de jefes de Estado y herederos de las familias reales de Holanda, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Mónaco, Bulgaria, Rumanía, Jordania e incluso de Japón. Destaca, sin embargo, la ausencia de los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina.
De nuevo, todas aquellas personas que no puedan entrar en la Catedral seguirán el acto gracias a las pantallas gigantes instaladas en la calle. Después de la ceremonia, está previsto que Guillermo y Stéphanie aparezcan en el balcón del Palacio Real para saludar a los ciudadanos. Después, asistirán a la recepción que habrá allí mismo con el resto de casas reales e invitados.
Sobre las 8 de la tarde empezarán los festejos en el centro de la ciudad. Habrá fuegos artificiales y varios conciertos, entre los que destacarán la cantante belga Selah Sue y el grupo luxemburgués Funky P.
Como toda boda real, ésta tampoco escapa a la polémica. Durante las últimas semanas, ha habido grandes quejas por los elevados costes que acarreará a los habitantes del país. En concreto, 350.000 euros destinados a pagar no sólo los festejos, sino también las medidas de seguridad que durante todo el fin de semana hay en Luxemburgo. Pero además del coste en estos tiempos de crisis, también ha tenido mucha repercusión todo lo relacionado con el cambio de nacionalidad de Stéphanie de Lannoy. Muchos ciudadanos denuncian la rapidez con que el Parlamento nacional ha aceptado este hecho, que según algunos expertos es contrario a las leyes del país.
Con su unión, Guillermo seguirá los pasos del gran duque Enrique, que en 1981 se casó con María Teresa, una mujer procedente también de la alta sociedad cubana, antes de que Fidel Castro llegara al poder. Una relación no siempre bien aceptada en el seno de la familia real luxemburguesa. La duquesa Josefina Carlota, madre de Enrique, nunca acabó de aceptar a su nuera. Y como muestra de su verdadero amor, se casaron el 14 de febrero, día de San Valentín.
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- DE CERCA / JAIME PEÑAFIEL
LA PRIMERA LETIZIA
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[/imageleft]- El 14 de febrero de 1981asistí en la Catedral de Santa María de Luxemburgo a una de las 50 bodas reales de las que he sido testigo a lo largo de mi vida: la del príncipe Enrique, heredero de una de las 10 monarquías reinantes en Europa. La novia era María Teresa Mestre Batista, cubana de la Cuba de Fidel, nacida en la localidad habanera de Maricanao, en el seno de una familia de la alta sociedad. Se trataba de una de las primeras letizias que irrumpían con fuerza en las casas reales, aportando modernidad y también vulgaridad. La pareja se conoció en la universidad de Ginebra, estudiando Ciencias Políticas. La noticia del noviazgo del futuro gran duque y la criolla cayó como una bomba en el pequeño país. Su madre, la gran duquesa Carlota, esposa del Gran Duque soberano Juan, entroncada con todas las casas reales de Europa, puso el grito en el cielo. Pero, al igual que en todas las monarquías reinantes, no les quedó más remedio que aprobar el matrimonio. La relación entre la gran duquesa y su nuera no debió ser buena. Porque un día la princesa criolla acusó públicamente a su suegra de querer destrozar su matrimonio, en razón de su origen plebeyo. La noticia apareció en los diarios recogiendo las declaraciones de María Teresa a un grupo de periodistas con los que se reunió. Pero ninguno respetó el off the record y el contenido se publicó.
Es de desear que Stephanie De Lannoy, la joven condesa belga que ayer se convirtió en la consorte del príncipe Guillermo, heredero del trono, se lleve mejor con su suegra la gran duquesa criolla.
Las monarquías ya no son lo que eran. Aunque con estas uniones morganáticas la institución se ha modernizado o igualado, en algunos casos, excesivamente por abajo, las familias reales siguen manteniendo, en todas las monarquías europeas, excesivos privilegios y pocas obligaciones. Una de ellas, referida a los herederos, es casarse con quienes quieran pero, sobre todo, con quienes deban, por aquello de que una futura reina, aunque sea consorte, no puede tener pasado. Algunas, ¡vive dios! que lo tienen.
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EL MUNDO / LA OTRA CRÓNICA / SÁBADO 20 OCTUBRE 2012
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Invitado
La novia camina del brazo de su hermano el conde Jehan de Lannoy.
La novia entrando en la Catedral de Luxemburgo.
Detalle del peinado de la novia.
La Gran Duquesa María Teresa, con un vestido de seda roja anaranjada, del brazo del novio, el Gran Duque Guillermo.
Los Príncipes de Asturias Letizia y Felipe, a su llegada
La princesa Letizia completa su 'look' con un sombrero de Pablo y Mayaya.
La Princesa Lalla Salma, esposa del rey Mohamed VI de Marruecos.
Los príncipes Victoria y Daniel de Suecia, muy sobrios.
Los príncipes Eduardo y Sofía de Wessex.
La princesa Marie Chantal de Grecia, muy elegante con un tocado gris.
La princesa Máxima de los Países Bajos, una de las más llamativas con su alto tocado de plumas.
La princesa María de Dinamarca optó por el granate.
Los príncipes Haakon y Mette Marit de Noruega, en tonos oscuros.
La princesa Carolina de Mónaco, vestida de Chanel.
Los novios, a su salida de la catedral de Nôtre-Dame.
Los recién casados en el balcón del Gran Ducado
El príncipe Félix de Luxemburgo, el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, los recién casados, la Gran Duquesa Maria Teresa de Luxemburgo y la princesa Alejandra de Luxemburgo.