Domingo, 14 de septiembre de 2008. Año: XVIII. Numero: 6845.
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CRONICA
AZUL&ROSA
MI SEMANA [/glow]
Jaime Peñafiel
Los famosos 15 años de Urdaci
Me ha sorprendido muy gratamente ver, de nuevo, a mi querida Angela Rodicio entrar por la puerta grande de Vanity Fair con una importante entrevista a la reina más glamurosa y frívola que en el mundo existe: Rania de Jordania, la soberana consorte de uno de los países árabes más pobres porque es de los pocos que no tienen petróleo. Pero en ella, no se nota. Si algo sucede un día o derrocan la monarquía, no le coge en Amman. Siempre está viajando, promocionando la moda de París, de Roma o de Nueva York. «Ser reina no es glamour. Ni el palacio. Sino la posibilidad de ser capaz de llevar a cabo mejoras para mi pueblo y para los que nos rodean». Será. Y para ser coherente con lo que dice, se encasqueta para las fotos una tiara de la casa real hachemita y posa con seis modelos diferentes. La entrevista de Angela Rodicio demuestra que no es necesario, querido Alfredo Urdaci, esperar quince años para que surja una periodista como ella. Ya lo era, brillante, culta y valiente, cuando cometió el error por el que la crucificaste públicamente. No me ha gustado, querida, que «amagaras una reverencia» ante tan frívola consorte. A ella le divirtió. Posiblemente, no lo esperaba. Una periodista nunca debe reverenciar al poder. Aunque la revista Forbes le haya incluido como una de las mujeres «más influyentes y poderosas del planeta», que no lo es en modo alguno. Tan sólo una fashion victim. Ella misma reconoce «que se ve a las reinas como parte de un cuento de hadas. Los palacios, las coronas... En mi caso, la realidad supera esa visión». Como a Letizia aunque ésta no lo haya reconocido nunca.
Reina gracias a Noor
Yo, que la conocí cuando, tan sólo, era una joven palestina, esposa de uno de los once hijos del rey Hussein, no la reconozco hoy. Nadie hubiera pensado, nunca, antes del 7 de febrero de 1999, que aquella muchacha, sencilla y modesta, se iba a convertir, a la muerte de Hussein, en Reina consorte de Jordania por su matrimonio con el primogénito del rey hachemita y por presiones de la reina Noor. Me extraña que Angela Rodicio no haya detectado para su magnífica entrevista del Vanity, que Rania es una mujer contestada por una gran mayoría de sus súbditos que no ciudadanos, decepcionados por su pasión desmedida por el lujo y sus largas ausencias del país. Su reconocida elegancia es vista, por el pueblo, como un insulto a la pobreza de Jordania.
Ni una mención para Noor
De aquella joven palestina, tocada con el chal, el pañuelo blanco del luto, que la reina Noor me presentó en el palacio de Amman, confundida, como una más, entre las numerosas mujeres familiares de Hussein, tras los funerales del Rey, no queda ni su sombra. Todo el mundo esperaba que, por su condición de palestina, al igual que lo era Alia, la tercera esposa de Hussein, Rania iba a lograr una mayor integración que la reina Noor, calificada, injustamente, como «demasiado hermosa, demasiado ambiciosa y demasiado extranjera». Pero Noor, a quien Rania en la entrevista de Angela Rodicio ni la nombra, renunció al lujo que envuelve hoy a su sucesora quien solía vestir túnicas jordanas y sus viajes por Europa eran siempre oficiales. Los de Rania, privados y con el único motivo de saciar su pasión por las compras y la necesidad de ser admirada.
«La corona aterrizó sobre su cabeza...»
Gracias a Noor, como reconocen, incluso, miembros de la familia real. De no ser así, Rania seguiría siendo aquella insignificante joven esposa del príncipe Abdalah, el rambo del ejército jordano como general de las Fuerzas Especiales que era. Pero, la reina Noor fue quien influyó en su esposo, el rey Hussein, para que, una semana antes de su muerte, apartara a su hermano Hassan de la sucesión, después de haber sido su heredero a lo largo de 37 años y designara a Abdalah, el primogénito, nacido de una inglesa, Tony Gardiner, hoy princesa Muna, con la condición de que su heredero fuera el príncipe Hamzah, hijo mayor de Noor y Hussein, por entonces menor edad. Este complot de Noor no dio resultado. Incluso se volvió contra ella. Aunque se le concedió el título de reina madre, por decisión del rey Abdalah y reina viuda por desgracia, Rania movió ficha hasta lograr que su esposo incumpliera el compromiso apartando a Hamzah de la sucesión para designar a su hijo primogénito, el príncipe Hussein de 14 años, su heredero. Y no paró hasta lograr que Noor abandonara no sólo la corte sino el país.
¿Sabías todo esto, querida Angela?
Podría casarse en Inglaterra
Esta noticia se la dedico a mi querida Cayetana. No en vano, pretendía casarse con Alfonso Díez en Inglaterra, donde la boda de ancianas y ancianos con jóvenes y jóvenas, no sólo no está mal vista sino aplaudida. Un viejo aristócrata, el duque de Malborough, a sus 82 años, se acaba de divorciar de su tercera esposa para casarse con Lily Mahtani, de 50. El duque cuenta con la aprobación de su heredero, el marqués de Blanford, quien ha declarado: «Me gusta mucho Lily. Hace muy feliz a mi padre y eso me hace feliz a mí». La sociedad británica considera esta boda como algo normal. Sobre todo en la vida del duque que ha tenido ya tres esposas, una de ellas a Tina Onassis, nacida Livanos y esposa que fue del griego de oro.
CHSSSSS... Se acordará la ilustre dama cuando la dejaron tirada en el aeropuerto de Miami y Alfredo Fraile tuvo que pagarle el billete a Los Angeles ... La Expo de Zaragoza se gastó nada menos que 580.000 euros en palmeras espectabilis chilensis. A 6.000 euros el metro de palmera ... La joven se ha creído a pie juntillas lo de Vanity Fair (versión española). No solamente quiere ser la más elegante (que no es), sino también la más guapa (¿?) ... Hasta ella utiliza a su hijo para su mejor imagen de ministra y madre. ¿Por qué no dejamos a los niños en paz? ... ¿Con qué periodista estuvo ZP toda una tarde, noche y madrugada, a base de langostinos y jamón en Sanlúcar de Barrameda? ... Querida compañera, llevas escribiendo sobre la duquesa de Alba toda la semana. Todavía no te has enterado de que tiene seis hijos y no cinco. A menos que exista alguno que no lo sea.