POR ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS
Un paparazzi que trataba de obtener imágenes del barco «Fortuna» puso en alerta a los servicios de seguridad de la Casa Real, que se vieron obligados a intervenir para identificarle y descartar que se tratara de un terrorista. Todo ello en unos momentos en los que desde el Ministerio de Interior se ha advertido del riesgo de atentados.
Los hechos sucedieron el pasado lunes, cuando los responsables de la seguridad del «Fortuna» detectaron la presencia de un individuo en las proximidades del perímetro de seguridad del barco, que en aquellos momentos se encontraba en aguas de la isla de Cabrera con Doña Sofía a bordo y algunos invitados, entre ellos, la Princesa
El individuo, que iba en traje de baño y llevaba gafas de bucear, aletas y un maletín con cámaras, se encontraba a unos mil metros del «Fortuna»
Alia de Jordania, casada con un hermano del Rey Abdalá. El individuo, que iba en traje de baño y llevaba gafas de bucear, aletas y un maletín con cámaras, se encontraba a unos mil metros del «Fortuna», en la denominada Cueva Azul, una zona en la que está permitido bañarse, pero no acceder a tierra -que era donde se encontraba el paparazzi- por razones medioambientales. La normativa exige permisos para fondear y también para hacer filmaciones.
Cuando los responsables de seguridad de la Casa Real le pidieron que se identificara, el individuo explicó que no llevaba consigo la documentación, pero dijo que se llamaba Antonio Montero. Los escoltas le acompañaron hasta el puerto de Cabrera y desde allí partieron en dos lanchas -Montero, en una, y los agentes, en otra- hacia la Colonia de Sant Jordi, en la isla de Mallorca, donde el paparazzi recogió su documentación y se la mostró a los responsables de seguridad.
Los agentes estuvieron revisando el material que portaba y visionaron un vídeo en el que Montero había filmado su propia salida hacia la isla de Cabrera con la intención de acercarse al «Fortuna», así como imágenes del barco de la Familia Real. Cuando se comprobó que en las imágenes no había ningún elemento que pusiera en peligro la seguridad y que obedecían a fines «periodísticos», devolvieron el material al paparazzi. Todo parece indicar que el objetivo de Montero, un veterano paparazzi que tiene una agencia y que ahora colabora en el programa de televisión «¿Dónde estás corazón?», era hacer un reportaje de sus peripecias burlándose de la seguridad, sin pensar que en un país azotado por el terrorismo la osadía podía haberle costado un disgusto.
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