LOS NEGOCIOS DE JUAN CARLOS I: TREINTA AÑOS A CUERPO DE REY
LOS NEGOCIOS DE JUAN CARLOS I: TREINTA AÑOS A CUERPO DE REY
4 de agosto de 2020
Victoria Prego
El Rey Juan Carlos, que podía haber pasado a la Historia como el mejor Rey de España, ha cometido el error mayúsculo de ensuciar su impecable labor institucional con un comportamiento privado que probablemente nunca pensó que se sometería a la acción de la Justicia porque él, en tanto que Rey, era inviolable como lo son, por cierto, los presidentes de las repúblicas democráticas mientras ocupan el cargo.
Don Juan Carlos y Doña Sofía, durante la visita a la capilla ardiente de la Infanta Doña Pilar. EP
El Rey Juan Carlos, que podía haber pasado a la Historia como el mejor Rey de España, ha cometido el error mayúsculo de ensuciar su impecable labor institucional con un comportamiento privado que probablemente nunca pensó que se sometería a la acción de la Justicia porque él, en tanto que Rey, era inviolable como lo son, por cierto, los presidentes de las repúblicas democráticas mientras ocupan el cargo.
Porque Juan Carlos de Borbón nunca en su vida pensó en abdicar. Es decir, creyó que sería inviolable hasta el día de su muerte. Pero el accidente de Botswana se cruzó en su camino y a partir de ahí empezaron a salir a la luz sus líos amorosos -cosa que a los españoles nunca les importó nada- y volvieron a aparecer informaciones sueltas sobre sus andanzas financieras poco claras o directamente oscuras y presuntamente delictivas -cosa que a los españoles, sin embargo les indignó y les soliviantó definitivamente-. La situación de Juan Carlos I ha ido haciéndose por eso progresivamente insostenible.
Pero una cosa es ésa y otra muy distinta anunciar, como se hizo ayer con la aprobación inaudita del Gobierno, que se marcha a vivir al extranjero. Eso no es de recibo. El Rey Juan Carlos I no debería en ningún caso haber tomado la decisión de salir de España, por más que su abogado asegura que se compromete a quedar a disposición de la Fiscalía española, faltaría más.
Y no debería haber decidido salir del país porque, por mucha literatura que se le eche al asunto, la imagen que va a quedar en la mayor parte de la población es la de que escapa, que huye. Y eso resulta insoportable y letal para la dignidad de la institución monárquica, para la dignidad de su propia y espléndida trayectoria institucional y para la estabilidad y fortaleza de la Constitución española.
No hay más que escuchar las interpretaciones que se están haciendo desde la extrema izquierda y los nacionalismos independentistas para confirmar que ésa va a ser la versión que se va a hacer fuerte entre un importante sector de la población.
Pero es que Don Juan Carlos de Borbón no está siendo procesado en estos momentos por el Tribunal Supremo, el único que podría enjuiciar su caso, de existir como tal. No hay tampoco hasta el momento ningún movimiento de la Fiscalía en el sentido de elevar al Alto Tribunal el caso por afectar siquiera sea tangencialmente al anterior Jefe del Estado.
Por todo eso y porque hubiera sido lo más digno, el viejo Rey debería haber permanecido en España hasta que quedara dilucidada su posible responsabilidad penal o administrativa, la cual sigue siendo dudosa a día de hoy porque puede ser que -aun aceptando la tesis de que los efectos posteriores a acciones realizadas bajo la inviolabilidad puedan ser examinados o juzgados prescindiendo del blindaje que otorga ésta- incluso el delito de fraude a la Hacienda Pública haya quedado ya prescrito. Tenía que haber permanecido en España hasta que el caso quedara cerrado de una u otra forma.
Todo lo cual no borra, por supuesto, el inmenso descrédito a que se ha hecho acreedora su antaño tan admirada y tan querida figura tras las informaciones publicadas a raíz de las declaraciones con ribetes de burdo chantaje de su antigua amante, Corinna Larsen. Porque hay que decir también que en el caso de Juan Carlos I el derecho a la presunción de inocencia es algo que nadie ha considerado jamás. De hecho, parece haberse dado salida a una auténtica cacería contra «el Borbón», cacería que se va a intensificar con dureza creciente a a partir del anuncio de que se marcha de España
Todo lo cual no borra, por supuesto, el inmenso descrédito a que se ha hecho acreedora su antaño tan admirada y tan querida figura tras las informaciones publicadas a raíz de las declaraciones con ribetes de burdo chantaje de su antigua amante, Corinna Larsen. Porque hay que decir también que en el caso de Juan Carlos I el derecho a la presunción de inocencia es algo que nadie ha considerado jamás. De hecho, parece haberse dado salida a una auténtica cacería contra «el Borbón», cacería que se va a intensificar con dureza creciente a a partir del anuncio de que se marcha de España
Pero ¿es que alguien en su sano juicio ha considerado que la radicación del viejo Rey fuera de España va a reducir en algo el daño inmenso que su comportamiento privado ha infligido a la Monarquía y consecuentemente a la Constitución? ¿O que va a acallar el acoso con pretensiones de derribo de los contrarios a la unidad de España?
No es la lejanía en kilómetros lo que va a proteger al Rey Felipe del asedio antimonárquico por parte de las distintas izquierdas republicanas y de todos los enemigos de esta democracia constitucional. Todo lo contrario: no hay más que asomarse hoy un poco a las redes sociales para calibrar el efecto corrosivo que el anuncio de que «el Rey Juan Carlos se exilia» ha producido en las regocijadas filas de la tricolor y de la estelada.
Qué error, que inmenso error éste de salir de España. Nunca aquel titular de Ricardo de la Cierva con motivo del nombramiento de Adolfo Suárez tuvo mayor sentido que el que tiene hoy. Va a parecer -habrá muchos que procuren que lo parezca- que hace lo mismo que su abuelo, cuya salida por Cartagena camino del exilio fue el símbolo, y lo sigue siendo hoy día, del advenimiento de la República. Por Dios…
Con su marcha del país se va a dar entrada a la mayor campaña de desprestigio de la Monarquía que nunca hayamos conocido, campaña que se va a extender a la Constitución de 1978 que en su Artículo Primero consagra la Monarquía Parlamentaria como la forma del Estado español.
Resulta inconcebible que el Gobierno, que ha estado presionando insistentemente a la Casa del Rey para que se tomara una decisión drástica con respecto al anterior Jefe del Estado, haya amparado y dado su visto bueno a la peor solución de todas cuantas podían estar sobre la mesa, que tampoco eran muchas.
Se podían haber habilitado dos soluciones distintas aunque simultáneas, una más dolorosa que la otra para Juan Carlos de Borbón, que no tuvieran esa connotación dramática de fin de un régimen. Una de ellas, que el antiguo Rey hiciera lo que tenía que haber hecho hace seis años, que es dejar La Zarzuela e instalarse en cualquier otro lugar a la altura de su dignidad.
Es verdad que no tenía sentido -no lo tuvo nunca- que Don Juan Carlos y Doña Sofía continuaran viviendo tras su abdicación en el recinto de La Zarzuela porque ésa era -por decisión del propio matrimonio real y una vez que Don Juan Carlos no quiso ir a vivir al Palacio Real- la residencia de los Reyes de España.
Deberían haberse marchado antes y no como resultado de los escándalos que ahora cercan a su figura. ¿Pero marcharse fuera del país? ¿A santo de qué? Esa es una declaración autoinculpatoria y si no lo es, la verdad es que lo parece y así quedará inevitablemente registrado en la Historia de nuestro país.
Pero hay que decirlo por si alguno se ha olvidado: estamos hablando del Rey de España, del hombre que hizo posible, con enormes riesgos para sus persona y para la institución monárquica que él encarnaba, que España pasara de una dictadura a un régimen plenamente democrático sancionado por la mejor Constitución de nuestra Historia.
Los que ahora le atacan y le insultan lo hacen usando las libertades públicas que Juan Carlos de Borbón contribuyó personalísimamente y de una manera decisiva a implantar en nuestro país. No vamos a repetir las inmensas aportaciones de índole política interna, de prestigio internacional y de orden económico y empresarial que Juan Carlos I ha hecho a España en las últimas décadas porque puede que no sea el momento. Pero es algo que sería moralmente delictivo olvidar y habrá que volver a recordarlo una y otra vez ante las más que seguras descalificaciones institucionales que vamos a escuchar insistentemente a partir de ahora.
Pero repito: una de las opciones era que el viejo rey saliera de La Zarzuela y se instalara en algún lugar acorde con su dignidad. Y la otra, mucho más dolorosa para padre e hijo, pero sobre todo para el padre, hubiera sido la de, al mismo tiempo que su salida, dar por derogado el decreto por el que el Gobierno, no el Rey Felipe, le otorga el título de Rey con carácter honorífico «con tratamiento de Majestad y honores análogos establecidos para el Heredero de la Corona».
La decisión de privarle de ese título sería mucho más eficaz en su papel de cortafuegos para proteger la Corona y la Constitución por más que admito que supondría una injusticia histórica hacia su impagable papel como «piloto de la transición», como en su día lo calificó con enorme acierto el historiador Charles Powell.
Pero sacarle de España es la peor de las opciones porque en ningún caso se va a cortocircuitar la estrategia de todos los enemigos de la Constitución de elevar el nivel de sus ataques sino, al contrario, la va a exacerbar.
Un epílogo tristísimo éste para quien se había ganado por méritos propios la admiración, el afecto y el apoyo sincero de la inmensa mayor parte de los españoles. Epílogo que se va a prologar en el tiempo y que va a hacer el efecto de una bomba en los mismísimos cimientos de nuestra convivencia nacional, ya desgarradoramente dañada.
https://www.elindependiente.com/opinion ... fonso-xiii
LOS NEGOCIOS DE JUAN CARLOS I: TREINTA AÑOS A CUERPO DE REY
El presidente del Gobierno se muestra satisfecho por las medidas tomadas por Felipe VI: “España necesita estabilidad e instituciones robustas”. Sánchez asegura que no sabe dónde se encuentra el rey emérito
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este mediodía en el Palacio de la Moncloa. En vídeo, sus declaraciones sobre Juan Carlos I: "Se juzga a las personas, no a las instituciones"
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido este martes a la Casa del Rey y las decisiones que ha tomado de “alejarse” de la figura del rey emérito. “Aquí no se están juzgando instituciones, se está juzgando a personas y el rey emérito ha dejado claro que está a disposición de la Justicia”, ha remarcado Sánchez, que ha insistido en que Felipe VI está tomando medidas de transparencia y ejemplaridad que todos los españoles deben valorar. Para dejar clara la posición del Gobierno Sánchez ha repetido en varias ocasiones que su partido defiende la vigencia “del pacto constitucional”. “Siempre he defendido que para que haya una democracia fuerte, sus instituciones tienen que ser vigorosas y las decisiones del Rey van en esa dirección”
Todo lo ha hecho la Casa del Rey. La salida del rey emérito de España, según se conoció este lunes por un comunicado del monarca. Todo lo hecho recibe el aplauso del presidente del Gobierno. No ha querido informar ni reconocer Pedro Sánchez, en su comparecencia en Moncloa pasadas las tres de la tarde, su intervención y la de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, en la preparación del abandono de Juan Carlos I de su país. El presidente ha frustrado las expectativas de información sobre dónde está el rey emérito. “No lo sé”, ha respondido la primera vez. Tras la oleada de preguntas en el mismo sentido, incluida una sobre si es que no le importaba dónde pudiera estar el padre del rey, ha utilizado su deber de confidencialidad del contenido de las reuniones que tiene con Felipe VI.
No era su misión dar detalles del rey anterior sino hacer una declaración de principios en defensa de la monarquía constitucional. “El Gobierno considera completamente vigente el pacto constitucional y en el pacto entró la Monarquía constitucional”. “Aquí no se están juzgando instituciones, se está juzgando a personas y el rey emérito ha dejado claro que está a disposición de la Justicia”, ha señalado Sánchez para salirse de las preguntas de dónde está el anterior monarca. “Felipe VI está tomando medidas de transparencia y ejemplaridad que todos los españoles deben valorar”, ha señalado. En situación de crisis sanitaria y económica se necesitan instituciones fuertes y en ese contexto ha situado Sánchez la defensa de la monarquía. “Siempre he defendido que para que haya una democracia fuerte, sus instituciones tienen que ser vigorosas y las decisiones del Rey van en esa dirección”.
Esta jornada era la prevista para que Sánchez diera cuenta del balance de sus siete meses de Gobierno de coalición, pero se ha juntado el tema real y los enfrentamientos con Unidas Podemos. No solo las divergencias se han producido en las formas sino también el fondo. Tanto la propia Montero como el líder de Podemos han criticado duramente la decisión del anterior jefe de Estado. “Todo el mundo interpreta que tiene que ver con intentar eludir la acción de la justicia”, ha apuntado Irene Montero. Unas declaraciones que chocan con lo dicho por La Moncloa tras conocerse la noticia cuando alabaron la conducta del actual Rey y aseguraron que respetaban la decisión de Juan Carlos I. “Somos un Gobierno de coalición con un programa claro pero tenemos divergencias”, ha asegurado Sánchez. Abrir el modelo de estado no entra en los acuerdos de gobierno escritos y firmados entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, argumenta el primero
Este lunes Juan Carlos I anunció que se había marchado de España. El rey emérito comunicó a su hijo, Felipe VI, su “meditada decisión” de trasladarse al extranjero ante la “repercusión pública” de las noticias sobre sus cuentas en paraísos fiscales y “para contribuir” a que el jefe del Estado pueda desarrollar su función “desde la tranquilidad y el sosiego” que el cargo requiere, según la carta que difundió la Casa del Rey. No pasará mucho tiempo antes de que Zarzuela ofrezca datos de los pasos siguiente en torno al futuro de Juan Carlos de Borbón. Todo está hablado con Pedro Sánchez, reconocen sin dar detalles fuentes conocedoras de la preparación de la salida del anterior monarca.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido este martes a la Casa del Rey y las decisiones que ha tomado de “alejarse” de la figura del rey emérito. “Aquí no se están juzgando instituciones, se está juzgando a personas y el rey emérito ha dejado claro que está a disposición de la Justicia”, ha remarcado Sánchez, que ha insistido en que Felipe VI está tomando medidas de transparencia y ejemplaridad que todos los españoles deben valorar. Para dejar clara la posición del Gobierno Sánchez ha repetido en varias ocasiones que su partido defiende la vigencia “del pacto constitucional”. “Siempre he defendido que para que haya una democracia fuerte, sus instituciones tienen que ser vigorosas y las decisiones del Rey van en esa dirección”
La decisión del rey emérito ha causado una crisis dentro del propio Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Este martes la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha asegurado que su partido desconoce si ha habido una negociación de La Moncloa con la Casa Real en relación con el traslado del rey emérito Juan Carlos fuera de España y ha señalado que esta decisión “no la ha tomado” el Gobierno de coalición: “Puede ser que haya sido el PSOE desde Moncloa”. El presidente ha respondido a estas acusaciones, pero no ha querido aclarar por qué no había informado a su socio de coalición. “Los despachos que mantengo con el jefe del Estado tienen un ámbito de confidencialidad que yo por lo menos voy a respetar”, ha asegurado tras insistir en que no sabe dónde se encuentra el rey emérito.
No solo las divergencias se han producido en las formas sino también el fondo. Tanto la propia Montero como el líder de Podemos, Pablo Iglesias, han criticado duramente la decisión del anterior jefe de Estado. “Todo el mundo interpreta que tiene que ver con intentar eludir la acción de la justicia”, ha apuntado Irene Montero. Unas declaraciones que chocan con lo dicho por La Moncloa tras conocerse la noticia cuando alabó la conducta del actual Rey y aseguró que respetaba la decisión de Juan Carlos I. “Somos un Gobierno de coalición con un programa claro pero tenemos divergencias”, ha asegurado Sánchez.
Este lunes Juan Carlos I anunció que se marchaba de España. El rey emérito comunicó a su hijo, Felipe VI, su “meditada decisión” de trasladarse al extranjero ante la “repercusión pública” de las noticias sobre sus cuentas en paraísos fiscales y “para contribuir” a que el jefe del Estado pueda desarrollar su función “desde la tranquilidad y el sosiego” que el cargo requiere, según la carta que difundió la Casa del Rey.
https://elpais.com/espana/2020-08-04/pe ... sonas.html
LOS NEGOCIOS DE JUAN CARLOS I: TREINTA AÑOS A CUERPO DE REY
Juan Carlos se instala en República Dominicana bajo la hospitalidad de la familia Fanjul
El emérito se habría refugiado temporalmente en la isla del Caribe donde residen sus amigos, aunque no hay confirmación oficial.
Juan Carlos I está en la República Dominicana. Resuelto el misterio sobre el nuevo destino del rey Emérito después de conocerse -a través de un escueto comunicado- que el padre de Felipe VI abandonaba España acorralado por la corrupción. Se instala así -de manera temporal- en uno de los cinco países que estaba en las quinielas, en la República Dominicana, donde viven los Fanjul, una familia millonaria conocida como Los Reyes del azúcar.
Así se lo han trasladado a EL ESPAÑOL hasta tres fuentes distintas próximas al entorno del Emérito, quienes lo sitúan en la isla del caribe. Sin embargo, Zarzuela ni confirma ni desmiente esta información. Tampoco el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros ha asegurado no saber el paradero del Emérito: "No tengo la información".
A falta de esa confirmación oficial, otras fuentes solventes aseguran que el ex jefe del Estado no estaría ni en la República Dominicana ni en Portugal, tal y como anunció este lunes por la noche una cadena de televisión portuguesa y ha dado por veraz otro medio español.
Ante esta falta de transparencia por parte de la Casa Real, el entorno del Emérito consultado por este periódico sí lo sitúan en la isla del caribe de manera temporal. En la carta que envió a su hijo Felipe VI hablaba de su decisión de trasladase "en estos momentos" fuera de España.
La ruta hasta llegar a República Dominicana habría sido la siguiente: Zarzuela - Sanxenxo - Oporto - República Dominicana. El padre de Felipe VI abandonó Zarzuela -tras 58 años de vida en Palacio- el pasado domingo tras enviar la carta -que se hizo pública un día después- a su hijo.
Así es el complejo hotelero donde se alojará Juan Carlos I
Su primer destino, donde pasó la noche del domingo, fue Sanxenxo. Es en esta localidad costera gallega donde reside uno de los pocos amigos que le quedan al Emérito: Pedro Campos, sobrino del expresidente Calvo Sotelo.
Tras pasar la noche en Sanxexo, el Emérito viajó en coche hasta Oporto, a unos 200 kilómetros de la localidad gallega. Hasta allí se trasladó en coche para coger un vuelo que le llevase directo a la República Dominicana. Cabe destacar que tras su abdicación en junio de 2014 Juan Carlos ya se refugió en este país y lo hizo en un exclusivo restor de los Fanjul.
A esta isla del Caribe lo une enorme amistad con quienes son dueños de la mitad de los recintos turísticos de la zona que podrían proporcionar al Emérito un hogar exclusivo y discreto durante unas semanas. Si repite el destino tras su abdicación estaríamos hablando de Casa de Campo, el resort de lujo que los Fanjul tienen en La Romana, al suroeste de la isla.
Casa de Campo cuenta con aeropuerto internacional cercano y helipuerto propio, y se encuentra a medio camino entre la capital, Santo Domingo, y un espectacular parque natural. Allí, el rey Juan Carlos no contaría solamente con la discreción y con la mansión de Casa Grande -con vistas privilegiadas al mar y a la isla Catalina-, sino también con algo tan importante en los peores momentos: el cariño de los amigos.
Rey Juan Carlos habría llegado a República Dominicana el pasado fin de semana
LOS NEGOCIOS DE JUAN CARLOS I: TREINTA AÑOS A CUERPO DE REY
TAL y como estaba de pesada la opinión pública, monstruo que todo lo devora, lo de Don Juan Carlos no extraña mucho. Se venía venir. La opinión pública devora lo comestible y lo no comestible. Don Juan Carlos no se va a preguntar como su abuelo lo de «¿Quién me ha empaquetado a mí para Cartagena?» en la primera parada del convoy camino del exilio. También es verdad que vive en una sociedad que se pregunta quién ha votado al Rey. ¿Qué es eso de la Constitución? Una sociedad ignorante de que las más asentadas democracias son monarquías. Juan de la Cierva había abogado en 1931, tras las elecciones municipales, por «probar a resistir». Quizá, la actitud de Juan de la Cierva era peligrosa entonces. Alfonso XIII no quería ser causa de derramamiento de sangre.
Aquí también se ha probado a resistir, pero poco. Don Juan Carlos no quiere ser causante de daños a Don Felipe y a la monarquía. Se va ante la repercusión pública que generan ciertos acontecimientos pasados de su vida privada («deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones»). Se va de España («mi legado y mi dignidad personal así me lo exigen») y pone fin así a la crisis y la presión hacia Don Felipe para que tomara una decisión, también desde el propio Gobierno (Pedro Sánchez se mostró perturbado por las noticias). Se pone fin a la crisis de momento. Porque las andanadas antimonárquicas no van a cesar. Porque algunos aprovecharán la caída de la figura histórica para acabar también con su heredero y con la institución. Y ahí debe estar el Gobierno para defender la monarquía constitucional (aunque Garzón, miembro de ese Gobierno, hable del ciudadano Juan Carlos de Borbón). Seguiremos escuchando bobadas de toda clase. El Rey fue un superhéroe tras el 23-F, pese a lo publicado, por ejemplo, por Cercas en «Anatomía de un instante» (pero ya dijo Azaña que en España no hay mejor manera de guardar un secreto que publicarlo en un libro). Existía eso que se llamaba el tabú del Rey y nada malo se escribía del Rey. Y ahora es poco menos que Leopoldo II. Pero, a ver, ¿qué es peor? ¿Sacar dinero de España procedente de Arabia Saudí o países similares y dárselo a una amante o poner un ministerio a tu mujer con mi dinero? Ahora el tabú es hablar de exilio.
Hay que aguantar que Isabel Serra diga que se va sin asumir responsabilidad. O que Errejón suelte que huye de España sin rendir cuentas. ¿Pero no habéis leído la carta del abogado del Rey Juan Carlos, Javier Sánchez-Junco, que afirma que permanece a disposición de la Fiscalía pese a su decisión de trasladarse fuera de España? Colau pide referéndum. Y Ferreras aseguraba ayer en La Sexta que «se mantiene el título de rey emérito». ¿Pero qué es el título de rey emérito? Me pasma la naturalidad con que la prensa utiliza el espantoso término de emérito para Don Juan Carlos. Lo peor que le había pasado últimamente hasta tener que tomar esta decisión. Un término que sólo sirve para hacer juegos de palabras con demérito.
En sus casi 40 años de reinado, a Don Juan Carlos no lo define el dinero no declarado, su origen o una rubia muy poco legal por mucho que las cloacas y la izquierda se alíen en su contra. Por mucho que determinadas cosas sean muy feas en una democracia. Y sí, la opinión pública no tolera determinadas acciones. Quiere ejemplaridad. Belén Esteban dijo el otro día en la tele que estaba sorprendida. Que ella es muy monárquica y que antes le llamaba Rey Juan Carlos pero que ahora lo iba a llamar Juan Carlos. Ahí está la opinión pública.
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Miembros del Cuerpo de la Nobleza de Asturias, en una imagen de archivo, en un acto celebrado en Oviedo; en el centro, Francisco de Borbón, y a su derecha, Paloma de Casanova-Cárdenas, duquesa de Maqueda.
Disgusto en la nobleza asturiana: "Nunca nadie debería tener que marcharse de su patria"
La aristocracia defiende el legado de Juan Carlos I y su trabajo en pro de la democracia y la prosperidad económica durante su reinado