EL BANQUERO «BORBON» DE CHAVEZ

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EL BANQUERO «BORBON» DE CHAVEZ

Mensajepor ElMundo » Dom 09 Dic, 2007 5:36 am

EL BANQUERO «BORBON» DE CHAVEZ

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Domingo, 9 de diciembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6566.

CRONICA

PODER / LAS BUENAS RELACIONES DE VARGAS

EL BANQUERO «BORBON» DE CHAVEZ

BORBON POR parte de su yerno, Luis Alfonso de Borbón. El padre de su mujer, Víctor Vargas, hábil negociador, es quizás el banquero del que Chávez más se fía. Y podría jugar su papel si el controvertido presidente venezolano nacionaliza los bancos españoles

JULIO RIVAS PITA

En su cédula venezolana (DNI) aparece simplemente como Víctor Vargas Irausquin. Pero después de que su hija María Margarita se casase con Luis Alfonso de Borbón, bisnieto del Generalísimo y duque de Anjou, se presenta como Don Víctor José de Vargas e Irausquin. Suena mejor en algunos círculos.
Dueño del quinto banco en importancia en Venezuela (el BOD, Banco Occidental de Descuento), Vargas está ahora a la busca de otro en España. Dinero no le falta a este abogado de 55 anos, que vive en una lujosa mansión del Country Club caraqueño, que ya no es lo que era antes del chavismo: muchos ricos criollos de las familias tradicionales han emigrado y han dejado sus casas señoriales a los boliburgueses, los negociantes que han crecido a la sombra de la Revolución Bolivariana, generosa repartiendo petrodólares entre los que la sirven bien.

La intermediación en la compra y reventa de bonos argentinos -Venezuela es el único país que se ha atrevido a hacer esa clase de negocios con un país de pésimo historial como pagador- sin duda ha contribuido a que la fortuna de Vargas se haya multiplicado en los últimos tiempos. Propietario de un yate, un jet privado Gulfstream IV, un helicóptero Augusta Power 109 y caballos purasangre que a veces ha llevado de Estados Unidos a España para participar en un torneo de polo con su yerno, el banquero no es precisamente una figura emblemática de la ultraizquierda internacional. Será por eso que nunca se ha visto una foto suya junto a Chávez, que en teoría es enemigo de los ricos -«oligarcas», los llama- y pregona las bondades de un confuso «Socialismo del Siglo XX», una de cuyas consignas es: «Ser rico es malo».

Pero, como es sabido, los marxistas más recalcitrantes necesitan a los banqueros, por malos y ricos que sean. Y, por ahora al menos, Chávez necesita a hábiles operadores financieros como Vargas, especialmente si entre sus objetivos está el de nacionalizar a dos de los grandes gigantes de la banca venezolana, el Provincial (propiedad de BBVA) y el Venezuela (que pertenece al Grupo Santander).

Fuentes de toda confianza en Caracas, que exigieron absoluta reserva, señalan que Vargas ha conversado en los últimos días con altos directivos de ambos grupos españoles, cuyos intereses en Venezuela Chávez ha amenazado con expropiar en represalia por el «¿Por qué no te callas?» del Rey Juan Carlos en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile.

DEFENSOR DEL CHAVISMO

BBVA está representado en Venezuela por León Enrique Cottin, presidente de la Junta Directiva del Provincial, mientras que los intereses del Grupo Santander los defiende con celo Michel Goguikian, que ocupa el mismo cargo en el Banco de Venezuela. Tanto Cottin como Goguikian mantienen un perfil bajo, conscientes de que «los negocios son los negocios» y de que no conviene irritar a Chávez, que controla todos los poderes públicos en uno de los principales exportadores de petróleo del planeta.

«A Vargas lo escogieron sus colegas como presidente de la Asociación de Banqueros de Venezuela porque es el que tiene mejor acceso a Chávez, y en caso de algún conflicto sabe hacer de interlocutor entre los unos y el otro», dijo a Crónica un diplomático europeo.

Otro diplomático, también comunitario, el hasta hace unos meses embajador de España en Caracas, Raúl Morodo, gozaba por igual de la simpatía de Vargas y de Chávez, y se destacó -desafortunadamente, en opinión de muchos- como un defensor a ultranza del chavismo, al que llegó a calificar como un experimento novedoso de formas de democracia sui generis, aunque no aceptables en los países del llamado Primer Mundo, atractivos para «pueblos jóvenes» como el venezolano, al que no se le pueden aplicar (Morodo dixit) los mismos criterios que, digamos, al español o al inglés.

Lo cual, bien mirado, no deja de ser cierto: ningún español o ingles aceptaría el pésimo servicio que es costumbre en los bancos venezolanos, donde son comunes las largas filas de clientes esperando pacientemente su turno, a veces durante una hora o más, sin siquiera disponer de asientos, para no mencionar el habitual trato grosero de los empleados -pésimamente pagados- o su proverbial ineficiencia.

Pero la calidad del servicio no tiene, en el caso de los bancos venezolanos (incluyendo a los españoles Provincial y Venezuela) nada que ver con las ganancias obtenidas, ya que el grueso de las transferencias -incluyendo el pago de nóminas laborales- proviene, directa o indirectamente, del todopoderoso estado petrolero, que como el «Gran Hermano» de Orwell en 1984, está en todas partes.

Conscientes de esto, y dotados del proverbial sentido práctico de los banqueros, tanto Vargas como muchos otros han sabido aprovechar la coyuntura del régimen chavista, y se han dedicado a lo suyo: a hacer dinero. Que los bonos argentinos sean en el fondo un timo, o que la descomunal deuda interna generada por el caótico manejo de las finanzas por parte del gobierno chavista puedan llevar a una hecatombe al estilo del corralito argentino en el 2002 -como ha advertido el prestigioso economista venezolano José Guerra, ex consejero del Banco Central- no parece perturbarles mucho el sueño.

Vargas, por supuesto, no es el único banquero del chavismo: ahí están también, para nombrar a algunos, «el otro Víctor» de la banca criolla, Víctor Gill, presidente de Fondo Común y Total Bank, Juan Carlos Escotet, del gigante Banesco -el mas grande del país-, Gustavo Marturet, del Mercantil, Ignacio Salvatierra, de Unibanca o el catalán-venezolano José Maria Nogueroles, que ha hecho la mayor parte de su carrera de banquero en Venezuela y dirige ahora el Banco Nacional de Crédito (BNC).

Frente a ellos, como el polo opuesto, se escucha a veces la voz del que muchos consideran el banquero con más credibilidad en Venezuela, Oscar García Mendoza, presidente del Banco Venezolano de Crédito (BVC), que ha denunciado permanentemente como suicidas las políticas financiera y fiscal del gobierno de Chávez, y alertado sobre lo que se puede venir encima el año que viene: el desplome del sistema.

Ya hay un precedente local: la crisis bancaria venezolana de 1994, que dejó en la ruina a decenas de miles de ahorristas y le costó en aquella época al Estado mas de ocho mil millones de dólares. Curiosamente, la crisis no arruino a los banqueros, que tenían sus propios ahorros a buen resguardo en el exterior. «Los bancos pueden quebrar. Los banqueros, ya es mucho mas difícil», como señalaba, en una reunión entre amigos, Domingo Maza Zavala, respetado economista despedido de la directiva del Banco Central por Chávez por oponerse a sus políticas populistas de gasto desenfrenado.

A diferencia de Maza Zavala, a Víctor Vargas no lo echarán. Aunque a lo mejor se irá un día. Por su cuenta.


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