Reflexiones sobre la monarquia, Letizia y Felipe.

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Reflexiones sobre la monarquia, Letizia y Felipe.

Mensajepor Invitado » Sab 17 Sep, 2022 3:41 am

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Padre e hijo, cuya relación se ha suavizado, coincidirán de nuevo en el funeral de la soberana inglesa. Don Juan Carlos y Doña Sofía también se reencontrarán en Londres como matrimonio.


EL PACTO ENTRE FELIPE VI Y JUAN CARLOS I PARA PODER LLORAR A ISABEL II COMO JEFE DE ESTADO Y COMO FAMILIA

El cambio de actitud de Don Juan Carlos tras la conversación que mantuvo en mayo con Felipe VI ha ayudado a acercar posturas. Cuando le invitaron al funeral, en Zarzuela le dieron libertad. Afronta esta oportunidad como un regalo. Se reencontrará con Doña Sofía y disfrutará de la última cumbre de reyes. LAS CLAVES DE LA ENTENTE CORDIALE

MARINA PINA



SI TODO SIGUE SEGÚN LO PREVISTO, mañana el Rey Felipe VI y su padre, Juan Carlos I, volverán a estar en el mismo territorio. Un hecho puntual y que no se repite desde el pasado mayo, cuando el Rey Emérito viajó primero a Sanxenxo y después a Zarzuela, donde mantuvo “un tiempo amplio de conversación” con su hijo. Ese fue su primer encuentro en casi dos años, desde que Don Juan Carlos abandonó España y fijó su residencia en Abu Dhabi. Si la reunión entre el Jefe del Estado y quien lo fue durante 39 años fue efectiva lo prueban los acontecimientos que han sucedido en los últimos meses y la manera en la que Don Juan Carlos viaja ahora a Londres.

Felipe VI le expuso a su padre el perjuicio que sus actos habían causado a la Corona. También le pidió que confiara en él y que la única manera de preservar con dignidad su legado era que Don Juan Carlos cumpliera con la lealtad debida al Jefe del Estado, su hijo. El Rey Emérito se marchó de Zarzuela con tiempo para reflexionar y cambió de actitud. Se acabaron las filtraciones a la prensa, los intentos de volver a España en visitas públicas y las críticas de sus amigos a Don Felipe. Había que cerrar filas en torno al Rey y Don Juan Carlos asumió las decisiones que había tomado meses e incluso años antes.

Asumió, por ejemplo, que su retirada de la vida pública y las actividades oficiales en 2019, y posteriormente el fijar su residencia en Abu Dhabi, suponía renunciar a utilizar medios públicos para sus desplazamientos o para sus pernoctas en España. También se resignaba a que Zarzuela encontrara el momento más oportuno para que regresara a España. Por eso este verano Don Juan Carlos ha viajado a Suiza con sus hijas y no ha habido presiones de su entorno para que viniera a Madrid. Se ha publicado que recibió una invitación personal de Isabel II para pasar unos días en Balmoral y que declinó la estancia en la residencia preferida de la soberana. En su lugar, Don Juan Carlos ha optado por un perfil bajo y por asumir su vida de ciudadano privado.

Así viajará a Londres mañana. Y en esta decisión, entiende que es bastante complicado que se produzca una fotografía con Felipe VI durante los actos fúnebres de Isabel II. Sí habrá, por primera vez en dos años, una imagen con Doña Sofía, su esposa y miembro todavía en activo de la Familia Real Española. Protocolariamente deben acudir juntos a las citas previstas en Londres, aunque no hay ninguna confirmación oficial de cómo será, tampoco de si se sentarán juntos en el funeral, algo previsible dado el estricto protocolo británico.

La de Londres será la primera vez en la que Don Juan Carlos y Doña Sofía puedan estar cerca tras dos años. Cuando se celebró el almuerzo familiar en el palacio de la Zarzuela que siguió a la reunión mantenida entre Juan Carlos I y Don Felipe, la Reina Sofía tenía covid. Así que la esposa del Rey Emérito no se sumó al almuerzo, aunque sí estuvo en el comedor, guardando distancia de seguridad, con mascarilla y al lado de una ventana. Doña Sofía regresó ayer de Nueva York a Madrid y desde esta ciudad partirá con la comitiva que viaja a Londres.

Compartirá avión con Don Felipe y Doña Letizia y también con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Todos llegarán el domingo por la mañana al aeropuerto de Heathrow y desde allí se trasladarán hasta Westminster Hall para rendir tributo a Isabel II. Por la tarde, coincidirán con Don Juan Carlos en la recepción privada que Carlos III ha organizado en Buckingham para los asistentes al funeral de su madre. Ese encuentro entre padre e hijo será mucho menos incómodo de lo que se piensa, pues a lo largo de estos meses han acercado posturas en conversaciones telefónicas, y Don Felipe se muestra agradecido frente al cambio de actitud de su padre. Además, ayudará a la conversación el hecho de que en la reunión no haya cámaras retransmitiendo en directo. Ya el lunes el funeral dará la oportunidad de ver cómo se comportan padre e hijo, pero el protocolo, una vez más, impedirá que coincidan.

Pasado el funeral y los comentarios que originan cualquier movimiento de Don Juan Carlos, en Zarzuela se recuperará la normalidad y el padre de Felipe VI volverá a su retiro en Abu Dhabi, donde permanecerá a la espera de ver qué sucede el próximo 8 de noviembre en Londres, donde tiene una causa civil abierta por la demanda de acoso interpuesta por Corinna. Su asistencia al funeral de Isabel II es, por cierto, una oportunidad para que Don Juan Carlos demuestre ante la corte británica que sigue siendo Familia Real, aunque en Zarzuela no cuenten con él por su retiro de las actividades públicas.


EL MUNDO / SÁBADO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2022

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Mensajepor Invitado » Sab 17 Sep, 2022 3:43 am

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Don Juan Carlos, Doña Sofía y el Príncipe Felipe junto a Isabel II y Felipe de Edimburgo en una visita oficial a Edimburgo en 1988


REY JUAN CARLOS
CONFIDENCIAS, PROTECCIÓN Y FRANCACHELAS CON SU QUERIDA “PRIMA LILIBET”

La polémica porque el padre de Felipe VI vaya de Abu Dhabi a Londres para despedir a Isabel I no tiene sentido. Asistirá como familiar de la reina y también por su estrecha relación con los Windsor.

CONSUELO FONT



ADEMÁS DE SER FAMILIA. DON JUAN Carlos tenía una relación personal muy estrecha con Isabel II, tanto que en sus viajes privados a Londres a menudo le alojaba en el palacio de Buckingham, hogar de la monarca. Reconoce que antes de convertirse en rey, recibió sabios consejos de su prima Isabel, que siempre se portó estupendamente. “Por eso no ha querido faltar a su funeral”, asegura a LOC un allegado al Rey Padre tras el revuelo causado después de conocerse que Don Juan Carlos asistirá con Doña Sofía a las honras fúnebres de Isabel II que se celebrarán este lunes en Londres. Será la primera vez que coincida en un acto público con Don Felipe y Doña Letizia desde que en agosto de 2020 se afincó en Abu Dhabi. “Ha sido decisión de la casa real británica, pero en el Gobierno de Sánchez ha sentado mal e imagino que en la cúpula de Zarzuela hay preocupación”, asegura la fuente citada. “Don Felipe nada ha objetado, porque se trata de un asunto familiar. Además, desde que se reunió con su padre en mayo, Don Juan Carlos ha sido muy discreto para no perjudicarle y ni siquiera ha hecho amago de venir nuevamente”. Serán los Reyes, a quienes acompañará el ministro de Exteriores Albares, y no Pedro Sánchez, quienes representen oficialmente a España en las exequias, mientras Don Juan Carlos acudirá como familiar.

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BIEN AVENIDOS PESE A GIBRALTAR

El parentesco de Don Juan Carlos y Doña Sofía con Isabel II les viene porque son bisnietos de la reina Victoria. La abuela paterna de Don Juan Carlos, la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, era nieta de dicha soberana, como también lo era el Kaiser alemán Guillermo II, bisabuelo de Doña Sofía. Además, Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II, nació príncipe griego y era primo del rey Pablo, padre de Doña Sofía . También estaba emparentado con Don Juan Carlos por su madre, la princesa Alicia de Battenberg, prima de Ena.

Además del parentesco que él y Doña Sofía tienen con Isabel II como descendientes de la reina Victoria de Inglaterra, la soberana inglesa les tenía especial afecto. Salvado el escollo de Gibraltar, que en 1981 les impidió asistir a la boda de Carlos con Diana Spencer por su decisión de iniciar la luna de miel en dicha colonia; en 1986, Felipe González autorizó que viajaran oficialmente al Reino Unido. Por decisión de Isabel II, se alojaron en Windsor, segundo hogar de la soberana, que tras el ágape oficial en Buckingham asistió a la recepción ofrecida en la embajada española por Don Juan Carlos, quien la presentó como “mi prima Lilibet”. La reina devolvió la visita en 1988, algo histórico pues era la primera vez que un monarca británico visitaba oficialmente España. Isabel y Felipe de Edimburgo recorrieron Madrid, Barcelona, Mallorca y Sevilla, donde se publicaron divertidas imágenes de Don Juan Carlos enseñando a dar palmas a Lilibet y Doña Sofía. El viaje incluyó una estancia privada en Marivent, donde hicieron excursiones por Mallorca con el monarca de conductor. Y la llevó a almorzar a un restaurante en Valldemosa.


PROTECCIÓN

También afectuoso ha sido el vínculo con su sobrino Carlos, actual monarca. Además de asistir éste a las bodas de las Infantas, Carlos pasó cuatro veranos –de 1986 a 1990– invitado por los Reyes en Marivent con Lady Di y sus hijos. Fue iniciativa del entonces príncipe de Gales, en plena crisis matrimonial y con Diana víctima de bulimia, para alejarla de la rigidez de Balmoral, donde veraneaba Isabel II. Aunque el Rey Padre es poco amigo de bodas y celebraciones, asistió en noviembre de 2018 con Doña Sofía y la princesa Irene a su 70 cumpleaños, que el heredero inglés celebró con una fiesta privada en Buckingham y también en 2002 acudió a las bodas de oro matrimoniales de Isabel II .

Doña Sofía ha sido más asidua a Londres, pues al ser su tío Felipe de Edimburgo un príncipe griego, la monarquía inglesa ha ejercido de paraguas protector del ex rey Constantino, que vivió su exilio en Londres casi 50 años con Ana María y sus hijos.

Isabel II era madrina de su benjamina, la princesa Theodora, y Doña Sofía visitaba frecuentemente a su hermano en Londres. Una ciudad que fue escenario en 1961 del comienzo de su noviazgo con Don Juan Carlos en la boda del duque de Kent, primo hermano de Isabel II. La chispa surgió bailando un fox lento la víspera en el hotel Dorchester, el mismo lugar donde en abril de 2016 asistió con el príncipe Andrés al centenario de la British Spanish Society. Coincidió con los fastos por el 90 cumpleaños de Isabel II, que invitó a Doña Sofía al almuerzo familiar por su aniversario en su castillo de Windsor.


EL MUNDO / SÁBADO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2022

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Mensajepor Invitado » Dom 25 Sep, 2022 4:03 pm


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Mensajepor Invitado » Jue 29 Sep, 2022 3:04 am


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Mensajepor Invitado » Sab 01 Oct, 2022 3:23 am

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CASA REAL
MÁS VÍDEOS Y ‘REELS’ DE LA REINA Y SUS HIJAS Y MENOS FOTOS INSTITUCIONALES ABURRIDAS, MAJESTAD

Los Reyes no tienen perfil oficial verificado y activo en Instagram, lo que les aleja de las generaciones futuras. Varios expertos consultados por LOC les aconsejan sobre cómo podrían conectar con los ciudadanos y mejorar su popularidad a través de las redes sociales.

BEATRIZ MIRANDA



QUE LA CASA REAL ESPAÑOLA NO tenga cuenta oficial verificada en Instagram es algo insólito incluso para aquellos que no están presentes en redes sociales. Cualquiera sabe que es un canal de comunicación clave a día de hoy, en especial para los jóvenes, que son quienes más se sirven de sus perfiles para relacionarse y, al mismo tiempo, quienes se muestran más escépticos con la monarquía.

PRÍNCIPES DE GALES Y REYES DE INSTAGRAM

Los príncipes de Gales tienen un millón más de seguidores en Instagram que la familia real inglesa. Arriba, momentos oficiales y familiares que han compartido y les acercan a la ciudadanía. Su popularidad cotiza al alza gracias a su estrategia maestra de comunicación en redes.

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Los datos están ahí. Según un estudio reciente de Epsilon con IAB Spain (Asociación Mundial de Comunicación, Publicidad y Marketing Digital), un 85% de la población española (28,3 millones de personas) utiliza las redes a diario. De todos ellos, son hombres y mujeres de 18 a 39 años (un 38%) quienes registran una mayor actividad.

Por otro lado, los jóvenes son el grupo más partidario de un referéndum sobre la monarquía, según una encuesta de Ipsos. En concreto, el 63% de los españoles de entre 25 y 34 años son favorables a la votación.

Instagram es, además, su red favorita, desprende el Informe de Redes Sociales de IEBS: el 61,4% prefiere publicar ahí sus contenidos y más de la mitad de los usuarios de entre 18 y 44 años entra en su cuenta varias veces al día, lo que les convierte en valiosa audiencia publicitaria.

Por eso extraña aún más que nuestra Casa Real aún no se haya aplicado más en esta red social para conectar con la generación futura, ahora que la Princesa de Asturias está a punto de cumplir la mayoría de edad y se acerca el momento, aunque aún lejano, de suceder a su padre como Jefa del Estado.

La cosa se agrava si comparamos la nuestra con otras monarquías europeas parlamentarias. Todas tienen perfil activo en Instagram, a excepción de Mónaco y Liechtenstein. Gran Bretaña está a la cabeza: la familia real @theroyalfamily tiene 13,2 millones de seguidores y los príncipes de Gales @princeandprincessofwales, 14,5 millones. Su popularidad aumenta con las irresistibles fotos de sus hijos sonriendo o los divertidos chutes de balón de la princesa. Contra eso no hay quien compita.

Dicho esto, hay que admitir que no es una tarea tan sencilla abrir una cuenta de Instagram a la Casa Real española ni cabe medirla con otras monarquías. La Corona no funciona con los mismos mecanismos que un club de fútbol o una empresa, tampoco es una ONG, sino una institución con sus particularidades y sus tiempos. Tiene su presupuesto anual y, por tanto, sus limitaciones, entre otras razones, debido a su carácter constitucional. Es decir, que la Casa del Rey esté poco presente en redes no significa que esté paralizada ante los nuevos tiempos ni tampoco que dé la espalda a la juventud, a la que se acerca por otras vías, como la Fundación Princesa de Girona.

La Otra Crónica ha confirmado que es cuestión de tiempo, y no de ignorancia o rechazo, que Zarzuela se abra una cuenta oficial de Instagram, como ya hizo con la de Twitter en 2014 , que se gestiona desde el departamento de comunicación, como ocurrirá con la de IG.

Como es habitual en Casa Real, cuando den el paso será definitivo, pero no lo darán hasta estar seguros del uso que le van a dar al perfil, el tono, la imagen, el servicio público, etcétera. De hecho están haciendo un estudio exhaustivo para que sea un éxito.

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FOTOS IDEALES PARA INSTAGRAM

Arriba, foto institucional de los Reyes vestidos de gala; arriba, con sus hijas este verano en Palma y, abajo, Letizia esta semana abrazando a la ciudadana Marujita, escena tierna viralizada.

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Hemos preguntado a dos expertos en redes cómo ayudarían a la monarquía española en este menester. Rubén de Gracia, consultor y mentor de Social Selling , opina que los Reyes de España tienen que “intentar imitar lo que funciona”, ergo, mirarse en el espejo de los príncipes de Gales. “Son un buen ejemplo de cercanía, ya no estamos en la Edad Media. Lo ideal es que se vea la utilidad de Casa Real, su parte oficial, corporativa y benéfica, pero también la humana. Para ello no sólo hay que colgar fotos, también vídeos, desde stories que duran 24 horas y luego los puedes fijar en tu perfil, hasta reels, vídeos de pocos segundos por temáticas que captan seguidores”.

Para De Gracia, un perfil de Linkedin ayudaría a Casa Real a vender “su apoyo al tejido empresarial español”. Uno en TikTok, sin embargo, aún lo ve lejos. ¿Se imaginan a la Princesa Leonor haciendo un bailecito viral? “Las hijas de los Reyes son parte de la Casa Real, yo las sacaría bastante más. No tienen por qué hablar mucho, pero deben salir. Son el futuro, la gente debe estar acostumbrada a verlas”.

“Twitter lo manejan bien; es institucional. Han de actualizar la foto del perfil, vale, pero lo usan para lo que es: dar noticias, última hora… Sale demasiado el Rey y poco la Reina... En cuanto a YouTube, lo encuentro muy unidireccional y lo que interesa es interactuar. En Instagram dejaría los comentarios abiertos, claro”.

Según este experto, la Casa Real española, cuyo departamento de comunicación cuenta con menos personas en plantilla (en total unas siete, incluyendo una que lleva redes, más dos fotógrafos y un pequeño equipo administrativo de apoyo) que el de la casa real británica, tendría que contratar tres refuerzos como mínimo para este cometido: alguien que elija los contenidos de Instagram, alguien que gestione las interacciones y alguien que se ocupe de la identidad gráfica.

Ana Jiménez, mentora de Marca Personal de Alto Nivel, anima también a Zarzuela a pensar en más canales de comunicación, no sólo IG. Insiste en más vídeos. Según su opinión, conectarían “con más colectivos que piensan que los Reyes viven del cuento”, haciéndoles partícipes de su día a día. “Que salgan trabajando. También en el ámbito personal. No me refiero a salir en pijama, sino en familia, naturales... Les acercaría al pueblo”. Jiménez resalta las herramientas a utilizar para tener mayor feedback con los ciudadanos y conocer lo que piensan: test, encuestas.... “Les beneficiaría, eso denotaría que les escuchan, reforzaría los valores buenos y mejoraría su imagen”.


EL MUNDO / SÁBADO 1 DE OCTUBRE DE 2022

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Mensajepor Invitado » Dom 06 Nov, 2022 3:24 am


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Mensajepor Invitado » Dom 20 Nov, 2022 12:50 am


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Mensajepor Invitado » Sab 26 Nov, 2022 7:33 pm


Funeral de Joan Carles I - Polònia

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Mensajepor Invitado » Jue 15 Dic, 2022 9:22 pm


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Mensajepor Invitado » Mar 20 Dic, 2022 10:49 pm


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Mensajepor Invitado » Mar 20 Dic, 2022 11:04 pm


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Mensajepor Invitado » Dom 25 Dic, 2022 8:49 pm


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Mensajepor Invitado » Lun 26 Dic, 2022 4:03 am

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La Monarquía y sus dos caras: notable para Felipe, Letizia, Sofía y Leonor, rotundo suspenso para Juan Carlos

El Rey genera posturas muy enfrentadas en Cataluña y la Reina tiene detractores y aduladores por igual. La heredera y la emérita son las que menos suspenden.


La Monarquía se mueve entre dos aguas, entre aquellos miembros de la misma a quien los españoles valoran de una manera muy positiva y aquellos que la ciudadanía ya da por amortizados. Esas dos caras de la Familia Real las encabezan Felipe VI (positivamente) y Juan Carlos I (de manera negativa).

Según el último sondeo de SocioMétrica realizado para EL ESPAÑOL, los españoles otorgan una nota de 7,34 a Felipe VI, seguido por el 7,2 que saca la princesa Leonor y el 7 a la reina emérita Sofía. Les sigue, algo por detrás, la reina Letizia con un 6,51. El notable generalizado demuestra la buena salud de la que goza la Monarquía, menos en el caso de Juan Carlos I, el único en suspender con un contundente 3,34 de nota.


Rey Felipe VI
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Analizando los datos por partidos, se puede ver que el apoyo mayoritario a Felipe VI proviene de las formaciones de centro-derecha. Quienes le tienen en mejor estima son los votantes del PP, con la aprobación del 91,5%. Le sigue los de Ciudadanos (85,2%) y los de Vox (71,3%).

Los fieles del PSOE también aprueban el papel desempeñado por el Rey con un 56,5%. Aunque se trata de un partido generalmente seguido por republicanos, al ser una formación con sentido de Estado ha encontrado acomodo en la monarquía parlamentaria española. El PSOE siempre ha jugado papeles destacados en momentos clave de la monarquía, como la abdicación de Juan Carlos I.

Ese mismo espíritu se vio este domingo con su presidenta, Cristina Narbona, apoyando las palabras de Felipe VI en su discurso de Navidad. No sucede lo mismo en la parte morada del Gobierno de coalición: el 57,5% de los votantes de Unidas Podemos suspenden su trabajo, otorgándole la nota más baja, un 2,99.


La figura del Rey, y ese es uno de los datos más llamativos, es muy polarizadora en Cataluña. En la comunidad autónoma –donde muchos aún recuerdan su discurso del 3 de octubre de 2017– la opinión de la ciudadanía se divide casi a partes iguales entre la aprobación, el suspenso y la indiferencia.


Reina Letizia
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Su consorte, la reina Letizia, también genera opiniones enfrentadas. Aunque el 51,1% de los españoles dice sentirse a su favor, el 20,8% la suspende. Se trata de la cifra de suspensos más alta después de la de Juan Carlos I.

La Reina, esto es de sobra sabido, tiene una personalidad muy fuerte e influye mucho en la vida de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Ello provoca posiciones confrontadas: los que están a favor, están muy a favor; al revés funciona igual. Ello se vio, por ejemplo, en la incómoda situación que se generó en 2020 cuando no dejó a sus hijas fotografiarse con la reina emérita.


Es llamativo que los votantes de Vox son los que peor nota le ponen después de los de Unidas Podemos, un 5,98 frente al 7,82 que los seguidores de Santiago Abascal otorgan a Felipe VI. Además, la Reina cuenta con su aprobación principalmente entre los menores de 45 años.


Princesa Leonor
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Su hija y heredera al trono, la princesa Leonor, es la segunda mejor valorada después de su padre. De nuevo aprobada por los votantes de todos los partidos menos por los de Unidas Podemos, por una cuestión generacional también cuenta con apoyo principalmente entre los menores de 45 años. De hecho, el 56,2% de los menores de 30 la aprueba.

Es llamativo el apoyo, ya que apenas hace apariciones públicas –de hecho, gran parte de este 2022 lo ha pasado estudiando en Gales–. Sin embargo, todas sus apariciones son de carácter benéfico o en contacto con la sociedad –desde las visitas a refugiados a los pueblos premiados en los Princesa de Asturias–, por lo que genera una sensación amable entre la gente.


Rey emérito Juan Carlos I
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Justo lo contrario ocurre con Juan Carlos I. Su marcha a Dubái no ha hecho que desaparezcan sus polémicas judiciales. De sus líos amorosos con Corinna Larsen, que ha llegado a sacar un podcast, al archivo por parte de la Fiscalía a pesar de constatar numerosas irregularidades, la sombra del emérito es alargada y pocas veces suma tantos positivos para él.

Sólo un 21,9% de los españoles aprueba su labor. Entre ellos se encuentran algunos votantes de PP y Vox (que le ponen una nota de 5,51 y 5,96 respectivamente) y seguramente por respeto al rol que desempeñó durante la Transición.

El territorio que más duro se muestra con él es Cataluña, donde el 57,7% de la población le detesta y son los más mayores los más duros con él: los suspensos más amargos se los dan los ciudadanos con edades comprendidas entre los 46 y 65 años (57,7% le suspenden) y los mayores de 65 (57,2%).


Reina emérita Sofía
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Casi como contraposición al rechazo que provoca Juan Carlos I, la emérita Sofía suele salir bien parada en cuanto a la opinión de la ciudadanía. Siempre se la ha visto como si fuera la víctima de los desmanes de su marido y la que simboliza el buen comportarse que se le presupone a la Corona. Por eso, ella obtiene un 7 de nota.

Su mayor tasa de aprobación se encuentra, justo al contrario que en el caso de Juan Carlos I, entre la gente más mayor. Los mayores de 65 años aprueban su figura en un 60,5% y los de edades comprendidas entre los 46 y 65, en un 57%. Ella es, además, la que menos suspende de todos después de Leonor: un 16,8% no aprueba su figura, frente al escaso 8,8% de su nieta.




Ficha técnica
Se han realizado 2.016 entrevistas en toda España, extraídas en panel propio de SocioMétrica mediante cuotas prefijadas y cruzadas de sexo, edad y provincia, con plataforma online Gandia Integra, del 24 de diciembre a las 22,30 al 25 de diciembre a las 17,30. La muestra resultante se ha ponderado por sexo, edad, situación laboral, nivel de estudios, y recuerdo de voto en las elecciones del 10-N para hacerla coincidir con el universo de españoles con derecho a voto. La convergencia del equilibraje es del 97% (error <3%) según algoritmo Barbwin de la empresa TESI. SocioMétrica es socio de Insights + Analytics España, rama empresas, asociación de Data Science que integra a Aneimo y Aedemo.

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Reflexiones sobre la monarquia, Letizia y Felipe.

Mensajepor Invitado » Sab 31 Dic, 2022 3:15 am

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DOS REYES BIEN AVENIDOS Felipe VI, junto al hoy Carlos III, en una visita del español a Londres. La relación entre las dos dinastías es estrecha.


CARLOS III FELIPE VI
LA DEFENSA DE LA CORONA EN WESTMINSTER FRENTE A LA DESIDIA DEL PARLAMENTO ESPAÑOL

La retirada de títulos, enmiendas a las leyes de regencia o la reforma sucesoria han ocupado a los parlamentarios británicos; a sus homólogos españoles la Monarquía no les interesa nada.

EDUARDO ÁLVAREZ



EN VÍSPERAS DE QUE se estrenara la docuserie de Netflix con el príncipe Harry y su mujer Meghan como protagonistas, en el Reino Unido bastaba asomarse a las portadas de los periódicos para comprobar que era casi unánime el consenso en que la pareja estaba haciendo un daño enorme a la Monarquía. El segundo hijo de Carlos III y su esposa continúan en su alocada y lucrativa huida hacia adelante con explosivas declaraciones que, entre otras cosas, identifican a la institución con un racismo estructural que hoy seguiría vigente. El eco que este hilo argumental –del que el matrimonio empezó a tirar ya el año pasado en su famosa entrevista con Oprah Winfrey– ha tenido en toda América, muy especialmente en Estados Unidos y en los reinos que los Windsor mantienen en el Caribe, ha sido extraordinario, rebajando peligrosamente la popularidad de la Monarquía al otro lado del charco.

En ese contexto, antes incluso de que se estrenara el documental, políticos y parlamentarios del Reino Unido se pronunciaron con vehemencia. El diputado conservador Robert Seely, con escaño en la Cámara de los Comunes por la Isla de Wight, acusó a Harry y Meghan de “destrozar” la Monarquía. A la vez, su correligionario Tim Loughton quiso dejar claro que sentía “avergüenza de que esta pareja profundamente vergonzosa lleve el título de nuestro gran condado” en referencia al ducado de Sussex. No fueron las únicas voces de dirigentes que entraron en el debate. Pero quien más lejos se atrevió a ir fue el diputado tory Bob Seely, que propuso que el Parlamento debata una enmienda a la Ley de Privación de Títulos de 1917 para hacer algo que no se ha hecho desde hace más de un siglo como sería despojar a Harry y Meghan del ducado.

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LOS PRIMOS BORBÓN Y WINDSOR
Don Felipe y Carlos III, descendientes ambos de la reina Victoria de Gran Bretaña, en la foto junto a sus respectivas consortes, las reinas Letizia y Camilla, en la capital británica.

No parece que de momento se vaya a ir adelante con la medida porque, por un lado, desde Buckingham se estaría apostando por una estrategia de rebajar la tensión –ahí se comprende que, como se ha publicado esta semana, la intención de Palacio siga siendo la de invitar a Harry y Meghan a la coronación de Carlos III en mayo–; y, por otro, el propio primer ministro, Rishi Sunak descartó la tramitación de la propuesta.

Pero el hecho de que tantos parlamentarios británicos salieran en tromba y llevaran la polémica a la misma sede de la soberanía nacional tiene todo el sentido dado que Sus Señorías son bien conscientes de su papel fundamental para proteger e intervenir en la actualización necesaria de la institución. El Reino Unido se vanagloria de ser hoy una de las 11 monarquías parlamentarias que se mantienen en Europa.

Si todas las comparaciones son siempre odiosas, lo es desde luego confrontar el celo que Westminster tiene al encarar modificaciones legales que afectan a la institución medular en la que se asienta todo el sistema político con el desinterés absoluto que el Parlamento español ha demostrado desde la aprobación de la Constitución respecto a nuestra Jefatura del Estado. Se podría decir que aquí lo de Monarquía parlamentaria es un desiderátum puesto que las Cortes no parecen sentirse concernidas por nada que le afecte o deje de afectar a la Corona.

Admitía en este periódico el prestigioso jurista Luis María Cazorla que “ha existido una dejadez normativa sobre la Corona estas cuatro décadas”. Ni se regulan los vacíos legales que aquejan a la institución ni hay nunca impulso y voluntad para afrontar situaciones de derecho hoy tan inaceptables como que nuestra Constitución mantenga la prevalencia del varón sobre la mujer en el orden sucesorio.

Volviendo a Harry y Meghan, en el Reino Unido la concesión de títulos reales es prerrogativa del soberano, igual que nuestra Carta Magna le reconoce en España al Rey. Y, así, con motivo de su boda en mayo de 2018, Isabel II otorgó al segundo hijo de Carlos y a su esposa los títulos de duques de Sussex, condes de Dumbarton y barones Kilkeel –en el caso de Meghan como consorte–.

Pero en Gran Bretaña el monarca no puede levantarse de buena mañana y quitarle a nadie lo dado. Es una potestad en la que ha de intervenir el Parlamento. De ahí que la parejita de marras no corra en este sentido peligro mientras Westminster no tenga a bien enmendar la Ley de Privación de Títulos de 1917. Otro tanto le ocurre al Príncipe Andrés, quien a pesar de estar defenestrado por su escándalo de presunto abuso sexual, sigue siendo duque de York. Otra diputada, la laborista Rachael Maskell, trata de que la Cámara de los Comunes aborde la reforma legal para dejar sin título al tercer hijo de Isabel II.

Igualito que en España, donde el artículo 62.f atribuye al Rey la facultad de “conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes”. Como al Parlamento nunca le ha interesado desarrollarlo, Felipe VI, sin ir más lejos, inició su reinado despojando a su hermana, la Infanta Cristina, del título de duquesa de Palma sin intervención de ningún otro poder del Estado. Y eso que no faltaron dudas de juristas sobre si la decisión se ajustaba a Derecho.

La mencionada cuestión sucesoria es sangrante. La Princesa Leonor cumplirá la mayoría de edad en 2023 y jurará ante las Cortes como heredera. Pero España mantiene el principio semisálico que otorga prevalencia al varón. Con el anuncio del segundo embarazo de Doña Letizia, los irresponsables diputados y senadores se limitaron a cruzar los dedos para que naciera otra niña y dejar el marrón del cambio legislativo a generaciones futuras.

Nada que ver con el Reino Unido. En diciembre de 2012, Guillermo y Catalina, duques de Cambridge, anunciaron que esperaban su primer hijo –que, recordemos, sería un varón–. El Parlamento británico tardó cero segundos en emprender la reforma legal para acabar con la discriminación por razón de sexo en el orden sucesorio que resultaba vergonzosa. Y nadie se crea que fue sencillo. Dado que el rey británico es jefe del Estado de otras 15 naciones –incluidas Canadá, Australia o Nueva Zelanda–, el entonces premier David Cameron tuvo que impulsar la correspondiente reforma legislativa con sus socios de la Commonwealth y la medida debió ser debatida y aprobada en hasta 16 parlamentos.

Otro tanto cabe decir de una cuestión clave como la regencia. Nada más asumir el trono Carlos III en septiembre, Westminster se puso a la obra para enmendar las Actas de Regencia con el objetivo de poder nombrar, como acaba de suceder, a los príncipes Eduardo y Ana consejeros de Estado para que, junto a otros que lo eran como la reina Camilla o el príncipe Guillermo, puedan asumir funciones de regencia. Se trata de que cuando el rey viaja al extranjero o está temporalmente impedido, por ejemplo por enfermedad, no exista lo que se llama trono vacante.

En España, la regencia es otro de los serios agujeros legales que afectan a la Corona. No queda sino rezar al dios que se quiera para que Don Felipe mantenga su buen estado de salud. Porque, en el caso de que el Jefe del Estado se viera impedido para ejercer sus funciones, carecemos de un mecanismo inmediato de regencia. Esto se observó con preocupación con el estallido de la pandemia de coronavirus. Pero, ¿han dicho o hecho algo nuestros próceres? No, claro. Esto es España, no el Reino Unido, donde al Parlamento le importa, y mucho, la Monarquía parlamentaria.


EL MUNDO / SÁBADO 31 DE DICIEMBRE DE 2022

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Reflexiones sobre la monarquia, Letizia y Felipe.

Mensajepor Invitado » Sab 07 Ene, 2023 2:36 am





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