Iñaki Urdangarin recibirá, al llegar, dos rollos de papel higiénico, cepillo de dientes, cubiertos de plástico... Le han de durar un mes. Pasará del oropel de Ginebra a una celda de unos 13 metros cuadrados con baño y ducha. Eso sí, está climatizada y la podrá decorar con un televisor de 22 pulgadas. Un radical cambio de vida. De ello sabe bien Mario Conde, quien le hace su decálogo para poder sobrevivir al encierro... Una frase tiene que grabarse cual tatuaje carcelario: “De aquí se sale”
LAS PRIMERAS HORAS DEL DUQUE REO...
MARTÍN MUCHA
No venirse abajo. Ese es el primer paso de un preso. Urdangarin ha de llevar el petate preparado. Calzoncillos, calcetines, abrigo y camisetas. Ropa para, al menos, una semana. Puede llevar una maleta Longchamp o una bolsa de deporte de Adidas grande para transportarlos. El envoltorio se queda en resguardo. No puede entrar con comida. Su abogado, su familia y él han escogido esta prisión. Han tomado en cuenta que tenga un aeropuerto —relativamente cercano— con conexión a Ginebra. Ha sido difícil la adaptación de sus hijos a una nueva vida. Por eso, la infanta Cristina y él los quieren proteger. Buscan a toda costa evitar una nueva mudanza: nuevos amigos, otros insultos. Iñaki Urdangarin está flaco, con más arrugas que las que le corresponde a sus 50 años. Encogido, además, aparenta menos estatura que sus antaño imponentes 197 cm. La imagen del abatimiento. No se puede saltar ningún protocolo. No hay trato de favor. Pasa por ingresos. Le piden la identificación, revisan su DNI. Primer paso, las huellas dactilares. Después, le toman las fotos que se utilizarán para reconocerlo dentro del SIP (el Sistema de Identificación Penitenciaria). Es ya oficialmente un reo.
Coge su bolsa y da el siguiente paso. No puede pasar con anillos, ha de dejar la cartera, el reloj. Antaño, había reticencias con ciertos colores de ropa, la negra y la azul marino estaban prohibidas. Ahora, no hay problema. Los que no pasan los filtros de seguridad se meten en una bolsa con su nombre. Se enumeran en un fichero, para que no se pierdan. «Nunca pasa», cuenta un reputado funcionario de prisión que ayuda a Crónica a reconstruir cómo transcurrirá la vida en prisión de quien fuera duque de Palma. Iñaki pasa a la zona de ingresos.
Le dan el paquete que se les da a los recién llegados. Los productos textiles: su toalla, el cepillo de dientes, sábanas, manta, almohada. Los de limpieza: dos rollos de papel higiénico, pasta de dientes, cepillo. Deben durar un mes y, si se requiere antes, debe ir al economato. Completa el recibimiento su cuchara, tenedor y cuchillo de plástico. El primero en verle es el médico. Estas primeras 72 horas, Iñaki va a recibir consejo y apoyo de un preso-ordenanza. Éste es un reo ejemplar, a punto de terminar su condena y conocedor de los secretos de la cárcel. El trabajador social es el segundo que suelen ver los nuevos presos. Pregunta por su familia, qué necesita… Después, el educador y el jurista que revisa los términos de la condena.
El reo-ordenanza se convierte en su mejor aliado en la cárcel. Avisa desde si el preso necesita una manta o si le ve con ansias suicidas. También le explica las nociones más básicas, las reglas internas, como el uso del economato. Si el médico no tiene objeción, pasa a la celda. Una habitación de unos 13 metros cuadrados de media, climatizada, con baño y ducha. Su asesor le enseñará cómo hacerla más confortable. Alrededor, el panorama no es tan trágico. Hay cocina, lavandería —una semana puede lavar las prendas de color, otra las blancas—, área deportiva, aulas, una buena biblioteca, ordenadores... Todas las estancias, impecables. ¿Se abrirá la deseada piscina climatizada para Urdangarin?
En el economato se puede adquirir desde un televisor de 22 pulgadas por 220 euros a puros Cohiba por 12. La clave es tener los suficientes fondos en la tarjeta que se les da para hacer compras internas. La tele suele tardar dos días para los que la piden en el momento justo —o pagan un sobrecoste— a una semana. Llega sellada y revisada para que no se cuele contrabando —o armas blancas— dentro del aparato. Puede mejorar su estancia con un reproductor de CDs. Eso sí, sólo se permiten grabaciones originales. Las piratas están prohibidas... Un cambio radical de vida. Como refiere Mario Conde, otro que pasó del oropel a la vida entre barrotes [su decálogo de recomendaciones para Urdangarin, debajo]: «El vino y el champagne fueron sustituidos por agua mineral, la tarta por unos bizcochos comprados a través del economato... mi familia por un chaval que cumple destino conmigo en el mismo almacén».
Y otra frase que suele lanzar el preso-ordenanza de turno. Que hay que grabarse como tatuaje carcelario para sobrevivir: «De aquí se sale».
JAVIER NEGRE
No es sencillo bajar de la gloria palaciega a la realidad de la cárcel. No es fácil pasar de codearse con lo más pomposo de la sociedad a estar rodeado de delincuentes. Y si hay una persona que experimentó ese descenso a los infiernos carcelarios y fue todo un ejemplo de adaptación fue el ex presidente de Banesto, Mario Conde. Un tiburón de las finanzas que convirtió una experiencia tan traumática como su paso por Alcalá Meco en una experiencia de vida. Al límite de la entrada en prisión del marido de la infanta Cristina, Conde se anima a trasladarle una serie de consejos a petición de Crónica. Aunque avisa: «No quiero ser su coach. Es mejor que se lea mi libro [Memorias de un preso]». Éstas son las recomendaciones de Conde al duque:
1. TRABAJA TU MENTE: «En el tránsito del poder a la prisión es clave trabajar la mente o saldrás destruido. La mente te empezará a fallar. No claudiques ante ella. Trabájala. Quien no trabaja su mente, no se entera de nada. Quien no cuida la mente, se muere. El poder de la mente es la clave en la prisión y en la vida. No te atormentes. No te conviertas en un ser extraño, porque esos daños emocionales afectarán a tu sistema orgánico, a tu sistema inmune. Los daños serán irreparables. Hay presos que salen tan perjudicados emocionalmente que cuando se ven de nuevo en libertad se mueren. Le ha pasado a presos muy poderosos como Mariano Rubio [ex gobernador del Banco de España] o [Kenneth Lay] el dueño de Enron».
2. MANTENTE OCUPADO: «Es importante hacer algo. No te sientes en el patio a ver cómo pasa el día. Me encantaba la labor de la biblioteca o preparar los recursos al resto de presos. Me pasaba el día ocupado. Si no haces nada, el día se hará eterno y será complicado luchar contra tu mente».
3. SÉ FELIZ: «Tienes que saber vivir feliz cuando eres presidente de un banco o cuando te toca ser preso. No vivas en las cosas materiales, sé tú mismo. Un día vino a verme mi mujer y mis hijas. Y una le dijo a mi esposa: “Papá está feliz”. Lourdes le contestó: “Tu padre sabe ser feliz en cualquier sitio”. Hay que saber serlo en cualquier sitio, ante cualquier circunstancia. Si sólo sabes ser feliz en las moquetas de los palacios te va a ir mal. No es muy agradable pasar de una mansión a una celda. Al final la vida de la cárcel acaba siendo como la de un colegio mayor. Yo era feliz y me gustaba cantar. Tanto que un día el jefe de los charlines me preguntó que cómo iba cantando por la cárcel. Yo le respondí: “O canto o me amargo la vida”. Y él me respondió: “Pues tiene usted razón”».
4. NO TE AÍSLES: «Relaciónate con los demás. Si algún preso te habla, contéstale con educación. Ellos no querrán hacerte daño porque creerán que si se hacen amigos tuyos podrán salir de allí de forma más fácil. Es más, te mirarán con respeto. Siempre ven a los poderosos así. A mí nunca me insultó nadie. Y habrá una vigilancia especial sobre ti por parte de los funcionarios. Hazte amigo de los insoportables... Si te aíslas, la soledad te comerá».
5. PIENSA EN QUE SALDRÁS DE AHÍ: «No en el pasado, ni en por qué estás ahí. Piensa en que algún día saldrás de allí. Esa es la única certeza. No te atormentes. Piensa en cómo estarás el día en que salgas y que hay beneficios penitenciarios. La cárcel puede ser una liberación. Hay dos prisiones. La de tu cabeza que ha estado pensando en tu ingreso en prisión y luego la real. La primera es más tremenda. Empiezas con los miedos. Ahora asume tu realidad. Yo me alegré de haber pasado por prisión. Tienes que saber que tu familia es tu soporte. Y que cuando salgas estarán ahí».
6. NO ASUSTES A LOS TUYOS: «La gente que te quiere sufre más que tú. Porque piensa en esa leyenda negra de la cárcel, de que si estás rodeado de pederastas, de violadores, de terroristas y luego no es para tanto. Así que cada vez que tengas una comunicación sólo transmite aspectos positivos, ve arreglado, que no te noten abandonado físicamente. Que te vean entero. Cuéntales anécdotas graciosas. ¡Piensa en que no estás tan mal, coño! Que no estás en el peor sitio del mundo. Que te vean entero».
7. DUCHAS DE AGUA HELADA: «A mí me venían muy bien cuando la mente trataba de vencerme. Hacía comba y meditación y esa agua fría de Alcalá Meco no sabes cómo era».
8. SIGUE LA ACTUALIDAD: «Lee la prensa. No te desconectes del mundo al que vas a salir. Si te conviertes en un monje cisterciense luego vas a decir dónde estoy».
9. ‘VIS A VIS’ FAMILIARES: «Yo nunca tuve un vis a vis íntimo. No me gustaba la idea de tener relaciones en una cama donde pasaba mucha gente y con un funcionario marcándote el tiempo. Todo eso eliminaba el componente romántico. Luego, cuando salía en algún permiso me desquitaba».
10. TE ALEGRARÁS DE HABER PASADO POR AHÍ: «Mi paso por prisión me hizo mejor persona, me hizo disfrutar más de las pequeñas cosas. Ser más generoso. A veces, cuando en casa me dan la lata y no me dejan leer, me acuerdo de esos momentos de tranquilidad en Alcalá Meco donde me pude leer mil libros».
Y, FINALMENTE, ASUME TU REALIDAD: «Este tiempo de juicios, de espera a conocer la sentencia, has estado metido en una prisión más tremenda que la prisión real. En la prisión de la mente. Ahora ya ha llegado el momento de pensar que ya estás en la cárcel y puede que sea hasta una liberación para ti».
EL MUNDO / DOMINGO 17 DE JUNIO DE 2018