La Reina está preocupada por la imagen de Leonor. Y Zarzuela responde a Pilar Urbano para LOC: “Entendido. Tomamos nota" LETIZIA, DESOLADA POR EL DAÑO A LA IMAGEN DE LEONOREs la secuencia de la semana. Doña Sofía y Doña Letizia mantienen un desencuentro a cuenta de una foto que la emérita quiere hacerse con sus nietas y que la consorte impide. Apenas unos segundos que han lesionado involuntariamente la hasta ahora impecable imagen de la Princesa Leonor, algo que preocupa, mucho, en Zarzuela.CONSUELO FONTESTE JUEVES, LETIZIA (45) vivió en sus carnes un trago muy amargo: el abucheo que le dedicó un grupo de ciudadanos cuando abandonaba la sede de la madrileña Organización Médica Colegial, donde asistió a una jornada sobre el tratamiento de la discapacidad en las redes sociales. Era su primer acto oficial tras el escándalo por la difusión de su rifirrafe con la Reina Sofía (79), el domingo en la catedral de Palma, cuando impidió que Leonor (12) y Sofía (10) se fotografiaran con su abuela ante el estupor de Don Felipe (50), que acudió a mediar entre ambas. Su íntima amiga, la periodista Inmaculada Aguilar, que ejerció esta vez de portavoz de la Reina ante el mutismo de Zarzuela, declaró que Letizia “estaba desolada”. Una desolación que, quien conoce a la Reina, sabe que tiene que ver con el daño que involuntariamente ha producido este encontronazo a otra de las protagonistas de la tensa escena: su hija Leonor, quien al verse entre la espada y la pared, se soltó con un ademán muy brusco del brazo de su abuela. Como consecuencia, la Princesa, que hasta ahora había sido la “niña mimada” de la prensa, que alababa su educación y comportamiento exquisito, por vez primera fue objeto de un aluvión de críticas en las redes sociales.
Según explica a LOC un allegado a la Familia Real: “Es totalmente injusto. La niña no tuvo culpa de nada, la responsabilidad es de su madre o de su abuela, o quizá de las dos porque la pusieron en una situación límite. En el forcejeo optó, como es lógico, por obedecer a su madre, que no quería que se hiciera la foto, pero se puso nerviosa y se soltó bruscamente del brazo de Doña Sofía, dando un manotazo. Sólo tiene 12 años y está muy poco fajada en la vida pública, entre otras cosas porque su madre tiene dosificadas al milímetro sus apariciones, por tanto es comprensible que perdiera el control en un momento tan tenso”.
Algo que a Letizia le ha dolido en lo más profundo de su corazón, dada la suma importancia que da incluso a cualquier nimiedad relacionada con Leonor y Sofía, que para ella son sagradas. “Amo profundamente a estos dos seres, las miro y me quedo embobada por el hecho de que sean mis hijas”, confesó en una ocasión.
Una pasión, la de madre, que la Reina traslada a sus propias contradicciones existenciales. Según la fuente citada, “Letizia ha sufrido lo indecible por las críticas que se han vertido hacia ella, sobre todo en prensa, yo creo que a veces en su fantasía desearía que sus hijas no formaran parte de la realeza, sobre todo Leonor, para evitar que sufra como ella”.
De ahí su obsesión por proteger su imagen, que se traduce en blindarlas de la curiosidad pública hasta el punto de que hacer una foto a Leonor y Sofía fuera de un posado controlado por su madre sea un imposible, como lo prueba el rifirrafe ocurrido en Palma. Hay una anécdota de cuando Don Felipe y Doña Letizia regresaban de Los Alpes una Semana Santa y coincidieron en el vuelo con el hijo de un político iberoamericano que viajaba con su familia. Quiso tomar una foto de recuerdo pero Letizia lo impidió, alegando que le daba terror que una imagen de sus hijas acabara en las redes sociales. Por esta razón, cuando Letizia acude con las niñas a cualquier celebración privada, la consigna es fuera móviles y por supuesto prohibidas las fotos.
Es del dominio público que la Reina es una madre superprotectora y un tanto obsesiva, algo quizá más acusado con Leonor, que desde su nacimiento se convirtió en centro de atención como Heredera al trono. A Letizia, eso de hacer diferencias entre sus hijas y que Sofía se sintiera postergada por creerse la segundona siempre le ha sacado de quicio. Por eso no ha tolerado diferencia alguna. Un ejemplo: tras ser proclamado Don Felipe, Leonor posó para la web de Zarzuela con su padre y con Don Juan Carlos. Entonces Letizia insistió en añadir a Sofía, aunque esa foto quedó para el álbum familiar.
Paradójicamente, la Princesa de Asturias, además de heredar la mirada azul de Don Felipe, lleva en sus genes grabado el sello Borbón, ya que desde pequeña mostraba un interés inusual por todo lo relacionado con su condición regia. Preguntas como “¿cuándo voy a dar un discurso?” o “¿me van a hacer reverencias?” hacían saltar las alarmas en su madre, que decidió tomar cartas en el asunto.
La encomendada fue Paloma Rocasolano, madre de la Reina, en quien Letizia confía ciegamente. Desde que las niñas eran pequeñas, se ha encargado de suplir a su madre cuando Don Felipe y Doña Letizia se ausentaban de Zarzuela. Ella impedía que Leonor y Sofía llamaran a un timbre y apareciera un mayordomo tratándolas de Alteza. También de mostrarles el mundo real, llevándolas al parque e incluso montándolas en autobús de la EMT, quizá para que Leonor dejara de preguntar por qué otros niños no tenían chófer.
La presencia de Paloma Rocasolano despertaba resquemores en Doña Sofía, quien dado que sus nietas vivían en el recinto de Zarzuela, quizá acarició la ilusión de mitigar su soledad con ellas. Pero pronto se disipó ante la resistencia de Letizia, que aducía que estas visitas afectaban a la disciplina y los horarios de sus hijas. Cuenta la rumorología que Doña Sofía les llevaba caramelos de anís a escondidas, algo que indignaba a su madre, muy estricta con su alimentación y en general con su educación.
LIMITAR EL CONTACTOBajo la excusa disciplinaria, la realidad es que Letizia trataba de limitar el contacto de sus hijas con la familia Borbón, que nunca ha sido su modelo a seguir. Uno de sus reproches a Doña Sofía es su obcecación por mediar entre la Infanta Cristina y Don Felipe, imponiendo su presencia en actos familiares, pese al daño que ha hecho a la Corona. Parece que en el incidente de Palma influyó que Doña Letizia estaba caliente por conocer la asistencia de la Infanta Cristina al funeral en memoria de Don Juan celebrado días después.
Tampoco le hace gracia que Doña Sofía, nada partidaria del blindaje a Leonor, no deje de recordar que Felipe tenía mayor protagonismo público a su edad. Leonor ha cumplido 12 años y existe ya cierta presión para que se incorpore a su papel institucional, algo que en su madre provoca sentimientos contrapuestos. En su afán de perfeccionismo, quiere que antes se prepare al máximo. Por ejemplo, insiste mucho ante sus profesores en que haga presentaciones para que se acostumbre a hablar en público.
Desde que era un bebé, Leonor ha sentido pasión por su padre, Don Felipe, aunque con el inicio de la adolescencia se ha hecho uña y carne con su madre, que es para ella una especie de ídolo. La admira y respeta.
En la Misa de Resurrección en Palma, Leonor iba ya sutilmente maquillada, según ha destacado la revista ¡Hola!: lucía sombra nacarada en el parpado y eye-liner fino para resaltar sus ojos, truco habitual en Doña Letizia. Nada auguraba el escándalo que se iba a producir a la salida, con ese forcejeo entre nuera y suegra que ha acabado salpicando también a Leonor, cuya imagen su madre ha intentado siempre proteger a cal y canto.
LA ESCENA DEL BESO, EL OTRO DESPRECIO
Hasta el martes, lo que había ocurrido en la catedral de Palma de Mallorca había pasado prácticamente desapercibido. Las webs especializadas habían elogiado el atuendo escogido por Doña Letizia para la Misa de Pascua, y se había destacado la vuelta del Rey Juan Carlos al posado tras cuatro años. El padre del Rey Felipe acababa de aterrizar procedente de unas vacaciones privadas en Arabia Saudí, desveladas por la agencia estatal de noticias, pero el detalle se había sobrevolado. Todo eran sonrisas y armonía, hacía un tiempo inmejorable en Palma. A la salida de la liturgia los miembros de la Familia Real se colocaron para componer el retrato oficial, las niñas en medio, los Reyes a un lado, todos con la lección bien aprendida. La perfecta portada de revista.
Dos días más tarde esas mismas imágenes y ese mismo vídeo se hacían virales siguiendo el guión de las noticias que vuelan como la espuma. Cada frame de la presencia real en Palma se puso bajo la lupa para buscar cualquier gesto que refrendara el mal rollo existente entre la Reina Sofía y la Reina Letizia, una vez que el famoso rifirrafe ya se había hecho noticia de alcance mundial. Un vistazo a las imágenes en bruto descubrió otro momento no demasiado agradable entre ambas mujeres, también a cuenta de la Princesa Leonor y probablemente consecuencia del desencuentro anterior.
Cuando la Familia Real sale de la Misa, a pesar del desagradable momento que acaba de vivir, Doña Sofía sigue empeñada en mostrar su cariño públicamente a la Princesa y a la Infanta Sofía. Coge de nuevo a Leonor por el cuello, en un gesto que parece disculpar la chiquillada anterior, y le planta un cariñoso beso en la frente. Después, la libera. Apenas cinco segundos más tarde, aparece en la escena Doña Letizia, quien alza su mano a la frente de la adolescente y le borra el beso de Doña Sofía, mientras cuchichea con Leonor. Todo sucede rápidamente pero Doña Sofía, detrás del encuadre pero aún presente, se da cuenta y ya desiste. Con cierto disgusto se acerca a su marido y a su hijo para construir el posado oficial poco más tarde.
Las imágenes muestran un gesto de cierto desprecio de Doña Letizia hacia Doña Sofía que podía no haber ido más allá, pero sumadas al altercado anterior, completan la escena y certifican el melodrama. Otro vídeo viral.
AGRIDULCE VUELTA A LA VIDA PÚBLICA
La Reina Letizia se topó con el escándalo de la misa de Pascua en Palacio. La esposa de Felipe VI acudió el martes por la mañana al funeral por el conde de Barcelona y apenas cuatro horas después su nombre ocupaba titulares y abría editoriales radiofónicos. Doña Letizia tuvo 48 horas para digerir las críticas antes de volver a exponerse. La Reina pasó el miércoles, 4 de abril, con la agenda libre de actos y ya el día 5 se dispuso a aparecer en público. La madre de la heredera asistió a media mañana a la II jornada sobre tratamiento informativo de la discapacidad en redes sociales. El acto, que tuvo lugar en la Plaza de las Cortes, congregó a numerosos medios de comunicación, que aguardaban para saber cuál sería la reacción de Doña Letizia. La Reina llegó con un ‘look’ sobrio, negro, de los que no acaparan titulares. Se bajó del coche oficial, saludó a las cámaras y pronunció un escueto: “Gracias”. Doña Letizia hizo de reina y, como marca su papel, no dio muestra alguna de sentimiento u opinión, que es la parte más complicada de su trabajo.
Al ver el dispositivo, numerosos curiosos se juntaron en la plaza para esperar la salida de la Reina. No eran más de 30 las personas que vieron abandonar a Doña Letizia el acto, y muchas de ellas se limitaron a permanecer en silencio. Sin embargo, la esposa de Felipe VI se enfrentó a los abucheos por primera vez. Empezó una mujer con discretos silbidos y, a continuación, se animó otra a gritar. La llamaron “antipática” y “roja”, otra exclamó que “¡fuera!”. Doña Letizia aguantó las críticas, emuló a la Reina Sofía en los peores momentos de Don Juan Carlos y saludó con la mano a los que estaban en la calle, volvió a musitar un “gracias” y se montó en el coche.
LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 7 DE ABRIL DE 2018