EL SECRETO SEXUAL DE GONZALO DE BORBÓN

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SECRETOS

EL SECRETO SEXUAL DE GONZALO DE BORBÓN

Mensajepor SECRETOS » Lun 26 Mar, 2007 4:05 pm

Domingo, 25 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6307.


CRONICA


Carmen Harto

EL SECRETO SEXUAL DE GONZALO DE BORBON

JOANA MORILLAS

En el otoño de mi vida ya puedo permitirme el lujo de explicar lo que en realidad fue mi relación con Gonzalo». Quien así habla a Crónica es Carmen Harto, que el próximo lunes presentará Mi vida con Gonzalo de Borbón. Risas y lágrimas al lado de un vividor (Temas de Hoy). Un libro donde la periodista desgrana su noviazgo y posterior matrimonio con el primo del Rey.
Gonzalo y Alfonso de Borbón nacieron fruto de la unión entre el infante Don Jaime y Doña Emanuela Dampierre. La pareja acabó separándose y ahí empezó el vía crucis para los dos hermanos, que pasaron su infancia y adolescencia abandonados a su suerte en rígidos internados.

El carácter de Gonzalo quedó marcado a fuego en sus primeros años de vida. Sus recuerdos no eran buenos y así se lo explicó, en más de una ocasión, a Carmen: «Si te digo la verdad, no recuerdo que mi madre me demostrara su afecto a través de un abrazo. Los besos que me daba eran como de refilón. Llegué a pensar que no me quería».

Aunque pasaron la mayor parte de su existencia juntos, Alfonso y Gonzalo nunca congeniaron: «Mi hermano y yo tenemos caracteres completamente opuestos. Mis amigos del colegio eran los más traviesos y los suyos los más aplicados. Yo era un mal estudiante y en cambio Alfonso siempre sacaba buenas notas. De niños nunca compartimos nada y ahora las cosas siguen igual. Casi nunca quedamos para comer o cenar. Tampoco nos telefoneamos y únicamente tenemos en común un secretario que lleva los asuntos de la familia, pero nada más».

GUASON.

El Gonzalo de Borbón que Carmen Harto conoció en los ochenta era «realmente divertido, correcto, amable, con ese toque guasón que encandilaba a cuantos le rodeaban. La verdad es que yo le quise mucho. No es que me enamorara como una colegiala, porque el amor se vive de manera diferente a los quince que a los treinta y yo ya llevaba varios desengaños a mis espaldas y un divorcio, pero que nadie dude de mis sentimientos hacia él y de mi ilusión por la boda. La pena es que no salió como esperaba».

Carmen Harto todavía evoca con horror la noche en que ella y Gonzalo quedaron con Alfonso de Borbón para comunicarle sus planes de matrimonio: «Desde el primer momento que vi a Alfonso, noté que era muy estirado... Juro que me esforcé en ser simpática con Alfonso. Sin embargo, cometí un error: tratarle de tú. Cuando ya habíamos acabado de cenar, me levanté para ir al lavabo. Todo estaba tranquilo cuando me fui, aunque a mi regreso encontré a Gonzalo riendo a carcajada limpia y a Alfonso muy serio. Pregunté qué pasaba y Alfonso dijo: "Ahora vengo, voy al servicio". Volví a insistir para que Gonzalo me pusiera al corriente de la situación: "Mi hermano no cambiará nunca. Me ha dicho que te permite que no le trates de Alteza, pero quiere que te dirijas a él de usted y como don Alfonso"... Como te expliqué, lleva la corona en el bolsillo y la limpia de vez en cuando para que no se oxide».

Gonzalo sentía un afecto profundo y sincero por su primo el Rey. Le visitaba a menudo y los encuentros transcurrían entre risas y animadas conversaciones. Sin embargo, Carmen explica que «esta buena relación no se hizo extensiva a Alfonso, que siempre estuvo obsesionado con que su primo Juan Carlos le había arrebatado la corona. Resulta incomprensible que Doña Emanuela se queje del trato que los suyos han recibido de la Familia Real española, porque si alguien hablaba mal de Don Juan Carlos eran ella y su hijo Alfonso».

Hoy, como ayer, Carmen todavía se pregunta por qué Gonzalo la eligió para casarse. El suyo fue un matrimonio atípico desde el principio y nunca llegó a consumarse. Los problemas empezaron la noche de bodas: «Los invitados empezaron a retirarse sobre las tres de la madrugada. Tan sólo quedaba un grupito de rezagados y yo llamé a Gonzalo y le dije: "Estoy muy cansada y creo que deberíamos dar por finalizada la fiesta". Él me dio la razón, aunque me advirtió de que tenía algo que decirme: "Guapísima, es costumbre en México que tras el banquete de bodas el novio y un grupo de amigos salgan a tomar una copa. No te preocupes, en cuestión de media hora ya estoy aquí contigo"». A la mañana siguiente, la periodista amaneció sola en la cama con la única compañía de un inmenso mosquitero.

HOMOSEXUAL. Tan sólo veinticuatro horas después de darse el «sí, quiero», Carmen recibió una llamada donde le comunicaban que su hijo había sufrido un accidente. Aunque no era grave, tomó la decisión de abandonar Puerto Vallarta y regresar de inmediato a Madrid. Durante el viaje en avión, se dio cuenta de «la afición al alcohol de Gonzalo: tomó tantos o más cócteles que en el viaje anterior».

Carmen fue de sorpresa en sorpresa durante los tres meses y 22 días que duró su matrimonio con Gonzalo de Borbón. Tras aterrizar en Madrid, la periodista descubrió que su esposo era homosexual: «Se sentó en el lado de la cama que yo ocupaba, pasó su dedo por mi brazo y exclamó: "Ay, guapísima". En ese momento sentí como si hubiera estado durante un año y medio dormida y, de pronto, despertase. Tuve una reacción que hasta a mí me pilló completamente desprevenida: como si un resorte me impulsara, salté de la cama y, sin quererlo, empujé a Gonzalo, que casi pierde el equilibrio. Ya de pie, cuando estábamos frente a frente, le miré con los ojos abiertos como platos y le pregunté: "Gonzalo, ¿tú eres homosexual?". "Ay", respondió él, "guapísima, ¿también tú?". Más tarde, la periodista averiguaría que no tenía un duro y que su empleo en un despacho de cambio y bolsa era pura invención.

Aparte de sus ilusiones, Carmen también perdió su trabajo en Televisión Española al matrimoniar con el díscolo Gonzalo, convertido en un personaje habitual de las revistas del corazón.

A los ojos del mundo, Gonzalo de Borbón fue el primo golfo del Rey Juan Carlos. Sin embargo, para Carmen Harto sólo representó una broma macabra del destino que todavía hoy, asegura, le sigue pasando factura.

«Mi vida con Gonzalo de Borbón» (Editorial Temas de Hoy), de Carmen Harto y Joana Morillas, sale a la venta el próximo martes


http://www.elmundo.es/diario/cronica/21 ... esora.html

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Lena

Mensajepor Lena » Lun 26 Mar, 2007 5:57 pm

Qué indigno, desleal e innecesario es airear las intimidades de una pareja (y más cuando quien lo hace es parte) a cambio de unas monedas. Qué asco, no? :cry:

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Invitado

Mensajepor Invitado » Lun 26 Mar, 2007 6:59 pm

Tienes mucha razón Lena, estas personas que airean sus miserias e intimidades al público por dinero no merecen consideración, es más pienso que no se tienen un mínimo de respeto o amor propio.
Los problemas de pareja son eso precisamente...*problemas de pareja* que pertenecen al cerrado ámbito de su intimidad, no se de que se queja la muy tonta, el error fué suyo por casarse sin conocer bien al que sería su marido, ajo y agua para ella.

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isatis

Mensajepor isatis » Mar 27 Mar, 2007 8:02 pm

Pues que yo sepa, tiene una hija reconocida llamada Estefanía, la cual le ha dado nietos.....Aunque nunca se sabe....

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Invitado

Mensajepor Invitado » Sab 11 Ene, 2014 3:48 pm

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Se casaron en 1983
La explosiva entrevista de la viuda de Gonzalo de Borbón, enferma

  • La periodista padece una metástasis renal en el mediastino
  • 'Estoy resignada, he asumido que mi enfermedad no tiene cura', apunta
  • Hace siete años superó un cáncer de riñón
  • 'Casarme con Gonzalo de Borbón fue un error. Me arruiné a su lado', declara
  • 'He conocido a varias amigas íntimas del Rey', asegura

Carmen Harto (Tudela, Navarra, 1947) se encuentra en la recta final de la vida. Y no precisamente por edad. Tiene 65 años, pero padece una metástasis renal en el mediastino. En algunas personas conocedoras de su destino (con una certeza cercana al 90%) se instala el desasosiego. En otras, la templanza. Carmen está en este último grupo. A pesar de la negación inicial, ahora asume su fin. Y lo dice totalmente desprovista de dramatismos. Confiesa no tenerle miedo a la muerte aunque sí a la enfermedad y al sufrimiento.

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    El matrimonio de Gonzalo de Borbón y Carmen Harto duró solo unos meses
Conocida para los ciudadanos por su romance y posterior boda con Gonzalo de Borbón (primo hermano del Rey), Carmen era una alegre mujer periodista de TVE que perdió todo (trabajo incluido) tras el fugaz y fallido matrimonio con el aristócrata. Matrimonio que, por cierto, nunca llegaron a validar en España (se casaron en México) porque la periodista enseguida se dio cuenta del error cometido y no lo quiso validar a su vuelta del viaje de novios.

Desde su casa de Alicante habla con LOC DIARIO con calma de su situación vital.

    ¿Cómo se encuentra, Carmen?

    Estoy resignada.

    ¿Cómo recuerda el día que le dijeron que esto no tenía remedio, que la medicina ya no podía hacer nada más?

    Fue en una revisión rutinaria y fue un auténtico mazazo, un golpe tremendo porque después de haber pasado siete años de mi cáncer de riñón, de haberme quitado uno, pensé que estaría superado y no me imaginaba ni remotamente que se me pudiera haber reproducido, mucho menos en el mediastino, un sitio poco frecuente. Sí contaba que algún día se pudiera pasar al hígado o incluso al otro riñón, pero no ahí. Lo peor no fue asumir el diagnóstico, lo peor fue asumir que no tenía cura.

    ¿Cómo reaccionó?

    Recuerdo que tardé un par de semanas en comenzar a asumirlo. Los primero días fueron de negación, de rabia. En mi caso particular (no digo que en el de otros enfermos) el tratamiento de quimio y de radio no me hace nada. Me han recetado unas pastillas, pero desde hace un mes y medio me las retiraron porque me provocaron una lesión cardíaca... Pasadas esas semanas iniciales comencé a asumir que esto es lo que hay, ahora lo tengo, digamos, asumido en un 90%. De momento estoy sin tratamiento a la espera de ver qué deciden los médicos y yo.

    ¿Tiene miedo a la muerte?

    No, para nada. No me quiero morir, eso también es cierto, pero no le tengo miedo a la muerte. A lo que sí le tengo miedo es al dolor y al sufrimiento que esta enfermedad me pueda traer. Eso sí. Y me gustaría aprovechar para decir que en este país deberían respetarse más las decisiones de los enfermos de cáncer así como decirles la verdad para que ellos escojan qué tratamientos quieren. Cuando voy al oncólogo y veo personas de 80 años sufriendo las consecuencias de la quimioterapia pienso que no hay ninguna necesidad, que deberían dejarlos a ellos decidir. A veces la mejor decisión puede ser no darse ningún tratamiento, nada más que los paliativos.

    ¿En qué ha cambiado su vida?

    Yo llevaba una vida tranquila, pero ahora más, claro. Estoy muy limitada físicamente, apenas salgo de casa, me canso, tengo dificultades para respirar.

    ¿Y en el plano espiritual?

    No. Yo no soy creyente y la enfermedad no me ha hecho convertirme. Sigo creyendo que después de morirnos no hay nada. Además tengo muy asumido que la muerte es una consecuencia de la propia vida. Así que no ha cambiado mi vida en ese aspecto.

    ¿Tampoco ve las cosas de otra manera? ¿Amigos que le han fallado? ¿Lo contrario?

    He sido yo la que he dejado a la gente porque noto que el cáncer sigue provocando miedo, la gente se asusta, te trata de otra forma cuando sabe que tienes cáncer. Soy yo quien se ha ido retirando poco a poco porque comprendo que las enfermedades largas cansan a la gente, lo cual me parece muy humano por otra parte. Claro que he tenido desengaños con amigos, pero también alegrías por parte de gente de la que no me esperaba nada.

    Si hace un balance de su vida, ¿cuál es?

    Estoy orgullosa hasta de mis errores. Lo peor en la vida es saber que te vas y no haber vivido como querías y yo puedo decir que lo he hecho. Y esto no implica ni dinero, ni lujos sino vivir intensamente. Y los errores forman parte de las vivencias, estoy orgullosa de mi vida y de mi hija. Tengo el baúl lleno.

    ¿Cuáles han sido esos errores?

    ¿En 65 años? Uf, muchísimos. ¡Ha habido tantos...! He sido siempre una rebelde.

    ¿Casarse con Gonzalo de Borbón fue uno?

    Ése es uno, desde luego. Además de nuestro fracaso como pareja, el error fue porque me arruiné a su lado y porque después de haber sido su mujer se dejó de verme como una periodista. Yo tenía una carrera detrás que se esfumó con el divorcio. Se me vetó. Y me costó un alto precio salir a flote. Dejé de ser periodista para ser famosa sin quererlo yo.

    ¿Le ha perdonado?

    Sí. A estas alturas de mi vida no le guardo ningún rencor. Además es que no me gusta la palabra rencor. Lo que haya habido entre nosotros ya ahora carece de importancia, ¿para qué? No tiene ningún sentido guardar rencor, mucho menos tantos años.

    ¿Y si a pesar de todo hubiera cielo, llega y se lo encuentra ahí?

    Ja, ja, ja, ja, ja (se ríe a carcajadas). Sería difícil, pero lo saludaría, claro que sí. ¿Por qué no?

    ¿Y se tomarías una copa con él?

    Sí, los dos tomaríamos un whisky, era quizás la única cosa en la que coincidíamos, en la bebida que tomábamos, aunque él se lo tomaba con agua y yo con Coca-Cola.

    ¿Quién pagaría la cuenta?

    Ja, ja, ja, ja, eso sí que lo tengo claro, la pagaría yo, ¡como siempre! Bueno, intentaría que algún angelito nos invitara.

    ¿Sigue habitualmente las noticias del corazón? ¿Cómo ve a su sobrino, Luis Alfonso de Borbón?

    Es un poco sombrío, como su padre, ¿no? O a lo mejor es engolamiento. No sé si es feliz, imagino que sí, pero apenas lo exterioriza. Desde luego se ha casado con una mujer con una importante y potente economía. Lo veo tranquilo y no sé si a estas alturas de la vida se le habrán pasado ya las tonterías de su padre que llevaba la corona en el bolsillo.

    ¿Y sobre la Familia Real y lo último que está pasando?

    Muy tocada. Sobre el Rey y los escándalos de su amiga especial, Corinna, no me ha sorprendido nada de nada porque lo lleva haciendo toda la vida, lo que pasa es que antes no se podía hablar del tema, mucho menos publicarlo. Yo he conocido a varias amigas especiales del Rey. Lo escandaloso es que lo pillaran.

    ¿Y la Reina?

    Tampoco me sorprende su postura. Es la de siempre. Le tengo un profundo respeto y afecto. A pesar de que siempre se dice que el Rey dice de ella que es una gran profesional, esa frase yo siempre se la escuché decir a Gonzalo, mucho antes que al Rey.

    Seguimos con la familia: Urdangarin

    ¡Una vergüenza! Y parecía tonto. Pero igual de vergonzoso me parecía que no se hubiera imputado a la Infanta.

    Letizia

    ¡Ay, ay, ay! (se ríe) Siempre he dicho que hay que saber con qué Borbón se casa una. Yo perdí mi trabajo y ella se convirtió en una de las mejores periodistas de España en décadas. En España somos muy cortesanos. No sé si será una buena Reina y además es que ya no lo veré.

    ¡Quién sabe!

    No. No lo veré. Además es que el Rey está muy bien. A Letizia la veo muy prepotente, muy marisabidilla. Querer mantener su intimidad yendo a conciertos, trabajar con horario, librar el fin de semana... ¿Acepta los privilegios que su cargo le comporta, pero no quiere aceptar las obligaciones? La Familia Real ha perdido muchos puntos. Es el momento de un referéndum, de preguntar a los españoles si quieren o no una Monarquía. Las monarquías están en desuso.

    ¿Y de su ex cuñada, qué opinas?

    ¿Qué ex cuñada?

    Carmen Martínez-Bordiú

    Ah...uf, no sé cómo se puede encajar una vida tan liberal y al mismo tiempo seguir defendiendo al abuelito.

    ¿Un deseo para este año que acaba de comenzar?

    Que se estanque mi enfermedad.

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Assia
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Mensajepor Assia » Sab 11 Ene, 2014 11:36 pm

Ya conocia lo que esta '' senora'' ha comentado de Gonzalo de Borbon, Francamente,me repugna todo lo que esta ''senora'' dice de su ex-esposo. Hace ya mucho tiempo que esta diciendo y publicando la homosexualidad de su ex-marido,despues (si la memoria me es fiel) que Gonzalo muriera y no pudo heredar ni 1 centimo de la fortuna de Gonzalo. Si eso no es rencor contra su ex-marido, a ver entonces que nombre se le da.




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