Kate Middleton

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Mensajepor Invitado » Vie 22 Mar, 2024 7:53 pm


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Maritxu
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Re: Kate Middleton

Mensajepor Maritxu » Vie 22 Mar, 2024 10:44 pm

Espero que se recupere pronto, es muy joven.

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Kate Middleton

Mensajepor Invitado » Sab 23 Mar, 2024 2:08 am




KATE MIDDLETON
LA FRIVOLIDAD DE LAS REDES FRENTE AL DRAMA

Ha sido desolador ver programas de televisión sobre Kate Middleton apoyando sus argumentos en Twitter, donde se han desatado las teorías más locas sobre la princesa, que finalmente ha confesado que tiene cáncer.

ALBERTO REY



TODOS LLEVAMOS DENTRO un cocinero con estrella Michelin, un seleccionador nacional de fútbol y, aparentemente, también un experto en retoque fotográfico digital. Y Twitter (perdón: X) es, según lo queramos ver, el ágora griega, el foro romano o una reunión de vecinos en la que las habladurías fluyen con soltura pero el ascensor sigue sin arreglarse.

Ha sido desolador ver programas de televisión serios sentando cátedra sobre las últimas imágenes de Kate Middleton y apoyando sus argumentos (“argumentos”) en X. Que en esos foros (en esas reuniones de vecinos) se hable en los mismos términos que en magazines televisivos gamberros es preocupante sobre todo tras conocerse, por la propia Kate, que padece cáncer. Yo mismo jugué al Dónde está Kate en uno de estos programas de humor el otro día. Cuando hice una pausa dramática me pusieron música de misterio. Así sí. Pero meter lo de Kate entre un directo desde Gaza y una conexión con el Congreso de los Diputados no es de recibo. Yo no lo veo. Pero sí lo veo. Lo vemos todos. Y ya no decimos nada cuando un presentador dice “arden las redes” o “se comenta en redes” sin plantearse si a lo mejor está dándole importancia a un único tuit de un único chalado que publica sandeces desde una cuenta anónima.

En los últimos días hemos dado bola a análisis (“análisis”) de la foto de Kate saliendo del súper… realizadas con una app gratuita. También a cualquier teoría de la conspiración suficientemente loca como para rellenar unos minutos de programa y suficientemente aburrida como para que la cosa no termine entre risas.

AVALANCHA DE MEMES

X (antes Twitter) se ha convertido en foro favorito de seguidores de teorías de la conspiración en el caso de la princesa de Gales. El de la doble de Kate es el favorito.

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Las aplicaciones de análisis de imágenes utilizan la inteligencia artificial para eliminar el ruido. Pero esta vez, tanto detective novato ha logrado todo lo contrario: el ruido alrededor del KateGate ha sido ensordecedor y ridículo. El sonido de un claxon es útil, el de cientos en un atasco es sólo más y más ruido. Los primeros análisis (sin comillas) de las pruebas de vida (porque sólo eran eso) de la esposa del heredero del trono británico (porque sólo es eso) pusieron a las instituciones en guardia y abrieron un debate necesario: el de la confianza en los documentos que entidades tan secretistas como las casas reales distribuyen a los medios. Al final han tenido que rectificar y comunicar la grave enfermedad de la princesa en un emotivo vídeo. Hasta ayer, vivíamos en una espiral absurda en la que, para completar el cuadro surrealista, los colgados de X y TikTok cobraron protagonismo. Añádele a eso lo de que la casa real británica preparaba un comunicado importantísimo y tienes el campo abonado para el entretenimiento más viejo del mundo: cotillear a gritos. Un pasatiempo que la tecnología también ha hecho evolucionar. Ahora cualquiera puede participar en el gallinero global desde la pantalla táctil de su teléfono móvil. La democratización del chisme. La viralización de la chaladura. El caos. Bienvenidos al futuro.

Hasta empresas que, en teoría, utilizan las redes sociales para mostrar sus productos y servicios han entrado al trapo. Es esa costumbre de los community managers de meter baza en cualquier tema que tenga a las redes, ejem, ardiendo. Hasta una marca de comida a domicilio utilizó a Kate para promocionarse. Sí, esa marca que usa las redes de la manera más cafre e invasiva posible.

El caso de las fotos de Kate retocadas es una de las mayores crisis de comunicación que han vivido los Windsor como institución. Lo que podría haberse quedado en un mero chisme de consumo interno, al pasar por el primer filtro de las agencias de noticias serias (que hicieron un trabajo estupendo “denunciando” las imágenes) ascendió a la categoría de asunto serio. Y entonces se abrieron las puertas del infierno. Perdón: de Twitter. Perdón: de X. En ese momento, lo que podría haber sido la espoleta de una legislación realmente internacional y realmente efectiva sobre la inteligencia artificial se degradó de tal manera que ahora casi da vergüenza entrar en el… ¿debate?

En artículos sobre chorradas (inciso: nada que objetar a esos artículos, son la sal de la vida y yo escribo muchos) es habitual reproducir publicaciones de redes sociales. Los mejores memes, los comentarios más inspirados, los usuarios más cachondos. Lo que ha pasado esta vez es que se ha hecho lo mismo en artículos que no le quitaban al tema la importancia que efectivamente tiene. Si vamos a frivolizar, frivolicemos del todo. Si vamos a dejar que Twitter (inciso: dos o tres colgados en Twitter) marque el ritmo, que lo marque siempre y ya dé todo igual. No es el mundo en el que yo quisiera vivir, pero es más coherente que esta mierda.

La información sobre casas reales es complicada. Las monarquías interesan por igual a los politólogos y a los periodistas del corazón. Con frecuencia, los términos en los que se informa sobre reyes y reinas saltan de un tono a otro, sin que quien escribe el texto sepa muy bien cuándo y cómo pasó. A mí me ocurre lo mismo aquí.


EL MUNDO / SÁBADO 23 DE MARZO DE 2024

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Kate Middleton

Mensajepor Invitado » Sab 23 Mar, 2024 2:14 am




GUILLERMO Y KATE
LOS INEPTOS QUE HAN LLEVADO A KATE A CONFESAR SU ENFERMEDAD

Ha sido la propia princesa de Gales la que ha tenido que dar la cara para revelar que tiene cáncer. Los recientes fichajes del Heredero y su esposa para proyectar su imagen se han mostrado incapaces de hacer una adecuada gestión de comunicación que ha derivado en una gravísima crisis reputacional que solo la princesa, enferma, ha podido solventar.

EDUARDO ÁLVAREZ



LA OPERACIÓN para que Kate Middleton protagonizara un retorno suave a la actividad pública ha fracasado. Estaba previsto que el próximo 31 de marzo asistiera a la misa del Domingo de Resurrección junto al resto de la familia real en una operación que buscaba dejar atrás la grave crisis de credibilidad en la que se ha visto sumida la Monarquía británica desde que se anunciara la operación abdominal de la princesa de Gales. Finalmente, ha tenido que ser la propia Kate la que ha tenido que hablar sobre su enfermedad, un cáncer del que se está tratando preventivamente con quimioterapia. Lo ha hecho en un emotivo vídeo que zanja definitivamente cualquier teoría y rumor sobre su salud y la estabilidad de su matrimonio. Ni siquiera el vídeo difundido hace unos días por The Sun, en el que se veía a los príncipes de Gales paseando tras hacer compras en una tienda en Windsor, consiguió acabar con tantos disparates. Al revés, se especuló con que era una doble la que aparecía ágil y sonriente.

El anuncio de Kate es una muestra de hasta qué punto se les ha ido de las manos su empecinamiento en una privacidad a ultranza.

La crisis deja muy tocada a la maquinaria de la Corona. Y han empezado a arreciar en los medios las críticas a los altos servidores de Buckingham y de Kensington, incapaces primero de evitar el zarandeo de la institución, y después de salir al paso con celeridad y eficacia. Hoy las personas de máxima confianza del rey y de su sucesor están en entredicho.

La Casa Real británica cuenta con unos 490 empleados a tiempo completo. Un ejército que incluye todo tipo de profesionales, desde experimentados diplomáticos a cocineros o lacayos. Carlos III llegó al trono en otoño de 2022, a la muerte de su madre, aplicando un ajuste de un centenar de trabajadores en un intento de racionalización y ajuste económico de la Casa. Prácticamente todos los servidores de Clarence House –la residencia de la que aún no se han mudado el monarca y Camila– se vieron en la calle, dado que el personal de Buckingham podía bastarse.

Carlos III nombró como secretario personal a quien venía desempeñando ese papel junto a él como Heredero, Clive Alderton. Es el cargo de mayor rango en la Monarquía, encargado de que todo funcione como la seda y de la relación entre la Corona y el Gobierno y otras instituciones del Estado. Pero, en los últimos días, a Alderton le llueven las críticas por no haber sido diligente a la hora de poner orden y que no se extienda la impresión de que la Monarquía está sin timonel desde que se anunció el cáncer del soberano. Y, por si fuera poco, aunque todos los empleados de la Corona están subordinados a él, ha quedado claro que el equipo de Kensington parece trabajar por su cuenta. El fracaso ha sido absoluto.

Los mayores dardos, eso sí, se los están llevando los asistentes de Guillermo y Kate, que llevan muy poco tiempo en sus puestos. Es de especial interés destacar aquí que en otoño se hizo pública la renuncia del experimentado y reputadísimo Jean-Christophe Gray, quien ha sido durante años el secretario privado de Guillermo. Figura clave que le ha asesorado en sus pasos en el complejo proceso de transición de la institución iniciado al final del reinado de Isabel II. Gray no reveló las razones de su marcha, pero parece que se debió a que el Heredero ya no confiaba en él del mismo modo por su deseo de imprimir un perfil a su rol bastante alejado de los usos y costumbres de la Corona –con gran obsesión por la privacidad y por mostrarse como un príncipe moderno y profesional que elige de modo más selectivo sus actos institucionales–. Guillermo fichó a un director ejecutivo a modo de CEO como si Kensington fuera una corporación empresarial, con orden de reportar directamente a los príncipes y no a Gray, lo que habría colmado su paciencia o su orgullo. Y, mientras se culmina su salida, el Heredero fichó en febrero al ex diplomático Ian Patrick, que presumiblemente tendrá las funciones propias de mano derecha del príncipe.

Todo ha coincidido con que Kate también tiene un secretario privado nuevo, el teniente coronel Tom White, duramente cuestionado tras lo ocurrido estas semanas. Igual que el jefe de Comunicaciones de Kensington, Lee Thompson, joven brillante con una carrera meteórica en multinacionales que fue fichado por Palacio hace menos de dos años para que reflotara la estrategia de imagen de los príncipes de Gales después del mal sabor de boca que dejaron los fallos garrafales en su viaje por el Caribe.

El equipo de Comunicación de la residencia oficial de los príncipes vive en un volcán. Y se han deslizado enfrentamientos internos que daban a entender que Guillermo y Kate no estaban dispuestos a abandonar el cerrojazo informativo que se ha demostrado tan contraproducente, haciendo caso omiso a las recomendaciones de sus asistentes. La periodista de la BBC Helen Wade desvelaba esta semana que los príncipes, en todo caso, están descontentos con la estrategia de su equipo y que se habría despedido a una persona, para la que ya se estaría buscando recambio. The Daily Mirror, por su parte, informaba de que dos expertos en relaciones públicas han sido recientemente contactados por Palacio para afrontar la nueva estrategia que ha arrancado con el anuncio de Kate. Si en algo tiene experiencia la Monarquía británica es en superar crisis.




EL MUNDO / SÁBADO 23 DE MARZO DE 2024

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Re: Kate Middleton

Mensajepor un punto de vista » Sab 23 Mar, 2024 2:58 pm

Impresionante verla asi. Ojala se recupere.

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Mensajepor Invitado » Dom 24 Mar, 2024 8:35 pm


Análisis NO VERBAL de KATE MIDDLETON ¿Es una Inteligencia Artificial?

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Kate Middleton

Mensajepor Invitado » Lun 25 Mar, 2024 12:43 am

No culpen a la 'gente estúpida en Internet' por las mentiras de la princesa Kate en el palacio
Los columnistas de élite se lanzaron sobre las masas por las especulaciones sobre la princesa Kate antes de su anuncio sobre el cáncer. Pero culpe al palacio por sus mentiras.

de Will Bunch | Columnista
Publicado 24 de marzo de 2024, 1:12 pm ET

Los pájaros de fondo apenas habían dejado de piar en el dramático video del viernes de Catalina, la Princesa de Gales, que revela su diagnóstico de cáncer y su quimioterapia en curso cuando la prisa por juzgar tomó pleno vuelo.
Los columnistas de élite del New York Times (la poderosa organización de noticias que ha visto erosionarse su autoridad en la era de Internet, a menudo a causa de heridas autoinfligidas ) estaban casi alegres, a pesar de las noticias médicas pesimistas, al señalar con el dedo culpable a los meses de febriles especulaciones en línea sobre el paradero de la princesa Kate, desaparecida en combate desde Navidad. El villano en su versión fue Persona del Año 2006 según Time...Tú.


“El verdadero escándalo real somos nosotros”, resonaba el titular del Times sobre su columna principal de Pamela Paul, crítica de libros convertida en regañona cultural, quien dijo que la verdadera lección del frenesí que se intensificó cuando una foto manipulada, o peor, de Kate Middleton y sus tres hijos fue entregada a la prensa, es que los estadounidenses deberían dejar de acosar a las figuras públicas cuando merecen privacidad.

Ella escribió: “La terrible noticia de Kate no debería simplemente hacernos sentir muy mal por Kate; también debería hacernos sentir muy mal con nosotros mismos”.

Si no estabas realizando un ritual de autoflagelación al estilo del Opus Dei después de leer la columna de Paul, el látigo recayó en su colega del Times, Jessica Bennett, en su nuevo artículo de rápidos éxitos de opinión llamado “The Point”. Éste llevaba el título: “Internet debería avergonzarse de Kate Middleton”. Siempre pensé que "Internet" -como el rock de Simon y Garfunkel- no siente dolor, pero, por supuesto, la entidad a la que Bennett realmente está atacando aquí, nuevamente, eres tú. Escribió, respaldando también la petición de privacidad de Kate, que "el público, a su vez, debería sentirse muy, muy estúpido".

Seamos claros: esta es una interpretación completamente baja de lo que ha sucedido durante las últimas semanas. La aparente verdad sobre el volcado de noticias de Kate el viernes por la noche no sucedió porque la gente sea estúpida. Sucedió porque la gente es inteligente. Más inteligente, al menos, que un Palacio de Kensington (Kate, su esposo, el futuro rey, el príncipe William, y su ejército de protectores) que, alternativamente, disimulaba sobre el paradero de la princesa, fomentaba la especulación de los paparazzi y finalmente publicaba una mentira fotográfica. e hizo que Kate asumiera la culpa por ello.

De hecho, el hecho de que tantos columnistas de importantes organizaciones de noticias se apresuraran a atacar al “público” (anteriormente conocido como “sus lectores”, que están abandonando los principales medios de comunicación en masa) es “un indicador”, que muestra cuál es el escándalo del paradero de Kate. En última instancia, se trataba de: autoridad y verdad. Escritores como Paul del Times todavía se identifican con el Palacio de Kensington porque se dan cuenta de que son espíritus afines: instituciones disminuidas cuyo vínculo de confianza con las personas con las que se sienten cómodos atacando se está derrumbando rápidamente.


No es de extrañar que las columnas de Paul, Bennett y otros abordaran las teorías de conspiración más descabelladas, algo que cabía esperar en un mundo de 5.350 millones de usuarios de Internet, cuando las estrategias nixonianas de relaciones públicas de la familia real prácticamente les rogaban que especularan. Ignoraron la realidad de que lo que la mayoría de la gente común decía en Internet (que Kate debía estar más gravemente enferma que las insulsas y ocasionalmente engañosas declaraciones del Palacio de Kensington) resultó ser la verdad.

Por qué el público debería sentirse muy, muy estúpido cuando no fue el público sino el Palacio de Kensington el que a principios de este mes publicó la ahora infame foto británica del Día de la Madre de Kate y sus hijos, supuestamente tomada por el propio Príncipe William, que fue difundida por el público mundial? importantes organizaciones de noticias después de que se hizo evidente que el panorama había sido alterado, tal vez sustancialmente? ¿Fue “Internet” lo que decidió arrojar a Kate debajo del autobús al culpar del fiasco a sus habilidades de aficionado al Photoshop, eliminando a William, por no mencionar su credibilidad, de la discusión?

¿Deberíamos realmente sentirnos terribles con nosotros mismos cuando el Palacio de Kensington no hizo nada para repudiar los diversos videos y fotografías de los paparazzi de una Kate feliz y normal viajando en automóvil o comprando en un mercado de agricultores que, como supimos cuando se publicó el video de la Kate real? el viernes por la noche, claramente no estábamos aquí. De hecho, fue un poco atónito el fin de semana pasado ver a los principales medios de comunicación promocionar el video de compras de TMZ como una especie de "prueba de vida" cuando cualquiera con un par de ojos razonablemente funcional podía ver que esta mujer no se parecía en nada a Kate.

No hablaré capítulo y verso sobre las diversas inconsistencias del Equipo Kate sobre la programación, los cronogramas o sus declaraciones iniciales sobre su condición, o el hecho de que incluso algunas de las revelaciones del viernes por la noche sobre su diagnóstico de cáncer parecían estar en desacuerdo con la forma en que se desarrolla la enfermedad. normalmente descubierto y tratado. Pero diré que, si bien estoy de acuerdo en que se debe respetar la petición de privacidad de Kate, la versión de privacidad absoluta para la familia real británica que ahora impulsan estos Estados Unidos. escritores de opinión es un poco absurdo, especialmente cuando muchas especulaciones en Internet ni siquiera sucedieron hasta después de las mentiras del palacio.

El príncipe William no es un ciudadano privado, sino con toda probabilidad el próximo jefe de Estado de Gran Bretaña, en la cima de una monarquía que los contribuyentes de su nación apoyan con más de 100 millones de dólares al año porque se supone que la presencia pública de su familia proporciona una forma de liderazgo moral a una Gran Bretaña que está experimentando más problemas de los que le corresponde en estos momentos. Al igual que postularse para presidente o ser contratado como entrenador de fútbol en la Universidad de Alabama, casarse con un miembro de la familia real es un trato con el diablo en el que aceptas renunciar a parte de tu privacidad. El público no necesita todo el expediente médico de Kate, pero ¿era necesario mentirle?

Una cosa que realmente me molesta de todo este asunto es que influyó en algunas actitudes seriamente anticuadas, por parte de algunos en el público y demasiados en los medios, sobre el cáncer. Todavía me sorprende cuando una figura pública revela una forma de cáncer detectada tempranamente y altamente tratable y algunos informes todavía lo tratan como una sentencia de muerte. El cáncer sigue siendo horrible, pero en el siglo XXI se han producido avances notables en la detección y el tratamiento, lo que significa que millones de personas que padecen la enfermedad llevan una vida plena y relativamente normal. El Palacio de Kensington tuvo la oportunidad de atacar el estigma innecesario del cáncer con honestidad, en lugar de perpetuarlo.

Siempre me he aferrado a la ingenua fe de que mis colegas en los medios de comunicación podrían ser el último bastión para decir la verdad. Pero la única verdad que siento después de que el New York Times me llamó estúpidos a mí y a otros 5 mil millones de personas es la realidad de no saber en quién puedo creer más.

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Maria Conception

Kate Middleton

Mensajepor Maria Conception » Lun 25 Mar, 2024 8:08 pm

Lecciones del caso Catalina

24.03.2024

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Según el sistema de salud británico, una de cada dos personas desarrollarán a lo largo de su vida alguna forma de cáncer. El rey Carlos III y la esposa del heredero al trono, la futura reina, la princesa Catalina, están en ese 50% de tocados por una lotería que no entiende de clases sociales ni realezas.

La princesa, diagnóstico en mano, optó por quitarse la tiara para priorizarse. Ella, su salud, su familia. Para Catalina Middleton, la niña que creció en Chapel Row, Catalina Middleton es lo más importante. Y para los que la quieren sin las inasumibles exigencias de perfección que implican los focos, también.

Persona, mujer y madre antes que personaje público por un rato. Es, sin embargo, imposible dejar de serlo. No hay tregua, a la vista está, para uno de los principales activos del entorno palaciego. La institución a la que representa le llevó –tarde para muchos, antes de lo que hubiera querido seguramente- a sentarse en un banco en el jardín para contar al mundo que está viva y que pelea por seguir estándolo. Ahí, frente a la cámara, para explicar que tiene una enfermedad que a muchos pacientes les cuesta asumir, verbalizar y gestionar. La popularidad global y su reverso: la presión hiperbólica.

¿Tienen los miembros de la familia real derecho a la privacidad? Es un debate. Lo que no es cuestionable es que es humana. De tú a tú habló a todos aquellos que pueden comprenderla, que son la mayoría porque casi todos, de forma directa o indirecta, hemos sido tocados por el cáncer. Hubiera querido no estar ahí. Porque hubiera indudablemente preferido estar sana y porque en su condición de paciente, sus necesidades no responden seguramente a nuestras urgencias. Ya lo decía Isabel II: ‘ser vista para ser creída’. Parece que sigue siendo el trato. Tenía otro lema: never complain, never explain (Nunca quejarse ni dar explicaciones). Esa cláusula, hoy en día, ha quedado desfasada.


El virus de la desinformación

Con la misma compulsión con la que impacientes y conspiranoicos dispararon barbaridades a discreción sin miramiento (ni conocimiento de causa alguno) ahora se disponen a borrar, si no desde la vergüenza, al menos desde el arrepentimiento, el veneno vertido en redes.

Quienes han hostigado sin contemplación parecen considerar el cáncer lo suficientemente ‘malo’ como para callar y conceder el espacio que permite el silencio. Como si la inquina que han escupido fueran cuentos de hadas y no historias para no dormir. La purga de sus comentarios en sus timelines parece más un lavado de conciencia que otra cosa. Porque al fin, piensan muchos, si lo hubiera dicho antes, hubiera sido de otra forma. Como si la culpa de nuestra miseria moral, la tuviera Catalina Middleton, hasta este viernes objeto de todos sus chismes.

La princesa de Gales, me permiten llamarla Kate que Catalina me suena raro, es para la mayoría de los británicos alguien ‘de casa’. Porque así se ve a la familia real. Gente con la que viven, conviven y crecen. No coincidirán ni charlarán posiblemente nunca, pero siempre están. Son uno más de su propio hogar y hablan de ellos con la familiaridad con que hablan del primo que vive en Southampton (y al que quizá tampoco vean jamás). De entre todos los que son, Kate es una de las más queridas y populares. Con ella fuera, la mitología real quedó vacía y dio paso a la creación de monstruos mitológicos extraños, venidos, en muchos casos, del otro lado del Atlántico, donde hay fascinación pero no apego.

Ella, cortés, agradecía los comentarios de apoyo en lo que parecía una súplica de piedad. El tiempo dirá si la opinión pública, implacable, le brinda el respeto que pide. El proceso será largo y no siempre sabremos todo lo que quisiéramos. Sea como sea, convertida la ‘desaparición’ en un asunto global, la ‘reaparición’ parece marcar un punto y aparte. Cambio drástico de tono. Retorno a los elogios que debiera llevarnos a la reflexión y a la prudencia.


La comunicación por parte de Kensington Palace ha sido errática si no desastrosa. Una institución puede callar pero no distribuir información falsa. Esa crisis de credibilidad, que ha llevado a que agencias internacionales como AFP les comparen como fuentes de noticias a regímenes como el iraní o el norcoreano, la tendrán que gestionar como mejor puedan. La nuestra, la tendremos que manejar nosotros. El ‘periodismo’ debería hacer autocrítica. No vale cualquier mensaje por muy viralizado que esté para por un puñado de clics contribuir a la metástasis de la mentira. Si la monarquía vive de la confianza del público, los informadores también. Cuando todo vale, nada merece. Y en ese saco de desapego entran incluso los que hacen su trabajo con la mayor de las diligencias profesionales.

‘No estáis solos’ – decía Catalina Middleton para terminar su video-confesión. Según Cancer Research, en Reino Unido se diagnostican más de 375.000 casos de cáncer cada año. No sabemos dónde recibe tratamiento Kate Middleton pero fue diagnosticada en un centro privado, The London Clinic. La mayoría, sin embargo, dependen del sistema nacional de salud, otrora orgullo nacional, hoy en horas delicadas.





https://www.rtve.es/noticias/20240324/l ... 9819.shtml

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bobamaria
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Re: Kate Middleton

Mensajepor bobamaria » Mar 26 Mar, 2024 2:00 am

Qué lamentable la enfermedad de Kate, espero que pueda recuperarse por completo, tiene a sus tres niños aún muy pequeños y ella es muy joven.
Por otro lado, comentando el lado más frívolo de esta historia, es cierto que las redes están llenas de maldad y maledicencia, pero no se puede negar que nada de ésto hubiera pasado si hubieran sido más transparentes. No digo que tuvieran que dar detalles de la enfermedad, pero el ejemplo de gestión de la información del cáncer de su suegro es un gran ejemplo a seguir. En cambio optaron no sólo por el silencio, sino por fotos y videos fake que los dejaron en el suelo.
Igual esta vez a WyK les tocó sufrir en carne propia la crueldad de los medios y los haters. Ojalá lo tomen como una lección de humildad (nadie es intocable) y empatía (ponerte en el lugar de quien es atacado despiadadamente y no guardar un silencio cómplice (en el mejor de los casos) o directamente aprovecharte de eso para brillar tú) básicamente porque el mundo da vueltas y nunca sabes cuándo te va a tocar a ti.

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Mensajepor Invitado » Jue 28 Mar, 2024 4:23 pm


Kate da ejemplo de dignidad, pero, ¿dónde está Carlos III? CORTINA DE HUMO para ocultar algo.

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Mensajepor Invitado » Vie 29 Mar, 2024 5:56 pm


¿Quién es David Rosavage, el marido de Rose Hanbury, la supuesta amante de William?

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Mensajepor Invitado » Vie 05 Abr, 2024 5:35 pm



Getty Images ha colocado una nota sobre el anuncio del diagnóstico de cáncer de Kate Middleton, afirmando que el vídeo "puede no cumplir" con su política editorial.

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Kate Middleton

Mensajepor Invitado » Sab 06 Abr, 2024 1:55 am

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KATE MIDDLETON
LA NECESIDAD DE LOS ROYALS DE SER UNA FAMILIA COMO LAS KARDASHIAN

Los miembros de las monarquías tienen que convertirse ahora en ‘influencers’ y ofrecer contenido sin descanso. De no hacerlo, se originan teorías locas como las que rodearon a la princesa de Gales.

ALBERTO REY



UNA DE LAS AFIRMACIONES más maximalistas sobre la familia real británica es que su existencia se traduce en millones de turistas visitando el Reino Unido y gastando en libras. Dado que muchos de esos turistas proceden de Estados Unidos, una proclama aparentemente tan excesiva no lo es tanto. Porque los americanos están obsesionados con la realeza. En particular, con la realeza británica.

Conscientes de esa realidad y quizá mal aconsejados por otro cuestionable axioma, ese que asegura que el cliente siempre tiene la razón, los Windsor corren el riesgo de convertirse en su propio parque temático. Con el advenimiento, primero de internet y luego de las redes sociales, la política de be seen to be believed (ser visto para ser creído) de la reina Isabel II podría haber llegado a un peligroso precipicio: ahora hay que ser visto todo el rato y sin descanso. La ausencia temporal de Kate Middleton y lo que ésta ha desatado han evidenciado que si los royals no producen noticias constantemente sus seguidores se enfadan y las teorías de la conspiración vuelan libres. Es entonces cuando la estabilidad y la confianza, dos de los pilares de las monarquías modernas, se tambalean.

Otro de esos pilares es la fama. La fama más absoluta. Las familias reales, como cúspide del estamento noble, inventaron eso de ser famoso simplemente por haber nacido en un palacio. Famosos que engendran famosos. Hasta bien entrado el siglo XX ese concepto pertenecía casi en exclusiva a los nobles. Hoy podemos discutir si la familia Windsor es la más famosa del planeta o si ese honor (¿honor?) corresponde a una dinastía muchísimo más reciente: las Kardashian.

Si tenemos en cuenta este paralelismo, la figura de Meghan Markle adquiere una dimensión nueva y tremendamente interesante: ella es el puente entre ambos conceptos de familia-de-famosos: la establecida a través de siglos de tradición y la resultante de una sociedad del espectáculo hiperacelerada.

Todo indica que Meghan sabe que, más que con un príncipe, se ha casado con un famoso de clase A. Con un tipo cuya fama es independiente de cualquier cosa que haga o no haga. Harry es además el hijo de una pionera que entendió que una princesa moderna podía (y quizá debía) ejercer de superestrella: Diana de Gales. Ella solita redefinió la cultura de la celebridad de finales del siglo XX. ¿Y quién hizo lo mismo veinte años después? Exacto: Kim Kardashian.


EL VÍDEO DE KATE

Meghan aspira a ser la primera pero inevitablemente se asemeja a la segunda. La de Miss Markle es una batalla perdida: para ella (y para cualquiera) es imposible competir con un mito de la categoría de Lady Di. Por otro lado, a Meghan le resulta facilísimo vivir como una Kardashian. Kate Middleton, en el vídeo en el que anunció su cáncer, se vio obligada a hacer ambas cosas al tiempo. Y le salió bien. Ser vista para ser creída y, sobre todo, asumir que la futura reina de Inglaterra, más que una figura institucional, es una chica muy famosa.

A los estadounidenses les fascinan los reyes y las reinas. Les flipa cualquier cosa que huela a siglos de historia. Mucho se ha hablado de lo bien que capitalizaron los Kennedy ese picor de la sociedad de EE.UU. El marketing, capaz de traducir las pulsiones en necesidades y éstas en productos para satisfacerlas, hizo bien su trabajo y, para muchos norteamericanos, la familia Kennedy es lo más parecido que tienen a una familia real. O más bien “que tenían”, pues tras las muertes de Jackie O y John John, los dos miembros más glamourosos del clan, el brillo de los Kennedy se fue desvaneciendo.

Y entonces llegó internet. Y las redes sociales. Y las Kardashian.


FIN DEL MISTERIO

Con la nueva reconversión de la fama se acabó el glamour porque el glamour es misterio y cuando estás todo el santo día retransmitiendo tu vida en directo el único misterio que mantienes es ninguno. La fama del siglo XX requería de cierta reserva, celebraba los enigmas y gozaba con sus historias morbosas e inconfirmables. Hoy esas divertidas leyendas urbanas pronto alcanzan la categoría de rumores locos.

La desaparición mediática temporal de Kate Middleton espoleó cientos de ellos. Su reaparición, por perfecta y por trágica, logró aplacarlos. Una semana más de no-Kate y en las tertulias televisivas se habría empezado a considerar seriamente la posibilidad de una abducción extraterrestre.

De John John Kennedy o Jackie O había muchas fotos y no dudamos de ninguna. Eran otros tiempos. John John murió en 1999, poco después del estreno de dos películas premonitorias: El show de Truman y Matrix. Las premisas de ambas eran entonces futuristas, inquietantes y marcianas. Hoy la primera es el pan televisivo nuestro de cada día y la segunda habita en las cabezas de millones de paranoicos que realmente creen que vivimos en una simulación y que la Kate que cuenta lo de su enfermedad mirando a la cámara es parte de un plan reptiliano para entretenernos.

Paranoias aparte, la familia real británica es entretenimiento. Es contenido. Los Windsor están aprendiendo a trompicones lo que significa en 2024 ser “el rostro de un país”. Antes bastaba con que ese rostro existiese, supiésemos que existía y nos creyésemos sus fotos. Hoy hay que demostrarlo todo constantemente. Esa actitud casa poco con la idea que la milenaria Europa tiene de sus instituciones más añejas, pero los millones de norteamericanos (y no norteamericanos) que consumen contenido royal y viajan a Londres y gastan en libras no quieren elegancia, recogimiento y sobriedad. Quieren su ración diaria de fotos y vídeos, con extra de salseo y patatas grandes. La monarquía moderna (sea lo que sea eso), será entretenida o no será. Kardashians con corona. Contenido.


EL MUNDO / SÁBADO 6 DE ABRIL DE 2024

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Kate Middleton

Mensajepor Invitado » Sab 13 Abr, 2024 5:01 pm


¿Mataron a Kate Middleton? ¿Qué esconde el palacio con todas sus MENTIRAS?

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Mensajepor Invitado » Dom 21 Abr, 2024 11:45 pm





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