LA Infanta Elena
- almendrita
- Pequeño saltamontes
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- Registrado: Mié 30 Sep, 2009 5:14 pm
Sí que es fea, ya lo creo, y fea un rato. Lo cual no quita para que sea tan feliz como la más bella de las bellas, por supuesto. Además ella parece tan contenta consigo misma y va a todas partes con la coleta o los bucles ésos que se pone ahora, y a correr. Por cierto, me gusta mucho más Elena cuando va de vaqueros y camiseta que cuando se echa encima todos esos arreos de muchos euros.
La Infanta Elena inaugura la exposición de bronces de Patrimonio
La Infanta Elena ha inaugurado hoy una de las colecciones de Patrimonio Nacional menos conocidas, como es la de los bronces, que exhibe por primera vez en el Palacio Real de Madrid 123 piezas y que se inició en el Renacimiento.
La muestra incluye también préstamos de museos nacionales y extranjeros, como el Prado, el Detroit Institute of Arts, las Bibliotecas Nacional de Francia y Real de Bélgica o el castillo Sforzesco de Milán, que en su día perteneció a la Corona española.
Doña Elena, acompañada de los presidentes de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña, y de la Fundación del Banco Santander -patrocinadora de la muestra-, Alfonso Escámez, así como del director general de esa última, Borja Baselga, ha recorrido las diez salas de la exposición asesorada por las comisarias, Rosario Coppel y María Jesús Herrero.
Con el título "Brillos en bronce. Colecciones de Reyes" la exposición muestra las grandes obras realizadas por las escuelas italiana (de ella proceden los leones del Salón del Trono del Palacio Real traídos por Diego de Velázquez) y francesa.
Doña Elena ha posado para los medios gráficos ante el "El niño de la espina" o espinario, obra de una gran belleza, realizada en el siglo XVI y atribuida a Guglielmo della Porta, y ante un busto de Felipe II, presumiblemente de Jacques Jonghelinch.
En el recorrido por las salas, la hija mayor de los Reyes se ha interesado también por una de las esculturas de más importancia de la colección como es la Apolo enseñando a Cupido a utilizar el arco, aunque ese último elemento se perdió con el transcurso del tiempo, que procede del siglo XVII y de la escuela italiana.
Los bronces se acompañan de pinturas y obras sobre papel y el conjunto recrea el gusto de los monarcas españoles, según su época, desde el Renacimiento al reinado de Carlos IV.
La Infanta ha hecho el mismo recorrido que harán los visitantes y que comienza con las obras de la dinastía de los Austrias, con los bronces del Renacimiento que Felipe II reunió con piezas de su padre, Carlos V, de su tía María de Hungría y de obsequios de importantes mandatarios.
Doña Elena ha visitado el resto de las salas en las que ha podido ver una reproducción de la "Fuente de los Cuatro Ríos", de Gian Lorenzo Bernini, el retrato ecuestre de Felipe IV, atribuido a Pietro Taca, y obras de Antonio Susini.
En la muestra se ve claramente como cambia el gusto estético con la llegada de los Borbones en el siglo XVIII, y en las salas dedicadas a esa época destacan del retrato ecuestre de Felipe V, de Lorenzo Vaccaro, y el retrato del Gran Delfín Luis de Borbón y Austria.
Precisamente de la época de Felipe V data el libro que encargó el marqués de Carpio, en el que están catalogadas todas las piezas que formaban hasta entonces la colección y que se muestra al público por primera vez desde el siglo XIX.
Tras esta sala, la Infanta ha visto las piezas del reinado de Carlos IV, entre ellas bronces franceses, en los que se percibe la formación clásica de los artistas, su atracción por el barroco romano y su interés por la anatomía.
A la inauguración han asistido, entre otros, los embajadores de Turquía, Haití, Hungría, Letonia, Portugal, Chipre, Malta y Bulgaria.
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=172958
La Infanta Elena ha inaugurado hoy una de las colecciones de Patrimonio Nacional menos conocidas, como es la de los bronces, que exhibe por primera vez en el Palacio Real de Madrid 123 piezas y que se inició en el Renacimiento.
La muestra incluye también préstamos de museos nacionales y extranjeros, como el Prado, el Detroit Institute of Arts, las Bibliotecas Nacional de Francia y Real de Bélgica o el castillo Sforzesco de Milán, que en su día perteneció a la Corona española.
Doña Elena, acompañada de los presidentes de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña, y de la Fundación del Banco Santander -patrocinadora de la muestra-, Alfonso Escámez, así como del director general de esa última, Borja Baselga, ha recorrido las diez salas de la exposición asesorada por las comisarias, Rosario Coppel y María Jesús Herrero.
Con el título "Brillos en bronce. Colecciones de Reyes" la exposición muestra las grandes obras realizadas por las escuelas italiana (de ella proceden los leones del Salón del Trono del Palacio Real traídos por Diego de Velázquez) y francesa.
Doña Elena ha posado para los medios gráficos ante el "El niño de la espina" o espinario, obra de una gran belleza, realizada en el siglo XVI y atribuida a Guglielmo della Porta, y ante un busto de Felipe II, presumiblemente de Jacques Jonghelinch.
En el recorrido por las salas, la hija mayor de los Reyes se ha interesado también por una de las esculturas de más importancia de la colección como es la Apolo enseñando a Cupido a utilizar el arco, aunque ese último elemento se perdió con el transcurso del tiempo, que procede del siglo XVII y de la escuela italiana.
Los bronces se acompañan de pinturas y obras sobre papel y el conjunto recrea el gusto de los monarcas españoles, según su época, desde el Renacimiento al reinado de Carlos IV.
La Infanta ha hecho el mismo recorrido que harán los visitantes y que comienza con las obras de la dinastía de los Austrias, con los bronces del Renacimiento que Felipe II reunió con piezas de su padre, Carlos V, de su tía María de Hungría y de obsequios de importantes mandatarios.
Doña Elena ha visitado el resto de las salas en las que ha podido ver una reproducción de la "Fuente de los Cuatro Ríos", de Gian Lorenzo Bernini, el retrato ecuestre de Felipe IV, atribuido a Pietro Taca, y obras de Antonio Susini.
En la muestra se ve claramente como cambia el gusto estético con la llegada de los Borbones en el siglo XVIII, y en las salas dedicadas a esa época destacan del retrato ecuestre de Felipe V, de Lorenzo Vaccaro, y el retrato del Gran Delfín Luis de Borbón y Austria.
Precisamente de la época de Felipe V data el libro que encargó el marqués de Carpio, en el que están catalogadas todas las piezas que formaban hasta entonces la colección y que se muestra al público por primera vez desde el siglo XIX.
Tras esta sala, la Infanta ha visto las piezas del reinado de Carlos IV, entre ellas bronces franceses, en los que se percibe la formación clásica de los artistas, su atracción por el barroco romano y su interés por la anatomía.
A la inauguración han asistido, entre otros, los embajadores de Turquía, Haití, Hungría, Letonia, Portugal, Chipre, Malta y Bulgaria.
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=172958
pues claro
invitado escribió:Que diferencia de ver a la infanta Elena por fea que sea,a ver a la Trepizia, toda artificial y encima no sabe ni que hacer con las manos ni con nada, a parte de toquetearse.
Yo prefiero a una mujer/hombre feo por naturaleza, o poco agraciado, que a una/un hombre/mujer operado hasta la saciedad. A mí personalmente me gusta la gente natural, una cosa es hacerse algunos arreglitos (los buenos son los que apenas se notan) y otras cambiarse desde las extensiones hasta el tamaño de los juanetes, sencillamente porque la gente no muy agraciada (de cara solamente, Elena tiene un tipazo de impresión y mide 1,75 descalza) demuestra que se acepta a sí misma y se muestra tal y como es y en cambio la gente insegura y acomplejada intenta convertirse en lo que no es por naturaleza (bella, agraciada, elegante) pasando por el quirófano de ahí que la mayoría de las recauchutadas nunca estén satisfechas con sus sucesivos arreglitos y llegan incluso a obsesionarse con ellos, como le ha pasado a la acomplejada Ortíz, que después de operarse la nariz cuatro veces (demasiado aguileña y brujil) sigue teniendo el tabique espantosamente grande y la punta demasiado afilada y si unimos a esa "descompensación" asimétrica y anti-natural a que la nariz crece con los años y ella acaba de cumplir 43 castañas, pues en algunos planos resulta grotesca porque sus rasgos faciales están "alterados" artificialmente y lo que se ha "rebanado"(nariz, barbilla) sigue creciendo y de ahí que ni ella se vea mejor ni nosotros la veamos bien :pukeright:
Lo último que se ha hecho la choni-princesa es una remodelación de piernas (lipoescultura, unos rodillos van presionando y cambiando la "grasa" de sitio) de ahí que nos esté enseñando el resultado desde hace varias minifaldas, pero no sé si le han dicho a la choni-princesa que la grasa que han remodelado tiene la maldita costumbre de volver al sitio de donde la han sacado y que tendrá que pasar por el rodillo de remodelación (lipoescultura lo llaman, creo, no estoy segura) dentro de poco otra vez y cuentan que duele mucho y no sólo en el bolsillo. :dead , en nuestro bolsillo, aclaro
Prefiero a las infantas con sus pequeños retoques apenas perceptibles, sus tipazos de impresión, sus fachones a los que todo les sienta bien, su 1,75 de altura, sus carreras por el parque muy de mañana para conservar la figura y no matarse a dietas como su cuñada y cada día tengo más claro lo que decía mi abuela: "el cerdo y la clase en la cuna nacen". Pues eso mismito.
Re: pues claro
lolitalempika escribió:invitado escribió:Que diferencia de ver a la infanta Elena por fea que sea,a ver a la Trepizia, toda artificial y encima no sabe ni que hacer con las manos ni con nada, a parte de toquetearse.
Yo prefiero a una mujer/hombre feo por naturaleza, o poco agraciado, que a una/un hombre/mujer operado hasta la saciedad. A mí personalmente me gusta la gente natural, una cosa es hacerse algunos arreglitos (los buenos son los que apenas se notan) y otras cambiarse desde las extensiones hasta el tamaño de los juanetes, sencillamente porque la gente no muy agraciada (de cara solamente, Elena tiene un tipazo de impresión y mide 1,75 descalza) demuestra que se acepta a sí misma y se muestra tal y como es y en cambio la gente insegura y acomplejada intenta convertirse en lo que no es por naturaleza (bella, agraciada, elegante) pasando por el quirófano de ahí que la mayoría de las recauchutadas nunca estén satisfechas con sus sucesivos arreglitos y llegan incluso a obsesionarse con ellos, como le ha pasado a la acomplejada Ortíz, que después de operarse la nariz cuatro veces (demasiado aguileña y brujil) sigue teniendo el tabique espantosamente grande y la punta demasiado afilada y si unimos a esa "descompensación" asimétrica y anti-natural a que la nariz crece con los años y ella acaba de cumplir 43 castañas, pues en algunos planos resulta grotesca porque sus rasgos faciales están "alterados" artificialmente y lo que se ha "rebanado"(nariz, barbilla) sigue creciendo y de ahí que ni ella se vea mejor ni nosotros la veamos bien :pukeright:
Lo último que se ha hecho la choni-princesa es una remodelación de piernas (lipoescultura, unos rodillos van presionando y cambiando la "grasa" de sitio) de ahí que nos esté enseñando el resultado desde hace varias minifaldas, pero no sé si le han dicho a la choni-princesa que la grasa que han remodelado tiene la maldita costumbre de volver al sitio de donde la han sacado y que tendrá que pasar por el rodillo de remodelación (lipoescultura lo llaman, creo, no estoy segura) dentro de poco otra vez y cuentan que duele mucho y no sólo en el bolsillo. :dead , en nuestro bolsillo, aclaro
Prefiero a las infantas con sus pequeños retoques apenas perceptibles, sus tipazos de impresión, sus fachones a los que todo les sienta bien, su 1,75 de altura, sus carreras por el parque muy de mañana para conservar la figura y no matarse a dietas como su cuñada y cada día tengo más claro lo que decía mi abuela: "el cerdo y la clase en la cuna nacen". Pues eso mismito.
Vemos para la gran Loli … que una mujer , sea princesa o no, tiene que ser florero.
Solo destaca como cualidad de las mujeres (Alta, bella, agraciada, elegante) de nacimiento (no vale recauchutadas … las feas que se cambien de sexo… no son mujeres) y para colmo naturales
“el tabique espantosamente grande y la punta demasiado afilada y si unimos a esa "descompensación" asimétrica y anti-natural”