Isabel Preysler y adosados
Isabel Preysler y adosados
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Isabel Preysler y adosados
Blusa, de The Label Editon. Pantalón, de Pomandère.
Tamara Falcó: "A veces pienso: '¿Dónde estaría si no hubiese perdonado a Íñigo?' Tendría una herida, una rabia, una cuenta pendiente. Y es que hubo tanto daño..."
Aunque es una celebridad desde que la descubriéramos envuelta en papel cuché en el regazo de su madre, su fama ha implosionado en una fiebre de 'photocalls' y 'realities'. La marquesa total habla de su matrimonio y de sus miedos, de la maternidad y su infancia, de su fe y sus pecados en este proyecto de YO DONA para KIA.
Aunque no exista una ciencia capaz de medir ese tótem vaporoso que es la fama, una tal Tamara Falcó ha pulverizado todos los récords de la popularidad; como Nadal sobre la tierra batida, desde hace algún tiempo esta chica de a pie de 42 años viene siendo, con el permiso de su santa madre, la mujer más célebre de España. A golpe de lustrosísimas portadas de revista, se ha ido moldeando un personaje único empotrado en la memoria colectiva desde la cuna misma, cuando Isabel Preysler, la matriarca, era la imbatible reina de corazones desde su trono de la revista 'Hola!', biblia entre las biblias del folclore rosa. A la manera de las monarquías, en algún momento del camino la hija sucedió a la madre; a falta de coronación, el clímax de este ascenso fue el "sí, quiero" que se prometió con Íñigo Onieva en la boda más comentada del siglo. "La fama es muy traicionera y has de tener cuidado, porque si tienes toda tu autoestima puesta ahí...", confiesa Tamara, a la postre también marquesa de Griñón. "La fama va y viene, son momentos, así que intento no pensarlo mucho".
En el caso de su madre no han sido momentos precisamente, pues lleva en el meollo del cuché desde que el mundo es mundo.
El caso de mi madre es excepcional, sí. Y como siempre la he tenido alrededor, eso me ha ayudado a normalizar mis circunstancias.
De las cataratas de tinta que corren sobre usted, ¿hay algo que le moleste especialmente?
Antes todo me afectaba mucho. Pero una vez leí que Sarkozy nunca veía nada de lo que se escribía sobre él. Y pensé: "Si el presidente de Francia se puede permitir no leer nada, yo también". Y me funciona. Mi círculo íntimo ya sabe que no me puede comentar nada de lo que se diga, porque todo eso es ruido en mi cabeza y me desequilibra.
¿Qué cree que ve la gente en usted para darle todos esos galones de popularidad?
Es cierto que gracias a la revista 'Hola!' la gente me ha ido viendo desde pequeña, hay cierto sentimiento de familiaridad. A veces se me acercan y me dicen: "¡Cómo has crecido!". Y después, mi participación en 'MasterChef' también ayudó mucho. Ya no era sólo verme en una imagen en un photocall o en redes sociales. Las grabaciones eran tan largas, tan exhaustivas, que muchos prejuicios que tenían sobre mí, pues...
Dejaron de ver a una chica pija para ver a una mujer normal. ¿Eso de pija le molesta?
Para nada. No, no me molesta. Lo tengo bastante asumido. Y no creo que haya nada malo en ello.
Tamara Falcó en el EV6 GT de KIA que cuenta con el sistema de carga bidireccional V2L (Vehicle to load) que permite enchufar cualquier electrodoméstico y utilizarlo como fuente de energía. Además, cuenta con cámara de visión 360º, sistema de estacionamiento remoto con llave, iluminación ambiental personalizable y un portón trasero manos libres. Jersey, de Polo Ralph Lauren. Falda, de The Label Edition. Mocasines, de Cortefiel. Guantes, de Guante Varadé. Gafas de sol, de Women' Secret. Bolso, de Hermès.
Tamara rumia todas estas confesiones al volante, mientras conduce su KIA -cómo no, 100% eléctrico-, tal vez porque la carretera siempre fue un territorio propicio para abrirse en canal. La entrevista se sucede durante una escapada de su casa de Madrid al campo, al que siempre huye para desconectar. "Cuando tengo mucho estrés, para mí es fundamental alejarme de la ciudad", reconoce; "el otro día, mi nutricionista me dijo que el sol regula tus hormonas de forma natural. De la naturaleza necesito las plantas, los bichitos, las luces, las sombras, todos los tonos del cielo, e incluso de la lluvia...".
10 minutos y 20 preguntas con Tamara Falcó.
No sé por qué me da que su padre, Carlos Falcó, era más propenso a las cosas del campo que su madre Isabel...
Él me inculcó su amor por la naturaleza, su manera de vivir más pausada. Ahora está de moda un movimiento que se llama 'grounding', que tiene que ver con la importancia de salir al campo, de conectar con la tierra. Es cierto que mi padre no era tan hippy, pero sí tenía esa cosa de los largos paseos, de respetar el entorno... Recuerdo que cuando íbamos al campo siempre estaba recogiendo los plásticos que se encontraba. Y el otro día, dando una vuelta con Íñigo, vi como él también se agachó para coger basura.
Vaya, suegro y yerno cerrando el círculo. ¿Y qué le ha enseñado su madre?
Vemos las cosas de forma muy parecida y tenemos tocs similares.
Así que tocs. ¿Cuáles?
Nos encanta la estética. Y nos obsesiona la armonía, llevarla hasta cosas como, por ejemplo... un centro de flores.
¿Cuál ha sido el golpe más duro de su vida?
Quizá las ausencias de mi infancia. Éramos cinco hermanos y cada uno voló a un sitio, la separación de mis padres cuando yo era pequeñísima... Fue complicado. Por una cosa u otra, mi vida nunca ha sido normal.
¿Y quién quiere una vida normal? Menudo sopor.
Bueno, a veces no me importaría tener una existencia algo más estándar. Pero sí, la monotonía es un rollo.
Le voy a pedir que tire de memoria. ¿Un recuerdo feliz?
Las tardes con mi familia en la piscina de Marbella. Unos leían, otros nos bañábamos...
¿Y esas tardes en Marbella ya no existen?
Justo ayer tuve un momento parecido: fui a casa de mi madre, eran como las siete de la tarde, mis sobrinos estaban jugando al fútbol con su padre [el tenista Fernando Verdasco], mi hermana [Ana Boyer] también estaba por allí... y nos tomamos un helado todos juntos. Fue un día superbonito.
Ay, la familia. Cualquiera diría que es su 'leit motiv'...
Uno de mis mayores miedos es que las cosas cambien. El día que mi madre no esté, que le pueda pasar algo a un sobrino... Pero luego me doy cuenta de que no me puedo preocupar por todo, así que eso lo dejo para la Tamara del futuro y me centro en el presente.
Americana, de The Frankie Shop. Camisa y pantalón, de Zara. Sombrero, de Hermès. Collar, de Tous.
Un presente que Tamara deshoja con múltiples ocupaciones: colaboradora de televisión en la tertulia de 'El Hormiguero' -también acaba de fichar como jurado del concurso 'Got Talent'-, diseñadora de moda, cocinera a tiempo parcial desde que ganase 'MasterChef' (tal fue la fiebre tras su triunfo que terminó sacándose el título en la prestigiosa escuela de cocina 'Le Cordon Bleu'), colaboradora con distintas firmas, 'influencer' con más de 1,6 millones de seguidores en redes sociales... Empresaria, en definitiva, de su propio imperio, que no es otro que su marca personal como 'socialite'. Y, sin embargo, por encima de todos estos galones, ella misma reconoce que su mayor éxito es su matrimonio con Íñigo Onieva, cristalizado en una boda de tremendo postín en los vapores de julio del año pasado.
¿Me confiesa el secreto de un matrimonio feliz?
Creo que el sacramento es muy importante. De hecho, hay estudios que confirman que la gente que se casa, bien porque cree en el matrimonio o bien por tradición, dura más. Estoy segura de que Jesucristo también está haciendo su trabajo con nosotros, porque el matrimonio es complicado. Es un papel, sí, pero no es un papel. Es mucho más. Implica un compromiso y una visión a largo plazo. Un marido no se puede descambiar tan fácilmente como en un noviazgo.
No, esto no es 'El Corte Inglés'...
Exactamente. Hay que ejercitar la paciencia, el cariño, la empatía... y no hay espacio para el orgullo.
Tamara Falcó posa junto al EV9 GT-line de KIA, marca premium en tecnología. El EV9 GT-line cuenta con una autonomía de 505 km y está disponible en seis y siete plazas. Este todoterreno 100% eléctrico cuenta con un sistema de carga ultrarrápida en 24 minutos y dispone de aparcamiento remoto, arranque por huella dactilar e incluso una función masaje en el asiento del conductor. Camisa y falda, de Roberto Verino. Zapatos, de Tod's. Collar, de Tous. Sombrero, de Mimoki.
El enlace de la pareja llegó tras unos meses de incertidumbre que tuvieron a todo el país en vilo. Y España, por fin, pudo respirar tranquila. Habla Tamara aferrada al volante de su EV9 de ultimísima generación, a volantazos suaves para no perder el hilo de la charla: "El perdón es un don. Hubo tanto daño ahí que necesité tiempo para sanar esa herida. Íñigo también hizo un ejercicio con todo su amor y su paciencia... Pero sobre todo me ayudaron Jesús y la Virgen, porque yo no habría podido hacerlo sola. Y tras ese proceso, ahora todo está siendo muy bonito. A veces pienso: '¿Dónde estaría yo ahora si no le hubiese perdonado?'. Tendría una cuenta pendiente, una rabia interior, una herida...».
Y ahora están ustedes enfrascados en aumentar la familia...
Estamos deseando ser padres. Pero, por otra parte, este año que Dios nos ha regalado solos como marido y mujer ha sido una bendición, porque nos hemos conocido como matrimonio y hemos crecido como pareja. Estoy siguiendo el programa de Fertilitas [un tratamiento que ayuda al sistema procreativo de manera natural] para quedarme embarazada, pero a lo mejor no puede ser. Y lo asumo con mucha paz. Una amiga me decía el otro día que lo importante es el matrimonio, que no me centre tanto en ser madre como para descuidar a mi compañero. Tal vez en otro momento de mi vida, si no hubiera tenido las cosas tan claras como ahora, me habría frustrado. Íñigo y yo lo estamos intentando y es un proceso que vivimos conjunto, donde uno tira del otro. Si Dios quiere, llegará, y si no... le doy igualmente las gracias por este tiempo que hemos tenido juntos. Además, tengo unos sobrinos que son mi alegría.
Ya con todas estas confesiones sobre el tablero, ¿cree que la gente la conoce de verdad?
Es que ni siquiera sé si yo me conozco. A veces creo que soy de una forma y después, a través de la oración y la terapia, un arma muy potente, percibo aspectos que debo revisar. Hay una naturaleza difícil de domar, que está en tu carga genética, pero luego hay un aprendizaje a través de las experiencias, de cómo reaccionas ante lo que te pasa en la vida... Así que creo que nunca voy a terminar de conocerme del todo.
Hablando de terapia. ¿Me chivaría usted alguna virtud?
Intento ser paciente. Pero no siempre lo consigo.
¿Y un defecto?
Tengo muchos. La impuntualidad es uno de ellos... Y el orgullo. Tengo un tremendo sentido de la justicia, y cuando me enfado...
Me cuesta imaginármela hecha un basilisco.
Yo no practico el odio y todas esas cosas, porque creo que te acaba corroyendo. Pero cuando creo que tengo razón, la otra persona lo tiene que entender, y no voy a parar hasta que así sea.
Camiseta de The Frankie Shop. Jersey, de Polo Ralph Lauren. Collar, de Tous. Pañuelo, de Zara. Guantes, de Guante Varadé.
Aparca Tamara en los jardines de una finca a 30 kilómetros de Madrid donde de pronto estallan todos los colores de la primavera. La esperan un pícnic sobre la hierba y un paseo con su perra Jacinta -"tiene una mamitis terrible", dice-. Bregada en aviones y mil y una vueltas alrededor del globo, reconoce que a veces busca el sosiego de escapadas tranquilas, más cerca de casa, sin tanta milla de oro en 'business class'. De hecho, recientemente se ha mudado desde el corazón de la capital a la quietud del extrarradio, donde el asfalto le da un respiro: "Al principio eché de menos el centro porque me encantaba", explica, "pero la calma con la que vivo ahora es una gozada. El tener a mi madre y mis sobrinos cerca, los paseos por los montes de El Pardo con los perros...".
¿Escapada romántica o con amigas?
Últimamente estoy intentando unificar las dos cosas: planes de amigas con nuestros novios. Que sea un mix. Estamos empeñadas en que los chicos se lleven fenomenal entre ellos, aunque es cierto que hay dos amigas que directamente se han bajado del carro y ni siquiera van a intentar el experimento.
¿Y usted se atreve con Íñigo? No vayamos a salir tarifando...
A Íñigo le gusta integrarse en cualquier sitio y hablar con todo el mundo, es supersocial allá donde va. A mí me cuesta mucho más, aunque luego, una vez que me suelto, me lo paso fenomenal. Recuerdo que una vez, de pequeña, tenía que ir a una fiesta de unos amigos de mis padres. Yo me negué tanto que mi hermano Julio terminó acompañándome.
Pues dice su madre que, de todos sus hijos, usted es con quien más se ríe...
Es cierto que mis hermanos Ana y Enrique son mucho más tímidos que yo. Y a mi madre y a mí nos hacen gracia las mismas cosas, ambas tenemos el mismo sentido del humor.
En lo que Tamara se confiesa, su perra Jacinta no deja de corretear alrededor de un estanque, como si hubiese descubierto sabe Dios qué cosa. "Hay, madre mía: ¡Jacinta, deja a la rana en paz!", le advierte su dueña.
¿Qué le pasa?
Que no ha visto muchas ranas en su vida, que no hay asfalto... Está fascinada. ¡Ven aquí!
Camisa, de Zara. Falda, de CH Carolina Herrera. Capa, de Pomandère.
Aprovechamos una última tanda rápida de preguntas antes del regreso a la capital. "Un vicio que no soporto es la obsesión por el móvil. Que es un vicio ajeno y también propio, ¿eh? Por ejemplo, cuando llevo mucho tiempo sin ver a mi hermano Julio o estoy intentando contarle algo importante a mi madre... Encuentro un poco hiriente lo de estar permanentemente con el teléfono. Y, por supuesto, detesto la mentira".
Un personaje que admire...
Santa Teresa de Jesús me inspira. María Magdalena. Y la Virgen. Virginia Wolf. Ahora estoy leyendo la biografía de Michelle Obama, que también ha tenido una vida muy inspiradora.
¿Y en la vida real? Por bajar un poquito a tierra firme.
Mis hermanos.
¿Qué tal le ha sentado cumplir 40 años? ¿Hacemos balance?
Aunque siempre me ha encantado cumplir años, cuando eres un adolescente cualquier cosa es a vida o muerte, te peleas con una amiga y parece que todo se termina... Ahora soy una mujer más segura, me conozco mejor, tengo más paz. Estoy en un momento de autocuidado muy bueno, me lo tomo todo con más calma... y eso es bonito.
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