Tamara Falcó e Iñigo Onieva, en una foto reciente tomada en Madrid. TAMARA FALCÓ IÑIGO ONIEVA
EL NEGOCIO DE LA CLÍNICA DE FERTILIDAD PARA PAREJAS MUY CATÓLICAS
Tamara Falcó recurre a Fertilitas, que aplica la naprotecnología, medicina reproductiva no invasiva, para lograr un embarazo respetando sus principios religiosos.
BEATRIZ MIRANDANO ES NINGÚN SECRETO QUE Tamara Falcó (42) e Iñigo Onieva (34) quieren ser padres y la prensa no deja de preguntarles por el tema constantemente, incurriendo en una indiscreción de la que, sobre todo ella, sale airosa siempre respondiendo educadamente, ganándose el cielo por su paciencia.
Tamara no oculta que está en
ello y se ha pronunciado sobre cuáles son sus límites a la hora de tener un bebé. Hace tiempo reconoció que no iba a congelar sus óvulos por respeto a sus principios religiosos. De ahí que haya recurrido a la naprotecnología (acrónimo de tecnología de procreación natural) para conseguir su objetivo. Es más, empezó a someterse a esta técnica antes de su boda, tal y como reveló, para adelantar tiempo. Y hoy está inmersa en el proceso: en septiembre la revista
Diez Minutos publicó unas fotografías del matrimonio saliendo de la Clínica Fertilitas Madrid, pionera en naprotecnología en España.
Este centro, que por tanto no secunda la reproducción asistida, ha sido objeto de críticas por aceptar estrictamente como pacientes a parejas -heterosexuales, lógico- casadas por lo civil o por la Iglesia, lo que
Diario.es califica de discriminación. “Se trata de un criterio y requisito de la marca, del protocolo americano de la naprotecnología, que en el caso de búsqueda de embarazo requiere un compromiso conyugal formal para optimizar resultados. También atendemos de manera individual a cualquier mujer con algún tipo de dolencia ginecológica”, afirma el director y fundador de Fertilitas en España, Álvaro Ortega, íntimo amigo de Duarte Falcó, hermano pequeño de Tamara conocido por su activismo antiabortista. De hecho, Álvaro preside la fundación Más Vida que vicepreside Duarte.
Con sucursales en Valencia, Barcelona y Pamplona, “en Fertilitas”, apunta Ortega, “buscamos las causas de la infertilidad para tratarlas médicamente. Muchos de los pacientes tienen el llamado ‘diagnóstico de origen desconocido’ y es a lo que damos respuesta”. Lo hacen a través de este método que ideó el ginecólogo y obstetra católico estadounidense Thomas W. Hilgers en 1985 y que cuenta con la aprobación de la Iglesia. La primera clínica la
apadrinó el Papa Juan Pablo II.
“La causa de la infertilidad es multifactorial. En la mujer, las causas más comunes son: endometriosis, ovario poliquístico, disfunción hormonal… En el hombre, varicocele, hidrocele, trastorno hormonal…”, sostiene Ortega. Preguntado por el factor edad, clave para la Sociedad Española de la Fertilidad, el director de Fertilitas afirma que a las mujeres de más de 35 años (sus pacientes tienen de media 36) se les informa de las cada vez menos posibilidades que tienen de quedarse embarazadas. “Somos francos al revelar patologías irreversibles”.
La naprotecnología se basa en el método Creighton, que consiste en monitorizar el ciclo menstrual de la mujer diariamente con el objetivo de identificar posibles alteraciones y realizar pruebas en días concretos para alcanzar un diagnóstico preciso. “Esto nos permite pautar un tratamiento a medida, con dosis personalizadas en función de los valores e información obtenida. Si alguna de las causas es orgánica, se indicará la cirugía de naprotecnología, muy precisa”.
A Fertilitas, que facturó en 2022 más de un millón de euros con unos benecifios de unos 250.000, se acercan parejas que no quieren recurrir a la reproducción asistida por principios pero también otras por salud debido a sus técnicas no invasivas. “Hay inquietud por los efectos secundarios en la mujer, pero también en el niño. Cada vez hay más estudios sobre ello”.
En cifras, la naprotecnología es mucho más barata que la reproducción asistida, que tiene un coste medio de 3.500 y 5.000 euros por ciclo, siendo lo más frecuente someterse a varios hasta lograr un embarazo. “Los primeros seis meses en Fertilitas no se llega a pagar 3.000 euros por pruebas y diagnóstico. Después hay una cuota de unos 120 euros al mes de seguimiento”, apunta Ortega, que denuncia los “entre 30.000 y 50.000 euros del gasto medio por embarazo en reproducción asistida” a la vez que presume que han conseguido unos 650 embarazos de “las entre 1.000 y 2.000 parejas que hemos atendido”.
En efecto, la clave está en el éxito, nada desdeñable menor que el de la reproducción asistida. Ortega refiere a un el estudio del doctor Stanford con 1.072 parejas de una edad media de 35,8 años. “Se logró embarazo en el 35,5% a los 12 meses y en el 64,8% a los 24 meses”. En IVI, sin embargo, se apuntan un 94% de éxito al tercer intento de fecundación in vitro.
“La naprotecnología renombra algo que ya estaba en los libros”, opina el ginecólogo y director médico de Ginefiv Joaquín Llácer. “Todos abordamos la medicina reproductiva desde el método científico. En los centros convencionales también nos adaptamos a la ética de cada paciente. No recurrimos a reproducción asistida siempre, no es excluyente”, sostiene. “La lucha de la infertilidad es contra el tiempo. El éxito de la naprotecnología es que se ha sabido posicionar en un
target de público conservador”.
EL MUNDO / SÁBADO 23 DE MARZO DE 2024