LAS PATENTES CON LAS QUE HA VIVIDO BIENRecibió en herencia el producto de decenas de diseños, pero ya no le rentan. Desde que falleció su esposo, ha vendido 11 bienes inmuebles. Como estrella de la tele recupera ingresosIDOIA SOTA
Mañana domingo cumple 62 años, pero Carmen Fernández- Lomana, la nueva diva indiscutible de la televisión, vive una segunda plenitud. La primera la experimentó durante su matrimonio con el diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila, trágicamente fallecido en un accidente de coche. La segunda viene de la mano de la fama, las cámaras y los fans. ¡Y qué fama! El jueves pasado estrenó el programa del verano en Telecinco,
Las joyas de la corona, donde ejerce de rígida directora de una escuela de glamour. Su debut al frente del espacio le mereció una cuota de pantalla del 14,6%, con 1.580.000 espectadores. Pero, por alejadas que parezcan entre sí, una y otra etapa están íntimamente ligadas.
Su carrera televisiva ha ido en escalada hasta entrar a formar parte de la plantilla más exclusiva de Telecinco. Su estreno tuvo lugar en
Sálvame, donde concedió una serie de entrevistas en las que la misteriosa reina de las fiestas de moda hablaba de lo enamorada que estaba de su marido y de cómo la vida se le vino abajo con su muerte en el antaño peligroso trayecto Pamplona-San Sebastián.
Conocimos sus gustos y fobias, su interés por la cultura, su colección de
chaneles y
diores, su particular visión de la crisis, que Pedro Rodríguez le hizo el vestido de su puesta de largo y que conoció al que luego fue su marido en un club de jazz de Chelsea en Londres. Pero el origen de su fortuna y el motivo de que sólo se haya convertido en un personaje de los
photocalls cumplidos los 60 siguen siendo todo un misterio, que hoy desvelamos.
Preguntada por los ceros de su cuenta, Lomana, que no acostumbra a hablar de dinero, suele zanjar el asunto con una generalidad: su marido le había dejado más de 1.000 patentes. Guillermo Capdevila (1947-1999) era un prestigioso diseñador industrial para el que la estética de los artículos era tan importante como su funcionalidad. Admirado por sus colegas, incluso se organizó en Bilbao una exposición homenaje a su carrera profesional. Un amigo suyo, Ignacio Argote Vea-Murguía, también ingeniero, escribió: «Su recuerdo se mantiene cuando casi cotidianamente me encuentro con sus diseños: una máquina expendedora en una cafetería, una lámpara en una película o en mi estudio, un teléfono, el logotipo de una marca...». Otros recuerdan su generosidad cuando, trabajando en Chile en un importante proyecto para el gobierno de Allende, ofreció su casa para muchas de las reuniones: «Hay que agradecerle que nos diera desayuno, onces y comida durante tanto tiempo, sólo a cambio de nuestra sonrisa».
Eso era a comienzos de los 70, cuando todo lo que tenían sus bolsillos de escasez lo tenía su cabeza de abundancia de ideas. Entonces, formó parte del exclusivo grupo de diseñadores que se encargó de desarrollar Cybersyn, o la internet socialista, como se la conoció después, un ambicioso proyecto para el Gobierno de Salvador Allende.
El plan, puntero a nivel internacional, consistía en crear una red de empresas y fábricas de todo Chile que estuviera conectada a través de un complejo sistema de telex que se controlaba desde Santiago, y que permitía realizar estadísticas, valorar necesidades e informar de problemas en un tiempo récord para la época. Capdevila participó más activamente en la creación de la central de operaciones, una sala hexagonal que recibió el nombre de Opsroom y, donde uno esperaría escuchar la voz cavernosa de Hal, por su estética 2001: odisea en el espacio.
A lo largo de su carrera, recibió premios internacionales como el Simo en 1985 y se hizo rico cumpliendo encargos para empresas fabricantes de artículos diversos. Diseñó sillas reclinables, pupitres plegables, batidoras... Pero se trataba de encargos que se pagaban en el momento y cuyas patentes no generaban más ingresos a la economía familiar a largo plazo.
Pero, de todos sus inventos, en la actualidad sólo figuran 10 diseños en la Oficina Española de Patentes y Marcas y sólo uno, cuya patente de exclusividad vence en 2011, tiene como titular a Guillermo Capdevila. Se trata de una manilla para puertas. Hace tiempo que Carmen dejó de vivir de las patentes de su marido.
Además del dinero que el prolífico trabajo del diseñador generó durante su vida, Carmen heredó de su marido varias propiedades inmobiliarias por toda España y una empresa, Abatte y Lomana SL, desde la que las gestiona. Pero desde la muerte de su marido hace 11 años, Carmen ha vendido muchas de estas propiedades. En 2007 se deshizo de dos inmuebles en Colmenar Viejo que la pareja había adquirido en 1995 y 1996, respectivamente; entre 1999 y 2000 vendió cuatro en Es Castell (Baleares); en 2000 invirtió en tres propiedades en San Sebastián que revendió al poco tiempo; en 2005 compró una en Madrid, que acaba de liquidar el pasado mayo; y el 27 de septiembre de 2000 hizo en pocas horas una gestión de compra-venta de un inmueble en Puebla de Lillo (León). Todavía conserva dos propiedades en Madrid, entre ellas su residencia de Chamberí, otra en Marbella y una cuarta en Es Castell, todas a nombre de su empresa.
La sociedad conserva un activo de cinco millones de euros. Pero los resultados de los últimos ejercicios son preocupantes: -42.080 euros en 2007 y -2.355 euros en 2008. ¿Será su salto a la fama una exigencia de la crisis mundial?
En su currículo de experiencias profesionales figura una
boutique de lujo que regentó en San Sebastián. Sus clientas se contaban entre lo más florido de la rica clase empresarial vasca y Carmen Lomana se permitía el lujo, según cuentan en Irún, de desatender a aquellos que osaran entrar en su establecimiento sin un atuendo que reflejara una cuenta abultada.
Entonces, tenía fijada su residencia en una villa en la urbanización Tellacordi en El Golf de Fuenterrabía. Y Lomana pudo comprobar el interés que lograban despertar su belleza y elegancia en sus vecinos iruneses. Allí la recuerdan en sus paseos de espalda recta y barbilla alta. Tampoco olvidan la ocasión en que olvidó poner el freno de mano a su coche cuando lo aparcó en las inmediaciones del polideportivo de Irún. El vehículo se empotró contra un muro y por poco atropella a una viandante.
Cumplidos los 60, Carmen ha decidido invertir sus encantos en el lucrativo negocio de la televisión, mucho más seguro que la apertura de una tienda de lujo en un momento en que los españoles se ajustan el cinturón en torno a sus cinturas ya raquíticas. Y no le ha ido nada mal. En poco más de ocho meses, Carmen ha conseguido un contrato en Telecinco y ha participado en reportajes de lujo, en Sálvame, en Más que baile y, ahora, en Las joyas de la corona. Se ha convertido en un personaje: a la Lomana se la ama o se la odia. En León, donde nació y pasó parte de su infancia, también. Mientras, Fefa, su madre, una guapa mujer con casa en la mejor calle de la capital del reino de Fernando, trata de mantenerse al margen. «Cuando alguien le dice: “Vi ayer a tu hija en la tele”; ella responde: “No sé, yo no veo los programas” », dice una vecina.
LUJOS DE BONANZAPese a tratarse de una capital de provincia donde todos terminan conociéndose, la ciudad tiene los labios sellados en cuanto a la vida de los Fernández-Lomana en León y, quienes hablan, lo hacen con informaciones contradictorias. Eso sí, todos coinciden en que la familia de Carmen es de gustos caros. Su madre y una de sus hermanas suelen comer en el restaurante Zuloaga y en Casa Rafa, ambos muy céntricos. Y, en cuanto pueden se escapan a Celorio (Llanes), donde veranean en un chalé frente al mar. Sus lujos no son poco comentados en la ciudad. Carmelo, el padre de Lomana, era un alto cargo del Banco Santander en León. Después lo destinaron a Sahagún, luego a Logroño (donde nacieron dos de sus hermanos), más tarde a Valencia y, por último, a San Sebastián. Pero el sueldo de un directivo de estas características no alcanza para mantener por todo lo alto a una familia de cuatro hijos. En León comentan que el señor Fernández-Lomana sabía invertir en productos financieros.
Ricos y guapos. «Carmencita no se ha operado », comenta una conocida: «Sus padres tienen buenos genes».
Carmen no ha dejado de visitar su ciudad de origen. No hace mucho se la vio paseando con su actual pareja, Eduardo Echave- Sustaeta. En aquel viaje se hospedaron en el Hotel Conde Luna, el mejor de León. Pese a todos los inconvenientes, Carmen ha sabido conservar su estatus. Multimillonaria, dice su rótulo de la televisión.
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Con información de Isabel Rodríguez.
LAS PATENTES
Pupitre
INNOVACIÓN. La característica que diferencia a este modelo de pupitre es la posibilidad de regular su altura [5] según las necesidades del usuario.
FECHA DE ALTA. Junio de 1988.
VENCIMIENTO. Junio de 2008.
TITULAR DE LA PATENTE. Tabervall, SA, empresa fabricante de mobiliario escolar.
Batidora
INNOVACIÓN. Esta batidora se presentó por su varilla mejorada, que según la decripción del artículo introducía mejoras sustanciales de estabilidad y funcionamiento.
FECHA DE ALTA. Julio de 1989.
VENCIMIENTO. Julio de 2009.
TITULAR DE LA PATENTE. Sammic, SA, equipos de hostelería.
Manilla de puerta
DISEÑO ESTÉTICO. El trabajo de Capdevila podía consistir en un diseño funcional, que introduce novedades en el funcionamiento de un artículo; o estético, como es el caso de esta manilla de puerta de formas redondeadas.
FECHA DE ALTA. Enero de 1991.
VENCIMIENTO. Enero de 2011.
TITULAR DE LA PATENTE Guillermo Capdevila.
Lámpara de escritorio
INNOVACIÓN. Esta lámpara de escritorio permite una perfecta orientación del foco al lugar deseado de la mesa. Además, se puede fijar el pie a la superficie donde se apoye.
FECHA DE ALTA. Enero de 1988.
VENCIMIENTO. Enero de 2008.
TITULAR DE LA PATENTE. Tabervall, SA, fabricante de mobiliario escolar y de camping.
Silla reclinable
INNOVACIÓN. Hasta entonces, las sillas reclinables se fabricaban casi siempre sin reposabrazos, puesto que no era posible
sujetarlo al respaldo y al asiento al mismo tiempo.
FECHA DE ALTA. Octubre de 1993.
VENCIMIENTO. Octubre de 2013.
TITULAR DE LAPATENTE. Mobel Línea, SL, muebles de oficina. Aún comercializa modelos parecidos.
EL MUNDO. AÑO II. NÚMERO 79. LA OTRA CRÓNICA. SABADO 31. JULIO 2010