¿ERES UN PSICÓPATA?

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EL VORAZ CEREBRO SEXUAL DE DSK

Mensajepor predator » Lun 23 May, 2011 2:10 am

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EL CEREBRO DEPREDADOR
EL VORAZ CEREBRO SEXUAL DE DSK

Narcisista, carente de empatía, desafiante e incapaz de asimilar un 'no'. Según los expertos, éstos son los rasgos característicos que explican el comportamiento de muchos violadores, y que pudieron provocar la presunta agresión sexual de Dominique Strauss-Kahn

ÁNGEL DÍAZ


La detención en Nueva York del ya ex presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, acusado de agredir sexualmente a una mujer, ha despertado en la opinión pública mundial una inquietante pregunta: en el supuesto de que las acusaciones sean ciertas, ¿por qué un hombre que lo tiene todo en la vida siente -y consiente- semejante impulso criminal? Los científicos han tratado ampliamente el problema de la violación de hombres contra mujeres, extendido en todas las culturas y todas las épocas de la historia. No existe un acuerdo total sobre cuál es el origen de esta conducta. Unos piensan que proviene de restos evolutivos grabados en nuestra psique. Otros ponen el acento en los trastornos de personalidad o los condicionantes sociales del violador. Ninguna de estas teorías es incompatible con la figura del agresor triunfador e influyente, en la que -siempre según la Fiscalía de Nueva York- cabría encasillar al político francés. Más bien al contrario, las relaciones de poder sobre la víctima, el deseo de conquistar lo inalcanzable, la arrogancia y el narcisismo son rasgos característicos de la personalidad de los violadores, o al menos en algunos de ellos.

Cierto grado de osadía y determinación, sobre todo en algunos contextos y en su justa medida, es necesario para alcanzar el éxito en numerosas profesiones. Y no hace falta acudir a ejemplos de la políticia internacional o las altas finanzas, un ambiente en el que Strauss-Kahn se ha desenvuelto con soltura durante toda su vida. El problema aparece únicamente cuando estos rasgos se expresan de forma exagerada y, a veces, patológica.

El amor desmedido por uno mismo puede desembocar en una falta de empatía hacia los demás y en sentirse con derecho a aquello que está prohibido para el resto. Estas dos cualidades, narcisismo (amor patológico por uno mismo) y reactancia (impulso por desafiar las normas), son los que mejor explican el perfil del violador de acuerdo con un estudio realizado en 2002 por investigadores de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland (Estados Unidos). La psicóloga Margarita Ortiz-Tallo, profesora de la Universidad de Málaga, destaca, además, otra característica: la personalidad antisocial.

Ser antisocial no quiere decir vivir marginado o estar en la cárcel, aclara esta experta. Hay personas con rasgos antisociales muy marcados y que, sin embargo, logran adaptarse perfectamente a su entorno, incluso tener trato afable con los demás (cuando les interesa). Hitler sería el ejemplo paradigmático. Es difícil imaginarse una personalidad más antisocial, pero fue aclamado por las masas y llegó a dominar media Europa. «El antisocial no tiene miedo a nada: es atrevido, aventurero, le gusta el riesgo... Pero no empatiza, no siente lástima por lo que le esté pasando a otra persona. En los estudios con violadores suele encontrarse este rasgo; y también en maltratadores», explica Ortiz-Tallo.

Se ha debatido mucho estos días sobre si Strauss-Kahn responde o no a los rasgos típicos que se esperan de un agresor. Antiguas amantes han dicho que tendía al sadismo en sus relaciones, y una periodista le ha acusado de un intento de asalto anterior que no fue denunciado en su momento. Michael Taubmann, autor de la biografía autorizada del político, ha declarado, sin embargo, que se trata de «un seductor reconocido, pero no responde al perfil de un violador».


DEFINICIÓN LEGAL. Los cargos concretos contra Strauss-Kahn no incluyen la violación, pero sí el intento, junto a un variado repertorio de agresiones sexuales. En España, el hecho delictivo que se le atribuye sí podría entrar en la categoría de violación. El artículo 179 del Código Penal considera dentro de esta definición al «acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías». Las acusaciones contra el ex director del FMI reflejan varias de estas agresiones, por lo que la distinción entre violación y otras figuras penales es una cuestión jurídica, que varía de un país a otro sin afectar por ello a la definición científica del perfil del atacante.

Sí existe una clara diferencia, en cambio, entre el violador de niños y el de mujeres adultas. El primero emplea habitualmente tácticas más sutiles y engañosas para acercarse a sus víctimas. El uso de una fuerza física desatada y repentina, como el que la Fiscalía atribuye a Strauss-Kahn, es característico del violador de mujeres adultas, el cual «suele ser más presuntuoso, violento e impulsivo», según indica Ortiz-Tallo.

El psicólogo social Roy Baumeister y sus colegas, autores del estudio antes mencionado, explican así su teoría de la violación, como una agresión guiada por el narcisismo y la reactancia: «Un hombre desea sexo con una mujer particular y piensa que tener sexo con ella debería ser una opción para él. Ella rechaza sus avances, sin embargo, y por tanto elimina esa posibilidad. Él se enfrenta entonces a una decisión: aceptar la negativa o usar la fuerza para obtener sexo. La reactancia provoca el impulso de reclamar la opción perdida y el narcisismo incrementa la posibilidad de tomar el camino de la coerción».

De acuerdo con este modelo, el mecanismo que pondría en marcha la agresión en el cerebro del atacante sería un desproporcionado deseo de control sobre sus propias decisiones. La mayoría de la gente entiende que su libertad queda anulada en el momento en que colisiona con la integridad física de otra persona (si no antes). Pero el violador no es capaz de aceptar que la decisión no esté en sus manos, ni depender de la voluntad de otros. La ansiedad y la rabia causadas por lo que el agresor considera una «pérdida de libertad» se ven incrementadas en el caso de las personalidades narcisistas, según los autores del estudio. «Un narcisista podría encontrar especialmente intolerable que una mujer eligiera tener sexo con otro hombre al tiempo que le rechaza a él, porque él se considera a sí mismo superior a los otros hombres».

Strauss-Kahn, a quien apodan el Gran Seductor, ha cultivado una imagen de galán dominador y profesional aguerrido. Está -o estaba- considerado por muchos como la gran esperanza del socialismo europeo, y hasta se dice que saludó a una azafata de vuelo, minutos antes de ser detenido, a la voz de «¡bonito culo!». Le gustan los coches deportivos, viste trajes de lujo y se le atribuyen numerosas amantes. En el supuesto de que las acusaciones se confirmaran, podría encasillarse dentro del perfil del violador narcisista, incapaz de asimilar un no por respuesta. Sin embargo, la mera presencia de estas cualidades no convierte a nadie en un violador, y aún habría hechos que no encajarían en el caso de Strauss-Kahn. «¿Cómo puede caer un hombre tan hábil en una situación tan tonta? Esa es la cuestión que desconcierta a mucha gente», interroga el doctor Luis de Rivera, director del Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática de Madrid.

Según este experto, el psicoanálisis ofrecería una posible explicación: «Se han descrito casos de personas poderosas que dedican toda la energía a dominar el mundo exterior y se olvidan de aprender a dominar sus impulsos. Son capaces de hacer grandes sacrificios para seguir su ambición, pero hay una parte de su energía que no saben controlar, y que se descarga en forma de apetito sexual. Es un sexo que no tiene que ver con el amor ni con la otra persona; es una descarga sexual primitiva», explica De Rivera. Si este fuera el caso, el hombre poderoso que ataca de repente a una mujer podría explicarse como «un cortocircuito, una pérdida de control sobre sus impulsos». La voluntad del agresor no sería, en estas circunstancias, hacer daño a la víctima. Simplemente, hay algo que ocurre en su cabeza y que le conduce a comportarse «como un orangután», concluye este psiquiatra.

El ejemplo del orangután no está puesto al azar. Hay muchos animales en los que se han observado cunductas equiparables a la violación. La mecoptera o mosca escorpión tiene un órgano sexual exclusivo para copular mediante coerción con las hembras de su especie. Pero las hembras de los orangutanes son las únicas que tienen suficiente desarrollo psicológico como para mostrar su rechazo, al igual que ocurriría en una agresión entre humanos. La psicología evolutiva defiende, de hecho, que la violación de mujeres tiene su origen en una adaptación evolutiva. Nuestros antepasados se habrían benecifiado de esta práctica porque les permitía fecundar hembras jóvenes y fértiles a las que, de otro modo, no habrían tenido acceso. Eso significaría que el impulso agresor aún se conserva en nuestros genes y, potencialmente, cualquier hombre podría caer en él.





    Dos veces víctima
    El dilema de comunicar si se ha sufrido una agresión


    «Al estrés que produce ser víctima de una violación hay que unir el estrés procedente del entorno», asegura la doctora Gloria Cruceta, psiquiatra clínica. «Cuando han comunicado la agresión, pueden convertirse también en víctimas de las personas a quienes se lo han comunicado», añade. La víctima de la presunta agresión perpetrada por Strauss-Kahn permanece escondida, mientras que muchas personas -incluida la mayor parte del pueblo francés, según algunas encuestas- no la consideran una víctima, sino más bien el cebo que habrían empleado los autores de un supuesto complot contra el político. La justicia norteamericana deberá decidir ahora si las acusaciones contra el ex mandatario del FMI tienen o no fundamento; y, por lo tanto, si las sospechas contra la mujer denunciante responden o no a la realidad. En cualquier caso, los especialistas han constatado que en otros casos de violación es frecuente que se produzcan reacciones contra la propia víctima. En este caso particular, y siempre en el supuesto de que las acusaciones sean ciertas, la víctima se estaría enfrentando no sólo al trauma de la agresión, sino a un entorno hostil que, dada la repercusión mediática del asunto, abarca todo el planeta.


EL MUNDO / Nº 61 / EUREKA / 22 / 05 / 2011

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Mala gente

Gente tóxica

Mensajepor Mala gente » Sab 25 Jun, 2011 12:27 am

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Gente tóxica



Envidiosos, manipuladores, mediocres, neuróticos, agresivos, victimistas... ¿Por qué sois así? La bajeza humana es un tema clásico en la literatura y en la filosofía. Ahora, el psicólogo argentino Bernardo Stamateas la clasifica en 'Gente tóxica' (Ediciones B), un ensayo que tiene dos partes de autoayuda (su propósito es dotar al lector de herramientas con las que defenderse de los malvavados con los que tiene que convivir) y una parte de reflexión: ¿qué es eso de ser mala gente? ¿Y cuánta vileza es aceptable en nuestras vidas antes de pasar a la categoría de 'gente tóxica'?

Stamateas, que ha tomado el concepto de la estadounidense Lillian Glass, responde en un correo electrónico: "Lo que las une a todas las personas a las que calificamos de gente tóxica es la baja estima y el deseo de lastimar al otro para sentirse bien. Al ser 'adictos' emocionales, necesitan robar la 'energía' para sentirse vencedores y fuertes. Son personas que nos nivelan para abajo y nos meten miedo o culpa. Los tóxicos son personas que tienen un estilo de vida 'tóxico'. Todos tenemos rasgos tóxicos en algún momento de nuestra vida, pero la manera de pensar de esta gente es perturbar a determinadas personas".

"Todos venimos 'gallados de fábrica'", continúa Stamateas, "y en algún momento aparecen comportamientos de envidia, de agresión o de crítica. Pero son ocasionales y de corta duración. El tóxico, por otro lado, lo vive como un objetivo: es una necesidad que tiene, un deseo de que el otro esté mal, que le produce una sensación de triunfo interno".

Y, sin saber mucho de psiquiatría, ¿no tiene eso que ver con la definición de psicopatía? "El psicópata es una persona que no respeta los límites, no tiene culpa, no siente angustia de sus conductas: el otro es una cosa, un objeto para ser usado y descartado. Al no sentir culpa ni angustia no tiene remordimientos a menos que llore como estrategia. Esta falta total de empatía hace 'cosificar' al otro como 'algo' y no alguien. Han perdido la claridad de lo bueno y lo malo. Todas las conductas, para ellos, son relativas: mentir, engañar, robar, estafar. Si sirven a sus propósitos las utilizan sin ningún miramiento".

La diferencia puede estar en el origen. "Nosotros somos seres culturales, familiares, psicológicos y espirituales. Nuestros comportamientos se aprenden a lo largo del tiempo bajo estas influencias poderosas: aprendemos a amar, comunicarnos, relacionarnos... Cuando internamente tenemos frustraciones, heridas del pasado, broncas guardadas, recuerdos no sanados, pueden transformarse en una 'necesidad' de lastimar a los demás... Por ejemplo, el agresivo es otra categoría que tiene que ver más con una conducta donde la persona vive enojada porque el enojo le hace sentir fuerte y necesita descalificar y agredir por su enorme inseguridad interna. Así podríamos seguir con otras categorías de tóxicos: chismoso, quejoso, envidioso".

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Knox

QUIÉN ES DE VERDAD AMANDA KNOX

Mensajepor Knox » Dom 09 Oct, 2011 11:26 pm



«¡VERGÜENZA, VERGÜENZA!» Eso gritaban los vecinos de Perugia a los pies del juzgado que absolvía a la «inocente» Amanda. Pocos se creen la sentencia.


QUIÉN ES DE VERDAD AMANDA KNOX



● Nació hace 24 años en EEUU. A los 20 se fue a Perugia (Italia) para estudiar y trabajar.

● Condenada por matar de 40 puñaladas a su compañera de piso, este lunes quedó absuelta en un nuevo juicio en Italia.

● Barbie Latza. Autora del libro «Cara de Ángel», es la periodista que mejor la conoce. Duda de su inocencia.



Se ha leído una por una las 10.000 páginas del sumario. Ha entrevistado a policías, a abogados, a jueces, a fiscales, a testigos, a amigos de los acusados y de la víctima, a sus familiares... Se ha visto concienzudamente las 10 horas del vídeo realizado por la Policía Científica en la escena del crimen. Ha escuchado las conversaciones telefónicas de los sospechosos pinchadas por orden judicial. Ha oído las grabaciones de los interrogatorios. Ha estado presente en todas las sesiones del juicio de primera instancia que en diciembre de 2009 condenó a 25 años de cárcel a Amanda Knox y a Raffaelle Sollecito por el asesinato de la estudiante británica Meredith Kercher, faltando únicamente a dos vistas de un proceso que en total duró 11 meses. Y sólo porque a su padre le fue diagnosticado un cáncer se ha perdido un par de las audiencias del juicio de apelación que, después de nueve meses, el pasado lunes concluyó con un veredicto de absolución para los dos jóvenes imputados.

No hay duda: la estadounidense Barbie Latza Nadeau, afincada en Italia desde 1996, corresponsal de la revista estadounidense Newsweek y autora del libro Cara de Ángel: la verdadera historia de Amanda Knox, es la persona que más sabe de este complicado suceso. Se plantó en Perugia el 2 de noviembre de 2007, al día siguiente de que tuviera lugar el asesinato de Meredith. Y, desde su inmenso conocimiento del caso, sentencia: «Estoy convencida de que Amanda y Rafaelle son cómplices del crimen, es algo que después de analizar toda la información resulta claro. De hecho, en Estados Unidos, con las mismas pruebas circunstanciales con las que la Justicia italiana ha decidido absolverles, Amanda estaría hoy en el corredor de la muerte».

No es la única que piensa así. La inmensa mayoría de quienes han seguido de cerca el proceso se inclinan por la culpabilidad de los dos jóvenes. Y qué decir de la opinión pública italiana... «¡Vergüenza, vergüenza!», gritaba indignada la gente concentrada a las puertas del Juzgado de Perugia cuando fue anunciada la absolución de Amanda y Rafaelle. Hasta el presidente del Tribunal de Apelaciones que hace cinco días declaró inocentes a la pareja admite que podrían perfectamente ser culpables: «Es posible que Amanda y Raffaelle sean responsables de la muerte de Meredith, pero no hay pruebas...».

En las antípodas se encuentran los medios de comunicación estadounidenses y su encendida defensa de la inocencia de Amanda. «Ningún periodista americano ha seguido el proceso, no saben nada de los indicios contra Amanda y Rafaelle, de cómo funciona el sistema judicial italiano...», ataca la autora de Cara de Ángel. «Y, además, tienen la idea preconcebida de que Amanda es víctima de una maquinaria judicial ineficiente y corrupta, porque durante cuatro años en EEUU sólo se ha escuchado una sola versión: la de los Knox. Su estrategia se basaba en dar entrevistas sólo a quienes hablaban bien de Amanda, lo que ha empujado a muchos medios a defenderla a cambio de tener declaraciones exclusivas suyas», revela Barbie Latza Nadeau, con quien, como cabía esperar, los Knox nunca han hablado ya que la consideran una enemiga. Una imagen que comparten otras muchas personas, vistos los numerosos emails y sms repletos de insultos y amenazas que le llegan a Barbie Latza por negarse a aceptar la inocencia de Amanda. «Hoy mismo me han llegado dos. Te leo el comienzo del primero: "Es usted una mujer monstruosa, realmente monstruosa..."».

Recapitulemos: la noche de Halloween de 2007, alrededor de la 23:00 horas, la estudiante británica de 22 años Meredith Kercher -llegada a Perugia un mes antes con una beca Erasmus- muere degollada en su habitación en el apartamento de Via della Pergola 7 que comparte con Amanda y otras dos jóvenes italianas. Pero nadie sabe lo que ocurrió aquella noche... Tan sólo se tiene la certeza de que Rudy Guede, un inmigrante de Costa de Marfil de 24 años que llegó a Italia cuando tenía 6, jugó un papel importante en el crimen. Aunque siempre ha negado haber matado a Meredith, las pruebas contra él son abrumadoras e incluyen, por ejemplo, restos de su ADN encontrados en el sujetador de la víctima. Fue condenado a 30 años de cárcel que posteriormente, y en virtud de las ventajas derivadas de su decisión de acogerse a un juicio rápido, le fueron reducidos a 16. Pero se da por descontado que no estaba solo en el momento en el que Meredith fue degollada. «Actuó en concurso con otras dos personas», reza la sentencia definitiva que el Tribunal Supremo dictó contra él en diciembre pasado.

    Alcohol, marihuana y sexo
Según ese fallo, así como la sentencia del Tribunal de Primera Instancia que en diciembre de 2009 condenó a Amanda Knox y a Rafaelle Sollecito a 25 años por el asesinato de Meredith, el crimen habría seguido este guión: Amanda y Rafaelle, que se conocían desde hacía sólo una semana, se habrían encontrado en la calle con Rudy y los tres habrían acudido a casa de Amanda, donde Meredith ya estaba. Habrían bebido, habrían fumado marihuana y en un momento dado Amanda y Rafaelle, aprovechando que Rudy había ido al baño, habrían comenzado a intercambiarse efusiones amorosas.

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    Meredith Kercher fue degollada en el piso que compartía con la americana.

Rudy, excitado al oírlos, habría entrado en la habitación de Meredith para tratar de desfogarse sexualmente con ella. La estudiante británica le habría rechazado y entonces Rudy habría tratado de violarla. Al oír los gritos de Meredith, Amanda y Rafaelle habrían ido a su dormitorio. Pero, en lugar de auxiliarla, se habrían sumado a Rudy al encontrar la situación excitante. Y, en mitad de ese jueguecito erótico, Amanda habría acabado cortándole el cuello a su compañera de piso. Una reconstrucción que ahora el Tribunal de Apelaciones de Perugia ha mandado al traste al dictaminar que no hay pruebas de la participación de Amanda y Rafaelle en el crimen.

Amanda, Amanda, Amanda... Desde el principio, todo este caso ha girado en torno a ella. Reúne todos los elementos para desatar morbo: es guapa, contaba sólo 20 años cuando tuvo lugar el asesinato de Meredith y costaba creer que, con ese aspecto de niña buena que llevó a los periódicos italianos a bautizarla como «cara de ángel», pudiera haber llevado la voz cantante en un crimen atroz con trasfondo sexual.

Pero, ¿quién es en realidad Amanda Knox? Muchos intuyen que la solución del caso reside precisamente en esa pregunta.

Los medios italianos y británicos la han pintado como una perversa devoradora de hombres, ansiosa por experimentar emociones extremas. Además de asegurar que odiaba a Meredith, a quien consideraba una mosquita muerta. La prensa estadounidense, sin embargo, ha insistido en retratarla como una chica joven e ingenua, víctima de los errores de Justicia italiana.

«Todo lo que necesitas es amor», se leía en su camiseta cuanto la detuvieron.

    La mentira del sida
«Amanda es un enigma. No sabemos en realidad quién es», asegura Barbie Latza Nadeau, quien sospecha que en el pasado de la joven se oculta algún oscuro secreto que no ha trascendido. La periodista esta convencida de que no es la malvada femme fatale que dicen algunos, pero tampoco la ingenua que aseguran otros. Como revela en su libro, Amanda ya había sido arrestada anteriormente en EEUU por dar una fiesta bastante escandalosa que provocó las denuncias de varios vecinos.

Sus juergas solían incluir no sólo alcohol sino también marihuana, y en Perugia no sólo se vio libre de la vigilancia familiar sino que encontró un ambiente repleto de estudiantes y donde es muy fácil conseguir drogas. Y qué decir de su desinhibición sexual: tras ser detenida por el asesinato de Meredith, la Policía le dijo que había dado positivo en el test del sida. Era un truco para tratar de debilitarla psicológicamente y empujarla a confesar. Amanda se lo tragó y trató de pensar quién la había podido contagiar, así que en su diario en prisión hizo una lista del número de personas con las que se había acostado en el poco más de un mes que llevaba en Italia: siete. Por no hablar de la bolsita con preservativos y un vibrador que dejaba despreocupadamente en el cuarto de baño que compartía con Meredith, y cuya visión tanto molestaba a esta última.

Pero, evidentemente, no es la documentada promiscuidad de Amanda Knox ni su afición por las drogas lo que hace que muchos recelen de su inocencia. Contra ella pesan varias preguntas que no encuentran una respuesta clara. Por ejemplo: ¿por qué su móvil y el de Raffaelle fueron apagados simultáneamente a las 20:30 horas de la noche del asesinato de Meredith y no volvieron a ser encendidos hasta las 6:00 de la mañana siguiente? Con el añadido de que aquella fue la primera y única vez desde su llegada a Italia que Amanda apagó por la noche su teléfono. Y si tanto ella como Rafaelle aseguran que pasaron la noche del crimen juntos en casa de éste y que estuvieron durmiendo hasta el mediodía, ¿cómo es que encendieron sus móviles a las 6:00?

Por no hablar de que cuando la Policía llegó a la casa que Amanda y Meredith compartían, tras llevarles allí el rastro de dos móviles que una anciana vecina había encontrado abandonados en su jardín, se los encontró en la puerta de la calle, esperándoles. Rafaelle aseguró a los agentes que les parecía que en la casa había tenido lugar un robo, y que habían alertado a la Policía. Pero el registro de llamadas de su móvil mostró que no era cierto. Y respecto al robo, se demostró un simulacro: había una ventana rota en la casa y ropa tirada por el suelo, sí. Pero los cristales estaban encima de la montaña de las prendas, lo que significa que la ventana había sido rota después de tirar por el suelo la ropa para hacer creer que había habido un robo.

Aunque la prueba más contundente contra Amanda son su propias palabras. «Reconoció en un interrogatorio encontrarse en la casa en el momento del crimen de Meredith y acusó del asesinato a Patrick Lumumba, un inmigrante congoleño dueño del bar en el que trabajaba. Una acusación que se demostró falsa y por la que Amanda ha sido condenada a pagarle a Lumumba 22.000 euros. Pero, ¿por qué le acusó? Y, sobre todo, aunque diga que en ese interrogatorio estaba bajo mucha presión, me cuesta creer que admitiera haber estado en la escena del crimen si no era cierto», razona Barbie Latza Nadeau.

En cualquier caso, y dado que ese interrogatorio tuvo lugar sin la presencia del abogado de Amanda, no fue admitido como prueba. Y otro tanto pasó con el cuchillo encontrado en casa de Raffaelle, en cuyo filo se hallaron restos genéticos de Meredith y en la empuñadura, ADN de Amanda. Tampoco fue admitido al considerar los peritos que podía haber resultado contaminado. Sin embargo, varios científicos insisten en que aunque es plausible que la empuñadura del cuchillo resultara contaminada dado que Amanda iba a la casa de Raffaelle, no se explican cómo podría haber llegado al filo material genético de Meredith...

«Es evidente que se han cometido muchos errores. Pero, aún sin esas pruebas, creo que había indicios circunstanciales suficientes para condenarlos. Lo que ocurre es que el sistema judicial italiano es garantista y, en caso de duda, prefiere absolver que condenar. Dudo que sepamos nunca lo que ocurrió aquella noche», sentencia Barbie Latza Nadeau.

IRENE HDEZ. VELASCO / Roma


EL MUNDO / CRÓNICA / DOMINGO 9 DE OCTUBRE DE 2011

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defecador en serie

Mensajepor defecador en serie » Jue 13 Oct, 2011 2:35 pm

La Policía de Florida detiene al «defecador en serie»

Una cámara oculta de las autoridades locales pilla in fraganti a Kenneth Martin Sorsony, un joven de 23 años, cuando depositaba sus heces ante la puerta de una escuela
EFE / MIAMI
Día 13/10/2011 - 10.30h
La Policía de Florida ha detenido a una persona a la que llevaba semanas buscando y que había sido bautizada por los medios locales como el "defecador en serie" y que en varias ocasiones depositó sus heces ante la puerta de una escuela de la localidad de Ocala.

Las autoridades locales estudiaron las imágenes de un vídeo en las que pillaron in fraganti al "bandido intestinal", como también le llaman hoy otros medios, y que resulta ser Kenneth Martin Sorsony, un joven de 23 años.

Según detallaron las autoridades locales, tras casi un mes de su primera deposición en las escaleras de la escuela Fort King de Ocala (Florida), los responsables del centro no habían conseguido identificarlo, por lo que la Policía instaló una cámara oculta, tomó imágenes y las distribuyó para pedir la colaboración ciudadana.

En las imágenes se ve cómo este joven llega con toda la tranquilidad a la puerta de la escuela con un rollo de papel higiénico en la mano, dispuesto a dejar uno de sus "regalos", a los que solía acompañar de una nota, cuyo contenido no ha querido ser desvelado por la Policía.

El diario local The Gainesville Sun asegura que el joven dijo a los agentes que le interrogaron que sus actos se debían a "malos espíritus" y que era consciente de que necesitaba ayuda.

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El retrato del psicópata

El retrato del psicópata

Mensajepor El retrato del psicópata » Sab 19 Nov, 2011 5:21 pm

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Alexander Pichushkin es el prototipo de psicópata asesino en serie


El retrato del psicópata

● La mayoría está integrado y nunca ingresa en prisión
● Todavía se les sigue confundiendo con enfermos mentales
● Podrían representar en torno a un 1% de la población



Viven entre nosotros y no siempre son violentos. Mienten, manipulan y no tienen ningún sentimiento de culpa. Hacen la vida imposible a quienes les rodean, pero suele ser difícil 'cazarles'. Son los psicópatas integrados. A veces llegan a ser encantadores, aunque sólo es una fachada. En las relaciones de pareja, a menudo, se presentan como príncipes azules y prometen la luna. Hasta que emerge el maltratador -físico o psicológico- y el cuento termina en tragedia.

Las uniones sentimentales son uno de los nichos en los que estas personas despliegan su personalidad. El experto en psicología jurídico-forense y criminológica José Manuel Pozueco Romero ha elegido como tema para su tesis doctoral a los psicópatas integrados en las relaciones amorosas. "Pretendo extraer una serie de recomendaciones para las víctimas, que son las que mayor importancia tienen y las que realmente lo pasan mal, ya que ellos ni sienten ni padecen", declara. Para proteger a quienes sufren sus desmanes, lo primero que hace falta es dejar claro qué es y qué no es un psicópata.

El término 'psicópata' tiene ya más de dos siglos de vida, pero su significado sigue suscitando una gran confusión. Prueba de ello es que aún hay sentencias que exoneran de culpa a estas personas o reducen su pena por la supuesta enfermedad mental que padecen. Sin embargo, los estudiosos tienen claro que no estamos ante una patología psiquiátrica, sino una forma de ser. "Son plenamente imputables porque tienen sus capacidades intelectiva y volitiva intactas. Es decir, saben lo que hacen y quieren hacerlo", explica Pozueco Romero.

El propio Robert Hare, psicólogo de la Universidad British Columbia de Canadá que se ha convertido en un referente indispensable en esta materia, sostiene la tesis de que los psicópatas son más malos que 'locos'. El sistema de diagnóstico que desarrolló este experto, denominado PCL-R, es la herramienta que hoy en día se utiliza en todo el mundo para identificarlos.

Entre los rasgos característicos de dicho método de diagnóstico hay algunos muy extremos, como la versatilidad criminal, el pobre autocontrol de sus conductas o la delincuencia juvenil. Sin embargo, otros nos resultan mucho más familiares: locuacidad y encanto superficial, necesidad de estimulación y tendencia al aburrimiento, impulsividad, insensibilidad afectiva y ausencia de empatía... ¿Quién no conoce a alguien que reúna alguna de estas facetas? Cuidado: sólo se considera psicópatas a los que presentan muchas de ellas y en un grado elevado.

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    Asesinos en serie

Cuando pensamos en esta clase de individuos, generalmente no miramos a nuestro alrededor. Lo primero que evocamos es la imagen de un asesino en serie. En los últimos años hemos tenido múltiples muestras, como el caso del ruso Alexander Pichushkin, detenido en 2006 tras asesinar a 49 personas desde 1992 hasta poco antes de su captura. Conocido como 'el asesino del ajedrez', pretendía que sus víctimas igualaran el número de casillas de un tablero de dicho juego, es decir, 64.

Pichushkin, que no mostró arrepentimiento alguno en su juicio, puede ser calificado como psicópata sin lugar a dudas. De hecho, casi todos los asesinos en serie responden a este perfil. Pero igual de cierto es que la mayoría de los psicópatas no llegan a ingresar en prisión y, seguramente, ni siquiera cometen delitos a lo largo de su vida. Y no es porque sean mejores personas; simplemente, no entraba en sus planes.

La cuestión es que estos sujetos son muy abundantes. No hay estudios al respecto, pero algunos expertos estiman que la psicopatía puede afectar al 1% de la población, lo que supondría unas 900.000 personas en España.

Entre quienes se dedican a indagar sobre los psicópatas existe la conciencia de que la sociedad actual potencia dicho modo de sentir y actuar. Por ello, vaticinan una epidemia de sociópatas, que es tal vez la denominación más afortunada. Al fin y al cabo, si se le pudiese llamar enfermedad, sería una patología social. Los psicópatas no nacen, sino que se hacen. Hasta ahora no se ha encontrado ninguna base biológica o genética que les caracterice de forma inequívoca.

"Es algo muy triste", apunta Pozueco Romero. "Y lo peor es que empiezan a darse casos en chavales de muy corta edad, algunos de los cuales cometen delitos gravísimos, como asesinatos y agresiones sexuales", se lamenta.

Puesto que no se trata de una enfermedad, no mejora con fármacos. Por otro lado, los intentos de rehabilitación han resultado infructuosos. La única forma de atajar el problema es la prevención. Algo muy difícil en una sociedad en la que, según el psicólogo, predomina el "superegocentrismo" y el afán de "tenerlo todo al precio que sea".

En cuanto a las víctimas de estos sujetos, recomienda mucho sentido común. "Si se te presenta alguien que te ofrece una vida de película, desconfía", aconseja. Una persona con "la vida bien configurada y un carácter poco dependiente estará más protegida, pero no debemos subestimar las capacidades de estos sujetos", advierte.

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sin conciencia

Mensajepor sin conciencia » Sab 19 Nov, 2011 5:57 pm




Retrato de un Psicópata


Robert Hare, psicólogo y presidente del Grupo de Investigación Darkstone, en Vancouver (Canadá) ha pasado gran parte de su vida desentrañando los misterios de la mente de los psicópatas. Su nombre pasará a la historia de la psiquiatría por ser quien ideó el método más utilizado en el mundo para identificar a aquéllos que no sienten empatía por los demás. Hare, sin embargo, es el polo opuesto: empatiza y se emociona con facilidad, algo evidente al ver cómo le brillan los ojos al hablar de su hija, fallecida hace poco. Autor del libro Sin conciencia. PDF (Ed. Paidós), ha visitado Madrid invitado por la Fundación Santander Central Hispano.

    Pregunta.- ¿Por qué decidió dedicarse a los psicópatas?

    Respuesta.- No fue algo pensado. Estudié en Estados Unidos y cuando mi hija enfermó tuve que volver a mi país, Canadá, donde encontré trabajo de psicólogo en una cárcel. Allí conocí a muchos psicópatas. Me preguntaba por qué unos cumplían las leyes y otros no.


    P.- ¿Y qué ha descubierto?

    R.- No mucho. Durante cientos de años los médicos los han etiquetado de formas diferentes. Cuando comencé a trabajar, en los años 60, no había métodos estándar para medir la psicopatía y por eso diseñé uno, la Lista de Comprobación de la Psicopatía (PCL-R, en inglés). Es un test de personalidad con 20 ítems que trata de descubrir la falta de empatía con los demás. A través de una entrevista y con datos del historial de la persona, el médico obtiene una puntuación por cada ítem. Si es cero, no tendrá nada psicopático y si es dos, será un psicópata muy claro. En total, son 40 puntos. Una persona normal está entre dos y tres, pero en la cárcel la media es de 20 puntos. No sabemos cuál es el punto de corte para ser un psicópata, pero sí que a más puntos, es más problemático: comete delitos, maltrata a la familia, manipula, etcétera.


    P.- ¿Y un terrorista? ¿Tiene también cierto grado de psicopatía?

    R.- Es complejo. Es cierto que muchas organizaciones terroristas son atractivas para los psicópatas. Encajan bien allí porque les permiten hacer lo que harían de todos los modos, pero también son un problema para la organización porque sólo piensan en sí mismos, son impulsivos y poco leales. Son así de nacimiento. Un soldado necesita formación para matar, un psicópata no.


    P. - Luego, ¿son muy peligrosos?

    R.- Bueno, el 99,9% no mata. Hay muchos psicópatas en los negocios y la política. Y suelen ser encantadores, de esos que te convencen. Pero las resonancias magnéticas del cerebro han mostrado que cuando un psicópata habla de la muerte de un niño las partes de su cerebro que procesan las emociones están inactivas, como si hablara de fútbol. Por contra, se les activan las áreas del pensamiento. procesan los datos, pero no sienten.


    P.- ¿Son cómo máquinas?

    R.- En cierto modo, son como máquinas muy potentes no guiadas por las reglas. En las personas normales, no hay pensamiento sin emoción.


    P.- ¿Y su origen?

    R.- No lo sabemos. Las últimas investigaciones muestran que hay partes su cerebro emocional que son más pequeñas de lo normal. ¿Era así su tamaño? ¿Se quedaron pequeñas por falta de uso? ¿Hay genes que regulan que se activen? Sabemos que hay rasgos de la personalidad que tienen un componente genético, pero ese material que da la naturaleza es el entorno el que lo moldea. También hay estudios de genética conductual con gemelos. Uno de Viding, con más de 3.000 gemelos de siete años, midió la aparición precoz de la psicopatía.


    P.- ¿Qué rasgos nos pueden indicar si un niño será un psicópata?

    R.- Suelen muy impulsivos, mienten, maltratan a sus compañeros...


    P.- ¿Y tienen tratamiento?

    R.- Poco se puede hacer. Para empezar, la gente no cree que haya personas así. Pero las madres sí observan que, tratando igual a sus hijos, uno es diferente. Les quieren igual, les educan igual, pero con el psicópata no habrá conexión emocional. Y hay tratamientos, pero poco desarrollados.


    P.- ¿Hay muchos psicópatas a nuestro alrededor?

    R.- En las cárceles de EEUU suponen el 15%. En la sociedad en general, el 1%. Por sexos, parece haber más hombres, pero puede deberse a que las mujeres han estado sometidas a más control de su comportamiento.


    P.- ¿Y hay más que en el pasado?

    R.- Parece que sí. Puede ser porque la sociedad es más permisiva. Se valora al poderoso, al que sube sin escrúpulos; y las películas ensalzan al que más mata. Los psicópatas, además, son promiscuos. Tienen muchas parejas y muchos hijos, que abandonan. Hace miles de años, esos niños morían y ahora no. En todas partes los hay. Incluso en un paraíso utópico nos encontraríamos con uno.


    R.- Entonces no sería el paraíso.

    P.- Cierto, por eso es una utopía.


Robert Hare: «La sociedad no puede defenderse de los psicópatas, son ellos los que hacen las reglas»

Sonríe Robert Hare. A menudo y como mirando hacia otra parte, con la sonrisa levemente amarga de quien ha visto mucho, quizá demasiado, pero a pesar de ello no ha conseguido que su mensaje termine de


Sonríe Robert Hare. A menudo y como mirando hacia otra parte, con la sonrisa levemente amarga de quien ha visto mucho, quizá demasiado, pero a pesar de ello no ha conseguido que su mensaje termine de calar. Los psicópatas no son solo los fríos asesinos de las películas. Están en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas. Los peores, dice, llevan ropa de marca y ocupan suntuosos despachos, en la política y las finanzas. La sociedad no les ve, o no quiere verles, y consiente.


    -¿Por qué parece que en ciertos países hay más psicópatas que en otros?

    -No es cierto. Es un problema universal, igual en todas partes, solo que en algunos países se tolera más. Por ejemplo, en Sudán, matar se considera un comportamiento aceptable. Incluso en Estados Unidos, comportamientos que hace 15 años no se aceptaban, ahora sí. Comportamientos claramente psicopáticos y que aparecen continuamente en el cine y la televisión. Violencia, maldad, premeditación, sangre fría, falta de remordimientos...


    -¿Es la falta de empatía el elemento clave de la psicopatía?

    -Sí. La empatía es una característica humana y se puede representar en una curva. La mayoría estamos en el centro. Y ambos extremos son malos. Tampoco es buena demasiada empatía. La naturaleza nos ha dado la capacidad de conectar. Pero los psicópatas no tienen esa capacidad.


    -¿Es cierto que son más inteligentes que el resto?

    -Si hablan de medicina, parece que saben más que un médico, aunque el interlocutor sepa que no saben nada. Si van detrás de un político y le hacen una foto, ya dicen que son amigos. Parecen inteligentes, pero en realidad no son especialmente brillantes. Algunos sí, claro. Y cuando son inteligentes son más peligrosos.


    -¿Están mezclados con nosotros, en el mundo real?

    -Por supuesto. Y la mayoría de los psicópatas no son asesinos. Están en la política o en los negocios. Y si cometen un asesinato es, a lo mejor, porque te has puesto en su camino o porque sencillamente no les has caído bien. Están en todas partes. Son personas que saben controlar a los demás pero parecen muy buenos. Tienen carisma y son líderes. Carisma sin conciencia.


    -¿Qué proporción de psicópatas hay entre la población?

    -Cerca del 1%, según una estimación que hice hace diez años. Pero nuevos estudios demuestran que depende mucho de cómo se mida y de los criterios que se usen.


    -Usted creó los test de psicopatía más utilizados...

    -Sí. En dos versiones. La primera (PCLR) consta de veinte criterios y la segunda (PCL) mide doce. Es esta segunda herramienta, más sencilla, la que se más se utiliza. Los resultados se colocan en un diagrama con dos ejes. Uno de puntuación, entre 0 y 24, y otro de población. La mayoría de las personas tienen puntuaciones muy bajas, pero a partir de 18 puntos son psicópatas. Y, efectivamente, existe cerca de un 1% de la población con más de 18 puntos.


    -¿Se puede ser amigo de un psicópata?

    -Sí, pero no mucho. Hay personas a quienes les encantan los psicópatas. Porque son divertidos. Te van a engañar y a chupar la esencia, pero resultan atractivos, aún a costa de ese precio tan alto. Al final, cuando ya no les sirves, te dejan. Los psicópatas son esponjas emocionales y absorben todo lo que tengamos. Pero si exprimes una esponja, suelta todo lo que cogió. Ellos no. Si los aprietas, sólo saldrá polvo.


    -¿Cómo influye ese 1% de psicópatas en el resto de la sociedad?

    -Ese 1% puede tener impacto sobre millones de personas. Fíjese, por ejemplo, en los grandes escándalos financieros, con pérdidas para miles de personas. Detrás hay una mente psicópata. En los grandes negocios la psicopatía no es una excepción. ¿Qué tipo de persona cree usted que es capaz de robar a miles de inversores, de arruinarles aunque después se suiciden? Dirán que lo sienten, pero nunca devolverán el dinero. Es incluso peor que lo que hacen muchos asesinos.


    -¿Y los políticos?

    -La política y el póker son dos ocupaciones cuyas reglas obligan a mentir y engañar. Si los políticos fueran sinceros no serían elegidos. Muchos son mentirosos a secas. No tienen forzosamente que ser psicópatas. Pero la política es un medio fantástico para que se desarrollen, el mejor ambiente, el ideal. Igual que los negocios, que cambian con mucha rapidez. Ahí los psicópatas se desenvuelven como pez en el agua.


    -¿Quiere decir que en círculos políticos y financieros hay más psicópatas que entre la población normal?

    -Por supuesto que sí. Docenas de políticos de alto nivel deberían claramente estar en la cárcel. Son psicópatas, pero no puedo decir nombres. Tengo impresiones, y muchas. Pero debería aplicarles mi test. Me gustaría estudiar a algunos más a fondo. Y eso complicaría mucho la vida de los políticos honrados.


    -¿Cómo puede la sociedad defenderse?

    -Es prácticamente imposible para la sociedad defenderse de eso. Porque son ellos los que, además, hacen las reglas, dictan los principios y gastan millones para explicar al mundo que lo que hacen es fantástico. No sé lo que podríamos hacer. Para esto las elecciones no sirven. La gran mayoría de las personas no funcionarían bien en estos puestos. Lo dejarían, no servirían. No quiero decir que todo el mundo en esas posiciones sea psicópata, pero sí digo que el porcentaje entre ellos es muy superior al 1% general. Y que con diez ejecutivos, o políticos psicópatas entre mil, ya sería suficiente. Un pequeño ejército de soldados puede ocupar un país entero.


    -¿Qué hacer entonces?

    -Lo mejor y lo único que se puede hacer es intentar comprender. Y la sociedad no lo entiende porque la psicopatía es diferente. No hay patrones, como pasa, por ejemplo, con la esquizofrenia. Pasan años antes de identificar a un psicópata.


    -¿Se puede curar?

    -No. No tenemos procedimiento alguno para curar porque no hay nada que curar. Es un comportamiento con anomalías neurológicas. Pero no hay pacientes que pidan ayuda, que sufran. El problema lo tienen los demás. Ellos están perfectos, y se sienten perfectos. Nunca podrán sentir empatía, ponerse en el lugar de otra persona, tener sentimientos hacia alguien. Ni siquiera por los seres más próximos, padres, hermanos, pareja, hijos... Los psicópatas no tienen emociones, y no es posible enseñárselas.

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tóxicos

manipuladores emocionales

Mensajepor tóxicos » Mié 30 Nov, 2011 4:48 pm


Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta, pero todos hemos sido víctimas alguna vez de un chantajista emocional. De hecho, todos hemos manipulado a alguien, aunque sea con un inocente “si no te duermes viene el Coco” dicho a un niño insomne.

Pero la cosa se agrava cuando caemos víctimas de manipuladores ‘profesionales’, aquellos que, a sabiendas o de forma inconsciente, hacen uso de todas sus armas psicológicas para conseguir que nuestro comportamiento se adecúe a sus deseos y sus expectativas. Como la madre que, por teléfono, tose exageradamente para provocar en su hija el sentimiento de culpa por haberla ‘abandonado’ estando enferma. O la pareja que se lamenta de cuánto se aburre sola en casa mientras el otro sale, por ejemplo, a practicar deporte. O el amigo que se declara ‘desolado’ por no pasar tanto tiempo como querría con su compañero del alma. O…

Todas ellas son fórmulas realmente eficaces para responsabilizar a otra persona de las carencias y la dependencia de uno mismo, aunque no sean en absoluto su culpa. Así se consigue hacer a la víctima sentir mal y reconducir su actitud para que cuide a la madre, pase más tiempo con su pareja renunciando a sus propias aficiones o deje de lado algunas obligaciones para salir a divertirse con el amigo.

“El manipulador recurre principalmente a la culpa, generando situaciones donde cualquier persona normal o altruista reaccionaría ayudándolo naturalmente”, explica la psicóloga argentina Mariana Barrancos, autora del libro Abuso emocional: el enemigo invisible.

El manipulador es por lo general una persona insegura y dependiente. Como explica la psicóloga Bárbara Tovar, esta personalidad suele estar arraigada en “progenitores igual de manipuladores o excesivamente protectores o con altos grados de ansiedad”.


Te chantajeo para que me digas que me quieres

Con ese bagaje emocional, los manipuladores, por lo general, carecen de los recursos necesarios (negociación, asertividad…) para manejarse en las relaciones sociales y por ese motivo recurren al único modo que han aprendido de obtener reconocimiento, atención y cariño, el chantaje.

Imagen Esta actitud puede tomar diferentes formas. Por ejemplo, la de víctima (“me estás hundiendo”), la de amenaza (“como sigas así me voy a tener que ir para siempre”), la de verdugo o castigador (“si lo vuelves a hacer no te dejo ver más a los niños”) o la de la eterna esperanza (“si te portas bien conmigo verás lo felices que seremos”).

Otra forma muy común de manipulación es la de la deuda eterna. El “con lo que yo he hecho por ti…” sirve de excusa perenne para exigir cuanto se quiera mientras la víctima, condenada de por vida a pagar esa deuda, no ve cómo salir de la espiral y se siente incapaz de negar la falsa evidencia de que le debe todo a su manipulador por aquello que hizo un día lejano.

En cualquiera de las formas de manipulación hay un factor común, como recuerda Barrancos: “sea como sea, para el manipulador, la culpa de todos sus problemas siempre está fuera, nunca es suya. Y la solución también es ajena a ellos: los demás tienen que ayudarles, sin condiciones”.

Los manipuladores con frecuencia, explica Tovar, llevan la situación hasta el límite para conseguir lo que pretenden. “Llegan al extremo, ponen a la víctima contra las cuerdas para ver cómo reacciona, consiguen achantarla y luego, con la reconciliación, vienen los elogios que querían escuchar”. Porque, en el fondo, lo que buscan los chantajistas emocionales es el reconocimiento ajeno constante, como forma de afianzar una autoestima de la que carecen.

La repetición de este patrón de conducta hace que quienes sufren chantaje emocional con frecuencia reaccionen rápido para evitar males mayores e intenten apaciguar al manipulador al primer aviso de conflicto. Pero eso es, precisamente, lo contrario de lo que hay que hacer.


No le des el caramelo

“No hay que darle el caramelo. Cuando se tira un farol (porque raramente van a cumplir sus amenazas) la víctima debe posponer su reacción y explicarle que de esa forma no va a conseguir nada, que pruebe a pedirlo de otra manera”, explica la terapeuta. “Esta reacción de la víctima seguramente provocará un incremento de la conducta manipuladora, pero es importante no asustarse y mantenerse firme hasta que cambie”, añade.

Aunque no es fácil, obviamente. Los manipuladores son con frecuencia personas muy cercanas a la víctima y emocionalmente muy implicadas. Padres, hermanos, amigos o –sobre todo- pareja, aunque también pueden serlo compañeros de trabajo, jefes o conocidos. Pero es obvio que cuanto mayor es la implicación emocional, más complicado resulta darse cuenta de que uno es víctima de un manipulador y, sobre todo, pararle los pies. Máxime si tenemos en cuenta que las personas más proclives a convertirse en víctimas son, como recuerda Tovar, “aquellas más inseguras, con baja autoestima y necesitadas de atención. Las que tienen poca asertividad (son incapaces de decir ‘no’ o de poner límites) y las que desempeñan un rol de conducta inhibido”.

Es necesario que este tipo de personas haga caso omiso de los intentos de su manipulador por minar su confianza. Sobre todo en relaciones de pareja, el chantajista va poco a poco socavando la autoestima de su víctima a través de la humillación y la pérdida del respeto hasta que obtiene un altísimo poder sobre ella después de haber anulado casi por completo su independencia, su asertividad y su propia imagen. “De tanto hacerlo durante años, los chantajistas se convierten en expertos en localizar el punto débil de las personas, y es ahí donde más atacan para conseguir sus objetivos”, explica Tovar.

Sin embargo, ese control sobre las personas ni siquiera les satisface del todo. “Los manipuladores son víctimas de su propia estrategia y por lo general no son felices. Ellos mismos se suelen autodefinir como personas muy vulnerables y viven con un miedo constante al rechazo, al abandono, poniendo siempre a prueba sus relaciones personales”, añade la psicóloga.

Para finalizar cabe destacar que, como recuerda Barranco, todos manipulamos en alguna medida. “Pero una cosa es sugerir que necesitamos un reloj nuevo cuando se avecina nuestro cumpleaños y otra muy distinta es vivir manipulando a los demás para no tener que hacernos cargo de nuestros problemas ni que buscar soluciones a los mismos”.

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CARAMELO

Mensajepor CARAMELO » Jue 01 Dic, 2011 1:31 am

los argentinos, están siempre igual. no cambian. :shock:

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turbo

LAS RAÍCES DE LA VIOLENCIA

Mensajepor turbo » Lun 12 Dic, 2011 1:44 am




    LAS RAÍCES DE LA VIOLENCIA
    Científicos de EEUU descubren anomalías neurológicas al analizar la materia gris de criminales encarcelados que no sienten remordimiento alguno

    Viaje al cerebro enfermo de los asesinos psicópatas

    MARÍA RAMÍREZ / Nueva York
    Corresponsal[

La cárcel de Fox Lake está plantada en medio de 500 hectáreas de bosque y cultivos propiedad del estado de Wisconsin. Lo más parecido a una ciudad, Waupun, está a 15 kilómetros, tiene 10.000 habitantes y la última vez que produjo una noticia de cobertura nacional fue en 1883, cuando The New York Times descubrió «el caso sensacional» de dos mujeres que se habían casado y vivían como «marido y mujer».

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Mike Koenigs, junto a un escáner que usa en sus investigaciones.

Un trío de 'cracks'

La psicopatía es una condición poco estudiada, pero quienes la han tocado se dedican a ello por completo. En este caso, han coincidido los grandes expertos de Estados Unidos: Kent Kiehl, profesor cuarentón y estrella frustrada del fútbol americano, Joseph Newman, un veterano y concienzudo psicólogo de la Universidad de Wisconsin, y Mike Koenigs, joven promesa de la neuropsicología. Kiehl es quien controla la técnica gracias a su máquina móvil para las resonancias magnéticas que pasea de cárcel en cárcel. En toda su carrera dice haber escaneado el cerebro de algo más de 2.000 prisioneros, entre ellos un 15 o 20% de psicópatas. Kiehl había trabajado en Canadá, donde fue alumno del creador de la lista oficial de la psicopatía, Robert Hare, en Connecticut y en Nuevo México.

Pero en Wisconsin ha encontrado el contexto más apropiado. Su sistema carcelario es el más colaborador a la hora de intentar terapias. «Entienden lo que está en juego», explica también Newman. Fox Lake, con más de 1.000 presos, ofrece más posibilidades que las cárceles en Nuevo México. Y es sólo el principio, porque la ciudad vecina, Waupun, es conocida como Prison City por su variedad de centros de detención para jóvenes, adultos, hombres y mujeres.

Newman llevaba años haciendo experimentos con los cerebros de ratas y su trato con los detenidos se limitaba a hacer entrevistas y tests. «No hay que perderse en la técnica, lo importante son las preguntas», repite hoy. Pero con Kiehl ha encontrado la parte que le faltaba para completar sus teorías.

A medio camino entre los dos, está Koenigs, muy dispuesto, entusiasta y el más joven, especializado en el estudio de lesiones cerebrales. En Fox Lake, Koenigs y uno de sus estudiantes se encargaron de analizar el resultado de las fotos escaneadas. El trío quiere seguir unido por los buenos resultados que han conseguido después de pruebas dispersas durante años. «Lo próximo es continuar con estudios sobre cómo cambia el cerebro con el tratamiento. Lo haremos en cárceles juveniles y con tratamientos específicos. Ahora no me puedo quejar de nada», dice Kiehl.



Esta primavera, un camión marcado con las letras de Siemens que transportaba una máquina móvil de resonancias magnéticas cruzó la valla eléctrica de cuatro metros de la cárcel y después su muro, un poco más alto. Aparcó delante de la enfermería. Y por ese tubo de resonancia pasaron docenas de prisioneros dispuestos a fotografiarse el cerebro. Las imágenes de una veintena eran distintas de las del resto de compañeros condenados, como ellos, por asesinato o violación y crecidos igual que ellos en familias violentas o en la calle. Sus delitos y sus vidas se parecían, pero sus cerebros, no. Los 20 diferentes eran psicópatas.

Un equipo de 15 psicólogos y neurólogos siguen trabajando ahora en ésta y otras cárceles de Wisconsin para entrevistar a prisioneros voluntarios y escanear sus cerebros. Observan, en particular, la masa gris de los clasificados como psicópatas, capaces de mentir, violar o asesinar sin sentir remordimiento o más sentimiento que si estuvieran frente a un objeto. Su condición es una de las más difíciles de identificar entre las enfermedades mentales.

Los psicópatas no sufren las manías o las alucinaciones de la esquizofrenia o la personalidad bipolar. La denominación médica de psicopatía sólo está descrita dentro del desorden más genérico de «personalidad antisocial». Pero la imagen de los cerebros de los considerados psicópatas, después de un test, es distinta de la habitual.

Las fotos que cuelgan ahora de las celdas de algunos presos de Fox Lake que presumen de «tener el cerebro muy grande» muestran que apenas hay conexiones entre la amígdala, donde se almacenan y procesan las emociones, y la parte de la corteza cerebral que se encarga del riesgo, el miedo y la toma de decisiones. Desde que logró que la Universidad de Nuevo México le comprara un aparato móvil para hacer resonancias magnéticas, el profesor Kent Kiehl va de cárcel en cárcel para hacer pruebas a los prisioneros. Estados Unidos tiene la población carcelaria con más rasgos de psicopatía del mundo, cerca de un 20%, muy superior a la europea, según los pocos datos disponibles. En la población general estadounidense, se estima que la condición afecta hasta al 1%. Es decir, que hasta tres millones de personas son psicópatas, aunque sólo una parte llegue a manifestarlo con violencia criminal.

En el caso de Wisconsin, Kiehl acudió tras la llamada de Joseph Newman, un profesor de Psiquiatría que lleva 30 años intentando demostrar que la psicopatía es una condición genética o adquirida que se puede prevenir y tratar. Newman ha hecho, sobre todo, trabajo de laboratorio y está centrado en catalogar los rasgos psicológicos externos, pero reconoce que un defecto físico es más fácil de explicar. «La gente está más interesada cuando les enseñas diferencias en el cerebro. Así podemos señalar algo. Sus cerebros son realmente diferentes. Muchas veces la gente cree que el crimen se debe a factores socioeconómicos. Pero los psicópatas son diferentes. Los prisioneros de la misma edad, el mismo nivel de inteligencia y el mismo entorno, pero no clasificados como psicópatas, no muestran estas alteraciones», explica Newman a EL MUNDO.

Un equipo de entrevistadores seleccionó a los prisioneros. Les preguntó sobre sus caóticas vidas y empezó a medir sus respuestas con la lista de referencia sobre la psicopatía llamada PCL-R e inventada por el psicólogo canadiense Robert Hare. Este elenco examina 20 aspectos que se gradúan según la biografía del estudiado y lo que cuenta. Se miden así sus mentiras patológicas, falta de empatía, delincuencia juvenil, promiscuidad o descontrol.

    Los investigadores están recorriendo las cárceles de EEUU con un escáner paramestudiar los cerebros de los psicópatas

    Consideran que estos individuos padecen una enfermedad genética o adquirida que se puede prevenir y tratar
En una escala del 0 al 40, el 95% de la población sacaría algún punto, pero sólo quienes superan los 30 entran en la definición de psicópata. Un caso como Brian Dugan, que violó y mató a dos niñas de siete años y a una enfermera de 27 después de haberla atropellado en Illinois. Confesó sus crímenes en 2009, más de dos décadas después de haberlos cometido. Su nivel de psicopatía superaba los 36 puntos que se consideran la barrera más extrema.

Dugan es capaz de hablar de sus crímenes «como si estuviera hablando de qué ha desayunado» y lo hace, como la mayoría, con distancia y sin mostrar ninguna agresividad. «Nosotros llegamos sin ningún tono de confrontación. Nadie crea problemas», explica Kiehl a este diario.

Desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, el equipo de psicólogos entrevistó en Fox Lake durante una hora u hora y media a violadores y asesinos. Entre unos 60, encontraron a 20 psicópatas, con puntuaciones cercanas a 40. «Les gusta interactuar con los profesores. Y tienden a colaborar más que los estudiantes que analizamos en la Universidad», cuenta Newman. En 30 años y después de tratar con más de 6.000 prisioneros, ni él ni sus asistentes recuerdan ningún incidente.

Una vez seleccionados, pasaron por el tubo. Los marcados como psicópatas mostraban una y otra vez las mismas deficiencias de comunicación con la amígdala. Las pocas conexiones existentes no respondían de manera normal. Los detenidos reaccionaban a imágenes y se les pedía que graduaran la aceptación moral de frases como «acostarse con tu madre», «el aborto», «escuchar a los demás» o «la guerra en Irak». Sus respuestas eran filtradas ante la posibilidad de más mentiras, síntoma del carácter psicópata. «Por primera vez se ha encontrado una diferencia en la estructura y el funcionamiento del cerebro», explica Kiehl, que seguirá haciendo visitas a Wisconsin y posiblemente a otros tres estados para seguir analizando cerebros.

La esquizofrenia se considera como atenuante en un juicio, pero la psicopatía, no. Anders Breivik, el noruego que mató este verano a 77 personas en un campamento juvenil, ha sido diagnosticado con esquizofrenia paranoide. Si la Fiscalía de Oslo aceptara este argumento, el asesino podría ser internado en un psiquiátrico. No sucedería lo mismo si fuera definido psicópata.

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    El cerebro de un psicópata. Imágenes obtenidas por resonancia magnética del cerebro de un psicópata,
    que muestran una actividad reducida en regiones cerebrales vinculadas al procesamiento de emociones (en color azul).
Pero si hubiera pruebas de que la psicopatía es un defecto físico, los tribunales podrían prestarle más atención. Los responsables del estudio de Wisconsin dicen que ése no es su principal objetivo. «Si alguien comete un crimen, no importa que tenga esquizofrenia, psicopatía o cualquier otro problema; el público tiene que estar protegido, esté el criminal en una prisión o en un psiquiátrico especial. Pero espero que aprendamos más de la mente de los psicópatas, desarrollemos tratamientos mejores para ellos y podamos reducir el impacto que tienen en la sociedad», asegura Kiehl al ser preguntado sobre el asesino noruego.

«Los psicólogos no le van a decir al sistema legal lo que se debe hacer. Ellos tendrán que decidir la utilidad de este descubrimiento y si los daños cerebrales son circunstancias que pueden mitigar una sentencia», explica también Newman. «Mi interés es estudiar la psicopatía como un desorden más, igual que se estudia la esquizofrenia o la depresión», dice.

La obsesión en Wisconsin es ayudar a prevenir la enfermedad mental. Incluso desde la infancia y sin las costosas e improbables resonancias magnéticas. Una vez identificadas las mayores diferencias cerebrales, los psicópatas elegidos se someten exámenes y, con sus respuestas, si se demuestran que están estrechamente correlacionadas con los defectos cerebrales, se puede diseñar un test -siempre más barato- para detectar esa anormalidad.

Las alteraciones pueden ser genéticas o consecuencia del comportamiento. «El cerebro es plástico, es muy maleable y puede ser cambiado. La experiencia prematura puede cambiar las conexiones del cerebro. También otras elecciones personales o la educación pueden modificar la manera en la que procesa información emocional y cognitiva. Y si cambias la manera en la que te comportas, tu cerebro va a reflejar esas influencias. Es una carretera de doble dirección», explica Newman. Entre los 35 y los 45 años, los rasgos se suavizan mientras que se agudizan en la adolescencia. «Hay que tratar la condición cuanto antes mejor», dice Kiehl. El cerebro es más vulnerable cuando está formándose. Algunos estudios han relacionado la esquizofrenia con virus contraídos por la madre en el segundo trimestre del embarazo. La disposición de los transmisores cerebrales también puede cambiar con la educación, los traumas físicos o la exposición a agentes tóxicos. Puede modificarse para mal, pero también para bien.

Las diferencias cerebrales de los psicópatas sólo se han encontrado en hombres, que manifiestan entre tres y cinco veces más rasgos de personalidad antisocial que las mujeres. Los niños son los más inclinados a la crueldad con los animales. «Mi esperanza es identificar mecanismos psicológicos y biológicos de este desorden. Si se encuentra en niños, se puede tratar como déficit de aprendizaje, que es de auto-regulación», dice Newman. Los psicópatas tienen dificultades para hacer varias cosas a la vez y sentir emociones.

    Estos delincuentes cometen cuatro crímenes de media antes de los 40 años

    La esperanza es hallar una terapia que pueda curar esta enfermedad mental
En Fox Lake, los profesores probaron a ofrecerles más dinero si atendían a las instrucciones para hacer mejor un ejercicio cuando ya lo estaban haciendo. Era una forma de entrenar su concentración. El equipo también tiene una beca para experimentar con sustancias que alteran el comportamiento. La esperanza es que un día una pastilla cure a los psicópatas.

Pero ni los fondos ni el estudio de la psicopatía tiene la prioridad de otras enfermedades mentales más aceptadas porque no suelen tener consecuencias criminales. «Tenemos que ir a Washington a convencer a las agencias», dice Newman. «Muchos jueces y científicos saben que la psicopatía es una enfermedad, pero es difícil disociar la ciencia de la imagen hollywoodiense. Sus cerebros son diferentes», afirma Kiehl, que defiende invertir más en esta investigación. Los psicópatas delincuentes, más inclinados al delito que los esquizofrénicos, cometen, de media, cuatro crímenes violentos antes de cumplir los 40. Cada año le cuestan al Estado al menos un billón.




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Cine / Psicópatas de celuloide
El rostro incierto del horror puro

El cine de los 70 descubrió el poder escalofriante de los asesinos sin motivo

LUIS MARTÍNEZ /Madrid



«Ni siquiera puedo insinuar cómo era, porque era un compuesto de todo lo que es impuro, pavoroso, indeseado, anormal y detestable». Si en algo coinciden los mejores especialistas del ramo -sean cineastas, literatos o mediopensionistas- es en la imposibilidad ontológica de describir al monstruo, de acertar siquiera con la más somera descripción del mal. Y eso, cuanto menos, infunde respeto. La frase de arriba es de Lovecraft en El extraño y, como es sello irrenunciable de toda su literatura, el escritor se limita simplemente a dejar que la imaginación trabaje. Es el lector el que, impelido por la prosa pegajosa y helada del escritor de Providence, es invitado a reconstruir con sus propios miedos el aspecto de lo innombrable. Y eso, ya sí, da repelús.

El cine que en la década de los 70 se decidió a renovar desde sus cimientos el género de terror no hizo otra cosa que hacer suyas las enseñanzas no sólo de Lovecraft sino del mismísimo coronel Kurtz. El personaje de El corazón de las tinieblas transmutado en el cráneo perfecto de Marlon Brando en Apocalypse now sabe que no hay palabras que describan el horror. Quizá sólo el sueño recurrente de un caracol caminando por el filo de una navaja de afeitar podría acercarse a esa sensación de orfandad, de vacío, de desvalimiento. La soledad o el horror.

Y eso vale tanto para la aproximación que Roman Polanski hizo al más villano de los villanos (el mismísimo Belcebú) en La semilla del diablo como para, quizá, el primer genuino psicópata asesino que viera el cine de la mano de Peter Bogdanovich en El héroe anda suelto, su voluntarioso estreno como director. En los dos casos, el patio de butacas es invitado a un aquelarre entre la ambigüedad y el silencio. El director polaco niega al espectador lo que le lleva prometiendo desde el primer minuto. El hijo de Satán nace y su madre, la angelical Mia Farrow, no le mata. No le queda otra que rendirse al poder de su propia sangre. La imagen del demonio se resuelve en un único plano de unos ojos, quizá siniestros.

Cuando Bogdanovich aceptó la oferta de Roger Corman de rodar una película de terror no hizo sino lo que cualquiera podía esperar de un hombre que consideraba Psicosis la peor película de Hitchcock (como recuerda Jason Zinoman en el libro imprescindible y recién traducido Sesión sangrienta): darle la vuelta. El héroe anda suelto cuenta la historia de un hombre perfectamente normal. Demasiado normal. Eso sí, hablamos de una criatura brutal. Acude al supermercado y con la misma normalidad con la que otros hurgan en las ofertas, él compra balas. Bogdanovich acababa de crear el retrato clínico de un asesino que no necesita más justificación que el espanto.

Al contrario de lo que hizo el maestro del suspense con Norman Bates en la última escena de Psicosis, ahora no se daban explicaciones sobre el monstruo. Y eso era lo aterrador. El diablo nace, el asesino mata y la gente muere masacrada con el rigor natural de los ciclos de la vida y, sobre todo, de la muerte. Sin justificación ninguna. El terror, ya lo dijo el coronel Kurtz, no admite palabras.

De repente, el cine descubría el placer que experimenta la audiencia al no ser arrullada al calor de un dictamen clínico. Bates arrastraba un trauma infantil y, por eso, hizo lo que hizo en la ducha. Lo que vendrá a partir de ahora no admite psicólogo o neurólogo alguno. Antes de llegar al Travis Bickle de Taxi driver, Michael Myers en La noche de Halloween surge de la sombra tan inidentificable como el extraterrestre de Alien o el escualo de Tiburón. Los psicópatas de La matanza de Texas son a la vez verdugos y víctimas y los zombies de La noche de los muertos vivientes se encuentran en un lugar improbable entre la vida y la muerte. Ambigüedad es la palabra.

Cuando en los años 80 aparezca Harry, retrato de un asesino, en los 90 el Hannibal Lecter de El silencio de los corderos y, algo más tarde, en 2007, Javier Bardem consiga el Oscar por un feo corte de pelo en No es país para viejos, la imagen del piscópata como la perfecta metáfora del hombre del saco ha dejado ya su cubículo del cine de género. Ver a un hombre que mata sin aportar ninguna prueba en su descargo, nos devuelve a la primera sensación de pérdida; a la infancia en estado terroríficamente puro. El intento de estos psicólogos y neurólogos de la página de al lado, convierte en enfermedad la gratuidad de la barbarie. Buena noticia para la ciencia, pésima para el cine de terror. Lovecraft no acertaba a describir el mal y, en su indefinición, residía el auténtico horror. El horror.





    MALOS PORQUE SÍ

    Michael Myers. Antes de que el director Rob Zombie le buscara un origen y le adjudicara un escabroso y pertinaz trauma infantil, el protagonista de 'La noche de Halloween' (John Carpenter, 1978) es un ser endemoniado y voraz que responde a algo mucho más grande que el resentimiento, la venganza o el odio, la simple sed de sangre.

    Leatherface. El villano de 'La matanza de Texas' (Tobe Hopper, 1974) en realidad no es tal, simplemente padece un retraso mental y actúa, motosierra en mano, empujado por su enfermedad y su familia (realmente enferma). Por primera vez, el malvado se ofrece en crudo incapaz de entender el horror de sus atrocidades.

    Hannibal Lecter. Fino gastrónomo, psiquiatra, hombre de mundo... Jonathan Demme, con la ayuda inestimable de Anthony Hopkins, convirtió al personaje creado por Thomas Harris en el primer psicópata en ganar el reconocimiento del gran y culto público. Hasta cinco Oscar ganó 'El silencio de los corderos' en 1991.

    Paul y Peter. O como quiera que se llamen. El director austriaco Michael Haneke acertó con el mejor retrato del horror que ha dado el cine reciente en 'Funny games' (1997 y 2007). Unos simples huevos, una urbanización para ricos, una vida tranquila... El escenario perfecto para la más terrible de las pesadillas.



EL MUNDO. SÁBADO 10 DE DICIEMBRE DE 2011

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espinaca32

Mensajepor espinaca32 » Lun 12 Dic, 2011 10:02 am

Los artículos que habeís posteado dejan sin palabras, en los tiempos que corren no sabes nunca si la persona con la que compartes tu vida puede llegar a ser la que te la quite de la manera mas cruel. Por suerte hice la prueba de psicopatía que dejabais al principio y pensé que era el novio de la hermana... ufff

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SusiTroter
Pequeño saltamontes
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mmmm...

Mensajepor SusiTroter » Vie 16 Dic, 2011 10:20 am

El psicópata trabaja al margen de los tiempos de la gente normal, es decir, tiene procesos propios y autoinducidos. Interpretarlos con criterios de persona normal es una pérdida de tiempo

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PSICÓPATAS

LOS PSICÓPATAS QUE DOMINAN EL MUNDO

Mensajepor PSICÓPATAS » Lun 19 Mar, 2012 6:22 pm

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LOS PSICÓPATAS QUE DOMINAN EL MUNDO

«Cuanto más asciendas en la escala social, más psicópatas te encontrarás», dice el principal experto del mundo en estos enfermos mentales. ¿Conoce alguno? Póngale cara con nuestro test


Los psicópatas, según dicen los psicólogos, hacen girar el mundo. El mayor especialista actual en psicopatía, Robert Hare, autor de la escala de evaluación por excelencia para detectar este trastorno, me dijo recientemente con gesto angustiado: «Nunca debí haber centrado mi investigación en las prisiones. Debí haber pasado el mismo tiempo en la Bolsa».

-¿En serio? Es imposible que los psicópatas del mercado de valores sean tan malos como los psicópatas asesinos en serie.

-Los asesinos en serie destruyen familias-, replicó-. Los psicópatas del mundo de la empresa y la política arruinan economías. Pueden arruinar una sociedad entera.

Bob estaba diciendo que esta era la sencilla explicación del mayor misterio de la historia. ¿Por qué es tan injusto el mundo? ¿Cuál es la causa de la injusticia económica salvaje, las guerras brutales, la crueldad empresarial diaria? La respuesta: los psicópatas. [...]

TEST DEL PERFECTO PSICÓPATA
1. Locuacidad y encanto superficial
2. Concepto elevado de la propia valía
3. Necesidad de estimulación
4. Mentiras patológicas
5. Manipulación/Engaño
6. Ausencia de sentimiento de culpa
7. Escasa profundidad de los sentimientos
8. Crueldad / falta de empatía
9. Estilo de vida parasitario
10. Control deficiente de la conducta
11. Conducta sexual promiscua
12. Problemas de conducta precoces
13. Falta de metas realistas a largo plazo
14. Impulsividad
15. Irresponsabilidad
16. Incapaz de aceptar la responsabilidad de los propios actos
17. Relaciones de pareja múltiples
18. Delincuencia juvenil
19. Revocación de la libertad condicional
20. Versatilidad delictiva


Añada dos puntos por cada rasgo de la personalidad que encaje con el individuo analizado, uno si sólo lo cumple a medias y ninguno si no refleja en absoluto su forma de ser. El perfecto psicópata obtendría el máximo: 40 puntos. Una persona sin ninguna tendencia psicopática se quedaría en el mínimo: cero. Si el analizado supera los 30 puntos, se recomienda un estudio en profundidad para determinar si padece esta enfermedad.


Otra psicóloga, la profesora de Harvard Martha Stout, me contó que los rasgos de carácter que impulsan a determinados ejecutivos en su imparable carrera hacia la élite son los mismos que empujan a otros psicópatas a asesinar brutalmente y robar. Estamos hablando de locuacidad y encanto, una total (y neurológica) falta de empatía y conciencia, un ego desmesurado, una gran capacidad para mentir sin remordimientos... Si comparas los matices de sus personalidades les encontrarás inquietantemente parecidos.

«Resulta aterrador y asombroso», le dije a Martha, «que ese pequeño grupo de psicópatas influyentes nos mangonee la vida al 99% de los ciudadanos de a pie. Son ellos quienes empiezan las guerras, crean la injusticia económica, colapsan el sistema financiero…».

«Es un pensamiento estremecedor», admitió ella. «Es algo en lo que no solemos pensar demasiado a menudo. Y es que nos enseñan a creer que, en el fondo, todo el mundo tiene conciencia. Pero ellos adoran el poder. Les encanta ganar. Si despojamos el cerebro humano de toda empatía y amor, no queda gran cosa excepto el deseo de triunfar».

«¿Significa eso que los psicópatas predominan en los círculos más altos?», le pregunté. «Sí», respondió. «Cuanto más asciendas por la escala social, mayor será el número de psicópatas que encuentres».

A pesar de todo, yo seguía teniendo mis dudas. Para los psicólogos puede ser fácil decir este tipo de cosas. Ellos construyen su reputación con declaraciones polémicas como estas. Me pregunté: ¿sería posible probar estas teorías? ¿Podría convertirme en un cazador de psicópatas, entrar en los pasillos del poder, acercarme sigilosamente a directivos con fama de implacables en busca de rasgos de carácter psicopáticos? Me pareció una idea brillante.

Y eso es lo que he estado haciendo los dos últimos años. Por eso estoy totalmente cualificado para evaluar la psicopatía. Tal vez estés en el peldaño intermedio de una gran corporación, preguntándote si posees las siniestras cualidades que te harán llegar a la cima. ¿Eres lo bastante psicópata para lograrlo?

profundidad escasa de los sentimientos.Según Hare, siempre es una sorpresa agra-dable que un psicópata hable abiertamente de su capacidad de experimentar emociones. Casi todos las fingen. Cuando ven que una persona se conmueve ante el sufrimiento humano, les parece fascinante. Nos estudian y aprenden a imitarnos, como se-res del espacio que intentan pasar desapercibidos, pero si mantenemos los ojos bien abiertos, podemos detectar la impostura.

La teoría de Hare es que los psicópatas se delatan a sí mismos por matices en la construcción de frases y detalles parecidos, incluso cuando fingen ser normales. No pueden evitar usar expresiones que les delatan.

FALTA DE EMPATÍA. A mediados de los 90, una enorme compañía estadounidense de electrodomésticos llamada Sunbeam estaba en una situación delicada. Los directores ne-cesitaban a alguien capaz de reducir costes sin piedad, por lo que ofrecieron el trabajo a una persona que parecía disfrutar despidiendo a gente. Su nombre era Al Dunlap y había labrado su reputación cerrando fábricas por encargo de Scott, la empresa de papel higiénico. Había un sinfín de his-torias sobre él yendo de una fábrica a otra, despidiendo a empleados de formas curiosas y a veces inquietantes. En una fábrica de Mobile (Alabama), por ejemplo, preguntó a un hombre cuánto tiempo llevaba allí.

-30 años- replicó, orgulloso, el empleado.

-¿Por qué querría a alguien 30 años en la misma empresa?-, dijo Dunlap, mirándole perplejo. Unas cuantas semanas después, cerró la fábrica y despidió a todo el mundo.

CONCEPTO ELEVADO DE LA PROPIA VALÍA. Llaman la atención su ego hinchado y la opinión exagerada que tiene de sus capacidades. Cuando estuve en la mansión de Dunlap, le pregunté si creía tener un Concepto Elevado de la Propia Valía (uno de los puntos del test). Negarlo hubiera sido difícil, teniendo en cuenta que estaba justo debajo de un retrato suyo: «Sin duda: si no crees en ti mismo, nadie lo va hacer».

AUSENCIA DE REMORDIMIENTOS: Las afirmaciones de muchos psicópatas revelan la convicción de que el mundo está dividido en «depredadores y presas». O lo que es lo mismo: que sería estúpido no aprovechar la debilidad de los demás. Hare me dijo que, cuando un psicópata dice que hay presas y depredadores, hay que entender que lo afirma como un hecho probado.

LOCUACIDAD Y ENCANTO SUPERFICIAL. Los psicópatas pueden ser muy encantadores. Y aparentemente galantes. Todo lo cual, por supuesto, seduce a los consejos de dirección y los departamentos de RRHH casi tanto como la propensión a destruir empleos para aumentar los beneficios. Los psicópatas también pueden ser enigmáticos, una cualidad que florece con la distancia. Nos fascina la gente que oculta algo, y los psicópatas lo hacen siempre por-que, en cierto modo, no están del todo aquí.

IMPULSIVIDAD. La impulsividad no es más que otra forma de decir «rapidez de análisis». Algunas personas pasan semanas sopesando los pros y los contras. Otras, en cambio, toman decisiones en 10 minutos. La profundidad escasa de las emociones evita que tengan, según la definición de Al Dunlap, «sentimientos absurdos». La ausencia de remordimiento les da libertad para seguir adelante y lograr más «grandes cosas». Para un psicópata, no tiene sentido ahogarse en las penas.

MANIPULACIÓN Y ENGAÑO. El momento más inquietante de mis viajes fue cuando entrevisté al líder paramilitar haitiano Emmanuel Toto Constant, que tuvo a todo su país, a comienzos de los 90, en la palma de su mano. Él controlaba un poderoso escuadrón de la muerte que aterrorizaba a los partidarios de Jean-Bertrand Aristide, presidente electo y exiliado en aquel momento. Ahora, Toto estaba en la cárcel en el Estado de Nueva York.

Me reuní con él en la sala de visitantes.

-Deseo que la gente me quiera-, me dijo.

-¿Qué te quiera?-, me extrañé.

-Quiero que piensen que soy un gentleman. Que me quieran. Si no me quieren, me siento mal. Es importante que me quieran.

-Vaya. Nunca pensé que te pudiera importar tanto gustar a la gente-, le dije, frunciendo el ceño. No encontraba nada psicopático en él.

-¿No es eso una debilidad? Ansías gustar a los demás. ¿No es una debilidad?

-¡Ah, no!-, rió Toto, señalándome animadamente con el dedo-. En absoluto. Si la gente te quiere, puedes manipularles para que hagan lo que tú quieras-, aseguró, guiñándome el ojo con un gesto conspirador.


¿Es usted un psicópata?, de Jon Ronson, se publica el martes (Ediciones B)

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Schizein Phren

Mensajepor Schizein Phren » Dom 03 Jun, 2012 11:45 pm

Yo... quiero saber su opinion...
Desde que soy pequeña siempre he sido bastante sadica y fria ante las cosas (pequeña como de 4 años ¬¬) y bastante violenta y retraida
Hace unos meses que he tenido episodios cada vez mas violentos, cuando llego al punto donde no puedo controlarme y comienzo a gritar y golpear todo lo que vea me pierdo & depues despierto sin saber que hice e_e
la primera vez que me paso en un ataque de celos comenze a gritarle a mi novio & cuando reaccione le estaba apretando el cuello ( xD se comenzaba a poner morado) le presionaba las manos con mis rodillas y ( despues el me conto) que le estuve gritando un buen rato.
Cuando suelo conocer a la gente me dicen que me veo muy linda y tierna, pero con el paso del tiempo (cada vez se va reduciendo mas) comienzo a ponerme muy fria, paranohica e histerica.
Ultimamente me he dado cuenta que me gusta manipular a la gente para obtener lo que quiero, no me da remordimiento alguno y hasta se me hace divertido ver todo lo que hacen...

no puedo abrir mi correo asi que os dejo mi fb Bafometh Darko Gyllenhaal espero con ansia su resultado

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turbo

Mensajepor turbo » Dom 14 Oct, 2012 10:24 pm

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"La niña" era Caín


Un crimen sin precedentes ha sucedido aquí al lado, en Torrejón de Ardoz (Madrid). Una chica de 16 años decide acabar con la vida de su hermano, que no le deja salir con sunovio, quien se encarga de ejecutarlo. La violencia juvenil se disparó en España en los últimos años

LUCAS DE LA CAL


María Jesús, de 16 años, y su novio, el fontanero Miguel Feliú, de 22, en las vacaciones en la playa que se tomaron después de asesinar a sangre fría a David Micaelo, de 21 años, el hermano de ella.


María Jesús espera impaciente en su habitación a que su hermano David Micaelo y sus cuatro amigos terminen la partida de póquer. «¡Escalera de color!», grita David emocionado. Acaba de ganar su último premio. Paradójicamente con corazones, cuando al suyo apenas le quedaban un par de horas de vida.

Son las cinco de la mañana del 2 de agosto en el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz. El hachís y la marihuana consumidos copiosamente por David han obnubilado su mente, dándole un placentero sueño en el sofá. ¡Llegó la hora! María Jesús, aprovechando que su hermano duerme, abre sigilosamente la puerta de la vivienda. Entran su novio, Miguel Feliú, y un amigo de éste. Se aproximan al sofá donde yace David. Miguel saca una pistola y le dispara en la frente.

Un mes después del asesinato a sangre fría, impresiona ver las imágenes de María Jesús, adolescente española de 16 años, y Miguel, de 22, de vacaciones en la playa. Felices, uno encima del otro, entre besos, caricias y fotos. ¿Será que están celebrando que habían matado al hermano? Quién sabe, pero derrochan alegría. Un amor eterno como recitaba Bécquer en su poema. También un amor frío y sin conciencia, manchado de sangre.

    -¡Hay que matar a mi hermano!

    -Sí. Voy a volarle la cabeza.
Esta enrevesada historia parece propia de una película de Tarantino y su Pulp Fiction, o de las sangrientas y exitosas Saw (ya van hasta siete secuelas con gran entusiasmo juvenil). Pero la película de María, David y Miguel es verídica y transcurre a la vuelta de la esquina. Para los supervivientes, fue una auténtica representación. Cómo si no entender el teatro y la sangre fría que mostró María Jesús tras ordenar a su novio a asesinar a su hermano. Hiela la sangre. «¡Han entrado dos hombres en mi casa y han matado a mi hermano!», gritaba llorando la adolescente aquella noche para que la oyera el vecindario. A la policía, y a los vecinos curiosos que se acercaron, María Jesús declaró que se encontraba en su cuarto, escuchó una detonación, salió al salón, vio a su hermano muerto en el sofá, se asomó por la ventana y vislumbró a dos encapuchados huir en un BMW negro -seguramente lo único cierto de su declaración fue esto último, ya que su novio Miguel tiene un coche de esta marca-. «La chica cruzó al edificio de enfrente y desesperada llamó a un telefonillo. A gritos explicó lo que había ocurrido. Los vecinos pudimos escuchar sus chillidos de lamento. Se la veía realmente afectada», afirma Mercedes, vecina del barrio.


UNA BALA EN LA FRENTE

Cuando llegaron los facultativos de una UVI móvil del Summa, hallaron al joven boca arriba con un orificio de bala en la frente, por el que había perdido mucha sangre. David fue trasladado al Hospital Gregorio Marañón de la capital, donde falleció a las ocho de la mañana.

¿Hubo duelo? ¿Siguió la adolescente cainita con su representación? No pudo. No fue capaz. Tampoco quiso. «En el tanatorio María estaba muy serena, indiferente, como si el que estuviera muerto no tuviera nada que ver con ella», admite Roberto, un amigo de David. «Esos días de luto, se los pasaba con su novio y amigas fumando porros en el parque como si nada hubiese pasado».

David Micaelo (Mika le llamaban sus amigos), de 21 años, recibió un tiro en la cabeza porque su hermana pequeña, la niña de la casa, así lo decidió. ¿El motivo? Su novio y su hermano se llevaban mal. Simplemente eso. David, que era padre de un bebé de ocho meses, nunca había tolerado esa relación. No soportaba a Miguel y había obligado a María Jesús a separarse de él. Pero la adolescente de la casa (son tres hermanos), harta de las insistencias y amenazas de su hermano, quiso dar un paso más. Sin vuelta a trás.

Decidió matarle con la ayuda de su novio y un amigo de éste, José Robles Torres, de 20 años. ¿Ciudad Juárez, Monterrey o el estado mexicano de Sinaloa? No. Torrejón de Ardoz, a las afueras de la capital de España.

Tras dos meses de investigaciones en los que la joven pareja siguió con su vida sin ninguna alteración, su farsa finalmente ha sido descubierta esta semana. El grupo VI de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial descubrió que fue la niña quien dejó entrar a los asesinos. Iniciaron las investigaciones, ataron cabos y destaparon todo este entramado de hermanicidio sin piedad. El acompañante del pistolero, el tercero en la escena del crimen, terminó cantando con todo lujo de detalles. Ella también se derrumbó ante la Policía, aunque después quiso desdecirse ante el juez.

Noche del jueves, víspera del Pilar. La gente que pasa por el portal número 4 de la calle Arroyo, en Torrejón de Ardoz, levanta la cabeza hacia arriba buscando el 2ºA. «Allí vivían los hermanos y la novia de David [la víctima] con el bebé», comenta una vecina.

    -¿Y los padres?

    -Sabemos poco de ellos. Parece ser que se separaron y llevan sus vidas por su cuenta. El padre estuvo en la cárcel y la madre vivía con su actual pareja. Los chicos eran muy reservados, nunca hablaban de su familia.
Paseando por la oscura y cerrada calle Arroyo, se puede vislumbrar la gran diversidad étnica que hay en el municipio. Rumanos, sudamericanos y africanos poblan la mayor parte del vecindario. Torrejón de Ardoz (100.000 habitantes), cuna de la cultura hip hop en España, tiene un 18% de inmigrantes. Pero ni María Jesús, ni su hermano David ni quien apretó el gatillo llegaron de mundos lejanos. La figura bíblica se invirtió de género. Caín era ella.

En su barrio se respira estos días algo más que inquietud. Más allá también. La agresividad de los adolescentes es uno de los temas que más preocupan a padres y educadores. La propagación de estos comportamientos entre los más jóvenes está encendiendo las alarmas en España. Hay más de 30.000 menores como autores de infracciones penales. ¿Por los videojuegos violentos?, ¿porque viven en barrios conflictivos, se educan en colegios precarios, están atrapados en pésimas situaciones familiares...? ¿Qué le pasa por la cabeza a una adolescente de 16 años para llegar a ordenar la muerte de su propio hermano?


TRASTORNO ANTISOCIAL

El psiquiatra y catedrático Luis de Riviera, autor del libro Crisis emocionales, tiene algunas respuestas. Él ve en la actuación de la adolescente madrileña y sus compinches «un crimen violento cometido con una finalidad práctica. El hermano quería imponer su autoridad y se lo quitaron de encima. Hay una notable carencia de sentimientos. Es un crimen premeditado. Sin remordimientos. Ambos han vivido en un entorno difícil y todo eso les ha influido en coger ese camino en la vida».

En 2011 los asesinatos de menores fueron 27; se abrieron 33 expedientes por delitos de agresión sexual de máxima gravedad y 473 por violencia de género. Expertos estiman que entre un 11 y un 16% de los adolescentes españoles desarrollan alguna forma de agresividad.

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Sanitarios del Samur trasladan a David al quirófano dos horas después de recibir el disparo.

«Lo que María Jesús presenta», dictamina De Riviera, «se llama trastorno antisocial. Son personas muy frías que pierden la noción de la importancia de las normas de convivencia, como son las leyes y los derechos individuales. Han tenido que aprender a vivir muy deprisa y desde muy jóvenes». Como es el caso de María Jesús. La figura paterna que tenía era la de su hermano David, con el que mostró la rebeldía contra el padre. «Sólo que su rebeldía ha llegado a ser de una psicópata», afirma el especialista Luis de Rivera.

En Torrejón de Ardoz, en la calle del delito, hay explicaciones más de andar por casa. Nicoleta, rumana, pasea a su bebé cuando se para enfrente del gran portal negro donde ocurrió todo. Su sentencia: «Cada uno tiene lo que se merece». Su reflexión: «Diariamente veía a mucha gente entrar y salir de esa casa. Había algo muy raro allí. No me daba buena espina ese chico».

En los banquitos del parque de «atrás del puente», se reúnen todas las tardes los chavales de la ciudad madrileña que aloja una base aérea de uso militar. De María Jesús dicen sus amigas que es una chica extrovertida y divertida pero que estaba muy pillada por su novio, y él la manipulaba siempre. «Es buena chica. Siempre está sonriendo y haciendo bromas. Si de verdad ha ayudado a matar a su hermano, es porque su novio le ha comido la cabeza de tal forma que María se ha visto obligada a pedirle que le mate. Ella es incapaz de tomar esa decisión por sí misma», justifica Noelia a su amiga.

Suso, litrona en mano derecha y porro en la izquierda, también defiende a María. «Su hermano era un cabrón. Le pegaba muchas veces porque ella no le obedecía y no quería dejar a su novio». Jandro, sentado al lado, le pasa a Suso el mariachi (un porro de hachís y marihuana), pero no está de acuerdo con su amigo. «El Mika era buen chaval, y nadie se merece morir así. Eso sí, últimamente pasaba una hierba más mala…».

David trabajaba de comercial, pero era conocido en Torrejón de Ardoz por ser el camello del barrio. Título que, según los vecinos del municipio, curiosamente compartía con su verdugo, Miguel Feliú. Ambos competían por pasar más hachís y marihuana por la zona. De ahí también su rivalidad. De Miguel, que trabajaba en una empresa de fontanería en Fresno de Torote (Madrid), hay denuncias por tráfico de estufefacientes y maltrato, al igual que las hay de su compinche en el asesinato, José Robles. La víctima tampoco se queda corta: dos antecedentes por malos tratos -supuestamente a su propia hermana- y robo con violencia.

«Es injusto todo lo que se está diciendo sobre David. Era sobre todo una buena persona, familiar, fiel a sus amigos. Alguien que ha sabido sobreponerse y tirar adelante en su vida», le defiende su amigo Roberto.

Ha empezado a llover y los chavales se van del parque para no mojarse. Alina, la ex novia del difunto David, pasea junto a una amiga por la avenida principal mientras hablan. «No se merecía acabar así. Le conocí hace cinco años cuando estudiábamos Formación Profesional en el instituto La Naves en Alcalá. Me enamoró porque era la única persona en el mundo que siempre me sacaba una sonrisa». Veinteañera, rubia, ojos verdes, delgada, Alina habla con lágrimas en los ojos.

Menea la cabeza cada vez que piensa en María Jesús como instigadora del crimen: «David siempre ha sido como un padre para ella. Es injustificable lo que ha hecho». Instintivamente, se echa la mano al bolso, saca su móvil y muestra la imagen de un joven delgado, sin camiseta y casi rapado, con quien salió unos meses. Es David, el Mika. «Mira que guapo era. Siempre vestía de chandal, era muy deportista. Y un crack al ping pong».


HALLARON PASAMONTAÑAS

¿Y la hermana, la fratricida, la Caín? María Jesús estudiaba hasta ahora en el instituto público Luis León de Torrejón de Ardoz. Y no precisamente de manera ejemplar. Asiduamente se saltaba las clases para estar con su novio. Con cierto desparpajo, su carácter extrovertido y su mirada imponente atraían la atención de muchos chicos. «Es muy guapa y te ríes mucho con ella, pero con ese novio... ninguno nos atrevíamos a acercarnos mucho», dice un chico de su colegio.

Mantuvo la careta hasta hace nada. Sólo se derrumbó la niña María Jesús, ya en el interrogatorio policial, ante la evidencia del crimen. Sin embargo, no se ha encontrado todavía la pistola con la que Miguel «voló la cabeza» a su cuñado. La Policía nacional ha registrado el piso de Torrejón y el de Alcobendas que había heredado Miguel, el novio pistolero, tras morir su madre, hace más de 10 años. También el negocio de fontanería y la casa en la que vivía en Fresno de Torote. Han hallado pasamontañas (en eso no mintió la niña) y las culatas de dos armas, pero no la del crimen.

La magistrada titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Torrejón de Ardoz ha acordado la prisión provisional comunicada y sin fianza de Miguel y de José. Mientras, María Jesús, está a disposición de la Fiscalía de Menores. Con la confesión ya hecha de aquel diálogo definitivo.

    -¡Hay que matar a mi hermano!

    -Sí. Voy a volarle la cabeza.
Después creyeron que sólo venían unas largas vacaciones en la playa. Sin remordimiento...



PAREJA CRIMINAL. María Jesús (16) y su novio, Miguel Feliú (22), se besan después de supuestamente asesinar a David (21), quien era como un padre para la adolescente.


EL MUNDO / CRÓNICA / DOMINGO 14 DE OCTUBRE DE 2012

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Invitado

Mensajepor Invitado » Vie 23 Nov, 2012 2:13 am

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AUSTRIA | En el sotano de la heladería que regentaba
Cadena perpetua para la española que descuartizó a dos ex parejas en Viena

La ciudadana hispano-mexicana Estibaliz Carranza ha sido condenada este jueves a una pena de cadena perpetua por el asesinato de su exmarido en 2008 y de un novio en 2010, a los que descuartizó y cuyos restos escondió en el sótano de la heladería que regentaba en Viena.

El veredicto fue anunciado este jueves por un jurado en la Audiencia Provincial del Viena tras cuatro días de un juicio que comenzó con la acusada reconociendo la comisión de los dos crímenes.

La pena de cadena perpetúa dictada por la jueza del caso incluye el internamiento en un centro para criminales con desequilibrios mentales, ya que el peritaje psicológico consideró que, aunque es responsable de sus actos, Carranza padece de un grave transtorno de personalidad.

En sus palabras finales antes de que el jurado se retirase a deliberar, Carranza aseguró entre sollozos que lamentaba haber matado a sus víctimas. Tras escuchar el veredicto sin mostrar emoción aparente, Carranza consultó con sus abogados y anunció la interposición de una apelación y un recurso de nulidad, según informa la agencia austríaca Apa.

La última jornada del juicio estuvo marcada hoy por el testimonio de la experta que ha realizado el peritaje psicológico de Carranza y que asegura que no hay motivos para considerar que la procesada no era responsable de sus actos.

"Siempre tuvo claro lo que era correcto y lo que no", declaró la psiquiatra Adelheid Kastner, quien descartó que los asesinatos puedan ser considerados crímenes pasionales.

Kastner sí advirtió de que la condenada padece de graves transtornos de personalidad y advirtió del riesgo de que vuelva a cometer actos violentos.La experta explicó que en ambos casos Carranza recurrió a una estrategia de "deshacerse" de parejas que no satisficieron sus expectativas afectivas y su necesidad de reconocimiento y que la condenada no fue capaz de poner fin a esas relaciones de una manera convencional.





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