ISABEL PANTOJA
SE DECLARARÁ CULPABLE PARA NO IR A JUICIO
La cantante quiere pactar con la Fiscalía y evitar la mediática vista. Negocian una multa de un millón y medio de euros y una pena de dos años de prisión. En ningún caso iría a la cárcel
COTE VILLAR
La escena se desarrollaba el pasado lunes en un rincón de la Audiencia Provincial de Málaga. Entre el barullo del juicio de la operación Malaya, letrados e imputados van y vienen. En una esquina, uno de los abogados de Isabel Pantoja se acerca a un representante del Ministerio Fiscal y le anuncia: «Isabel ha aceptado el pacto». Luego detallan los pormenores: un millón y medio de euros de multa y una pena de dos años de cárcel (dato importante: el código penal prevé que si la pena impuesta es inferior a dos años de prisión y no hay antecedentes, no entraría en la cárcel). El fiscal sonríe y se dan la mano. Es el primer paso para que la gran ópera judicial que iba a tener lugar a partir del 28 de junio no se represente. Al menos con sus protagonistas principales: Isabel Pantoja, Julián Muñoz y Maite Zaldívar.
Las implicaciones de esa conversación son sustanciosas. Si se concreta el pacto, Isabel Pantoja asumiría su culpabilidad en el delito de blanqueo de capitales a cambio de evitar el juicio. Es decir, adiós a la foto más esperada de la temporada: Julián, Maite e Isabel sentados en el banquillo.
Ese jueves 28 -dentro de un mes-, a las 9.45 de la mañana, comienza a verse en la Ciudad de la Justicia malagueña la separata del caso Malaya. La causa se desligó de su matriz para abordar exclusivamente el blanqueo de capitales, el que afectaba precisamente a los personajes más mediáticos de la trama. Aunque el caso lleva meses juzgándose, es ahora cuando llegaba el número principal: la entrada en escena del ex alcalde de Marbella, su ex esposa y la que fuera su pareja desde 2003 a 2006. Una ensalada muy indigesta para la cantante sevillana.
DIFÍCIL DECISIÓN
A Isabel Pantoja le ha costado tomar esta decisión, porque pactar con la Fiscalía implica retractarse y reconocer su culpabilidad. Desde aquellas fatídicas imágenes de su detención en 2007, Isabel siempre ha defendido su inocencia. Según ha podido saber este suplemento, de hecho, sigue sintiéndose libre de culpa. Considera que es «una víctima de su propia ignorancia». Pero hay factores que han pesado más en esta decisión que el mantenimiento acérrimo de la dignidad. Por un lado, la precaria salud de su madre, doña Ana, de 81 años, para la que sería fatal ver de nuevo a su hija protagonizando el via crucis mediático, subiendo la escalera penosamente rodeada de fotógrafos, mirar al frente una vez ya en la sala, explicándose una y otra vez. Sería dramático para su madre y también para ella, que estas semanas previas al juicio había descendido a las tinieblas anímicas. Le daba pánico sentarse en un banquillo con Julián y Maite. Esa imagen ha sido su némesis.
Aquel lunes, minutos después de que la defensa de Pantoja y el Ministerio Público llegaran a un acuerdo verbal -que ahora habrá que ratificar y pulir-, un corrillo de abogados valoraba la nueva situación. «Eso lo paga con dos programas de televisión, si llega a firmarse, será un acuerdo muy positivo para ella». Lógico. El fiscal acusa a Pantoja de haber blanqueado 1.848.000 euros, por lo que pedía para ella tres años y medio de prisión y una multa de 3.680.000 euros, el doble de lo presuntamente blanqueado. Con el acuerdo al que podrían llegar, se quedaría en dos años de cárcel y una multa de menos de la mitad de lo que inicialmente pedían.
Una de las grandes artífices de que Isabel se haya plegado a pactar es su abogada, Graciela Otondo, quien estaba manteniendo contactos con la Fiscalía Anticorrupción desde finales del año pasado para perfilar este pacto de conformidad. Aunque Isabel se negaba, la defensa de la artista sevillana sabía que, sin pacto, las posibilidades de salir limpia del procedimiento judicial eran mínimas. Habían asumido que intentar convencer al magistrado de que el dinero procedía exclusivamente de su trabajo era una tarea titánica. Jugaban con la opción de que no condenarían a Isabel Pantoja a más de dos años de cárcel, para evitar que fuera a prisión de facto, pero temían la multa. Al solicitar la Fiscalía 3,6 millones de penalización, desde enero habían bloqueado todas las propiedades de Pantoja. Sobre ellas pesaba un embargo preventivo. La casa de La Moraleja, su parte de la finca Cantora y las tierras colindantes, La Pera en Marbella, Fuengirola, todo estaba inmovilizado por orden judicial y recogido en un auto firmado el 9 de diciembre de 2010 por el magistrado Sergio Ruiz, del juzgado de instrucción número 5 de Marbella.
Así pues, lo que parece seguro es que Pantoja no pisará la prisión en ningún caso. La última vez que lo hizo fue en noviembre de 2006, cuando fue a ver a su entonces pareja, Julián Muñoz, a la cárcel de Alhaurín. Era el cumpleaños de la persona que le había marcado la vida. Primero sentimentalmente. Isabel conoció a Julián en 2003, se enamoraron cuando el consistorio de Marbella la contrató para promocionar la ciudad en diversos actos. Aunque Julián estaba casado con la entonces desconocida Maite Zaldívar, eso no fue óbice para que la pareja iniciara una relación sentimental que estalló en la prensa del corazón casi inmediatamente. Una despechada Maite, llevada probablemente por un arranque pasional del que se arrepentirá siempre, habló entonces en la televisión de las bolsas de basura con dinero que escondía Muñoz en su casa. Una pista infalible para los rastreadores de delitos de la expoliada Marbella.
ESTIGMATIZADA
Aquel día en que Pantoja se avino por fin a visitar a Muñoz en la cárcel, la artista todavía no había sido señalada directamente en las corruptelas del ex edil. Fue meses más tarde, en mayo de 2007, cuando Sergio Ruiz ordenó su detención. La imagen de Isabel, que fue llevada a declarar ante el juez desde su casa de Marbella, se inyectó en la sociedad inmediatamente. Pasó una noche en un calabozo y, tras pagar una fianza de 90.000 euros, volvió a casa con el otro tatuaje que le debe a Muñoz: porque mucho más que sentimentalmente, su relación con Julián la ha dejado estigmatizada para siempre.
El juicio, que con ella o sin ella arrancará el 28 de junio, se desarrollará en 48 sesiones hasta el mes de abril de 2013. Un auténtico calvario -la vista oral tendrá señal de televisión- para el que Isabel no está preparada. El fiscal detallará cómo Julián Muñoz se valió de su entorno para distraer tres millones y medio de euros, logrados presuntamente a base de sobornos.
«CONOCEDORAS»
Según la acusación, tanto Pantoja como Zaldívar eran «perfectamente conocedoras del origen ilícito de los fondos y bienes» que recibieron del ex alcalde de Marbella. En el caso de Pantoja, esa distracción se habría llevado a cabo a través de distintas vías. Por un lado la inmobiliaria (por ejemplo, el famoso apartamento de Guadalpín por el que Isabel pagó 353.695 euros a pesar de que en ese momento no tenía un duro en sus cuentas). Por otro, más burdo, a través del llamado pitufeo: Las cuentas de Isabel Pantoja recibieron varios ingresos sucesivos en fracciones de 3.000 euros (una cantidad lo suficientemente pequeña para no ser obligatoria ni la identificación de la procedencia del dinero, ni la de la persona que intenta el depósito) hasta llegar al millón largo de euros en poco tiempo.
«En este momento estamos viviendo un auténtico mercadeo», explica uno de los abogados de los otros siete acusados que, junto a Zaldívar, Muñoz y Pantoja, están citados el 28 de junio. Muchos quieren pactar con la Fiscalía antes de que empiece el que será el juicio más mediático de los últimos años. La decisión es simple: «La alternativa son 15 días de banquillo y espectáculo entre la masa de periodistas y policías o confesar, pagar y evitar el juicio».
Uno de los daños colaterales que puede producir este pacto, si finalmente se concreta, estará en las audiencias de Telecinco. La cadena de Mediaset amparó a Isabel Pantoja bajo su manto protector a finales del año pasado. Lejos de ser un gesto maternal, el canal se frotaba las manos soñando con este verano, ante la perspectiva de un largo juicio protagonizado por tres de las personas que más tiempo han ocupado en sus programas. Telecinco contrató a Pantoja por un millón de euros y le pidió exclusividad, algo que ella rompió en febrero al entrar en el programa Espejo Público de Antena 3, donde habló casi una hora de los pormenores del caso. «La justicia no es igual para todos. A mí me detuvieron y me metieron en un calabozo. No me dieron dos meses para ir a declarar como a Urdangarin», dijo entonces. «Yo no tuve ninguna sociedad con Julián. Yo no he tenido el 50% de ninguna sociedad con él. ¿Por qué a mí sí y a la otra [por la infanta Cristina] no?». Teniendo en cuenta que la Fiscalía y los abogados de Urdangarin han descartado la posibilidad de firmar un pacto de conformidad por la «alarma social» que provocaría, quizá Pantoja haya cambiado de opinión ahora y dé gracias por que la justicia, efectivamente, no sea igual para todos.
EL 'CASO PANTOJA' Y EL 'CASO MALAYA'
LA COINCIDENCIA en el tiempo del juicio del caso Malaya con el del caso Pantoja -como ya se conoce a la pieza separada por blanqueo de capitales- parece inevitable, por más que varios letrados hayan expresado sus protestas dado que tienen trabajo en ambas causas. Algunos de los abogados que representan a los diez acusados por blanqueo también están presentes en Malaya , que no finalizará, como mínimo, hasta agosto. Si no se aplaza el juicio que trata de esquivar Isabel Pantoja -cuyo inicio se ha dispuesto para el 28 de junio- los abogados afectados tendrán que estar presentes en la gran causa de Juan Antonio Roca de lunes a miércoles, dedicando los jueves y viernes a la pieza de blanqueo. Según explica La Opinión de Málaga , se está preparando un escrito conjunto que presentarán las próximas semanas en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Málaga (la encargada de enjuiciar el caso Pantoja ) para intentar que se retrase la fecha del juicio hasta que acabe su matriz. «En junio y julio sólo hay cuatro sesiones de este proceso. ¿Por qué no se suspenden y simplemente se espera a acabar Malaya?», se pregunta un letrado en el citado periódico. «No es factible lo que se nos pide, porque tenemos que preparar los interrogatorios, las cuestiones previas, los informes finales, hay que estudiar para ese caso y para Malaya... y la mayor parte de los letrados formamos parte de pequeños despachos, en los que esas tareas sólo las hace una persona. Por retrasar hasta septiembre el juicio no pasa nada», continúa. Si la Audiencia estima este escrito, en el que no han participado los abogados de Isabel Pantoja, el esperado juicio podría aplazarse.
EL MUNDO LA OTRA CRÓNICA SÁBADO 26 MAYO 2012