Pepe Mujica presidente del Uruguay

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Expandir vista Revisión de tema: Pepe Mujica presidente del Uruguay

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Vie 19 Ene, 2024 5:46 pm


PEPE MUJICA en EXCLUSIVA con C5N - julio 2023

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Sab 02 Dic, 2023 1:55 pm

Que piensan los uruguayos de los argentinos?


Jorge Batlle: "Una manga de ladrones desde el primero hasta el ultimo"



Senador uruguayo: "Argentina está mal porque está lleno de argentinos"

Luis Lacalle Pou presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Dom 19 Dic, 2021 3:21 pm

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Dom 19 Sep, 2021 7:44 pm

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por MELBA » Vie 27 Ago, 2021 5:16 am

SOROS YA HA CUMPLIDO LOS 91 ANOS. SOROS SIEMPRE SE HA REUNIDO CON MUCHOS PRESIDENTES. SI ADMIRO AL PEPE (a veces me he burlado de el) ES PORQUE CUMPLIO SU PALABRA Y 1 VEZ ELECTO PRESIDENTE, SIGUIO VIVIENDO EN SU CHABOLA DEL CAMPO.. DONO PARTE DE SU SALARIO DE PRESIDENTE A CAUSAS BENEFICAS Y NO COMO EL EX-COLETA QUE HABLABA DE LAS MANSIONES DE ''LA CASTA'' Y TAN PRONTO COMO PUDO, SE COMPRO 1 GRAN MASION EN GALAPAGAR.

LOS HOMOSEXUALES LES DEBEN MUCHO DE SU LIBERTAD SEXUAL A LA SENDA GLOBALISTA QUE TAMBIEN REPRESENTA LA SOCIEDAD ABIERTA FUNDADA POR SOROS.

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Vie 27 Ago, 2021 1:39 am

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A expresidente de Uruguay Jose Mujica, masón filosionista, le encanta reunirse con sus amigos judios Rockfeller y Soros

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Luis Lacalle Pou presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Lun 19 Abr, 2021 4:54 pm

:blah

Bla bla bla bla :pinocho:

Uruguay infinitamente mejor que España sin medidas represivas ni confinamientos gracias al gobierno de Luis Lacalle Pou. España un infierno de muertes y ruina exonomica en manos de Perro Sanchez y la rata chepuda de Galapagar :cry:

la sensatez siempre triunfa :bravooo:

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Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por libertad responsable » Lun 19 Abr, 2021 4:40 pm

Libertad y muerte: éxito y fracaso de la estrategia uruguaya frente a la pandemia
17 de abril de 2021 · Escribe Fernando Esponda en Coronavirus

Dicen que el hombre es un bicho de costumbre, y vaya si nos acostumbramos rápido a una situación absolutamente terrible. Lejos quedaron aquellos días de cero casos positivos, hipótesis sobre la inmunidad uruguaya, teorías sobre el mate y la BCG, giras del presidente en medios internacionales, notas de países lejanos ponderando la respuesta uruguaya a la pandemia que nos hinchaban el pecho. Los números que el año pasado asociábamos a casos positivos hoy los asociamos a muertos. Después de una primera ola más pequeña, desde mediados de febrero la pandemia ha arrasado el país, imparable tsunami, y desde ese momento Uruguay no ha dejado de romper récords. Anestesiados, miramos en el informativo las cifras de muertos como quien ve los resultados de la quiniela.

Ajeno a las lecciones de otros países que han atravesado picos de pandemia y han logrado bajarlos (inserte aquí decenas de países posibles) con medidas para disminuir la movilidad (inserte aquí decenas de medidas posibles), despreciando los planteos del Frente Amplio, la Convención del Partido Colorado, legisladores de su coalición de gobierno, intendentes de su partido, su ministro de Salud Pública, la Universidad de la República, el Sindicato Médico del Uruguay, las sociedades médicas (inserte aquí decenas de sociedades médicas), descartando las recomendaciones del grupo de científicos que él mismo creó para asesorarlo, el presidente de Uruguay se mantiene firme en su estrategia basada en la “libertad responsable”.

Si 2020 fue un año signado por la ausencia del Estado para paliar la crisis económica generada por la pandemia, 2021 –y en particular este abril no blindado– se encuentra marcado por la ausencia del Estado para frenar al virus. Algunos verán un quiebre entre un año y otro, pero no lo es. Es una continuidad, la prolongación de una política, la radicalización de una ideología, la consagración de una forma particular de concebir una de las palabras más bellas del diccionario: la libertad.

Foto del artículo 'Libertad y muerte: éxito y fracaso de la estrategia uruguaya frente a la pandemia'
Una desgracia: la muerte
Estamos viviendo el peor pico de la pandemia de covid-19 en Uruguay. Muy pocos países del mundo han tenido una situación tan grave como la que vive hoy el nuestro.

Si observamos los casos de covid-19, el promedio de casos diarios de la última semana ha sido superior a 3.000 personas, lo que nos ubica en el primer lugar en el mundo.1 Hace ya dos semanas que nos mantenemos en el primer lugar mundial en esta categoría. Sólo cinco países han registrado olas de casos de covid-19 tan altas como la uruguaya en toda la pandemia: Bélgica, Irlanda, Portugal, República Checa y Estonia.2

En cuanto a personas que están en CTI, el aumento de camas disponibles no ha podido evitar el colapso del sistema. Más de 500 personas se encuentran hoy en CTI con covid-19. En términos internacionales, los datos disponibles para Europa muestran que, con excepción de República Checa, ningún país europeo en ningún momento de la pandemia tuvo tantas personas en CTI como Uruguay hoy.3

En relación con los fallecimientos diarios, luego de superar el lunes a Brasil, Uruguay se encuentra y mantiene en primer lugar en América Latina. En el ranking mundial de fallecimientos, hace dos meses estábamos en el lugar 70; hace un mes en el lugar 46; hace dos semanas en el lugar 17; hoy estamos en el top 3. Hoy sólo existen dos países donde mueren más personas por covid-19 que en Uruguay: Hungría y Bosnia Herzegovina.

Una causa: la política económica
Mucho se ha escrito y dicho ya sobre la política económica de Uruguay durante 2020, y no será el centro de este artículo. Informes nacionales, internacionales, de la academia, de organismos multilaterales, la Universidad de la República, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el Fondo Monetario Internacional, el que usted quiera, todos, absolutamente todos, dicen lo mismo: Uruguay fue el país, por lejos, que menos recursos destinó a combatir la crisis económica generada por la pandemia. El que menos invirtió para frenar el aumento de la pobreza. Todos los demás, más o menos liberales, más o menos socialistas, con más o menos recursos, más grandes, más chicos, con más calor, con más frío, hicieron un esfuerzo fiscal mayor para proteger a sus ciudadanos y su economía.

Foto del artículo 'Libertad y muerte: éxito y fracaso de la estrategia uruguaya frente a la pandemia'
En 2021 la historia se repite. El gobierno no está dispuesto a destinar recursos, en este caso para colaborar en la reducción de la movilidad. El presidente insiste con que no se puede, ubicando a Uruguay nuevamente en una posición extrema a nivel mundial. Sin embargo, hay una diferencia importante con respecto a 2020: la pandemia ahora sí ha cobrado vuelo desde el punto de vista sanitario. Vuelo histórico y mundial.

¿Desde qué lugar se sostiene aún la negativa de la política económica y la política sanitaria? Desde una épica: la libertad responsable.

Una épica: la libertad
Más allá de lo más o menos de acuerdo que uno pueda estar con las diferentes políticas desplegadas por el actual gobierno, independientemente de considerar si son mejores o peores, se puede identificar un hilo conductor que las sostiene retóricamente. Los gobiernos buscan estructurar sus medidas de política en torno a un relato: si la izquierda fundó la épica de sus gobiernos en la equidad, la derecha lo funda en la libertad.

“Dentro de cinco años, podrán evaluar los uruguayos nuestro desempeño. Estamos convencidos de que si al final del período los uruguayos son más libres, habremos hecho bien las cosas; de lo contrario, habremos fallado en lo esencial”.4 La libertad es la épica del gobierno.

“Estamos incorporando mayor libertad en la ley de inclusión financiera para darles opciones a las personas”.5 La libertad financiera es la épica de la modificación de controles de lavado de activos y evasión tributaria.

“En la medida en que tenés que garantizar la libertad del trabajador no huelguista y el acceso del empresario a la conducción de la empresa, la ocupación viola ese derecho”.6 La libertad de trabajo de los no huelguistas es la épica de la limitación del derecho de huelga.

Foto del artículo 'Libertad y muerte: éxito y fracaso de la estrategia uruguaya frente a la pandemia'
“La obligatoriedad cede ante el principio de libertad de los padres”.7 La libertad de los padres es la épica de la suspensión de la educación.

“El presente Presupuesto Nacional, así como el plan general de la presente administración, tiene como uno de sus objetivos fundamentales generar mayores espacios de libertad a los uruguayos”.8 La libertad de los uruguayos es la épica del ajuste fiscal.

Ha pasado ya un mes desde que el presidente anunció en una conferencia de prensa, el 16 de marzo, las últimas medidas para enfrentar la pandemia. Luego de la pregunta de un periodista sobre si no deberían tomarse más medidas, el presidente sentenció: “Ya todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y maneja sus propias perillas”.9 La libertad responsable es la épica del retiro del Estado frente al avance de la pandemia.

La situación en ese momento era la siguiente: 1.309 nuevos casos positivos, 143 personas en CTI y 15 fallecimientos diarios. El jueves pasado (último dato disponible al escribir este artículo) se informaron 4.412 nuevos casos positivos, 523 personas en CTI y 79 fallecimientos diarios.

Una salvación: la vacunación
La vacunación viene a buen ritmo en Uruguay. La gestión, encabezada por el secretario de Presidencia, aunque tardía, resultó exitosa en cantidad de dosis y cronograma de administración. Uruguay cuenta con casi 30% de su población con al menos una dosis de vacuna, ubicándose en el top 10 de los países con mayor avance de la vacunación (en países con más de 500.000 habitantes).

Varios intendentes han tomado medidas locales para disminuir la movilidad en sus departamentos. Son los casos de Paysandú, Artigas, Río Negro, San José, Salto y Rocha.

Los casos positivos eventualmente bajarán, los CTI se descongestionarán, las muertes por covid-19 cesarán. Volveremos a salir, a ir la escuela, a compartir el mate.

A fin de año se harán resúmenes de la pandemia en Uruguay. Algunos recordarán la gestión del gobierno del año pasado, ponderarán la vacunación, hablarán en términos acumulados en donde quizá (y ojalá) no estaremos en un mal lugar, dada la buena performance del país durante 2020. Y todo esto será parte de la verdad.

Pero este artículo se escribe a mediados de abril de 2021, en la angustia del pico máximo de la pandemia uruguaya, en una de las olas más grandes del mundo. En un momento en que el mundo ve sorprendido cómo un país pequeño al sur del sur, que fue ejemplo en 2020, se desbarranca sin que su presidente decida tomar ninguna medida adicional en el peor mes de la pandemia mientras su país se ubica vertiginosamente en los primeros lugares de los rankings mundiales de casos positivos, personas en CTI y fallecimientos por covid-19. Un país en el que el aparato comunicacional insiste en convencer a sus ciudadanos de que todo esto es culpa de ellos y sólo de ellos. Porque por supuesto que resulta irritante ver que algunas personas no respetan las indicaciones sanitarias, es cierto. En todos los países se ha puesto énfasis en lo clave que resulta el comportamiento individual para combatir la pandemia; en ninguno se lo ha usado como excusa para justificar la inacción estatal.

No es intención de este artículo buscar culpables. No sirve para nada, no hace retroceder el tiempo. Tampoco plantear que la situación actual fue premeditada: según su leal saber y entender, el presidente optó por un camino pensando que era el mejor para el país. Menos aún ir en contra de un necesario espíritu de unidad nacional que nos ayude a salir de la pandemia. Pero sí es importante, es fundamental, identificar cuáles políticas han servido, cuáles no, y cuáles han servido en un momento y no en otro. Los números hablan: la libertad responsable funcionó en 2020, y fracasó mortalmente en 2021.

Y esto es importante no sólo para evaluar el manejo de la pandemia, sino también el trasfondo ideológico y la retórica de otras políticas gubernamentales. Y su evaluación. En su discurso inaugural el presidente pidió que, al terminar su mandato, se lo evaluara atendiendo “si al final del período los uruguayos son más libres”. Es una buena consigna. Pero si la métrica de esta expansión de la libertad es esta libertad responsable, que no es ya sólo la libertad de mercado, o sólo la libertad individual formal, o sólo la libertad negativa, sino que se convierte en la libertad de los ciudadanos de enfrentar el mayor desafío sanitario de los últimos 100 años con un Estado que sólo observa, entonces estamos frente a una métrica espantosa de libertad. Un extremo que ni siquiera le hace honor al liberalismo como ideología política, filosófica y económica.

Si esta es la libertad que se propone, y es esta la libertad que se expande, entonces no se habrán “hecho bien las cosas” y se habrá “fallado en lo esencial”.

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Lun 19 Abr, 2021 4:04 pm

ya .... las vacunas comunistas , rusas y chinas (que no valen para nada, ejemplo: chile)
las vacunas que quiere ayuso para los madrileños .... al igual que los liberales uruguayos ... habrán pagado a céntimo la vacuna .... que querés que te diga ... una mierda pinchada en un palo, es lo que les dan.
PD: los reconvertidos al comunismo son los peores y eso que todavía no tenemos los chiss incorporados.

Luis Lacalle Pou presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Lun 19 Abr, 2021 12:05 pm

Punta del Este marzo de 2021. Casi nadie lleva mascarilla y estan mil veces mejor que España




Las muertes se han disparado despues de las vacunaciones :shock:

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Lun 12 Abr, 2021 10:25 pm

pues si uruguay descubre sus limites que decir que españa con Perro Sanchez y la rata chepuda comunista de Galapahgar .... :loker .... el peor pais de europa y en el medallero de peores gestiones del mundo .... MASMARRASHO :pinocho:

Luis Lacalle Pou presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Lun 12 Abr, 2021 9:55 pm

Invitado escribió:Un gran presidente. Si gobernaran los rogelios estarian confinados como en Argentina o España con miles de muertos y arruinados.





CORONAVIRUS

Uruguay descubre los límites de su estrategia liberal frente al virus

En 2020, Uruguay fue ejemplo mundial de la gestión de la pandemia. Pero el país, donde viven poco más de 3,5 millones de personas, está a la cabeza en el mundo en cantidad de casos de COVID-19 por millón de habitantes. Pero el presidente Luis Lacalle Pou sigue apostando por la "libertad responsable"
Mapa — Uruguay es el segundo país del mundo con mayor tasa de incidencia: consulta los datos de todo el mundo



Uruguay lidera la lista de países con más casos de Covid por millón de habitantes

Durante largos meses del año pasado, Uruguay –su Gobierno, su presidente- dio lecciones al mundo de buen manejo de la crisis de la COVID-19. Mientras el planeta rebosaba de casos y los vecinos del barrio –sobre todo los dos gigantes– estallaban por todas sus costuras, el pequeño país latinoamericano exhibía cifras suficientemente buenas como para que fuera portada de medios extranjeros por su excepcionalidad. En junio, cuando el 'cero casos' de COVID se repitió dos días consecutivos, el Gobierno estuvo a punto de declarar al virus derrotado y la gente estuvo a punto de salir a las calles a festejar un nuevo 'maracanazo', una nueva victoria imposible del enano modélico.


Pero Uruguay está actualmente, en números relativos, mucho peor que Argentina, mucho peor que Chile, que Ecuador, que Perú, que Paraguay, y hasta peor que el Brasil de Jair Bolsonaro, que vive sus momentos más duros de la crisis. Con 837 casos al día por cada millón de habitantes, según datos del portal Our World in Data de la semana pasada, Uruguay superó a Brasil en tasa diaria de contagios y se ubica entre los países en los que el virus crece más a escala mundial. Tomando como referencia la tasa de incidencia a 14 días, la empleada habitualmente en España –que roza ahora los 200 casos en nuestro país–, la de Uruguay es de 1.359 casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas, según datos de la Universidad Johns Hopkins.




El 7 de abril, el Sistema Nacional de Emergencias dio cuenta de casi 4.000 casos nuevos y al día siguiente de unos 3.700, una gran número para un país de poco más de 3,5 millones de habitantes. Ya había sido un shock cuando un par de semanas antes se había pasado la frontera de los 2.000. Al 31 de octubre de 2020, el promedio de contagios cada 24 horas apenas superaba la treintena. Cinco meses después, se centuplicó.

Las muertes, que continúan siendo proporcionalmente más bajas que en el resto de la región, siguen el mismo derrotero alcista: en los siete primeros días de abril murieron con COVID más uruguayos que en todo 2020. De los cerca de 1.300 fallecimientos que el país registra desde el 13 de marzo del año pasado, inicio oficial de la pandemia, unos 300 se produjeron en la primera semana de este mes, más de 40 por día; el total de fallecidos entre marzo y diciembre de 2020 había sido de 180, una media apenas superior a uno por día.

Hoy las unidades de cuidados intensivos están al borde de la saturación. La Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva advirtió la semana pasada que, de seguir a este ritmo, es cuestión de días que los médicos tengan que elegir a quién intentar salvar y a quién no y que los fármacos para tratar a esos enfermos críticos se acaben.

“Volviendo de 30 horas de laburo. Ya se ve la exigencia del sistema al límite. (…) Estamos haciendo magia para no limitar los pacientes en la emergencia”, escribió en Twitter el médico internista Federico Rivero.


Y aunque aún se está lejos de escenas dantescas como las de Manaos (Brasil), si la cosa no se frena se va hacia allí, dicen dirigentes del Sindicato Médico. Algo impensable apenas unos meses atrás, cuando el autobombo era la regla y parecía que la pandemia regatearía elegantemente a Uruguay.

En el lado positivo de la balanza está el porcentaje alto de vacunación: algo menos del 25% de la población ha recibido una primera dosis de alguno de los dos inmunizantes utilizados (Sinovac y Pfizer), la proporción más alta en América del Sur después de Chile. Pero a este ritmo de crecimiento de los contagios, con la expansión de la virulenta variante brasileña P1 por todo el país y a falta de medidas fuertes de restricción de la movilidad –por opción expresa del Gobierno– “es muy difícil que la vacuna le gane la carrera a la COVID-19”, dijo el jueves pasado el director del Instituto Pasteur de Montevideo, Carlos Battyány.

Apuesta por la "libertad responsable"
Tanto el Sindicato Médico como las sociedades de especialistas de diversas disciplinas y el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), una instancia de científicos de alto nivel creada por el propio Ejecutivo al comienzo de la pandemia, han pedido al presidente Luis Lacalle Pou que restrinja la movilidad en mucho mayor grado que lo que se ha venido haciendo hasta ahora y que compense económicamente y de manera adecuada a las poblaciones afectadas. Pero Lacalle Pou se niega a lo uno y a lo otro. Su apuesta fue, es y seguirá siendo, dijo, a la “libertad responsable” de los uruguayos.

“Sugiero cambiar la idea de libertad responsable por ser responsables de la libertad”, ha planteado Gonzalo Moratorio, director del Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Instituto Pasteur de Montevideo y único científico latinoamericano destacado entre los mejores del mundo por la revista Nature en 2020.


En un tuit del 6 de abril, Moratorio instó al gobierno a actuar. “Solo ayudando al proceso de vacunación con mayor restricción de movilidad podemos volver a conseguir la libertad que añoramos”, escribió.

Lacalle Pou, de derecha, suele decir que no se gestiona con criterios ideológicos, que quienes tienen “cegueras” de ese tipo están en la acera de enfrente y que él ha aprendido que aquello de derechas e izquierdas es cosa del pasado y que el suyo es un gobierno pragmático.

A falta de liderazgos regionales más sólidos, el presidente uruguayo se ha ido convirtiendo en referente de las derechas liberales de esta parte del continente. En gran parte debido al brillo que sacó en su momento a los números pandémicos, cuando en época de vacas gordas convocaba ruedas de prensa diarias en las que coqueteaba con los periodistas, cacareaba sobre la excepcionalidad uruguaya, se mostraba surfeando en alguna playa y le gustaba de exhibir su sintonía de entonces con los científicos del GACH.

En el momento inicial de la crisis, el Gobierno decidió algunas restricciones (suspensión de las clases presenciales, de espectáculos públicos de todo tipo, cierre de centros comerciales, limitación del transporte, pasaje al teletrabajo en el Estado), pero los uruguayos fueron más allá de esas medidas y todos los que pudieron se autoconfinaron. Durante mes y medio no había un alma en las calles.

Ese autoencierro, explican los científicos –con el GACH a la cabeza– fue el que permitió que Uruguay contuviera el avance del virus. Hoy el Gobierno se niega a ir por ese camino y felicita al GACH por su "abnegada tarea" pero no lo escucha: la economía no da, dice. Los movimientos sociales y la oposición política defienden que sí se puede, y argumentan que el país tiene reservas monetarias sobreabundantes en el extranjero y acceso relativamente barato a créditos contingentes. (El tono más duro proviene, como muy a menudo, del movimiento social. El Frente Amplio, que gobernó entre 2005 y 2020, juega a la oposición responsable y modera sus respuestas. A veces se hace inaudible).


Al inicio de la pandemia, los uruguayos se autoconfinaron y había muy poca gente en las calles Télam
El éxito no podía durar apostando todo a la responsabilidad individual. Las medidas de acompañamiento en favor de los sectores más afectados por el cierre de actividades fueron tan débiles que hacia mediados del año pasado la CEPAL ubicó a Uruguay como el país latinoamericano que menor inversión social había realizado para combatir los efectos de la pandemia, menos del 4% de su PIB.

Ortodoxamente preocupado por la reducción del déficit fiscal, el Gobierno mantuvo durante la crisis los mismos postulados liberales que inspiraron a los partidos de extrema derecha, derecha y centro que integran la coalición ganadora de las elecciones de 2019. Las escasísimas ayudas que recibieron algunas categorías de trabajadores durante estos meses fueron compensadas por recortes del 15% en el gasto público, fundamentalmente en el área social.

De no haber sido por las protestas de los científicos, que esta vez encontraron eco masivo, la inversión en ciencia y tecnología también habría sido talada en momentos en que médicos, virólogos, intensivistas y enfermeros están en la primera línea de combate y los laboratorios de la vapuleada universidad estatal han sido capaces de crear e instrumentar test de rastreo del virus o concebir y fabricar respiradores.

Hambre y pobreza
Por otro lado, el Ejecutivo aumentó los impuestos y las tarifas públicas, y no hizo nada para detener los desalojos, que han ido creciendo conforme la crisis fue aumentando. La central sindical única PIT-CNT y organizaciones sociales y políticas plantearon un ingreso mínimo de emergencia para los más vulnerables que hubiera significado apenas unos 500 millones de dólares de gasto.

"No podemos pagarlo", respondió el gobierno. Y barrió en paralelo de un plumazo cualquier imposición al capital privado. Son los empresarios los que “"nos sacarán de la crisis cuando termine la pandemia", afirmó Lacalle Pou el año pasado y repitió hace un par de semanas. El presidente del PIT-CNT Fernando Pereira dice que ni el Fondo Monetario Internacional, que ha propuesto medidas contracíclicas y financiar cierres de actividades no esenciales con un aumento sustantivo del gasto social, tiene una postura tan ortodoxa. Y eso, a su juicio, es una señal de que algo anda muy mal.

El Gobierno espera. Espera, por ejemplo, a que avance la vacunación. Pero el hambre y la miseria también avanzan. En un año, el número de pobres aumentó en más de 100.000. Y están a merced de la gente. Si los nuevos y viejos pobres pueden comer es más gracias a las 700 "ollas populares" que pululan por todo el país, surtidas por los propios vecinos y organizaciones sociales, que a las ayudas del Estado.

En los barrios del oeste de Montevideo, una Coordinadora Popular y Solidaria (CPS) engloba a unas 14 redes de ollas y merenderos. "Estamos viendo escenas muy similares a las que tanto impactaron en la crisis del 2001-2002", dice a elDiarioAR Brenda Bogliaccini, integrante de la coordinadora. "Hay hambre como entonces, y un Estado ausente como entonces. Junto con la emergencia sanitaria está instalada una emergencia social menos visible pero muy presente".

En el Cerro, un tradicional barrio obrero de Montevideo que se fue empobreciendo a medida que Uruguay se fue vaciando de industrias, funciona, entre otras, la olla de El Tobogán. Lita, una de sus animadoras, apunta: "30 kilos de arroz y la olla de 90 litros de estofado de lentejas y no nos dio. No nos dio. Cada día vienen más vecinos".

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por pitoniso » Lun 12 Abr, 2021 8:30 pm

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Mar 05 Ene, 2021 6:20 pm

Pedirle a Ayuso que no privatice Madrid, es como pedirle a Abascal que trabaje.

Pepe Mujica presidente del Uruguay

Mensaje por Invitado » Mar 05 Ene, 2021 5:13 pm

ya ..... todo el mundo vacunándose menos madrid y uruguay ..... a madrid no le da la gana de vacunar (para hacer negocio por lo privado) y a uruguay .... se la suda, todavía están pensando que vacuna van comprar.
pena de gente

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