Por primera vez desde la muerte de Franco se cuestiona la Monarquía en España
Días atrás, S.M. el Rey de España recibía en Audiencia a la plana mayor de la patronal madrileña CEIM, donde preside el ínclito
Gerardo Díaz Ferrán y manda
Fernando Fernández-Tapias. Días antes de la boda de su heredero, el Rey departió durante cerca de 30 minutos con las cúpula de CEIM. Pues bien, ante el estupor de los presentes, el Rey de España no hizo mención alguna, ni en serio ni en broma, a la ceremonia del próximo sábado. Precisamente ante un
Gerardo Díaz, que mantiene una fluida relación con la Casa Real desde tiempo atrás. Alguien sentenció: “
No parece que al Rey le haga mucha ilusión la boda de su hijo”.
En la noche del miércoles
Felipe de Borbón y
Letizia Ortiz acudían a cenar a la casa de
Juancho Entrecanales, en la lujosa urbanización, ubicada en puro centro de Madrid, de El Viso.
Felipe de Borbón siempre se ha entendido mejor con
Juan Entrecanales y su hijo Juancho, que con
José María Entrecanales y su hijo
José Manuel, quien, en principio, va a convertirse en el nuevo mandamás de todo el entramado. Y la cena tiene su enjundia, porque otra hermana,
Inés Entrecanales, igualmente accionista de este megagrupo constructor, está casada con
Pelayo Primo de Rivera, hijo de
Miguel Primo de Rivera, el amigo íntimo del Rey de España… que no ha sido invitado a la boda.
Fue en casa de
Miguel Primo de Rivera, en pleno Paseo de la Castellana, donde, al regreso de una cacería,
Juan Carlos I se confesó, el mismo día en que se hacía público el compromiso del
Príncipe Felipe con
Letizia Ortiz. En aquel entonces,
Hispanidad publicó que la frase fue “
Mi hijo se va a cargar la Monarquía”. La verdad es que el monarca estaba tan enfadado que sus palabras reales fueron: “
Este cabrón se carga la Monarquía”.
Es más, semanas después, y ante las quejas del Príncipe heredero, el Rey de España se vio obligado a pedirle a
Miguel Primo de Rivera que hablara con sus hijos. Más en concreto con
Pelayo, a quien, en pocas palabras, doña
Letizia le cae un poco gordo (como a otras muchas amistades del Rey y del Príncipe, dicho sea de paso). Amigos de don
Felipe la llaman
la periodista (calificativo con la que expresan la acepción que la alta sociedad española tiene de los periodistas: los que se creen que saben de todo y no saben de nada). El caso es que
Pelayo se había propasado y el Rey le pidió a su amigo que reconviniera su hijo.
Miguel Primo de Rivera le respondió: “Señor, lo haré, pero como usted sabe mejor que nadie, a partir de ciertas edades los hijos no hacen caso de sus padres”. Pues bien, los
Primo de Rivera no han sido invitados a la boda.
1.400 invitados son muy pocos invitados para la boda del Príncipe de Asturias. Sin embargo, los Reyes no han querido ampliar un aforo a todas luces insuficiente. No, no parece que el Rey esté entusiasmado con la boda de su hijo. Es más, que amigos suyos muy queridos, como
Jaime Carvajal, no hayan sido invitados, no se acaba de entender. Amigos con una saga de tres generaciones al servicio de la Corona (
Alfonso XIII, Juan de Borbón y el propio
Juan Carlos) han quedado fuera de las invitaciones. Muchos de ellos se han dado de baja de la Monarquía y empiezan a poner tierra por medio. Otros manifiestan que su monarquismo llega hasta don
Juan Carlos. Esta será la boda de
Felipe VI, pero no de
Juan Carlos I.
Al tiempo, el
Príncipe Felipe no colabora para darle la vuelta a este estilo de cosas. Un detalle: fue la periodista
Pilar Urbano, verdadero sostén de la causa monárquica, quien dio a entender que el Príncipe había colocado a sus padres ante un hecho consumado: O aceptaban a
Letizia o tiraba la toalla. Lo cual, dicho de paso, es rotundamente cierto. Sin embargo, el pasado domingo 16, con una ristra de enrevesados matices, retorcidos como una viruta,
Pilar Urbano, nada menos que desde las páginas de
El País, decidía desmentir la historia. Es decir, el Príncipe no sólo insiste, sino que no está dispuesto a aceptar consejo alguno.
Mientras tanto, otros valedores de la causa monárquica, recuerdan que el estilo
Letizia (“
Letizia la ficticia” es otro de su apodos más habituales) puede causar serios contratiempos a la Monarquía. Otro detalle: en el programa de
Radio Intercontinental del jueves 20, Mundo Noticias, que dirige
Carlos Peñaloza, era entrevistada la peluquera
Gloria Delgado (propietaria de la cadena de peluquerías de lujo
Aguilar Delgado). Delgado, con exquisita ingenuidad, aclaró que tuvo que viajar a Dinamarca para arreglar el peinado de
Letizia Ortiz, que quería ir bien guapa a la boda de
Federico De Dinamarca y la australiana
Mary Donaldson. Lo caro que va a salir el peinado de doña
Letizia. Como afirma un historiador que escuchaba el programa, eso no lo hacía ni
Eugenia de Montijo, ni
Sissi Emperatriz, oiga. Una fruslería, si se quiere, pero que colabora a una idea que ha calado, no sólo entre la opinión publicada española, sino también entre la opinión pública:
Juan Carlos I se ganó el Trono, pero el futuro
Felipe VI se comporta como quien considera que no necesita ganárselo. Eso sí, sin renunciar a uno solo de sus privilegios.
Demasiados contratiempos que parecen abocar a un proceso novedoso en España desde la muerte de
Franco. La causa monárquica languidece. Por vez primera, los
Borbones son cuestionados hasta por los propios monárquicos.
http://www.hispanidad.tv/noticia.aspx?ID=1452Citas celebres:
"Me preocupa que en España no haya apenas monárquicos, sino juancarlistas". (Juan Carlos I).
"Este cabrón se carga la monarquía" (Juan Carlos I sobre su hijo Felipe).
"Una reina no debe tener pasado, porque el pasado siempre se hace presente". (Juan de Borbón).
"Todo está atado y bien atado". (Francisco Franco).
"No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia". (Juan Carlos I).
Si cualquiera puede ser reina, ¿por qué cualquiera no puede ser rey? (Anónimo).
El único privilegio que no tiene un rey es el de ser como los demás. (Anónimo).
[color=red][b][size=200]Por primera vez desde la muerte de Franco se cuestiona la Monarquía en España [/size]
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Días atrás, S.M. el Rey de España recibía en Audiencia a la plana mayor de la patronal madrileña CEIM, donde preside el ínclito [b]Gerardo Díaz Ferrán[/b] y manda [b]Fernando Fernández-Tapias[/b]. Días antes de la boda de su heredero, el Rey departió durante cerca de 30 minutos con las cúpula de CEIM. Pues bien, ante el estupor de los presentes, el Rey de España no hizo mención alguna, ni en serio ni en broma, a la ceremonia del próximo sábado. Precisamente ante un [b]Gerardo Díaz[/b], que mantiene una fluida relación con la Casa Real desde tiempo atrás. Alguien sentenció: “[i]No parece que al Rey le haga mucha ilusión la boda de su hijo[/i]”.
En la noche del miércoles [b]Felipe de Borbón[/b] y [b]Letizia Ortiz [/b]acudían a cenar a la casa de [b]Juancho Entrecanales[/b], en la lujosa urbanización, ubicada en puro centro de Madrid, de El Viso. [b]Felipe de Borbón[/b] siempre se ha entendido mejor con [b]Juan Entrecanales[/b] y su hijo Juancho, que con [b]José María Entrecanales[/b] y su hijo [b]José Manuel[/b], quien, en principio, va a convertirse en el nuevo mandamás de todo el entramado. Y la cena tiene su enjundia, porque otra hermana, [b]Inés Entrecanales[/b], igualmente accionista de este megagrupo constructor, está casada con [b]Pelayo Primo de Rivera[/b], hijo de [b]Miguel Primo de Rivera[/b], el amigo íntimo del Rey de España… que no ha sido invitado a la boda.
Fue en casa de [b]Miguel Primo de Rivera[/b], en pleno Paseo de la Castellana, donde, al regreso de una cacería, [b]Juan Carlos I[/b] se confesó, el mismo día en que se hacía público el compromiso del [b]Príncipe Felipe[/b] con [b]Letizia Ortiz[/b]. En aquel entonces, [b]Hispanidad[/b] publicó que la frase fue “[i]Mi hijo se va a cargar la Monarquía[/i]”. La verdad es que el monarca estaba tan enfadado que sus palabras reales fueron: “[i]Este cabrón se carga la Monarquía[/i]”.
Es más, semanas después, y ante las quejas del Príncipe heredero, el Rey de España se vio obligado a pedirle a [b]Miguel Primo de Rivera[/b] que hablara con sus hijos. Más en concreto con [b]Pelayo[/b], a quien, en pocas palabras, doña [b]Letizia[/b] le cae un poco gordo (como a otras muchas amistades del Rey y del Príncipe, dicho sea de paso). Amigos de don [b]Felipe[/b] la llaman [b]la periodista[/b] (calificativo con la que expresan la acepción que la alta sociedad española tiene de los periodistas: los que se creen que saben de todo y no saben de nada). El caso es que [b]Pelayo[/b] se había propasado y el Rey le pidió a su amigo que reconviniera su hijo. [b]Miguel Primo de Rivera[/b] le respondió: “Señor, lo haré, pero como usted sabe mejor que nadie, a partir de ciertas edades los hijos no hacen caso de sus padres”. Pues bien, los [b]Primo de Rivera[/b] no han sido invitados a la boda.
1.400 invitados son muy pocos invitados para la boda del Príncipe de Asturias. Sin embargo, los Reyes no han querido ampliar un aforo a todas luces insuficiente. No, no parece que el Rey esté entusiasmado con la boda de su hijo. Es más, que amigos suyos muy queridos, como [b]Jaime Carvajal[/b], no hayan sido invitados, no se acaba de entender. Amigos con una saga de tres generaciones al servicio de la Corona ([b]Alfonso XIII, Juan de Borbón[/b] y el propio [b]Juan Carlos[/b]) han quedado fuera de las invitaciones. Muchos de ellos se han dado de baja de la Monarquía y empiezan a poner tierra por medio. Otros manifiestan que su monarquismo llega hasta don [b]Juan Carlos[/b]. Esta será la boda de [b]Felipe VI[/b], pero no de [b]Juan Carlos I[/b].
Al tiempo, el [b]Príncipe Felipe[/b] no colabora para darle la vuelta a este estilo de cosas. Un detalle: fue la periodista [b]Pilar Urbano[/b], verdadero sostén de la causa monárquica, quien dio a entender que el Príncipe había colocado a sus padres ante un hecho consumado: O aceptaban a [b]Letizia[/b] o tiraba la toalla. Lo cual, dicho de paso, es rotundamente cierto. Sin embargo, el pasado domingo 16, con una ristra de enrevesados matices, retorcidos como una viruta, [b]Pilar Urbano[/b], nada menos que desde las páginas de [b]El País[/b], decidía desmentir la historia. Es decir, el Príncipe no sólo insiste, sino que no está dispuesto a aceptar consejo alguno.
Mientras tanto, otros valedores de la causa monárquica, recuerdan que el estilo [b]Letizia[/b] (“[b]Letizia la ficticia[/b]” es otro de su apodos más habituales) puede causar serios contratiempos a la Monarquía. Otro detalle: en el programa de [b]Radio Intercontinental[/b] del jueves 20, Mundo Noticias, que dirige [b]Carlos Peñaloza[/b], era entrevistada la peluquera [b]Gloria Delgado[/b] (propietaria de la cadena de peluquerías de lujo [b]Aguilar Delgado[/b]). Delgado, con exquisita ingenuidad, aclaró que tuvo que viajar a Dinamarca para arreglar el peinado de [b]Letizia Ortiz[/b], que quería ir bien guapa a la boda de [b]Federico De Dinamarca[/b] y la australiana [b]Mary Donaldson[/b]. Lo caro que va a salir el peinado de doña [b]Letizia[/b]. Como afirma un historiador que escuchaba el programa, eso no lo hacía ni [b]Eugenia de Montijo[/b], ni [b]Sissi Emperatriz[/b], oiga. Una fruslería, si se quiere, pero que colabora a una idea que ha calado, no sólo entre la opinión publicada española, sino también entre la opinión pública: [b]Juan Carlos I[/b] se ganó el Trono, pero el futuro [b]Felipe VI[/b] se comporta como quien considera que no necesita ganárselo. Eso sí, sin renunciar a uno solo de sus privilegios.
Demasiados contratiempos que parecen abocar a un proceso novedoso en España desde la muerte de [b]Franco[/b]. La causa monárquica languidece. Por vez primera, los [b]Borbones[/b] son cuestionados hasta por los propios monárquicos.
http://www.hispanidad.tv/noticia.aspx?ID=1452
Citas celebres:
[b]"Me preocupa que en España no haya apenas monárquicos, sino juancarlistas".[/b] (Juan Carlos I).
[b]"Este cabrón se carga la monarquía" [/b](Juan Carlos I sobre su hijo Felipe).
[b]"Una reina no debe tener pasado, porque el pasado siempre se hace presente". [/b](Juan de Borbón).
[b]"Todo está atado y bien atado".[/b] (Francisco Franco).
[b]"No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia".[/b] (Juan Carlos I).
[b]Si cualquiera puede ser reina, ¿por qué cualquiera no puede ser rey?[/b] (Anónimo).
[b]El único privilegio que no tiene un rey es el de ser como los demás. [/b](Anónimo).